Más sobre la cuestión de los ovnis y las drogas: simulación de platillos voladores

Más sobre la cuestión de los ovnis y las drogas: simulación de platillos voladores

Nick Redfern

16 de septiembre de 2020

Hace un par de días escribí un artículo aquí sobre el evento «ovni» del bosque de Rendlesham en diciembre de 1980. Escribí que una de las razones por las que concluyo que el caso fue un experimento secreto, en lugar de un verdadero encuentro ovni, fue el hecho que el tema de las drogas que alteran la mente sigue apareciendo en la historia. Como también mencioné en el artículo, no hay muchos casos que entren en la misma categoría. Curiosamente, sin embargo, los incidentes que entran en esa categoría tienden a ser de alto perfil, al igual que Rendlesham. Dicho esto, echemos un vistazo a algunos de esos incidentes. Comenzaremos con la historia de un hombre llamado Gerry Irwin, cuya historia se cuenta en No Return: The Gerry Irwin Story, UFO Abduction or Covert Operation?, es un libro escrito por un hombre llamado David Booher. Como afirman los editores de Anomalist Books:

«En una carretera solitaria en Utah, un joven soldado que regresa de la licencia acelera a través de la noche del desierto. De repente, el cielo se ilumina cuando un objeto en llamas cruza la carretera y se estrella cerca. Aturdido, el soldado se detiene y decide investigar. Poco sabe él, pero su vida nunca volverá a ser la misma. Esta es la verdadera historia de un hombre llamado Gerry Irwin. Después de una experiencia misteriosa en Utah en 1959, inexplicables apagones y un comportamiento extraño amenazaron con descarrilar su prometedora carrera en el ejército. Entonces, un día, de repente abandonó su puesto militar en Texas y desapareció sin dejar rastro. Nadie sabe qué fue de él, hasta ahora. ¿Qué pasó con Gerry Irwin? ¿Fue secuestrado por extraterrestres, en lo que equivaldría al primer caso conocido de este fenómeno en suelo estadounidense? ¿O fue un peón en una operación de inteligencia encubierta? Después de leer No Return, estoy convencido de que la «operación encubierta» es la correcta.

irwin-570x410El 11 de octubre de 1973 fue la fecha del famoso secuestro extraterrestre de Charles Hickson y Calvin Parker en Pascagoula, Mississippi, por extrañas criaturas humanoides que tenían garras de cangrejo o langosta. El caso se ha convertido en un clásico de la ufología. Sin embargo, no muchos saben que apenas a unas pocas millas de donde los extraterrestres supuestamente se llevaron a Parker y Hickson se encuentra un lugar llamado Horn Island. En las últimas etapas de la Segunda Guerra Mundial, el ejército de los EE. UU. utilizó Horn Island, Mississippi, como un lugar donde se podrían realizar investigaciones altamente secretas sobre la guerra biológica. Las cosas terminaron cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. La línea oficial es que se canceló la investigación en la zona. Sin embargo, existen historias locales de operaciones encubiertas y experimentos sobre manipulación mental en la región hasta principios de la década de 1970. En términos de lo que se pudo haber utilizado en estas operaciones en la isla, los dedos sabios apuntan cuidadosamente en la dirección de «Buzz», que tiene un vínculo con las obras de Porton Down y el Edgewood Arsenal, y ambos tenían vínculos con el caso Rendlesham Forest de 1980.

