¿Realmente hay personas “asesinadas por extraterrestres”? Un experto opina sobre las muertes relacionadas con ovnis
29 de mayo de 2024
Por Rob Waugh para DAILYMAIL.COM
Muchos informes sobre muertes prematuras en EE.UU. se han relacionado con extraterrestres, desatando teorías de que estas personas podrían haber sido asesinadas por el tercer tipo.
Entre ellos se encuentran un piloto de las Fuerzas Aéreas de EE.UU. que murió poco después de presenciar un objeto volador y un brasileño que recibió un “zapping en la cabeza por parte de un extraterrestre”.
Nigel Watson ha escrito sobre estos casos en una nueva revista, UFO Files, que incluye un capítulo, Death By UFO, dedicado a estas misteriosas muertes.
Los creyentes en los ovnis tienen la misión de demostrar que los extraterrestres están detrás de muchos asesinatos de alto nivel ocurridos en las últimas décadas.
Watson lleva años investigando informes sobre ovnis en todo el mundo y ha publicado varios libros e informes sobre sus hallazgos.
Encuentro fatal en los cielos
Uno de los casos analizados en el libro es la muerte del capitán de las Fuerzas Aéreas estadounidenses Thomas Mantell, a quien se pidió que investigara un objeto volador cónico y plateado en 1948.
Los informes afirman que Mantell, que era un héroe de la Segunda Guerra Mundial de 25 años de edad, y otros tres pilotos estaban realizando un ejercicio de entrenamiento cuando llegó la petición de investigar un objeto plateado de alto vuelo con puntas rojas.
“Parece ser un objeto metálico o posiblemente el reflejo del sol de un objeto metálico, y es de un tamaño tremendo”, informó Mantell mientras volaba en los cielos de Fort Knox en Kentucky.
Los tres aviones se elevaron 22,000 pies en el aire para interceptar el objeto.
El capitán Thomas Mantell murió tras seguir a un misterioso objeto metálico en su jet
A las 14.45 horas, Mantell comunicó por radio a la torre que había avistado el objeto.
“El objeto está justo delante y encima de mí, moviéndose a la mitad de mi velocidad”, dijo.
30 minutos más tarde volvió a informar: “Parece ser un objeto metálico o posibles reflejos del sol en un objeto metálico, y es de un tamaño tremendo. Sigo subiendo. El objeto está por encima y por delante de mí moviéndose a mi velocidad o más rápido. Intento acercarme para verlo mejor”.
Poco después, los otros dos aviones tuvieron que abortar la misión por falta de suministros de oxígeno.
Mantell, sin embargo, siguió volando cada vez más alto, hasta alcanzar los 25,000 pies.
A las 5 de la tarde se descubrieron restos de su avión en el condado de Shelby, al sureste de Louisville.
Las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos afirmaron en un primer momento que estaba persiguiendo al planeta Venus, pero luego dijeron que el objeto era un globo Skyhook secreto patrocinado por la CIA y lanzado en el sur de Ohio.
Según Watson, los creyentes en los ovnis siguen manteniendo que Mantell murió a manos de un ovni asesino, y la explicación del Skyhook no se reveló hasta finales de la década de 1960.
Un rayo de la muerte
En agosto de 1967, el brasileño Inacio de Souza y su esposa regresaban a su casa cuando vieron un objeto con forma de lavabo invertido y tres hombres vestidos con ropas ajustadas.
Souza disparó por reflejo a uno de los hombres con su rifle Parecía no tener efecto, pero un rayo de luz verde salió disparado hacia la cabeza de Souza desde el ovni.
De Souza cayó inconsciente y sufrió entumecimiento y temblores en la cabeza y las manos.
Un médico sugirió que Souza sólo había sufrido alucinaciones, y pocos días después le diagnosticaron leucemia. La enfermedad avanzó rápidamente y murió el 11 de octubre de 1967.
Watson escribió: “Mientras que algunos ufólogos piensan que el encuentro y la enfermedad de Souza son simplemente una trágica coincidencia, otros prefieren creer que la luz verde del ovni era un intenso haz de radiación mortal”.
