DEDICATORIA
A la memoria de mi hermana, May Flower, quien luchó por la existencia en un mundo hostil, y se dedicó con amor a Akon, quien hizo posible que este libro fuera escrito.
EXPRESIONES DE GRATITUD
Durante los últimos veintiún años he contado con la asistencia de muchos cientos de sudafricanos, ciudadanos extranjeros y funcionarios a los que me gustaría expresar mi gratitud.
Mi más profundo reconocimiento y gratitud al Sr. Hollidge y al Sr. Tucker de Mathison & Hollidge, cuya maravillosa e inolvidable amabilidad, generosidad, interés y cuidado por mi bienestar me han dado el tiempo y la fuerza para crear este hermoso libro. También deseo agradecer y expresar mi profundo agradecimiento a Karl y Anny Veit, quienes brindaron su desinteresada cooperación en la publicación de este libro, y por el inestimable valor de la traducción de Manfred Landeck: estaba sintonizado con mi frecuencia.
Deseo expresar mi profundo agradecimiento al difunto Mariscal Jefe del Aire Lord Dowding. También expreso mi agradecimiento al Dr. Meiring Naude (Asesor científico del Primer Ministro), el Profesor Tusinius, el Profesor Wilson (abogado de enlace internacional y Jurisconsultor del Instituto Británico), la Fuerza Aérea de Sudáfrica, la Policía de Seguridad de Sudáfrica, el Mayor y la Sra. Jock Flower y el Mayor Aubrey Fielding (Inteligencia Británica MI-10) por su valioso aliento y ayuda.
Se debe un homenaje especial a SABC, SABC-TV y la prensa sudafricana. Deseo agradecer a todos los locutores y miembros de la prensa que me han apoyado y dado publicidad a este libro, entre muchos de ellos: Sra. Joy Anderson, Sra. Doreen Levin, Chris Vermaak, Richard Gibbs, Jan de Waal, Hilary Prendini, Petra Pieterse, el Coronel Stephen Grenfell de la BBC, el grupo de periódicos Argus, las revistas Citizen y Fair Lady, Hoofstad, Dagbreek y muchos otros medios de comunicación.
Finalmente, quiero expresar mi amor y gratitud a mi hija, la Dra. Marilyn Phillips; mi hijo, David Klarer; mi hermana, la Sra. Barbara McKenzie; mi querida amiga, la Sra. Neslie Schmutz; y la Sra. Stephanie Mellis, quien comprendió y apoyó mis aspiraciones. También quiero agradecer a nuestro muy querido Gus, la Sra. Augusta Sell, por brindarme su cuidadoso cuidado, y a Geoff y Lynette Wilson por brindarme una casa tan hermosa para vivir.