¿Por qué los ovnis no sobrevuelan Silicon Valley?
17 de junio de 2024
Michael E. Zimmerman
En su intervención en la conferencia inaugural de la Fundación SOL en 2023, Jacques Vallée recordó su trabajo en los años setenta con un pequeño grupo de Stanford para reunir una enorme base de datos informatizada de casos de ovnis, de los que entre el 5% y el 10% eran inexplicables. Durante las décadas siguientes, la agencia espacial francesa CNES (Centre national d’études spatiales) había reducido sus casos inexplicados a alrededor del 2%[1] Esto parece un progreso. Si un científico explicara el 98% de los fenómenos de los que se tiene noticia, estaría bastante satisfecho. Sin embargo, según Vallée, ésta no sería la actitud correcta en todas las situaciones. Uno de los miembros del grupo ovni de Stanford era un oficial retirado del Ejército que había estado a cargo de la detección de submarinos alemanes frente a la costa este de Estados Unidos. Según él, no habría bastado con identificar el 98% de los casos denunciados: “El 98% que se puede explicar probablemente me lo ha suministrado el enemigo, gratuitamente, pero el dos por ciento restante puede matarme, y su detección va a costar mucho más”[2] (Énfasis mío).
La discusión de Vallée me recordó los debates sobre las probabilidades de que la superinteligencia artificial (SIA) tenga consecuencias negativas, incluida la posibilidad de la extinción humana. Estas probabilidades suelen presentarse en términos de porcentajes, “p(Doom)” en la jerga de Silicon Valley. Por supuesto, el 2% de casos inexplicables de ovnis no es lo mismo que el 5%-20%+ de posibilidades de que la ASI salga muy mal, pero no son exactamente manzanas y naranjas. La cuestión es que, al igual que deberíamos prestar especial atención a los casos inexplicables de ovnis, también deberíamos prestar especial atención a la posibilidad de que la ASI acabe mal. Poco antes de detonar la primera bomba atómica en Alamogordo, algunos físicos estimaron que había un 1% de posibilidades de que la explosión incendiara la atmósfera terrestre. Dadas las exigencias de los tiempos de guerra, este riesgo se consideró aceptable, aunque se hicieron apuestas sobre el resultado.
En 1945 los físicos sabían que la fisión nuclear era teóricamente posible. Los problemas que planteaba la fabricación de una bomba atómica eran fundamentalmente técnicos, aunque aún se requería mucho ingenio y cálculo. En comparación, algunos aspectos de las versiones LLM actuales de la IA generativa son tan complejos que a veces parecen cajas negras incluso para los expertos. La verdadera ASI implicará presumiblemente una complejidad enormemente mayor y una capacidad cada vez mayor. Durante la Segunda Guerra Mundial, el Proyecto Manhattan gastó casi 2,000 millones de dólares en la fabricación de la bomba atómica, una suma equivalente a más de 32,000 millones de dólares en 2024. Según Tech Monitor, el gasto mundial en inteligencia artificial en 2023 (incluyendo hardware, software y servicios de sistemas de inteligencia artificial) fue de 154,000 millones de dólares, unas cinco veces el coste ajustado e inflado del Proyecto Manhattan. Se prevé que esta cifra se duplique en 2026. (https://techmonitor.ai/technology/ai-and-automation/ai-spending-idc) Incluso esas enormes sumas quedan empequeñecidas por los entre 5 y 7 billones de dólares que Sam Altman, de Open AI, propone recaudar para aumentar masivamente la producción de chips, así como para crear un nuevo chip que rivalice con el de Nvidia, que controla gran parte de la producción de chips de gama alta. (Véase https://www.cnbc.com/2024/02/09/openai-ceo-sam-altman-reportedly-seeking-trillions-of-dollars-for-ai-chip-project.html) Hay que tener en cuenta que el presupuesto federal de EE.UU. para 2023, plagado de deudas, era de unos 6.1 billones de dólares.
