Presunto redux inmanente
24 de junio de 2023
Bryan Sentes
El profesor de Teología Stephen Bullivant ensaya una deliciosa tesis sobre la creencia (o fascinación) en los “antiguos alienígenas” como una inflexión del ateísmo en su reciente artículo para Big Think.
Al hacerlo, se basa, aunque involuntariamente, en una premisa central de mi artículo y el de Palmer “Presumed Immanent” sobre las religiones ovni y la ideología que comparten con la sociedad “avanzada”. Bullivant observa ingeniosamente que “aunque tendamos a pensar que los alienígenas son seres paranormales, no son seres sobrenaturales”, subrayando el naturalismo o fisicalismo o materialismo más o menos inconsciente que subyace en gran parte del pensamiento de las sociedades desencantadas de la Tierra (no es que tales nociones estén lejos de ser controvertidas…).
Esta reconfiguración de la religión como ufología también tiene sus influencias modernas. Las recientes revelaciones de David Grusch (¡que ya tienen su propia entrada en Wikipedia!), con sus escuetos rumores sobre extraterrestres buenos y malos, los crímenes de estos últimos y los acuerdos firmados con ellos por varios gobiernos de la Tierra, riman con el discurso en torno a las interpretaciones fundamentalistas del Fin de los Tiempos que surgieron por primera vez como tales con no poco gusto en la década de 1970 y las posturas cristianas fundamentalistas sobre los ovnis y sus ocupantes. De hecho, Nick Redfern describió esta mentalidad en ciertos elementos gubernamentales en su Final Events, un volumen en casa al lado del más reciente Skinwalkers at the Pentagon …
El asunto invita a la reflexión. Por un lado, el platillo volante ha inspirado una respuesta religiosa. La Hipótesis del Antiguo Extraterrestre subyace en el dogma del International Raëlian Movement; la Teosofía y sus Maestros Ascendidos y la doctrina de la reencarnación encuentran una inflexión ufológica en Unarius; e incluso la Nation of Islam tiene su mitología del origen extraterrestre de la raza blanca y la naturaleza de los ovnis. En todos estos casos, el fenómeno ovni se espiritualiza. De manera similar, una perspectiva cristiana fundamentalista “abduce” (en el sentido de la semiótica de Peirce) al ovni. Por otra, una mentalidad científica y laica se ve arrastrada a dimensiones más paranormales, siendo el caso de la renuncia de Jacques Vallée a la Hipótesis Extraterrestre a finales de los años sesenta el locus classicus. Más recientemente, el astrofísico Massimo Teodorani ha admitido (en parte) que “lo que se desprende de mis reflexiones es que el fenómeno ovni no es muy diferente… de las apariciones fantasmales… Entonces: ¿por qué no de ‘otras dimensiones’, incluido el reino de después de la muerte?” Y sería negligente no mencionar, entre la generación más joven de investigadores, a Joshua Cutchin, que ha publicado recientemente un estudio en dos volúmenes sobre el fenómeno y la muerte…
Dudo en postular, como han hecho pensadores más temerarios, que el fenómeno es un lugar donde se deconstruye (en el sentido riguroso) una oposición binaria entre lo paranormal y lo sobrenatural o entre lo secular y lo espiritual, pero el tema posee sin duda, como decía Walt Whitman, “vista”.
https://skunkworksblog.com/2023/06/24/presumed-immanent-redux/