Raros y maravillosos: Elefantes, ovnis y tanques
En sus casi 100 años de existencia, Selhurst Park ha albergado una colección de rarezas y maravillas. A continuación, repasamos tres de los objetos más extraños que han acabado sobre el césped de SE25.
SELHURST SE VUELVE INTERGALÁCTICO
Quizás el objeto más singular que ha albergado SE25 llegó el 1 de abril de 1989.
En una de las mayores y más memorables bromas del Día de los Inocentes, el fundador de Virgin, Richard Branson, captó la atención de la nación haciendo volar un supuesto ovni sobre Londres. Branson, un londinense del sur, utilizó el campo de Selhurst Park para lanzar su globo “Virgin Galactic Airways” a la atmósfera, y sólo unos pocos dentro del club conocían la historia completa.
“¿Qué harías si tuvieras una idea para hacer sonreír a la gente y el 1 de abril se acercara rápidamente en el calendario?” escribió Branson en un post de la web de Virgin hace unos años. “Mi respuesta a esta pregunta fue sencilla: construyamos un ovni y lancémoslo sobre Londres”.
La broma pesada de Branson pilló al país por sorpresa, y la travesura se ocultó incluso a los empleados del Palace. Así, cuando el personal llegó a Selhurst para trabajar, ninguno estaba preparado para ver el globo preparándose para el vuelo sobre el terreno de juego.
“Cuando llegamos a la autopista empezaba a amanecer”, continúa Branson. “Pudimos ver cómo se detenían todos los vehículos y cómo cientos de personas miraban al ovni que les sobrevolaba”.
“Fue muy divertido ver sus reacciones. Lo que no sabíamos era que se habían movilizado tres fuerzas policiales, se había alertado al ejército y todas las emisoras de radio y televisión habían informado de la presencia de un ovni volando a baja altura sobre Londres”.
“La policía nos rodeó y luego envió a un policía solitario con su porra a través del campo para recibir al extraterrestre. La puerta del ovni se abrió muy lentamente, con mucho hielo seco saliendo de ella. ET (ok, ¡alguien disfrazado de ET!) bajó por la plataforma hacia el policía. Rápidamente se dio la vuelta y salió corriendo por donde había venido”.
La policía nos rodeó y luego envió a un policía solitario con su porra a través del campo para recibir al extraterrestre.
-Richard Branson
Branson patrocinó el equipamiento del Palace esa misma temporada, y las Águilas llevaron el eslogan Fly Virgin hasta la final de la FA Cup en 1990. No fue exactamente en el espacio exterior, pero para el Palace fue todo un éxito.
ELEFANTE EN LA HABITACIÓN
Es cierto que no era para un partido del Palace, pero aun así: un elefante. En un campo de fútbol.
A lo largo de los años ha habido algún que otro burro, un zorro y un perro, pero este animal, literalmente, está por encima de los demás. Dejando a un lado los derechos de los animales, el Presidente del Wimbledon, Sam Hammam, supuestamente pensó que era una buena idea antes de un partido contra el Nottingham Forest en 1995, cuando los entonces campeones terminaron su campaña por todo lo alto.
El elefante, con personal del Circo de Mary Chipperfield, desfiló por el campo, fue alimentado por los aficionados y se fotografió con Hammam.
Sin embargo, cuando los jugadores del Forest y del Dons se disponían a alinearse, el personal no pudo sacar al animal del campo, lo que llevó al árbitro Steve Lodge a mostrarle una tarjeta amarilla. Cuando el elefante se marchó, la Pandilla Loca pudo cerrar su campaña con un empate a 2-2.
¿Lo has olvidado? El elefante no.
A TANQUE
El Palace recibió al Manchester United al final de la temporada 1970/71, y antes del partido dos tanques desfilaron por el campo, disparando balas de fogueo.
“¿Qué le parece esta potencia de fuego?”, bromeó Brian Moore en The Big Match aquella noche. “Potencia de fuego” resultó ser un juego de palabras acertado, ya que el choque terminó 3-5 a favor del United.
El Ejército Territorial tenía su base en Mitcham y animaba a los aficionados a alistarse a través del programa del día del partido. Los soldados marchaban o disparaban rifles y subfusiles como parte de los actos. Sin embargo, los aficionados de Selhurst no parecían inmutarse, y la mayoría se tapaba los oídos cuando el tanque pasaba a una velocidad alarmante.