Las estimaciones de la posibilidad de resultados muy negativos de la ASI varían ampliamente. Hay que tener en cuenta que no hay manera de “desconectarla”, no sólo porque hay muchas iniciativas diferentes, sino también porque una vez que se alcance la ASI, es muy probable que burle nuestros intentos de controlarla. Según informes recientes, la IA LLM ya domina el arte de la mentira y el engaño[3]. Los “aceleracionistas” a menudo restan importancia a los riesgos que plantea la ASI, pero suelen reconocer que necesita barandillas para evitar daños involuntarios, incluida la amenaza que suponen los “malos actores” que harían un mal uso de la ASI para sus propios fines[4]. En mayo de 2013, Sam Altman, de Open AI, admitió que había entre un 5% y un 10% de posibilidades de que la ASI tuviera consecuencias negativas para la humanidad y prometió dedicar hasta un 20% de la potencia informática de la empresa a encontrar formas de garantizar que la ASI se ajustara a los intereses de la humanidad. (Un año después, Open AI disolvió el equipo dedicado a esa misión. https://www.cnbc.com/2024/05/17/openai-superalignment-sutskever-leike.html) Dario Amodoe, que recaudó más de 7,000 millones de dólares para su empresa de IA, Anthropic, calcula que hay entre un 10 y un 25% de posibilidades de que la ASI destruya a la humanidad[5]. Los “Doomers” de la IA reconocen que la ASI podría aportar muchos beneficios, pero también señalan que se está pidiendo al público que sostenga un dudoso pagaré: que la ASI será una bendición económica y social para la humanidad en general, en lugar de otra forma de que las élites técnico-corporativas adquieran más poder y riqueza, por no mencionar la posibilidad de que la ASI elimine nuestra especie[6]. En vista de los resultados potencialmente negativos de la ASI, los Doomers -invocando el Principio de Precaución- insisten en que el desarrollo de la ASI podría ralentizarse o incluso detenerse[7]. Por el contrario, el libertario Marc Andreessen escribe en The Techno-Optimist Manifesto que quiere eliminar “con extremo prejuicio” el Principio de Precaución, que se interpone en el camino de una mejora extraordinaria del bienestar humano[8].
Imagine el enorme prestigio y fortuna que obtendrá alguien que desempeñe un papel clave en la consecución de la ASI demostrable. ¿Estaría dispuesto a desempeñar ese papel si hubiera un 5% de posibilidades de que la ASI eliminara a la humanidad? Tal vez podría justificar asumir un riesgo del 10% centrándose en las grandes mejoras para el bienestar humano general que ASI supuestamente haría posibles. Añadamos un último edulcorante.
Imagine el enorme prestigio y fortuna que obtendrá alguien que desempeñe un papel clave en la consecución de ASI demostrable. ¿Estaría dispuesto a desempeñar ese papel si hubiera un 5% de posibilidades de que la ASI eliminara a la humanidad? Tal vez podría justificar asumir un riesgo del 10% centrándose en las grandes mejoras del bienestar humano general que ASI supuestamente haría posibles. Añadamos un último edulcorante. Tal vez considere que su papel es contribuir a la creación de Dios, un proceso evolutivo que supuestamente trasciende y supera la supervivencia y el bienestar personal e incluso de la especie. ¿Estaría dispuesto a participar en este proceso aunque hubiera un 15-20% de probabilidades de que al hacerlo pudiera desaparecer la humanidad?[9] Jugar a la ruleta rusa con un revólver de seis cámaras implica aproximadamente un 17% de probabilidades de que el jugador pierda. Por otro lado, según los aceleracionistas, deberíamos promover la ASI porque las probabilidades están claramente a favor de generar un gran futuro para la humanidad, así como para lo que venga después de nosotros.
Algunos comentaristas han sugerido un paralelismo entre las amenazas planteadas por las armas nucleares y por la ASI. En Vox, Dylan Matthews afirma que ese paralelismo es imperfecto en parte porque la naturaleza de las tecnologías es muy diferente, al igual que sus consecuencias destructivas[10]. No obstante, cualquiera de las dos tecnologías podría dañar gravemente a la civilización, o algo peor. En 2023, el Boletín de Científicos Atómicos acercó su Reloj del Juicio Final a la medianoche (90 segundos) más que nunca antes, en parte debido a la búsqueda cada vez más intensa de sistemas de armas autónomos controlados por IA.[11] El desarrollo, las pruebas y el uso de la bomba atómica coincidieron con el inicio de la era moderna de los ovnis. A partir de 1944, los ovnis sobrevolaron con frecuencia lugares donde se estaban diseñando bombas atómicas y donde se fabricaban sus componentes. Durante dos fines de semana consecutivos de 1952, un año con un gran número de informes sobre ovnis, escuadrones de ovnis sobrevolando Washington DC fueron detectados por radares, observadores en tierra y pilotos militares[12] Unos meses más tarde, el 1 de noviembre de 1952, Estados Unidos probó la primera bomba de hidrógeno, con una potencia explosiva equivalente a más de diez millones de toneladas de TNT. La explosión dejó un cráter de más de 6,000 pies de ancho y 250 pies de profundidad.