Para muchos buscadores de platillos voladores que ahora tienen sesenta, setenta y ochenta, y que crecieron con el caso, el incidente de Antonio Villas Boas de 1957 sigue siendo un clásico de su época. Demasiado. No es un clásico en absoluto. También fue el trabajo de agencias que eligieron simular en secreto eventos ovni para tratar de determinar hasta qué punto la mente humana podría entrometerse. Así es: Villas Boas fue víctima de uno de los primeros experimentos tipo MK-Ultra, posiblemente uno que involucró (a) LSD y (b) un alucinógeno en el aire no identificado. Villas Boas se compró totalmente el falso encuentro ovni, al igual que gran parte del mundo de la ufología. En cuanto al LSD, Medical News Today dice que es una «droga semisintética que combina sustancias naturales y artificiales. Se deriva del cornezuelo del centeno, un hongo que crece en ciertos granos y de una sustancia química no orgánica llamada dietilamida. Estimula la producción de serotonina en la corteza y las estructuras profundas del cerebro, activando los receptores de serotonina. Estos receptores ayudan a visualizar e interpretar el mundo real. La serotonina adicional permite procesar más estímulos de lo habitual. Normalmente, el cerebro filtra los estímulos irrelevantes, pero con el LSD este no es el caso. Esta sobreestimulación provoca cambios en el pensamiento, la atención, las percepciones y las emociones. Estas alteraciones aparecen como alucinaciones. Las sensaciones parecen reales, pero son creadas por la mente [la cursiva es mía]. Las percepciones pueden involucrar uno o más de los cinco sentidos. También puede causar la combinación de los sentidos, conocida como sinestesia. Las personas informan «˜oír»™ colores y «˜ver»™ sonidos».

Le recomiendo que investigue más a fondo este tema de experimentos simulados, impulsados por drogas, que parecían ser encuentros con ovnis, pero que en realidad no eran nada por el estilo.

https://mysteriousuniverse.org/2020/09/more-on-the-matter-of-ufos-and-drugs-simulating-flying-saucers/

Ovnis, drogas que alteran la mente y un experimento secreto

Ovnis, drogas que alteran la mente y un experimento secreto

Nick Redfern

15 de septiembre de 2020

Recientemente ha habido un nuevo debate sobre mi libro de 2020, The Rendlesham Forest UFO Conspiracy. Sin duda, es porque el 40 aniversario del caso se acerca cada vez más. De hecho, estoy seguro de que cuando llegue diciembre de este año veremos mucho debate sobre los incidentes. En cuanto a ese nuevo debate, gira en torno a la cuestión específica de por qué estoy tan seguro de que el asunto Rendlesham fue un experimento secreto, en lugar de un evento extraterrestre. Hay una cosa que surge una y otra vez en la historia. Es el tema de las drogas. Y nada menos que drogas que alteran la mente. Eche un vistazo a la mayoría de los eventos ovni y verá testimonios de testigos, documentación y, a veces, fotos. Es raro que aparezcan drogas en relación con los ovnis. En el caso de Rendlesham Forest, sin embargo, están por todas partes. Echemos un vistazo a la evidencia. En mi libro, señalo que una de las instalaciones clave involucradas en los experimentos fue el Edgewood Arsenal, con sede en Maryland. Fortwiki proporciona la siguiente historia sobre el Arsenal de Edgewood: «Un arsenal de armas químicas establecido en 1917 y ubicado en el área actual de Edgewood del campo de pruebas de Aberdeen. El área de Edgewood tiene aproximadamente 13,000 acres en el lado Oeste del río Bush que se usó para el desarrollo y prueba de municiones de agentes químicos. Esta área era originalmente una instalación separada del Ejército de los EE. UU. conocida como Edgewood Arsenal hasta octubre de 1971, cuando se fusionó con Aberdeen Proving Ground y se convirtió en el área Edgewood de Aberdeen Proving Ground».

No solo eso: el 9 de diciembre de 2012, The New Yorker publicó un artículo titulado «Operación delirio: décadas después de un arriesgado experimento de la Guerra Fría, un científico vive con secretos». El científico era un tal coronel James S. Ketchum, que pasó aproximadamente dos décadas en el ejército de los Estados Unidos. Ketchum «se convirtió en el principal experto militar en un experimento secreto de la Guerra Fría para luchar contra enemigos con nubes de psicoquímicos que incapacitan temporalmente la mente, causando, en palabras de un oficial de rango, un «˜mal funcionamiento selectivo de la máquina humana»™». que este programa altamente clasificado de control mental se ejecutaba en secreto dentro de los confines del Arsenal de Edgewood.

