Corrección de rumbo: sobre el simposio inaugural de Limina
Bryan Sentes
El Inaugural Symposium de Limina, The Journal of UAP Studies se celebró virtualmente desde el viernes 2 de febrero hasta el domingo 4 de febrero, una ocasión trascendental para el estudio de los Fenómenos Aéreos (o Aeroespaciales (o Anómalos)) No Identificados (FANI), no sólo como un paso muy preliminar para que la ufología pase de ser una ciencia naciente (si no pseudociencia) a convertirse en un campo legítimo de investigación (e incluso “campo” y “legitimidad” -de la “ufología” o de cualquier ciencia- estaban en juego en los procedimientos…), sino quizás aún más como una oportunidad para que unos cincuenta investigadores, académicos y de otro tipo, de una amplia gama de disciplinas y especialidades, se reunieran en el Simposio Inaugural de Limina, The Journal of UAP Studies), pero quizás aún más como una oportunidad para que unos cincuenta investigadores, académicos o no, de una amplia gama de disciplinas y especialidades, abordaran la cuestión de la FANI desde muchos ángulos.
Mi punto de vista sobre este acontecimiento (como imaginarán los lectores habituales) es complejo. En primer lugar, fui uno de los participantes, moderando con Michael Zimmerman un panel sobre la intersección de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM), las humanidades y los FANI. Además, junto con todos los demás participantes, me ocupo de la cuestión o el problema del FANI (o “el fenómeno”) en general. Por último, como poeta-filósofo, el evento del simposio como tal es objeto de reflexión, al margen del contenido de cualquiera de sus ponencias.
Organizo este post según estas tres perspectivas. En primer lugar, como participante, intento compartir mi experiencia del simposio y esbozar su estructura, así como trazar un mapa de las ponencias impartidas a lo largo de sus tres días. A continuación, me comprometo con algunas de las ponencias que suscitan respuesta. Por último, ofrezco algunas reflexiones preliminares sobre la importancia del evento en sí.
Como mi informe sobre el simposio es largo, he optado por dividirlo en partes que se irán publicando a medida que se vayan componiendo. Aquí puede leer la primera división principal, mi informe como participante. Puede saltar a la primera de mis reflexiones, sobre el discurso inaugural del historiador Greg Eghigian, aquí.
Parte I: Un largo fin de semana en una conferencia virtual…
Nunca había asistido a una conferencia virtual, así que el Simposio Inaugural de Limina fue una experiencia en este sentido por derecho propio. Para los lectores como yo, permítanme describir un poco esa experiencia…
Al conectarse, uno se encontraba con un salón de actos virtual, un gran cartel giratorio en el techo, “Limina” a un lado y “Society for UAP Studies” al otro, carteles a lo largo de la fachada del edificio anunciando la revista, la sociedad y uno de los principales patrocinadores de la conferencia, Enigma labs, y asistentes virtuales deambulando por la escalinata.
Al atravesar las puertas principales del vestíbulo, se accedía a un gran entresuelo, el “vestíbulo” virtual del sitio, un front end para el sitio web de la conferencia, desde el que se podía entrar en el auditorio donde se celebraban las conferencias y los paneles, en las salas de conversación o en la sala de expositores, a cuya docena de stands virtuales también se podía acceder a través de este front end. En la parte superior de la ventana del navegador, un panel de navegación permitía a los participantes otros medios de acceso a las cabinas virtuales a través de la Sala de Exposiciones, así como al Auditorio. Se podía acceder a un vídeo de bienvenida, a un programa de actos (“¿Qué está pasando?”) e incluso a un mostrador de información virtual, además de otras funciones que comento a continuación.