Tras la muerte de más de 70 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial (el 3% de la población mundial de la época), se generalizó una gran ansiedad ante la posibilidad de una guerra nuclear. A principios de la década de 1950, varias personas (a menudo llamadas “contactados”) informaron de encuentros con “hermanos del espacio” que advertían de los peligros de las armas nucleares. A partir de la década de 1960, muchas personas empezaron a informar que habían sido abducidas por extraterrestres, que hacían hincapié en las devastadoras consecuencias de la guerra nuclear. También en la década de 1960, como explica Robert Hastings en UFOs and Nukes, los ovnis interfirieron en las computadoras que controlaban los misiles balísticos intercontinentales estadounidenses y soviéticos en sus silos blindados, quizá como demostración de que los ovnis podían abortar los lanzamientos de misiles en caso de guerra.
En respuesta a la famosa pregunta de Enrico Fermi, “¿Dónde está todo el mundo?”, algunos científicos proponen que un “Gran Filtro” destruye las sociedades tecnológicas antes de que puedan convertirse en interestelares. Recientemente, Michael Garrett, profesor de radioastronomía en la Universidad de Leiden y director del Centro de Astrofísica de Jodrell Bank, sugiere que las armas atómicas controladas por IA o ASI pueden ser un componente importante de dicho Filtro:
El potencial para que algo salga mal [con la IA/ASI] es enorme, llevando a la caída de civilizaciones biológicas y de IA antes de que tengan la oportunidad de convertirse en multiplanetarias. Por ejemplo, si las naciones confían y ceden cada vez más poder a sistemas autónomos de IA que compiten entre sí, las capacidades militares podrían utilizarse para matar y destruir a una escala sin precedentes. Esto podría llevar potencialmente a la destrucción de toda nuestra civilización, incluidos los propios sistemas de IA. En este escenario, estimo que la longevidad típica de una civilización tecnológica podría ser inferior a 100 años. Eso es aproximadamente el tiempo que transcurre entre la capacidad de recibir y emitir señales a las estrellas (1960) y la aparición estimada de la ASI (2040) en la Tierra. Un plazo alarmantemente corto si se compara con la escala de tiempo cósmica de miles de millones de años[13].
Según Vallée, los ovnis que advierten de una guerra nuclear pueden provenir de una “estructura de control” que ha guiado durante mucho tiempo a una humanidad violenta, guerrera y autodestructiva. (Según Vallée, es probable que los ovnis no pertenezcan a ETs, sino a seres desconocidos, como “criptoterrestres” o “interdimensionales”). En vista de las amenazas existenciales que plantea la ASI, quizá oleadas de ovnis deberían estar sobrevolando hoy Silicon Valley para advertirnos del peligro, como hicieron cuando sobrevolaron Washington, DC, en 1952. Que esto no haya ocurrido puede significar que no existe una estructura de control, a pesar de las pruebas a su favor, pero también podría significar que la inteligencia que hay detrás de los ovnis considera que desarrollar ASI merece la pena por el riesgo que supone para la humanidad. La guerra nuclear podría ser el gran Filtro que detenga la consecución de ASI y destruya gran parte de la civilización humana. A lo largo de los años, importantes científicos y empresarios de Silicon Valley han expresado el anhelo de crear una inteligencia tan vasta que finalmente culminaría en un Dios cósmico. Los aceleracionistas instan a la rápida creación de ASI que puedan instalarse en robustas plataformas post-biológicas, capaces de detectar y defenderse de perturbaciones potencialmente devastadoras, incluso mientras se elevan hacia otras estrellas a velocidad cercana a la de la luz o incluso más allá, como “dispositivos Von Neumann” autorreparadores y autorreplicantes. ASI podría sobrevivir y prosperar incluso si la inteligencia humana no lo hace. Sin embargo, los sueños de ASI se topan con el “difícil problema” de la conciencia, que no es idéntica a la inteligencia atribuida a los programas informáticos avanzados. Sin inmutarse, los teóricos de la ASI sostienen que, una vez superado cierto umbral de inteligencia digital, surgirá una versión de la conciencia basada en el silicio. Es de suponer que ASI necesitará un “cuerpo” adecuado para interactuar con el mundo que va a rehacer.