Continuando: durante años ha habido rumores de que durante los varios días de actividad secreta en el bosque hubo una presencia de cierta instalación ubicada en Wiltshire, Reino Unido: Porton Down. Como señala la BBC, el personal militar del Reino Unido fue utilizado regularmente en experimentos secretos de alteración mental en Porton Down en las décadas de 1950 y 1960. La BBC amplía esto: «Porton Down se creó en 1916. Era un centro diseñado para probar armas químicas y biológicas. Los gases nerviosos como el sarín y el gas CS se probaron en militares voluntarios. A los militares se les ofreció alrededor de £ 2 y tres días de licencia como incentivo para participar en las pruebas. Muy pocos militares sabían para qué se ofrecían como voluntarios y a algunos incluso se les dijo que era una investigación sobre la cura para el resfriado común. En 1953 se alega que el militar Ronald Maddison murió después de participar en un experimento con gas sarín. En 1962, uno de los propios científicos de Porton Down, Geoffrey Bacon, murió de la peste. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, 20.000 personas han participado en experimentos en Porton Down». Que Porton Down tuviera presencia en Rendlesham Forest es, al menos, intrigante.

Uno de los aspectos más extraños del caso de Rendlesham Forest es el rumor de que en el punto álgido de los hechos se debía evacuar una prisión local. Otro rumor sugiere que se liberaron alucinógenos en aerosol en el bosque como parte de los experimentos. Se dice que fue la posibilidad de que esos mismos alucinógenos llegaran a la prisión lo que provocó una gran preocupación. Como ha demostrado la historia, la prisión (llamada HM Hollesley Bay) no fue evacuada. Sin embargo, el hecho de que esos planes casi se hayan implementado agrega otro aspecto basado en las drogas a la historia general. Las personas con atuendos Hazmat que aparecen repentinamente en escena, agregan aún más intriga a la historia. Como dije al comienzo de este artículo, hay pocos casos de ovnis que tengan tales vínculos con el dominio de las drogas. Sin embargo, el asunto Rendlesham Forest es significativamente diferente. Las drogas aparecen por todas partes en el caso. ¿Por qué podría ser eso? La respuesta es simple: el caso no fue un evento ovni. Fue un experimento; uno altamente clasificado. Y jugó con las mentes en un grado peligroso.

https://mysteriousuniverse.org/2020/09/ufo-mind-altering-drugs-and-a-secret-experiment/

“Los platillos voladores”, por J. M. Díez Gómez, el primer libro de ufos en España (1950)

«Los platillos voladores», por J. M. Díez Gómez, el primer libro de ufos en España (1950)

27 de julio de 2019

El problema de los platillos voladores en España

voladores-694x1024Los «Platillos Voladores», por J. M. Díez Gómez, (Barcelona, Editorial Molino, 1950)

Finalmente encontré una copia del rarísimo Los «platillos voladores», de J. M. Díez Gómez (Barcelona, Editorial Molino, 1950). La portada muestra un «plato» volador en llamas, que es espectacularmente perseguido por un bimotor que se eleva verticalmente en el cielo, perforando las nubes, ¡como un misil!

Pero este libro, que surge en los inicios absolutos del problema ufológico, y que de hecho cae en el annus mirabilis 1950, es en realidad (como otros productos contemporáneos del mismo tipo) una obra de ciencia ficción, no se trata de platillos voladores resultantes de avistamientos reales, sino solo de platillos volantes (o voladores) como ingredientes «exóticos» de cuentos y novelas. Esto, aunque en el libro de J. M. Díez Gómez, se alternan en el texto algunas de sus opiniones personales sobre platillos voladores con la ficción literaria, que sigue siendo predominante.

Noto en www.zeppelinrockon.com que Ángel habla de ello ampliamente después de que él también encontró una copia en junio de 2019. Habían pasado muchos años desde que el libro apareció en los sitios de ventas y ahora salen dos copias un mes después lejos el uno del otro. ¡Las rarezas de los libros!

Hago un resumen (no integral) de la larga publicación de Ángel, titulada Los Platillos Voladores de J. M. Díez Gómez: El primer libro sobre ovnis publicado en España

«Hace unas semanas rastreé esta pequeña joya de la ufología española. El primer libro sobre el tema ovni publicado en España (más de un libro es un folleto de 63 páginas). La edición de 1950 fue editada por Editorial Molino y su autor, J. M. Díez Gómez, fue un escritor que, en esos años, publicó varios títulos, muchos de los cuales a través de este editor».