En la Sala de Exposiciones, se podía acceder a los stands virtuales de varias organizaciones internacionales de investigación sobre los FANI. Al entrar en cada uno de ellos, se ofrecía una breve presentación del grupo y se podía acceder a material, al sitio web de la organización y a una sala de chat para reunirse con representantes u otros asistentes. Los grupos representados eran Enigma Labs, la GermanGesellschaft zur Erforschung des UFO-Phänomens (Sociedad para el Estudio del Fenómeno Ovni), el John E. Mack Institute, the National UFO Historical Records Center, Project Hessdalen, The Scientific Coalition for UAP Studies, The STELLAR Project – International Observatory of Anomalous Phenomena (Portugal), The UAP Tracker Citizen Science Project, UAPx, UFODAP (The UFO Data Acquisition Project), y UFODATA. También se podía acceder a los más de veinte vídeos que cada una de estas cabinas presentaba en la Bóveda de Vídeos, a sus materiales impresos (“Recursos”) (casi dos docenas de documentos), y guardar los que uno quisiera en una “Bolsa de Regalos” virtual.
Por último, además de interactuar con los participantes y asistentes a las conferencias y paneles (generalmente muy concurridos, a menudo con más de 100 asistentes virtuales), cada uno de ellos acompañado de un flujo de chat y comentarios y preguntas más formales, uno podía interactuar en varios “Lounges” virtuales, ya fuera en el más “General Jam” o en los dedicados a temas más específicos: Diálogos Interdisciplinarios; Investigación e Investigación del Fenómeno por parte del Gobierno frente a los Civiles; Pruebas, Métodos, Explicación y Anomalía; UAP y la Hipótesis Extraterrestre (ETH); y UAP e Inteligencia Extraterrestre (ETI).
Por mi parte, sólo me asomé una vez a la sala VIP de General Jam, y era demasiado tímido para visitar las demás. Todas estaban abiertas hasta las 23.00 todos los días de la conferencia para facilitar aún más la conmiseración.
El único defecto de esta interfaz, por lo demás impresionante y (en mi opinión) muy fácil de usar, fue la imposibilidad de acceder fácilmente al programa de actos del fin de semana, que, por lo que pude comprobar, sólo estaba disponible en el sitio web principal de la conferencia antes de iniciar sesión. Describo esta dimensión virtual del simposio con tanto detalle para subrayar la industria y la profesionalidad que subyacen a la experiencia pulida y fácil de usar que fue.
En cuanto al programa de ponencias de los tres días: los interesados pueden consultar la “Agenda” del simposio, que también permite acceder a los resúmenes de las ponencias. Sin embargo, como no estoy seguro de cuánto tiempo permanecerá activo el sitio web del simposio, voy a resumir brevemente el programa de cada día antes de profundizar en las ponencias a las que asistí y que me animan a comentar.
PRIMER DÍA: El viernes 2 de febrero se dedicó a la dimensión más humanista de la investigación sobre FANI. El Dr. Michael C. Cifone, redactor jefe de Limina: The Journal of UAP Studies, fundador y presidente de la Society for UAP Studies, inauguró el acto con unas observaciones introductorias que hacían hincapié en el momento fundacional y la intención del simposio, su tentativa, provisional, reflexiva e inicial exploración de posibles bases para una eventual investigación “científica” (quizás, más propiamente, wissenschaftlich) del fenómeno. A Cifone le siguió el historiador Greg Eghigian, que pronunció un vigorizante discurso de apertura, “The Flying Saucer Chronicles: Reflections on the History of Our Fascination with UFOs and Alien Contact”. Le siguió el Prof. Gabriel G. de la Torre, que exploró la dimensión psicológica de la investigación sobre los FANI con su charla “Obsessed With UAPs: Psychological Aspects of the Phenomena” (he publicado sobre la investigación anterior de De la Torre, no sin relación pero menos desarrollada, aquí). A continuación, el profesor Jeffrey Kripal abordó el asunto desde la perspectiva de los estudios religiosos y las “superhumanidades” en su ponencia “Why We Will Never Explain the UFO: The History of Apophatic Mystical Literature as Guide”. La segunda sesión del día la abrió el profesor Tim Murithi, que puso en juego las ciencias políticas y el derecho, con su ponencia (que me perdí), “UAP, Truth Embargo and Amnesty Provisions: The Prospects for a Transitional Justice Approach”. A Murithi le siguió la Profesora Babette Babich, que aportó la filosofía de la ciencia, en su conferencia “Towards A Philosophy of Science of Unidentified Aerospace Phenomena”. Jinwoo Yu y el profesor Sunglyul Maeng abrieron la tercera sesión del día con su presentación sobre Carl Sagan y la ufología coreana, “A Silver Lining to Conservatism Towards Ufology” (que lamentablemente me perdí). El primer día fue coronado por mi panel y el de Michael Zimmerman, compuesto por la Prof. Babette Babich, el Dr. Jacob Haqq-Misra, el Prof. Stephen Finley y el Prof. Kevin H. Knuth.
