Bajo la sombra del Uritorco (4)

PARTE 3

MONSTRUOS ALADOS, VAMPIROS Y PIRÓMANOS

imageEl Hombre Polilla

«Sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento.»

Anatole France

En agosto de 2015 una noticia por demás rara irrumpió en los portales periodísticos de Internet. «Una extraña criatura sobrenatural» había hecho acto de presencia en Quilino, un pequeño pueblo del norte cordobés, a solo 128 kilómetros de Capilla del Monte[1].

Con 6500 habitantes, Quilino (Departamento de Ischilin), un tanto aislado y con una larga tradición folclórica que lo hiciera famoso entre aquellos que han investigado el imaginario y el patrimonio intangible de Argentina, se clavó en el mapa y no fueron pocos los que, a través de la noticia, supieron de su existencia.

Los titulares de los diarios, entre el 11 y 13 de agosto, hicieron mención a un «ente» misterioso que, en menos de una semana, fue mutando de «fantasma femenino» (Dama de Blanco) a «bulto«, «sátiro«, «ángel, «sombra«, para finalmente anclarse en un enigmático «hombre con alas«. Así, el «Hombre Alado de Quilino» convoco la opinión de funcionarios locales, policías, sacerdotes, especialistas en casos raros, periodistas y vecinos. Pasado ese lapso, desapareció tan abruptamente como había aparecido.

La cercanía con Capilla del Monte me llamo la atención y lo deje consignado en un trabajo previo[2]. La influencia de la mística capillense en las zonas aledañas es enorme; y el caso del Edén Hotel de la ciudad de La Falda (ubicada a 30 kilómetros), es un buen ejemplo de ello. Actualmente, los guías del lugar explican en clave esotérica el estilo arquitectónico y ubicación del bello edificio, estableciendo relaciones un tanto forzadas con la mitología nórdica. Amén de transmitir truculentas historias de fantasmas[3].

Pero, ¿qué relación realmente podía existir entre el monstruo de Quilino y los insólitos fenómenos del Uritorco y Capilla del Monte?

No tuve respuestas hasta que, en enero de 2016, en un viaje a la región, entre en contacto con un librito (escrito en ámbito local) en el que se hacía expresa referencia a un «ser alado» muy semejante al mencionado en los diarios. Además, el testigo no era otro que el propio autor de la obra. Como hemos dicho antes, a los testimonios de este tipo (los que describen encuentros con entidades extrañas, sean del lugar que sean) hay que tomarlos con pinzas y nunca como sucesos objetivos. A menos que se quiera incursionar en el imaginario como si este fuera un dato de la realidad material.

La obrita en cuestión, Reto Uritorco[4], un rejunte de datos recortados y pegado de diferentes fuentes, carente de análisis y seriedad académica, dedica, en un capítulo de cuatro hojas, unos pocos renglones a la leyenda de «El Hombre Polilla«[5].

¿Que tenía que ver Mothman con el Uritorco? ¿Acaso había antecedentes de este personaje en el Valle de Punilla?

Según el autor del librito, [6].

Recordemos que en los ambientes esotéricos, todo puede relacionarse con cualquier cosa.

La idea de la que se parte es siempre la misma. Es la que usan curanderos y chamanes, contactados y guías de turismo, maestros de Reiki y piramidalitos: la extraordinaria condición de «vórtice energético» que posee el Uritorco.

Este argumento ha sido usado para explicar casi todo. Desde la aparición de ovnis, la existencia de Erks, las perdidas temporales (producto de abducciones alienígenas), la teletransportación (si, leyó bien, como el capitán Kirk de Viaje a las Estrellas), hasta el ingreso de «entidades ajenas a nuestra dimensión«[7]. Así es como entramos de lleno en el mundo del Hombre Polilla (Mothman) de Capilla del Monte.

La leyenda del Mothman es de origen estadounidense. Nació en 1966 en la ciudad de Point Pleasant, en donde un grupo de testigos, que lo tuvieron cerca, lo describieron como un humanoide de unos 2 metros de altura, grandes alas, ojos rojos y garras en las patas; además de tener una cualidad prodigiosa: su aparición siempre anunciaba desastres.

Es un bicho difícil de catalogar. Tal vez por ese motivo sea pasto tanto de criptozoólogos (buscadores de monstruos como el Yeti, Chupacabras o Pie Grande) como de ufólogos New Age, al punto de quedar íntimamente relacionado con la aparición de ovnis y Hombres de Negro. En muchos de los casos denunciados, los avistamientos de naves extraterrestres se dan momentos antes (o después) de que Mothman despliegue sus alas.