«Â¡Solo por la portada, el libro vale su precio! El título, como se puede ver, recuerda el concepto de Platillos Voladores, el término ovni aún no se había utilizado para nombrar estos objetos desconocidos que aparecieron en el cielo y a los que no se había encontrado ninguna explicación, ya que no podían conectarse a nada conocido. Fue a raíz de ese primer avistamiento moderno, en 1947, cuando ese nombre comenzó a usarse. El estadounidense Kenneth Arnold observó desde su avión nueve objetos que literalmente «˜se movían como platos que rebotaban en el agua»™ y la prensa los transformó de inmediato en esos «˜platillos voladores»™, «˜platos voladores»™, etc., por eso fueron estos nombres poblar la primera literatura sobre el tema».

«Díez Gómez no era en absoluto un especialista en ufología, esa supuesta ciencia interesada y estudia el fenómeno. No era un ufólogo, Díez Gómez, y no conocía el asunto de primera mano, sino a través de la prensa española, que ya publicaba pequeñas cosas que comenzaban a sorprender a muchos lectores interesados, que pronto se convertirán, como por arte de magia, en una verdadera legión».

Aquí probablemente se haga referencia a títulos como: En el país de los platillos volantes, de J. Curto Guzmán (Madrid, Gráficas Nebrija, 1950); Platillos volantes, de Peter Debry (Barcelona, Bruguera, 1951); El secreto de los platillos volantes, de Juan Antonio De Laiglesia (Madrid, Calleja, 1952).

«J. M. Díez Gómez ha sido marginado en los catálogos de la bibliografía ufológica hispana y se menciona solo como una simple curiosidad. Tal vez peca en un estilo muy florido, que es lo que el autor habría usado para sus novelas».

De hecho, su libro no aparece en 50 años de literatura ufológica en España, de Antonio González Piñeiro (La Coruña, edición privada, 2005), del cual tengo una copia muy envidiada.

«Pero me gustaría subrayar, desde mi humilde condición de aprendiz y lector aficionado, el valor de este trabajo. Creo que esto no radica en ese estilo algo empalagoso que a veces usa el autor, o en algunas de sus ideas (incluso si no olvidamos la censura del tiempo y ese ambiente cultural convencional que lo dominaba todo)».

Por el contrario, creo que su importancia no solo radica en la ironía, sino en ser una caja de resonancia para todas las preguntas abiertas sobre el fenómeno, que, por supuesto, llenó las páginas de la prensa internacional (y también española, de hecho): la realidad de los documentos, la tesis extraterrestre, los peligros (o las ventajas) de esta tesis para colimar con la verdad, el origen de las naves (de Marte, pero también de Venus y la Luna), la fisonomía y las características morales de la tesis extraterrestres, cómo se coloca el cristianismo en esta situación, la tesis de los platos como arma secreta (muy popular), etc., etc.

Díez Gómez lo dice todo. A veces incluso nos hace reír. Y a veces resulta en una ironía que nos deja con algunas dudas. Y plantea poco rigor ufológico. Pero, me pregunto, ¿cuál fue este rigor cuando hoy casi estamos en el punto de partida? Siempre ha sido criticado por la casta ovni, mientras que, por otro lado, los científicos se han negado a abordar el problema. Pero la realidad es que la ciencia no sabía dónde obtener nuestras manos. Era mejor negarlo todo y salir del problema confirmando la fe en Newton».

https://www.cacciatoredilibri.com/los-platillos-voladores-di-j-m-diez-gomez-il-primo-libro-sugli-ufo-uscito-in-spagna-1950/

Los “platillos voladores”, de J. M. Díez Gómez: El primer libro sobre ovnis publicado en España

Los «platillos voladores», de J. M. Díez Gómez: El primer libro sobre ovnis publicado en España

20 de junio de 2019

Por ÁCS

IMG_20190620_093229Hace unas semanas me hice con esta pequeña joya de la ufología española. Se trata del primer libro sobre la materia ovni publicado en España (en realidad, un librito de 63 páginas). La edición, de 1950, corrió a cargo de la editorial Molino y su autor, J. M. Díez Gómez, era un escritor que, por aquellos años, publicó un buen puñado de obras de vario pelaje, muchas de ellas a través de esta editorial.