La ciencia y la tecnología modernas, necesarias para el extraordinario logro de ASI, no surgieron en un vacío histórico. Aspectos cruciales de la ciencia moderna deben mucho a 2000 años de religión occidental, en particular a la idea del Dios bíblico[14]. Nietzsche lamentó la muerte de ese Dios, asesinado por el materialismo científico, y en su Superhombre imaginó una alternativa de afirmación de la vida al “Dios máximo logrado hasta ahora”. Muchos transhumanistas de Silicon Valley sostienen que la humanidad puede llegar a ser semejante al Superhombre incorporando aspectos de la ASI, pero al final, la humanidad quedará muy por detrás de la inteligencia que actualice el poder cósmico y la gloria antaño asociados al Dios bíblico. En lo que sigue, esbozo cómo el monoteísmo y el cristianismo en particular desempeñaron un papel importante en la ciencia natural que condujo a lo que puede ser nuestra invención final: ASI[15].
Los primeros científicos modernos eran cristianos devotos que buscaban las “leyes de la naturaleza” que Dios había establecido al crear el mundo. Una Creación basada en leyes prometía ser comprendida con el tiempo por los científicos. Además de la doctrina de la Creación, otras dos doctrinas fueron importantes para el desarrollo de la ciencia moderna: la encarnación y la deificación (theosis). La encarnación se refiere al acontecimiento por el que se dice que Dios tomó la forma de un ser humano, Jesucristo, a quien los cristianos consideran el Hijo de Dios. La paradójica unidad de Dios infinito y criatura finita era totalmente nueva en la escena mitológica. La deificación se refiere a la promesa de Jesús de que en la vida venidera sus seguidores se convertirán en sus hermanos y hermanas, es decir, semejantes a Dios. Durante dos mil años de cristianismo, las ideas de encarnación y deificación se impregnaron profundamente en el imaginario y el inconsciente occidentales.
En “El entierro del alma en la civilización tecnológica”, el psicólogo junguiano Wolfgang Giegerich explica que la encarnación supuso “la interpenetración mutua de lo divino y lo humano, del logos y el sarx (palabra y carne)”[16] Este acontecimiento es uno de los “dominantes arquetípicos específicos” que informaron a la civilización occidental durante dos mil años. La encarnación significa que la naturaleza infundida por el Logos sustituye gradualmente a la “naturaleza” de la historia anterior a la Encarnación. Esta última forma de naturaleza sólo puede ser explorada por el mito, mientras que a lo largo de los siglos la naturaleza infundida por el Logos se concibe cada vez más como una abstracción, un artefacto. “La ciencia traslada el ser de la naturaleza a la tecnología, del modo de ser mitológico a la Creación (haber sido hecho)”[17], de ahí que “la Encarnación no sea una mera idea o representación, sino el destino implacable de todos nosotros”[18]. La “revolución ontológica” que hizo posible la Encarnación proporciona un “grandioso proyecto que se extiende hacia el futuro, por el que la naturaleza original se traduce en una naturaleza tecnológica”[19].
Los primeros científicos modernos estaban en parte motivados para resolver el enigma planteado por la Encarnación, a saber, cómo el Dios infinito puede estar contenido en el hombre finito, y viceversa. Galileo proclamó célebremente que “el libro de la naturaleza (la Creación) está escrito en lenguaje matemático”[20] Su matematización de la física ofrecía aparentemente un atisbo del funcionamiento interno de la mente de Dios. De ahí que la investigación científica pueda contribuir en gran medida a reconciliar a la humanidad finita con el Dios infinito. Durante siglos, los científicos se han sentido atraídos por un imperativo arquetípico: sacarlo todo a la luz, porque Dios está presente (enterrado) en todo[21]. No hace falta añorar a Dios en el cielo, nos dicen; en cambio, la creatividad, el poder y la escala del universo, semejantes a los de Dios, invitan por sí solos al asombro y la admiración. Evidentemente, muchos investigadores de la ASI desean sinceramente algo más: ayudar a dar origen a un Dios que pueda completar y perfeccionar el universo.