SEGUNDO DÍA: El segundo día del simposio se centró en los enfoques científicos “duros” del fenómeno. El Prof. Dr. Hakan Kayal abrió el acto, describiendo “UAP research at the Julius-Maximilians-Universität of Würzburg”. Le siguió Philippe R. C. Ailleris, que habló sobre “Studying Anomalous Aerospace Phenomena in the Field: The History, Lessons and Future Prospects of Instrumented Projects”. La Dra. Beatriz Villarroel describió los esfuerzos del proyecto VASCO en su presentación, “Searching for ET Probes with Vanishing & Appearing Sources (VASCO) During ‘A Century of Observations’ Project”. La segunda sesión del día se abrió con un informe de STELLAR – Observatorio Internacional de Fenómenos Anómalos, a cargo de los profesores Joaquim Fernandes, Francisco Mourão Corrêa y Raul Berenguel, centrado en su investigación sobre el suceso de Fátima. El Prof. Matthew Szydagis informó sobre “The Preliminary/Initial Results from The First Expedition of UAPx” y el Prof. Wesley Watters sobre “The Galileo Project’s Investigation of UAP using Ground-based Observatories and Satellite Data”. La tercera sesión del día comenzó con el Dr. Jacob Haqq-Misra volviendo al tema de Carl Sagan, hablando sobre cómo “Popular Conceptions of Unidentified Flying Objects Can Undermine Scientific Inquiry”. Por último, el Dr. Silvano Colombano explicó “A Machine Learning Methodology for Filtering and Classifying Unformatted Natural Language Reports”.
La TERCERA JORNADA se centró en la investigación de casos particulares. El Prof. Daniel Coumbe (autor del recientemente publicado Anomaly: A Scientific Exploration of the UFO Phenomenon (reseñado aquí y aquí)) pronunció el discurso principal del día, “Anomaly: Searching for a Black Swan Event”. Le siguieron Mick West (“Extracting Lines of Sight and Reconstructing Object Motion from Noisy Video Data”) y Robert M. Powell, que examinaron el caso mencionado en el título de la charla de Powell “An Analysis of the April 25, 2013 Aguadilla, Puerto Rico IR Video”. Tras una pausa, la segunda sesión del día trasladó la conversación a las especulaciones relativas a la naturaleza de los propios FANI, con el Prof. Dr. Karl Svozil planteando la pregunta “Is Revising Inertia The Key to Zigzag Motion and ‘Anti-Gravity’?” y la del Dr. Massimo Teodorani “Testing the Possible Propulsion Mechanism of UAPs [sic]”. El día terminó con una tercera sesión, en la que el profesor Kevin H. Knuth abordó el tema “Evidence Suggesting that Some UAPs are Advanced Non-Human Craft” y una conversación entre los periodistas Leslie Kean, Ralph Blumenthal, Andreas Müller, Ross Coulthart y George Knapp puso el broche final al fin de semana.
La primera parte de la segunda división principal puede leerse aquí.
https://skunkworksblog.com/2023/03/17/course-correction-on-liminas-inaugural-symposium/
Corrección de rumbo: sobre el Simposio Inaugural de Limina Parte II (i)
Bryan Sentes
La primera parte de mi extenso informe sobre el Simposio Inaugural de Limina puede leerse aquí.
Parte II: Reflexiones sobre algunas de las actas… (i) Greg Eghigian
Como ya se ha señalado, el simposio se inauguró con una gran explosión: la conferencia magistral del historiador Greg Eghigian, “The Flying Saucer Chronicles: Reflections on the History of Our Fascination with UFOs and Alien Contact”. No puedo esperar hacer justicia al sustancioso y elocuente discurso de Eghigian, pero puedo recopilar algunos de sus llamativos y destacados puntos a partir de mis emocionadas notas garabateadas.