Solo por la portada, ya valía la pena el hacerse con él. Su título, como veis, es Los platillos voladores. No se había utilizado aún el término ovni para denominar a estos objetos desconocidos que aparecían en el cielo y a los cuales no se les encontraba una explicación pues no se podían relacionar con nada conocido. Fue a raíz de ese primer avistamiento moderno, en 1947, cuando comenzó a utilizarse tal denominación. El norteamericano Kenneth Arnold observó desde su avioneta nueve objetos que, literalmente, «se movían como platos botando sobre el agua» y la prensa los convirtió de inmediato en esos «platillos voladores», «platillos volantes», «platos voladores», etc. (partiendo del inglés flying saucers), de modo que fueron estos nombres los que poblaron la primera literatura sobre la materia.

Díez Gómez no era ni mucho menos un especialista en ufología (del inglés UFO: unidentified flying object), esa supuesta ciencia que comienza a interesarse y estudiar el fenómeno, aunque, en realidad, pocos eran los que merecerían esa denominación (algo pretenciosa) de ufólogos por aquellas fechas de incipiente indagación sobre tan peliagudo asunto. No era ufólogo Díez Gómez y conocía el asunto de primera mano, como le pasaba a la mayoría, sino a través de la prensa española, que ya iba publicando cositas que iban encandilando a numerosos lectores interesados, que pronto convirtiéronse, como por arte encantamiento, en legión. Y la afición dio lugar al nacimiento de nuevos nombres y nuevas obras de pretendidos (o no) especialistas que enfocaron la cuestión desde posiciones más técnicas y desde un conocimiento más profundo de la materia. En EE.UU. se encendió la llama y pronto el fuego se propagó a pasos de gigante por todo el orbe. También -o sobre todo- por nuestra vieja Europa y, por ende, por nuestra viejuna y ajada piel de toro.

IMG_20190620_093626Índice del libro.

A J. M. Díez Gómez se le ha marginado un tanto en los catálogos de bibliografía ufológica hispana y solo se le menciona como una simple curiosidad. Quizá peca de un estilo demasiado florido, que es el que utilizaría el autor para sus novelas, como también de un tufillo religioso (como dice Ignacio Cabria en Entre ufólogos...) muy propio del contexto cultural en que se publica, plena dictadura franquista con la Iglesia dirigiendo las conciencias del personal.

Pero quisiera yo recalcar, desde mi humilde condición de aprendiz y lector aficionado, la valía de esta obra. Creo que esta reside no en ese estilo algo empalagoso a veces (Dios me libre) del que se sirve el autor, como tampoco en algunas ideas muy suyas (aunque no olvidemos la censura de la época y ese ambiente cultural conventual que presidía todo), que también se atreve Díez Gómez a opinar, y por extenso, de todo lo que se le cruza en el camino referente a cuestiones platillerescas y aledañas.

Por el contrario, creo que su importancia está no solo en la ironía (entiendo) que se esconde tras sus asertos, sino en el hecho de hacerse eco de todas las cuestiones abiertas en torno al fenómeno, que, por supuesto, llenaban páginas en los rotativos internacionales (y también españoles, pese a todo): la realidad de los discos, la tesis extraterrestre (tan de modo hasta los 80, prácticamente, y todavía colea), los peligros (o bondades) de esta tesis de ser cierta, la procedencia de las naves (y Marte -aunque también Venus y la Luna- como principal candidato), la fisionomía y características morales de los alienígenas, cómo queda el cristianismo en esta tesitura, la tesis de los platillos como arma secreta (muy en voga también), etc., etc. De todo opina Díez Gómez. A veces hasta hacernos reír. Y a mandíbula batiente en ocasiones («¿hablará en serio este hombre o es simple ironía?», nos preguntamos una y otra vez.

No me resisto, por tanto, a poneros un ejemplo que me causó especial gracia. Está incluido en el capítulo VIII, que el autor titula «Amores y fantasías».

