Nueva película cuenta la historia de George Van Tassel y su «Integratron» inspirado en los ovnis
En la década de 1950, el desierto de Mojave era la meca para los creyentes en los visitantes extraterrestres.
The Integratron en Landers, California. (Jessie Eastland/Wikipedia)
Por Greg Eghigian
AIRSPACEMAG.COM
14 de junio de 2018
¿Estamos presenciando una renovación del interés en los objetos voladores no identificados? Las recientes revelaciones sobre un proyecto secreto del Departamento de Defensa para el estudio de los ovnis siguen atrayendo la atención de los medios, mientras que los informes de avistamientos inusuales de aviones aparecen regularmente en las noticias.
No obstante, hoy en día no son tan comunes las historias de personas que afirman haber tenido contacto con extraterrestres. En su nuevo documental, Calling All Earthlings, el cineasta Jonathan Berman echó un vistazo a uno de los «contactados» más famosos, George Van Tassel. La película capta un aspecto de la creencia ovni que a menudo escapa a los forasteros escépticos: que no era tanto la ansiedad por los visitantes extraterrestres como el entusiasmo y la esperanza lo que atraía a los creyentes a la idea del contacto extraterrestre.
Comenzando en 1927 como mecánico de aeroplanos recién salido de la escuela secundaria, Van Tassel tuvo una larga carrera en aviación, primero con Douglas Aircraft, luego con Hughes y Lockheed. En Hughes estuvo involucrado en pruebas de vuelo cerca de Barstow, California, donde se sintió atraído por el «aire limpio, las noches tranquilas intensas y la vida al aire libre en el desierto».
Fue allí donde Van Tassel conoció a un excéntrico alemán-estadounidense con el nombre de Frank Critzer, quien había construido una «casa cueva» desde un punto de referencia natural conocido como Giant Rock en el desierto de Mojave, cerca de Landers, California. Critzer fue investigado por el gobierno en los primeros días de la Segunda Guerra Mundial por razones que no están del todo claras, pero muy probablemente involucró el uso de dinamita. Cuando la policía local llegó a Giant Rock para interrogarlo en julio de 1942, Critzer desencadenó una explosión que resultó en su propia muerte.
Después de la guerra, Van Tassel compró la tierra alrededor de Giant Rock y se mudó allí con su esposa Dorris y sus tres hijas. Además de operar un pequeño aeropuerto, comenzó a realizar lecturas de meditación para grupos de 25 a 45 personas, y por primera vez informó haber escuchado voces incorpóreas.
Luego, comenzando en 1952, Van Tassel afirmó que comenzó a tener encuentros con astronautas. Al principio, dijo, estos seres emitieron advertencias de una destrucción inminente junto con mensajes de paz universal. Pero pronto, según Van Tassel, comenzaron a instruirlo sobre cómo construir un edificio que pudiera revertir el proceso de envejecimiento. Apodado el Integratron, el proyecto consumiría a Van Tassel durante años, aunque nunca lo terminó.
Sin embargo, celebró convenciones anuales en Giant Rock, donde los interesados en ovnis, contactos alienígenas y lo paranormal se reunieron para escuchar charlas e intercambiar experiencias. En su apogeo, hasta 11,000 personas asistieron a estas reuniones, según algunas versiones.
Calling All Earthlings cubre estos eventos históricos y actualiza la historia al llevarnos hoy a Giant Rock. Berman nos presenta a los admiradores y antiguos amigos de Van Tassel que han continuado con su legado mediante la reconstrucción parcial del Integratron.
Al preguntarle qué lo llevó al tema, el cineasta dice: «Me encontré con este tema mientras repasaba un gran libro de fotos de Michael Rauner con texto de Erik Davis: The Visionary State: A Journey Through California»™s Spiritual Landscape. Había una foto del Integratron allí que me llamó la atención».
La historia de Van Tassel tenía «todas las cosas que amo», dice Berman, «cuasi-ciencia extraña, geek, viviendo más y mejor, y, por supuesto, el mundo de la gran atracción de la carretera estadounidense». Como nativo de Long Island, el cineasta quedó impresionado por el encanto mágico que California y el desierto tienen para muchos. Al final, espera que la película capte parte del sentido de la aventura que lleva a la gente a lugares como Giant Rock, donde, dice, «todavía no hay aceras y la cúpula misteriosa todavía se sienta allí esperando inspirar a la siguiente persona».
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