Como historiador, a Eghegian no le preocupa tanto el ser o la naturaleza de lo que pudiera decirse que es la causa de los informes de los testigos, sino todo el fenómeno de los platillos volantes, los ovnis y los blancos considerados culturalmente: en sus palabras, “la respuesta colectiva de la sociedad constituye el fenómeno”. Desde este punto de vista, una historia del ovni es “la historia de la historia del fenómeno”, el fenómeno, “un espejo de la sociedad” (por mucho que él mismo forme parte de esa sociedad…). Como se reconoce desde hace tiempo, los platillos volantes aparecen primero en el contexto de la Guerra Fría, los primeros informes de encuentros con sus pilotos relatan que habían venido a advertir a la humanidad de los peligros de la energía nuclear y la guerra atómica, y, más tarde, las ansiedades sobre los avances en la tecnología reproductiva encuentran su expresión en los informes de abducción de la década de 1980, una inflexión histórica analizada en detalle en el discurso de Eghigian.
Una consecuencia polémica, aunque pertinente, de la postura autoconscientemente historiográfica de Eghegian es que el fenómeno comienza estrictamente en 1947 con el informe de avistamiento de Kenneth Arnold y la acuñación periodística de “platillos volantes”. Esta tesis provocó no poco parloteo en los márgenes, una conversación constante que no lograba captar que la comprensión es radicalmente temporal, histórica. Es decir, el reportaje de Arnold es la zona cero del fenómeno, cuyas ondas expansivas se extienden hacia el pasado y el futuro. El interés suscitado por el reportaje de Arnold y sus ecos periodísticos y sociales ilumina las historias anteriores -sobre Cohetes Fantasma, Foo Fighters, Aeronaves Fantasma, o todos esos “datos malditos” relatados por Charles Fort– de tal manera que sólo entonces, en retrospectiva, se incorporan al fenómeno en general, como parte de su historia. Esta sofisticación historiográfica del discurso de Eghigian fue refrescante. La idea implícita de que, como dijo Eghegian, la experiencia siempre cae sobre una “imaginación nunca estéril” le permitió explicar y desmontar ágilmente la continua fascinación por los “antiguos astronautas”.
El fenómeno no sólo es histórico, sino también discursivo, textual, hasta el punto de que parte de su perdurable atractivo puede interpretarse con conceptos tomados de la crítica literaria, una tesis muy querida para nosotros en Skunkworks. El drama de Disclosure es un melodrama que enfrenta a heroicos y desinteresados buscadores y narradores de la verdad con malvados manipuladores que intentan ocultar la Verdad, por terrible o maravillosa que sea. Además, su final abierto apunta a su carácter de serie episódica. Como cualquier serie de televisión querida, no tiene un final preestablecido, pero la última entrega siempre puede terminar con las tentadoras palabras “¡Sigan en sintonía para el próximo episodio!”
Por último, el fenómeno siempre ha sido político. No en el sentido fácil de la política de partidos, sino en la forma más radical en que su disputa afecta a las cuestiones de legitimidad, las formas en que se construye y defiende lo que cuenta como conocimiento en la sociedad, un tema abordado por la profesora Babette Babich. Se trata de una cuestión que también se ha tratado aquí y que, por supuesto, se ha ampliado y radicalizado en formas que el discurso de Eghigian ha pasado por alto, al menos por el momento.
La siguiente parte (ii) de esta segunda división principal de mi informe puede leerse aquí.
https://skunkworksblog.com/2023/03/17/course-correction-on-liminas-inaugural-symposium-part-ii-i/
Corrección de rumbo: sobre el Simposio Inaugural de Limina Parte II (ii)
Bryan Sentes
La primera parte de mi extenso informe sobre el Simposio Inaugural de Limina puede leerse aquí. El post anterior, Parte II: Reflexiones sobre algunas de las actas… (i) Greg Eghigian, puede leerse aquí.