Anda a vueltas el autor con la perfección moral a la que debe haber llegado la tan evolucionada especie marciana, y no duda en que el amor ha de inundar el ser entero de estos individuos de inmensa y exquisita sensibilidad, quienes, por tanto, han de ser conocedores absolutos de la belleza. «El placer para ellos se ha difundido por todos los centros nerviosos y cualquier suceso lleno de belleza, cualquier contemplación que roce las esferas de la eternidad, producirá en ellos un éxtasis dulce y suave, de abstracción, de intento de identificación con el Bien absoluto». Y sigue: «Todo lo bello ha de conmoverlos y todo lo malvado, como la fealdad, ha de entristecerlos, invitándolos a repudiarlo».

Pero, al hilo de lo anterior, vayamos al siguiente párrafo, con el que concluye el capítulo. No os perdáis ni un detalle. Así reza:

«Claro es que, teniendo en cuenta la descripción que he hecho antes de un ser de aquel planeta [se refiere, claro, a Marte], ha representado ante nuestra vista imaginativa su fisonomía, que no tiene nada de bonita. Mas debe tenerse presente que la belleza, salvo la belleza absoluta, es una cuestión de apreciación personal. Ya se sabe que, si no fuese así, las feas no se casarían nunca, lo que, afortunadamente para estas, no sucede» [el subrayado es mío].

Para enmarcar, ¿no os parece? Pero continuemos con la lectura después de echar unas risas (no precisamente apagadas):

«Y, por otra parte, no es en el aspecto exterior donde el Hombre, el ser exquisitamente espiritual, debe buscar lo bello, sino en la expresión del alma, ya que por conformación tendemos a la espiritualidad. ¿Qué importa que una marcianita tenga los ojos un poco menos saltones que una langosta, si la bondad y la arrolladora simpatía que despréndese de ella como un halo de luz nos hace felices? El marciano la admira, la ama, siente éxtasis ante ella comprendiendo la bondad de sus sentimientos, la perfección de los pensamientos que elabora continuamente. La unión matrimonial que pretende realizar con ella, por este motivo, no busca tanto el placer carnal como el nirvana que resultara de la conjunción de sus almas que mirarán, ya por siempre, a un fin común».

Mucha ironía en estos textos a mi entender. Pero poco rigor ufológico. ¿Pero -me pregunto- de qué ha servido ese rigor cuando hoy en día casi seguimos estando en el punto de partida? Siempre se ha criticado desde la orilla ufológica que los científicos se negaran a tomar cartas en el asunto. Pero la realidad es que la ciencia no sabía por dónde coger un pez tan escurridizo. Era mejor negarlo todo e irse de cañas a seguir comadreando con Newton. En fin, un brindis por J. M. Díez Gómez y por sus humoradas ufológicas.

IMG_20190620_093712IMG_20190620_093403Contraportada del libro.

IMG_20190620_093726La primera página del libro.

http://www.zeppelinrockon.com/2019/06/los-platillos-voladores-de-j-m-diez.html

Los primeros libros españoles sobre ovnis (1950)

Los primeros libros españoles sobre ovnis (1950)

29 agosto 2019

Año cero de publicaciones de ovnis en España (y en todo el mundo): 1950

Si nos dirigimos a los orígenes del fenómeno ovni en España, debemos considerar dos libros que salieron en el año cero de la ufología mundial, a saber, Los «platillos voladores» (Barcelona, Editorial Molino, 1950) de J. M. Díez Gómez y En el país de los platillos volantes (Madrid, Gráficas Nebrija, 1950) por J. Curto Guzmán.

Al año siguiente tuvieron lugar Platillos volantes (Barcelona, Bruguera, 1951) de Peter Debry. A continuación, El secreto de los platillos volantes (Madrid, Calleja, 1952) de Juan Antonio De Laiglesia. Estos son los primeros cuatro libros sobre el fenómeno de los platillos voladores que aparecieron en España. Estos son los que debes buscar.

Hablemos un poco sobre sus versiones ingenuas pero espectaculares. Los «platillos voladores» se presentan con un «plato» volador en llamas, espectacularmente perseguido por un bimotor que se eleva verticalmente en el cielo, perforando las nubes, como un misil. Sin embargo, el segundo volumen de esta mini revisión, En el país de los platillos volantes, no tiene una portada ilustrada. Solo tiene un título con caracteres «caligráficos», que sin embargo son testigos del gusto y el estilo de la época.