“Lluvia intensa” procedente de un ovni
En 1947, Harold A Dahl, su hijo Charles y dos tripulantes se encontraban en un remolcador frente a la isla de Maury, en el estrecho de Puget, entre Seattle y Tacoma.
Los hombres dijeron que vieron seis objetos dorados y plateados con forma de dona sobre ellos, uno de los cuales se “tambaleó” antes de soltar una lluvia de finas tiras metálicas y bultos negros.
Harold Dahl estaba en un remolcador con sus hijos cuando vio misteriosos objetos dorados y plateados sobre ellos.
Uno golpeó el brazo del niño, quemándolo, y su perro murió.
El jefe de Dahl, Fred Lee Crisman, visitó el lugar y reclamó algunos de los restos.
Dahl se enfrentó entonces a un hombre vestido de oscuro que conducía un sedán negro, le llevó a un restaurante de Tacoma y le advirtió que guardara silencio.
Kenneth Arnold, que había visto platillos volantes unos días antes, pidió ayuda a los servicios de inteligencia de las Fuerzas Aéreas.
El 31 de julio de 1947, el capitán William Davidson y el teniente Frank M Brown fueron enviados a Tacoma, pero no encontraron pruebas de una lluvia de plomo fundido y pensaron que los fragmentos de muestra eran escoria de una fundición.
Davidson y Brown murieron al estrellarse su B-25 de regreso a la base, y muchas de las muestras y fotografías relacionadas con el caso desaparecieron.
Watson escribe: “Para muchos, todo esto olía a encubrimiento de inteligencia militar. Cuando, en octubre de 1968, el fiscal Jim Garrison llevó a Clay Shaw a juicio por su presunta implicación en el asesinato de John F. Kennedy, un tal Fred Lee Crisman fue citado para asistir”.
Kenneth Arnold, que vio los primeros “platillos volantes”
Un bombardero B-25 similar al que los hombres montaron.
Garrison creía que Shaw y Crisman eran empleados de la CIA involucrados en una serie de actividades dudosas, incluyendo el asesinato de JFK.
Cuando regresaban a su base en Hamilton Field, California, el motor de babor de su avión B-25 se incendió y murieron al estrellarse cerca de Kelso, en el estado de Washington.
Una llamada anónima al periódico local, nombró a las víctimas antes de que se hiciera público el accidente y afirmó que el avión fue derribado por un cañón de 20 mm porque transportaba fragmentos de un platillo volante.
Cuando Kenneth Arnold despegó de Tacoma, su motor falló y tuvo que hacer un aterrizaje forzoso. Al revisar su avión, descubrió que su válvula de combustible había sido desconectada. Paul Lance, reportero del Tacoma Times, que cubrió esta historia, murió repentinamente dos semanas después de meningitis.
Muchas de estas historias parecen extravagantes y muchas de estas muertes tienen explicaciones creíbles. Así que no van mucho más allá de la comunidad ovni. Las agencias gubernamentales o los famosos Hombres de Negro, podrían estar en el trabajo, pero parece muy extremo asesinar a personas, especialmente durante décadas, cuando hay maneras más fáciles de desacreditar a los investigadores de ovnis.
“Congelada” cerca de un ovni
La investigadora de ovnis de Nueva York Jennifer Stevens fue contactada por dos chicos en febrero de 1968 que afirmaban haber visto una “bola de fuego brillante” sobre el río Mohawk.
El amigo del chico creyó ver un humanoide vestido de blanco entre unos arbustos.
El cuerpo de otro chico de 16 años fue hallado en las proximidades tras dejar una nota a sus abuelos diciendo que iba a dar un paseo.
Watson escribe: “El veredicto del forense fue muerte por exposición, pero Stevens estaba convencida de que su muerte estaba relacionada con la actividad ovni en la zona. Señaló que las huellas del niño en la nieve indicaban que al principio había estado corriendo, luego parecía como si algo lo hubiera arrastrado desde arriba”.
Tras el avistamiento, el marido de Stevens fue abordado por un hombre que le dijo: “La gente que busca ovnis debería tener mucho cuidado”.
Cuando su marido murió repentinamente, Stevens abandonó sus investigaciones sobre ovnis.