Parte II: Reflexiones sobre algunas de las ponencias… (ii) Jeffrey Kripal
La siguiente ponencia que me interesó fue la del profesor Jeffrey Kripal “Por qué nunca explicaremos los ovnis: la historia de la literatura mística apofática como guía”. El estilo de discurso de Kripal, y a menudo el de sus escritos, se inclina más hacia lo personal y casual que hacia lo impersonal y formal característico de la mayoría del lenguaje académico. Esta manera tiene sus ventajas retóricas, las afirmaciones rondan entre tesis y opiniones, y sus inconvenientes, ya que la línea argumental serpentea y gira en espiral de un modo que elude el resumen y, hasta cierto punto, el análisis (por mucho que Babette Babich pueda estar en desacuerdo). El discurso de Kripal encuentra un precursor y quizá cierta legitimación en los escritos posteriores de Heidegger. Por ejemplo, Heidegger abre “La pregunta por la técnica” así: “En lo que sigue cuestionaremos… El cuestionamiento construye un camino. Por lo tanto, se nos aconsejaría, sobre todo, prestar atención al camino, y no fijar nuestra atención en frases y temas aislados. El camino es un modo de pensar”. Podría decirse que Adorno y Lukács expresaron un sentimiento similar cuando observaron haciéndose eco de Hegel que “la verdad está en el proceso”.
Dicho esto, no sería injusto resumir y seguir reflexionando sobre los temas más destacados de la charla de Kripal. Su tesis central (¿una?) parece ser que el fenómeno ovni trasciende la organización disciplinaria del conocimiento en las ciencias naturales y las humanidades, siendo sus presupuestos y metodologías en la actualidad inapropiados para captar la naturaleza del fenómeno. Este punto se plantea de varias maneras. Si simplificamos demasiado y consideramos que las ciencias naturales se ocupan de la objetividad y las humanidades de la subjetividad humana, entonces los ovnis “violan, ofenden o trascienden las propias divisiones que establecemos entre sujeto y objeto”. El fenómeno es objetivo (por ejemplo, “videos de aviones de combate, fotografías, supuestos metamateriales, aparentes métodos avanzados de propulsión y marcas de aterrizaje”) y subjetivo (“encuentros cercanos, avistamientos visuales múltiples y coordinados, estados alterados de conciencia, manifestaciones visionarias y abducciones traumáticas o trascendentes experimentadas”). Como dice Kripal en otro momento, “uno puede dividir el fenómeno ovni en científico, humanístico o incluso histórico, pero nunca lo entenderá así [ya que] tiene un poder especial para desafiar o simplemente abolir nuestro orden actual de conocimiento y sus divisiones arbitrarias”. Así pues, el ovni es a la vez objetivo y subjetivo. Parafraseando, el ovni no es un simple objeto sujeto a explicación con la lógica dualista, la gramática o la ciencia, sino que se encuentra fuera del orden actual del conocimiento, cuyas categorías seculares y cientificistas son insuficientes. El ovni nunca podrá explicarse, porque “el ovni no es algo que pueda explicarse con nuestras formas de conocimiento humanas, cognitivas y basadas en los sentidos. [Posee] una ontología que no es ni mental ni material, sino ambas cosas a la vez”. Como Kripal resume gnómicamente su argumento: “el radar es real, también lo es la revelación”.
Periféricos, pero no ajenos al punto principal de Kripal, son otros, a su vez pertinentes y preocupantes. En cierto modo, Kripal localiza el fenómeno y su propia relación con él. Kripal abordó el tema por primera vez como académico de estudios religiosos en 2004, una perspectiva que lo sitúa por primera vez en el contexto de la cultura de la Nueva Era de la Costa Oeste. De hecho, Kripal hace la críptica aunque sugerente observación de que la “historia familiar de Kenneth Arnold suena muy teosófica [¿teosófica?]”. A continuación observa la presencia continental del fenómeno -los casos de Betty y Barney Hill (en Nueva Inglaterra), los ovnis sobre silos de misiles nucleares (en Dakota del Norte) y el avistamiento del aeropuerto O’Hare de Chicago- antes de subrayar la importancia del suroeste americano (con un guiño especial a la reciente investigación de Jacques Vallée sobre el caso Trinity), y afirmar que “las comunidades indígenas están llenas de tradición ovni”. Los más escépticos verán confirmados sus peores temores cuando Kripal hable de los “impresionantes testimonios” relatados en Skinwalkers at the Pentagon, ya que parece aceptar todos estos informes e historias al pie de la letra.