Platillos volantes recuerda a un cómic en blanco y negro, con un agente secreto hipotético de la época, armado con un revólver, que escapa montando su motocicleta súper equipada, perseguido por tres platos blancos que vuelan en el cielo, sobre una metrópoli.

La portada que prefiero, sin embargo, es la de El secreto de los platillos volantes. Una mujer misteriosa (¿o un ser andrógino?) con una camisa amarilla ondeante está frente a un extraterrestre (verde, obviamente) con orejas desproporcionadas. Una solapa de la camisa de la mujer resulta providencial para cubrir el sexo del ser extraño y divertido. Pero los cuatro libros mencionados, que cubren los años de 1950 a 1952, son en realidad obras de ciencia ficción, no tratan con platillos voladores resultantes de avistamientos reales, sino solo platillos volantes como ingredientes «exóticos» de cuentos y novelas, aunque en el libro de J. M. Díez Gómez, algunas de sus opiniones personales sobre platillos voladores se intercalan en el texto con ficción literaria, que todavía prevalece.

IMG_20190620_093229Los «platillos voladores», por J. M. Díez Gómez (Barcelona, Editorial Molino, 1950)

debry-204x300Platillos volantes, de Peter Debry (Barcelona, Bruguera, 1951)

Nuovo-documento-2019-08-18-10.57.54_1-199x300El secreto de los platillos volantes, de Juan Antonio De Laiglesia (Madrid, Calleja, 1952)

Los-platillos-volantes-y-la-evidencia-210x300Los platillos volantes y la evidencia, de Manuel Pedrajo (Santander, edición privada, 1954).

Las perlas más raras

El súper experto de la ufo-bibliofilia en español, Antonio González Piñeiro, sugiere dos títulos que no se encuentran en ningún lado y que volverían loco a cualquier buscador de libros. El primero es también el primer libro publicado en España sobre el «problema» de los platillos voladores, Los platillos volantes y la evidencia (Santander, edición privada, 1954) de Manuel Pedrajo. El libro fue impreso por el mismo autor. La segunda pieza rara de esta mini crítica es Astronaves sobre la Tierra (Barcelona, Oromí, 1955) de Eduardo Buelta, un folleto de 28 páginas, creo que uno de los pocos documentos del mundo sobre la llamada teoría del ciclo bienal marciano, en boga entre los primeros contactistas españoles y luego abandonado.

Fernando Sesma

Si volvemos al intrigante Fernando Sesma, vea un artículo anterior: Ummo, il libro «que no se piede hallar»: la chimera introvabile dello»™ufologia spagnola, no podemos detenernos en su libro sobre las ummitas, como si nada hubiera sucedido. El experto en libros sobre ovnis (y no solo) Marco Mucci de Roma me dice que está en posesión del muy raro Los platillos volantes vienen de otros mundos (Madrid, Editorial Fiel, 1955) . De una breve búsqueda cruzada entre los fanáticos resultó que nadie ha tenido este volumen en sus manos. A veces se menciona en las bibliografías, como si su contenido fuera de dominio público y bien conocido por todos, pero ¿quién lo ha visto realmente? En realidad es un folleto grande, tiene 78 páginas. El libro hace un análisis de la ufología mundial a principios de la década de 1950, con un ojo particular en los contactistas extranjeros como Adamski. Encontrar una copia en el mercado es la esperanza de muchos, pero pocos lo verán realidad. Yo, confidente de los hombres del espacio también es bastante raro (Madrid, Editorial Tesoro, 1965), en el que el autor establece, por así decirlo, la base de su investigación, describe su enfoque y recuerda sus comienzos, citando experiencias «significativas» durante sus interminables y rentables paseos por el parque central de Madrid.