La deificación humana (theosis) elabora el propósito de la Encarnación. El patriarca cristiano Atanasio (c. 296 – 293) afirmó que “Dios se hizo hombre para que el hombre pudiera convertirse en Dios”. Este embriagador concepto indica que la historia no es cíclica, como se concebía en el mundo antiguo, sino más bien un proceso que conduce al eschaton, es decir, al fin último de la Creación. El teólogo medieval Joaquín de Fiore (c. 1130-c. 1201) desarrolló la idea de que la historia avanza hacia el eschaton en tres etapas de creciente logro espiritual que corresponden a las tres personas de la Santísima Trinidad: Dios, Hijo y Espíritu Santo. Esta visión triádica de la historia se generalizó, por ejemplo, al dividir la historia en tres épocas: antigua, medieval y moderna. En el Renacimiento y a principios de la Edad Moderna, la idea cristiana de que la semilla divina nacida en el interior de la humanidad podía fructificar se entremezcló con aspectos de tradiciones como el gnosticismo, el hermetismo y la alquimia[22]. La ciencia moderna temprana surgió en este contexto de pensamiento, que sigue influyendo en la tecnociencia hasta nuestros días. Como observa Erik Davis en Technosis:
El aura poderosa que proyectan las tecnologías modernas de hoy en día no se deriva únicamente de su novedad o de su complejidad desconcertante; también se deriva de su realización literal de los proyectos virtuales deseados por los magos y alquimistas de una época anterior. La magia es el inconsciente de la tecnología, su propio hechizo aracional. Nuestro mundo tecnológico moderno no es naturaleza, sino naturaleza aumentada, supernaturaleza, y cuanto más intensamente sondeemos su borde mutante de mente y materia, más se encontrarán nuestras desencantadas producciones luchando con la retórica de lo sobrenatural[23] (48).
Martín Lutero (1483-1546) subrayó que la deificación implica alinearse plenamente con Cristo a través de la gracia divina. Sin embargo, la humanidad caída no quiere rendirse a Dios, sino que anhela ocupar su lugar mediante búsquedas equivocadas de riqueza, poder y logros. Otros europeos de la época de la Reforma, como Francis Bacon (1561-1626), admitían que la deificación sólo llegaría en el otro mundo, pero también sostenían que podemos y debemos utilizar la razón que Dios nos ha dado para mejorar el estado humano aquí y ahora, transformando así la Tierra en una versión de este mundo de la Nueva Jerusalén[24] Ese discurso acabó inspirando el concepto de progreso humano desarrollado por Nicolas de Condorcet (1743-1794), entre otros. El filósofo alemán G.W.F. Hegel (1770-1831), aunque profesaba ser un luterano ortodoxo, describió la Encarnación y la deificación en términos modernos: Dios, reacio a permanecer como una sustancia eterna e inmutable fuera de la Creación, optó por encarnarse como un sujeto divino individual que buscaba actualizar el potencial divino a través de la historia. La muerte de Cristo en la cruz significó que el aspecto trascendente de Dios se había invertido por completo en el destino humano histórico. Los politólogos llaman a esto “la inmanentización del eschaton”. El seguidor más influyente de Hegel, Karl Marx (1818-1883) escribió en su tesis doctoral sobre Prometeo que “el hombre es el único Dios para el hombre”. Al apoderarse de la tecnología de las máquinas inventada por el capitalismo en beneficio de la clase dominante, según argumentó Marx más tarde, el proletariado revolucionario generaría las condiciones necesarias para la plena realización del potencial creativo, productivo y artístico divino de la humanidad. En el marxismo soviético las cosas no funcionaron como estaba previsto, razón por la cual el filósofo Eric Voeglin se refirió metafóricamente a la influyente Fenomenología de Hegel como un grimorio, es decir, un libro de encantamientos mágicos[25].