Y es justo en este punto (o en lo que estoy tentado de llamar “brisure”) donde la posición de Kripal se vuelve preocupante. Refiriéndose a Skinwalkers at the Pentagon, Kripal cita a uno de sus autores, Colm Kelleher, como la teoría de que “el testigo humano [es] una especie de instrumento de lectura bioquímica”, que Kripal reafirma: “la pieza de tecnología más sofisticada del planeta para detectar presencias no humanas o sobrehumanas… es el cuerpo, el cerebro y el ser humanos”. Situar el cuerpo humano de este modo es a la vez prometedor y problemático, ya que el cuerpo es el lugar donde se cruzan objeto y sujeto. Considerado como “instrumento de lectura bioquímica” o “sofisticada pieza de tecnología”, el cuerpo es un ser entre otros seres, un objeto, sujeto a la investigación científica y forense natural; como fuente de experiencia y posterior testimonio (“anécdotas”), el cuerpo es un sujeto. Kripal se esfuerza en defender el valor de lo subjetivo, la experiencia y la anécdota, frente a su desestimación por parte de las ciencias naturales. Protesta porque “toda experiencia humana, después de todo, es técnicamente anecdótica… No hay ciencia ni matemáticas, ni literatura, ni lenguaje, ni arte, ni religión, y ciertamente no hay ovnis sin ese sujeto humano… ¿Por qué no hablamos de las experiencias de esos testigos humanos?”
La respuesta obvia a la pregunta retórica (¿?) de Kripal la da el propio Kripal: “el ovni no es algo que pueda explicarse en nuestras formas de conocimiento humanas, cognitivas, basadas en los sentidos”, es decir, mediante las ciencias naturales y sus presupuestos fisicalistas o positivistas. En ausencia de una confirmación física o forense objetiva indiscutible o al menos suficiente (y los casos, “relatos” y “tradiciones” que Kripal sostiene son todos cuestionables a este respecto), los informes de experiencias pueden tomarse sólo como informes de experiencias. Desde el punto de vista humanista centrado en el sujeto, estos datos son legítimos y significativos como lugares de significado, un significado cuyo valor de verdad está protegido de la dudosa o inasible (para ser caritativos) evidencia física, porque está metodológicamente entre paréntesis de la cuestión de la causa de la experiencia para que ese significado pueda ser estudiado por sí mismo. Este movimiento metodológico, sin embargo, parece ser suspendido por Kripal al tomar los casos que presenta como verdaderos.
Y es aquí donde el agnosticismo declarado de Kripal (la “primera tesis” explícita de su charla es que “Nadie es experto aquí”; nadie puede pretender saber) pide una elucidación conceptual más explícita. La contradicción que esbozo más arriba (el ovni es objetivamente dudoso, pero las experiencias de los sujetos pueden reclamar según Kripal algo más que una verdad estrictamente subjetiva, anecdótica) es una contradicción sólo dentro de términos disciplinarios o epistemológicos que Kripal suspendería (el fenómeno ovni desafía o abole “nuestro actual orden de conocimiento y sus divisiones arbitrarias”). Sin embargo, en un aspecto, su pensamiento queda aquí atrapado en la aporía de la lógica deconstructiva (en el sentido riguroso) de la jerarquía violenta que determina su discurso. Las ciencias naturales con su conocimiento de los objetos se contraponen a las disciplinas humanísticas y su comprensión del significado de la experiencia para los sujetos humanos; el orden actual del conocimiento privilegia el primer término, epistémica, institucionalmente, etc.; Kripal, sin embargo, trataría al menos de elevar el segundo término: el conocimiento del objeto se fundamenta a su vez en el sujeto: “No hay ciencia ni matemáticas, ni literatura, ni lenguaje, ni arte, ni religión, y ciertamente no hay ovni sin ese sujeto humano”. Pero, al mismo tiempo, al intentar legitimar al sujeto como cuerpo, como “instrumento de lectura