Este aparente maridaje permitió que algunos escritores dieran un salto cualitativo (total no cuesta nada) sentenciando que algunos de los monstruos de la criptozoología serian «mascotas» alienígenas utilizadas para vigilarnos[8]. Ergo: si en el Uritorco hay energías y platos voladores, esa polilla humanizada no podía dejar de aparecer en algún momento.

Y apareció.

«En la primavera de 2011 tuve la oportunidad de filmar una entidad similar a la que refieren los relatos de Point Pleasant («¦). Dicho suceso tuvo lugar segundos después de ver tres esferas que se desplazaban por el cielo, en sentido contrario, sobre el patio de mi casa»[9].

imageFotografía del supuesto Hombre Polilla cordobés publicada en el libro Reto Uritorco (2014).

En resumidas cuentas, parecería que el «eje energético» que va de Quilino al Uritorco ha empezado a dar signos de una actividad paranormal que renueva y actualiza la fauna imaginaria regional, abriéndole las puertas a este nuevo personaje alado, que nos retrotrae a los Antiguos extraterrestres de los relatos de H. P. Lovecraft (deformes, con alas y sin tecnología de punta).

Ya sea por las «energías«, los «portales dimensionales» o la más desorbitada fantasía, producto del deseo por encontrar encanto en un mundo desencantado, el Uritorco es también el depositario de una historia en la que se mezclan tres personajes clásicos del folclore contemporáneo: los Hombres de Negro, el chupacabras y el vampiro humano.

Si bien es cierto que este episodio fue publicado en un librito de título un tanto ambiguo[10], en el sentido de no dejar en claro si las historias compiladas son parte de la tradición oral o una simple invención literaria, lo interesante es que fue publicado en una página de Internet dedicada a noticias (por lo que es muy factible que más de uno lo haya tomado como un hecho real). De ser así, puede que estemos en la puerta de una nueva crónica uritorqueana. Una más de las muchas que existen en Capilla del Monte[11].

Mario Gustavo Guevara cuenta que, en setiembre de 1989, un incendio de envergadura se propago desde Cruz del Eje con dirección a Capilla del Monte. Los bomberos entraron en acción. Se dividieron en grupos, a fin de cubrir mejor el área afectada (un frente de 6 kilómetros). Tomaron como base el casco de una estancia (no identificada) que corría serios riesgos de ser alcanzada por las llamas. Allí, su propietario (que tampoco identifica) los recibió con los brazos abiertos, tomando conocimiento de un suceso protagonizado por uno de los grupos de rescate.

Según los bomberos, a media mañana, habían visto, a unos 150 metros de distancia, a un hombre íntegramente vestido de negro, muy alto, iniciando intencionalmente fuego en un sector. Se dirigieron hacia él. El sujeto inicio su fuga a gran velocidad hasta llegar a la punta de un promontorio desde el que dio un salto al vacío. La altura superaba los 80 metros, aun así sus perseguidores pudieron verlo corriendo a orillas de un arroyo y metiéndose dentro de una cueva, 80 metros más abajo.

imageDibujo basado en el relato que hace referencia al llamado «Vampiro del Uritorco»

La historia no pareció sorprender al dueño de la estancia, quien conto lo siguiente:

«Esto sucedió dos o tres años atrás [entre 1986 y 1987], cuando empezaron a aparecer las vacas muertas en el campo, las vacas parecían estar desangradas, sin otra herida que un pequeño tajo en el cogote. Un día, mientras recorría el terreno buscando a los animales, tome por una huella que conducía al otro lado de la quebrada por el filo de una loma, pero al llegar a la cima el caballo se puso nervioso, negándose a seguir avanzando. Los perros que me acompañaban empezaron a gemir lastimosamente y a retroceder, como si del otro lado hubiera algo con lo que ellos no querían encontrarse. Me baje del caballo, tome la escopeta de dos caños y subí por el sendero, del otro lado me encontré con un cuadro inimaginable: una vaca se encontraba tirada en el suelo pataleando y encima de ella, un tipo vestido de negro, agazapado sobre el cuello. Pensé que se trataba de un cuatrero común, le pegué un grito, en ese momento el sujeto se enderezo y se dio vuelta. Se lo juro, m»™hijo, nunca en mi vida había visto algo así, no se puede describir la cara del tipo, un color oscuro, unos ojos amarillo brillantes y unos dientes afilados en una mueca horrible. Dio un paso hacia donde yo estaba y a lo único que atine fue a apuntarle con la escopeta, lo cual no lo detuvo y continuo avanzando, así que dispare. El tiro hubiera bastado para voltear a un toro, pero al tipo solo lo hizo trastabillar por lo que le volví a disparar y esta vez sí, cayó al suelo, de espaldas, sin un quejido. Una vez recompuesto de la impresión empecé a pensar que hacer con el cuerpo, llevarlo al pueblo no podía porque el caballo se negaba a cargarlo, dejarlo ahí tirado e ir a avisar a la policía tampoco, porque tenía miedo que algún animal salvaje se lo llevara y me tomaran por loco, así que decidí atarlo y arrastrarlo hasta una cueva al lado de un arroyo. Una vez en el lugar, lo enterré dentro de una cueva y tapié la entrada con piedras, prometiéndome no contarlo a nadie, nunca. Hasta hoy, que los escuché a ustedes y decidí romper el silencio para que se anden con cuidado y no provoquen lo que no debe ser provocado. Lo último que voy a contarles y ustedes decidirán que hacer es que hace unos meses encontré otra vaca muerta como las de antes, entonces me fui a la cueva y la encontré abierta, con las piedras volteadas de adentro hacia fuera y la tumba vacía sin tierra, solo el hueco que yo había hecho»[12].