También por Sesma, el interesante ¡Sensacional! Hablan los extraterrestres! (Madrid, Gráficas Espejo, 1966). Sin embargo, cada vez más difícil de rastrear es La lógica del visitante del Espacio (Madrid, Editorial Tesoro, 1969) que, como dicen en la portada:

«No es un libro más sobre ovnis. Es una primera y auténtica explicación sobre la conducta desconcertante de sus tripulantes y su filosofía».

astronaves-sobre-la-tierra-227x300Astronaves sobre la Tierra, de Eduardo Buelta (Barcelona, Oromí, 1955)

Nuovo-documento-2019-08-18-10.57.29_1-212x300Los platillos volantes vienen de otros mundos, por Fernando Sesma (Madrid, Editorial Fiel, 1955)

1565152199-225x300Yo, confidente de los hombres del espacio, de Fernando Sesma (Madrid, Editorial Tesoro, 1965)

Nuovo-documento-2019-08-18-10.58.16_1-182x300¡Sensacional! Hablan los extraterrestres !, de Fernando Sesma (Madrid, Gráficas Espejo, 1966).

Sin embargo, creo que dos de los trabajos de Fernando Sesma sobre los platillos voladores más inaccesibles (como Los platillos volantes), también ubicados en la década de 1950, deberían considerarse respectivamente La piedra de la sabiduría (Madrid, Marisal, 1956) y Esquema de la nueva filosofía de la piedra del espacio (Madrid, autoimpreso, 1958); estos son dos folletos, contando el primero 78 páginas y el segundo solo 24. El tema de estas dos obras gira en torno al misterioso significado de extraños caracteres grabados en una piedra que un autodenominado extraterrestre habría entregado a un enfermero anónimo (y luego famoso contactista), Alberto Sanmartín, parece que en noviembre de 1954. Debo admitir (sin restarle importancia al hallazgo) que esos jeroglíficos grabados en la piedra rectangular (después de haberlos visto) parecen bastante ingenuos, especialmente si se observan hoy y no hace cincuenta años.

Otro folleto de Sesma, no fácil de encontrar, es La llama de seda (Madrid, Marsiega, 1976), que contiene máximas filosóficas y existenciales. En Barcelona, encontré una copia que, por desgracia, escapó de los buscadores españoles con una preciosa dedicación autógrafa del autor al gran ufólogo Antonio Ribera. Dentro del folleto bien plegado, también encontré una carta manuscrita de Sesma con fecha del 11 de marzo de 1976 dirigida al propio Ribera, que muestra la amistad entre los dos autores y su continuo intercambio de información y libros. El folleto probablemente era parte de la colección personal de Ribera, afortunadamente disperso en quién sabe cuántos países. Los vendedores de libros son los culpables.

Libros fantasma

Ambos autores hicieron uso de seudónimos durante su actividad. Dr. Kérek para Fernando Sesma y Anthony Simons para Antonio Ribera. Para cerrar la discusión sobre los libros raros de Fernando Sesma, quiero actuar en un giro final. Aún en la señal del competente Mucci, cito la comedia El secreto de Lady Margarita. No hay datos bibliográficos de este libro. Quizás el libro ni siquiera existe (pero si existe, sin duda fue impreso antes de 1965). El hecho es que Sesma lo cita repetidamente en varias de sus obras y, a pesar de esto, los expertos bibliófilos españoles, a pesar de haber investigado en todas las direcciones, nunca han encontrado un rastro. La misteriosa dama sería una mujer noble de Albacete, Margarita Ruiz de Lihori, enredada en lo que se conoce como un extraño romance con los extraterrestres ummitas. El mito de la mano corta («mano cortada») parece presidir todo. No se nos permite agregar más. Aquí hay un verdadero misterio, que corresponde a su inevitable «libro prohibido».

Hablando de «mujeres fatales» en la vida de este autor inusual, la inquietante figura de Mercedes de Sosa merece una mención. Un pequeño misterio se cierne allí, pero son cosas de hace medio siglo, por ahora. Otro enigma gira en torno a un número que está inextricablemente vinculado a Fernando Sesma: 372452. Y lo será durante la mayor parte de su existencia. Pero es un misterio para la mayoría de las personas.

image[texto tomado de «Dischi volanti e mondi perduti«, en: A caccia di libri proibiti, por Simone Berni (Edizioni SimOn, 2019)]. Como comprar este libro Otras opciones

https://www.cacciatoredilibri.com/i-primi-libri-spagnoli-sugli-ufo-anni-50/