bioquímica” o “sofisticada pieza de tecnología”, el sujeto humano como fuente legítima de datos se basa en las ciencias físicas, médicas y forenses. Kripal quizá intuya este doble vínculo cuando afirma: “Sea lo que sea [el fenómeno], sencillamente no se comporta según nuestras reglas o supuestos filosóficos, ninguno de ellos”. Pero incluso esta tesis necesita ser defendida y demostrada, una legitimación que sólo puede darse en el contexto de los supuestos que Kripal suspendería. De forma más caritativa, podría decirse que Kripal afirma que el fenómeno ovni niega nuestro actual orden de conocimiento. En primer lugar, el fenómeno como tal posee una positividad indudable; es objetivo y subjetivo, como dice Kripal. Sin embargo, como un misterio que se resiste a ser comprendido, explicado o “aclarado” (al menos por el momento), ya sea por, por ejemplo, alguna versión de la Hipótesis Psicosocial o como eventualmente algún nuevo fenómeno, por ejemplo, de plasma, el ovni se resiste a ser conocido. Esta negación de nuestros supuestos filosóficos y epistémicos exige a su vez una “negación de la negación”, una reordenación de nuestro conocimiento que resulte suficiente para darnos algún conocimiento del fenómeno, una reordenación presumiblemente al otro lado de lo que Kripal considera las categorías de “objetivo” y “subjetivo”.
Pero lo que me molesta persistentemente de las posiciones de Kripal son sus fundamentos filosóficos aparentemente superficiales. Trascender la “arbitraria” articulación disciplinar de “nuestro actual orden de conocimiento” exige algo más que simplemente dejar atrás esa formación de conocimiento. Por un lado, la dispersión rizomática de los modos de conocimiento “científico” (y aquí incluyo todas las “ciencias”, naturales, sociales y humanísticas) no es “arbitraria” (por muy concretamente dogmática que pueda llegar a ser…): la división del trabajo de investigación es precisamente la práctica que ha sustentado la expansión del conocimiento desde la Revolución Científica. Por otra parte, el movimiento contrario a esta dispersión y al predominio de las ciencias naturales está en marcha desde hace mucho tiempo. La universidad moderna (humboldtiana) tiene su origen en el intento de unificar esta disolución de la unidad del saber. Además, la “interdisciplinariedad” ha estado en el centro de aquellos proyectos -desde el Romanticismo de Jena y el Idealismo alemán hasta la Deconstrucción y la academia actual- que retoman el espíritu autocrítico de la Ilustración. La defensa de la “experiencia” encuentra su primer héroe en Wilhelm Dilthey a finales del siglo XIX y un aliado en la fenomenología de Edmund Husserl y los fenomenólogos actuales, y el proyecto filosófico y sociológico de unificar lo que los departamentos universitarios han escindido lo llevan a cabo Hans-Georg Gadamer y Jürgen Habermas, respectivamente. Todo esto viene a decir que, en un sentido (y este punto se planteó en una de las respuestas a la charla de Kripal), todos los objetos, no sólo los voladores no identificados, son disueltos en sus diversos aspectos posibles por las ciencias. Al mismo tiempo, el problema de cómo negociar esta disolución y recuperar una unidad asumida por las ciencias y la experiencia es algo en lo que se ha trabajado durante siglos y debe resolverse. Por tanto, está bien dicho lo que dice Kripal de que el ovni exige un pensamiento y una investigación novedosos, pero el conocimiento exige un momento reflexivo y trascendente, una reflexión autocrítica que abra un camino más allá de las aporías de la incongruencia entre los modos de conocimiento y su objeto que bloquean el progreso. Es mi tesis que existen recursos filosóficos no desdeñables, conceptuales y argumentativos, que aún están por investigar y explotar.
https://skunkworksblog.com/2023/03/17/course-correction-on-liminas-inaugural-symposium-part-ii-ii/