¿No habrá sido, finalmente, este personaje el responsable de la huella quemada en el cerro Pajarillo, hace 30 años? Los años coincidirían, pero convengamos que no se modificarían mucho las cosas. De extraterrestres pasaríamos a la hipótesis del vampiro. Algo mucho más terrenal. Aun así, las maravillas se niegan a morir en el imaginario de la región.

ContinuarỦ


[1] Para noticias sobre el fenómeno referido, véase: «Terror en Córdoba por la aparición de un fenómeno Paranormal». Disponible en Web: http://noticias.terra.com.ar/argentina/terror-en-cordoba-por-la-aparicion-de-un-fenomenoparanormal,eb28bebdd38d34d9acc6a0368ff4ffa2su4hRCRD.html.»Pueblo cordobés conmocionado por la presencia de ente con poderes sobrenaturales». Disponible en Web: http://m24digital.com/2015/08/13/pueblo-cordobesconmocionado-por-la-presencia-de-un-ente-con-poderes-sobrenaturales/

[2] Véase: Soto Roland, Fernando Jorge, La construcción de monstruos. Medios, miedos y rumores en el norte cordobés. Disponible en Web: http://www.monografias.com/trabajos106/construccion-monstruos-medios-miedos-y-rumoresnorte-cordobes/construccion-monstruos-medios-miedos-y-rumores-norte-cordobes.shtml

[3] Véase: Guiadas Nocturnas al Eden Hotel. Disponible en Web: http://edenhotellafalda.com/visitas-nocturnas/ Asimismo: Soto Roland, Fernando Jorge, El Eden Hotel. Disponible en Web: http://letrasuruguay.espaciolatino.com/aaa/soto_fernando/eden_hotel_la_falda.htm

[4] Piotti, Martin, Reto Uritorco. El legado, Sol Rojo Editora, Córdoba, 2014.

[5] Piotti, M., op.cit., «El Hombre Polilla» pp. 31-37.

[6] Nota: Martin Piotti es instructor de yoga y artes marciales. En una nota periodística se autodefinió como «contactista«, es decir, «una persona que busca una comunicación con seres de otro orden, otra galaxia, otro plano dimensional». Es también el responsable de un término que desconocía: «sincrodestino«, con el cual explica las «acciones causales que obedecerían a los Propósitos Superiores de los No Identificados«, es decir, las entidades energéticas con las que dice haber tenido contacto. Para una mejor y más pormenorizada radiografía de Piotti, véase: Los No Identificados. Disponible en Web: http://www.hoydia.com.ar/magazine/12980-los-no-identificados

[7] Piotti, M., op.cit, pag. 31.

[8] Recuerdo un capítulo de la serie de televisión «El Hombre Nuclear» (década 1970) en la que Pie Grande (Big Foot) era, justamente, eso: un críptico manejado por alienígenas. No hay nada nuevo bajo el sol. Convengamos que las brujas del siglo XVII, estudiadas y perseguidas por los demonólogos de la Iglesia, fueron un tanto más humildes al respecto: se conformaron con simples gatos y sapos.

[9] Piotti, M., op.cit, pag. 37-38.

[10] Véase: Del Petre, Jorge Rubén (com), Hechos y relatos fantásticos de Capilla del Monte, Edición del Autor, 2004.

[11] Guevara, Mario Gustavo, «El extraño incendiario» en Hechos y relatos fantásticos de Capilla del Monte, compilado por Jorge Rubén Del Petre, Ediciones del Autor, 2004.

[12] Véase: Uno Noticias, El vampiro del Uritorco. Disponible en Web: http://www.unoentrerios.com.ar/afondo/Elvampiro-del-Uritorco-20150816-0044.html

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