¡Radio y extraterrestres!
No, radioastronomía no … ¡Hablar con los marcianos por radio!
Una larga historia que comienza en 1920, cuando algunas señales radiotelegráficas fueron atribuidas a Marte (historia en la que incluso Guillermo Marconi estuvo involucrado).
En 1926, un extraño inglés, Hugh M. Robinson, comenzó a hablar (primero gracias a la telepatía, luego por radio) con los habitantes de Marte: la historia dio la vuelta al mundo e incluso llegó a la prensa italiana.
De izquierda a derecha los radioaficionados con sus nombres en clave: W1FB; W7ZOI; y W1DX, Byron Goodman.
Cuando llegó la era de los platillos voladores (1947), casi de inmediato se pensó que esas naves extrañas llegaban de otros planetas; En julio de 1950 uno de los radioaficionados estadounidenses más famosos de la época, Byron Goodman, escribió un extenso artículo en el que decía, feliz como Pascua, que conocía a un colega suyo que había estado hablando por telégrafo durante 30 años con otros planetas.
¿Estaba loco? No, pero Goodman era famoso por sus bromas …
Sin embargo, esta historia satírica, tomada en serio, inspiró a uno de los primeros «contactados» ovni estadounidenses, George H. Williamson, a intentar el mismo sistema, un intento que (¿lo dudaba?) condujo a excelentes resultados.
En 1954 Williamson publicó un folleto en Estados Unidos basado enteramente en el uso de la radio para charlar con equipos de grabación. Traducido en 1956 en Italia como «I dischi parlano!» (¡Los discos hablan!), también tuvo mucho éxito entre los primeros seguidores italianos del mito ovni.
Este escrito (y otros) probablemente inspiró a los miembros del grupo italiano más tarde definido como «Amicizia» (Amistad), que desde 1956-57 puso en marcha una serie de sistemas domésticos, de derivación espiritual, para demostrar la presencia de extraterrestres entre ellos. Entre estos sistemas había varios radios de tubo que, aunque apagados, emitían la voz algo «noticiosa» de sus numerosos visitantes espaciales desde el altavoz.
«QST«, en abreviatura de radioaficionado, significa «Llamando a todas las estaciones». También es el nombre de la revista de la American Radio Relay League, la asociación dominante e influyente de radioaficionados en los Estados Unidos. La revista se publicó por primera vez en diciembre de 1915 y la publicación de QST se suspendió temporalmente después del número de septiembre de 1917. En abril de 1917, el gobierno de los Estados Unidos, tras su entrada en la Primera Guerra Mundial, prohibió todas las actividades de radioaficionados y un gran porcentaje de los suscriptores de la revista había entrado en el servicio militar. La prohibición de la radioafición se levantó una vez concluida la guerra. QST regresó en mayo de 1919.
Byron Goodman era uno de los editores de QST y muchos de sus artículos eran una especie de parodia, de broma. Goodman era un técnico en radio Ham y escribió el famoso The Radio Amateur’s Handbook, publicado por The American radio Relay League; la primera edición fue en 1926 y una de las más recientes, de 1978, fue la edición 55.
En el número de julio de 1950 de QST Goodman publicó un relato ficticio sobre un radioaficionado americano que, desde 1926, había entrado en contacto con extraterrestres de casi todos los planetas del sistema solar. El relato de ficción fue tomado al pie de la letra, como real, por uno de los primeros contactados americanos, George Hunt Williamson, famoso por haber estado en el momento y lugar en donde George Adamski haría contacto con Orthon, de Venus.
Williamson publicó un libro The Saucers Speak (que estamos traduciendo para Marcianitos verdes) que tendría mucha influencia en el movimiento contactista internacional, pero principalmente en el italiano. Ahí abrevarían los miembros del grupo contactista Amicizia y posteriormente el grupo de Eugenio Siragusa, con sus derivados como Non Siamo Soli de Giorgio Bonngiovani.
A lo largo de esta nueva serie publicaremos, a la par de la traducción de The Saucers Speak, lo que se ha publicado en torno a estos supuestos contactos del colega de Byron Goodman.