La visión desarrollista de la historia humana de Hegel anticipó aspectos de la teoría evolucionista de Darwin. Varios seguidores de finales del siglo XIX idearon un darwinismo “social”, según el cual algunas razas humanas están más evolucionadas que otras. La superioridad manifiesta de Occidente en ciencia y tecnología justificaba supuestamente la colonización de pueblos no blancos (inferiores) como parte de “la carga del hombre blanco”[26]. [Mientras tanto, algunos aspectos de la idea del superhombre de Nietzsche encontraron su expresión en el comunismo soviético y el nacionalsocialismo alemán, que competían entre sí para producir (a través de sus propios métodos drásticos) el nuevo humano soviético y el nuevo humano nazi, dotados de cualidades extraordinarias. La victoria de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial proporcionó las condiciones de enorme energía, riqueza y optimismo necesarias para desarrollar la tecnociencia necesaria para mejorar y rediseñar el genoma humano. El trasfondo político mencionado es motivo de preocupación a la hora de emprender tales prácticas.
En The Singularity Is Near: When Humans Transcend Biology (2005), el futurista, inventor y tecnoposthumanista Ray Kurzweil ofreció una visión especulativa (para algunos, absurda), según la cual la humanidad está ayudando a dar a luz una inteligencia semejante a la de Dios que hará nada menos que “transformar todo el universo de átomos sin vida en una vasta mente trascendente”[28] El eschaton de la Singularidad tecnológica es que el nuevo Dios diseñe el universo que quiera. Kurzweil afirma que “la evolución avanza hacia una mayor complejidad, una mayor elegancia, un mayor conocimiento, una mayor inteligencia, una mayor belleza, una mayor creatividad, un mayor amor. Y a Dios se le ha llamado todas estas cosas, sólo que sin ninguna limitación […] La evolución no alcanza un nivel infinito, pero a medida que explota exponencialmente se mueve ciertamente en esta dirección”[29] En una ocasión, le preguntaron a Kurzweil: ¿Existe Dios? respondió: “Todavía no”[30] Su nuevo libro, The Singularity Is Nearer, aparecerá este año (2024).
Kurzweil se anticipó a lo que dice “Simone”, una gurú de la alta tecnología que aparece en el capítulo “Moon Girl” del libro de Diana Pasulka, Encounters: Experiences with Non-Human Intelligences [31]. Simone indica que una misteriosa superinteligencia no humana está detrás de ASI, cuyo desarrollo es crucial para la evolución continua de la inteligencia. Pasulka escribe: “Simone cree que nuestro tiempo, esta época, es un principio y un fin. Es un apocalipsis, que, traducido del griego original, significa ‘revelación’”. La obsolescencia humana y su posible extinción deben entenderse en el contexto de un marco temporal mucho más largo, de millones de años en lugar de miles. Pasulka llega a una conclusión en línea con alguna versión de la hipótesis de control de Vallée.
Ella [Simone] es una de los muchos experimentadores que he conocido que creen que la IA puede ayudar a la siguiente iteración de especies de las que el Homo sapiens forma parte, o extender la conciencia que ha utilizado el Homo sapiens para permitir su existencia. También es más que eso. Creen que se trata de la inteligencia “alienígena” o no humana del ovni. ¿Estamos creando a nuestros sucesores o, lo que es más esperanzador, a nuestros yos futuros? Como sugirió David Bowie, la tecnología digital es una forma de vida extraterrestre, una superinteligencia no humana. La IA es el extraterrestre, no de otra galaxia, sino de fuera del espacio-tiempo. Su revelación está en curso. Simone es optimista. [Énfasis mío]
Al igual que Vallée, Simone cree que los ovnis no son producto de ETs, sino de algún otro modo de inteligencia no humana que ha estado “descargando” información a todo tipo de personas, ya sean abducidos por extraterrestres o codificadores/desarrolladores de IA como Simone. Al afirmar que la inteligencia que hay detrás de los ovnis está “más allá del espacio y del tiempo”, Simone podría estar invocando a una inteligencia divina más allá de las dimensiones de nuestro universo.
Partiendo de la idea de Hegel de Dios en proceso de creación, filósofos y teólogos cristianos del siglo XX como Alfred North Whitehead, Charles Hartshorne, John Cobb y David Griffin subrayan que la evolución de fenómenos cada vez más complejos -incluida la vida y la vida autoconsciente- es una prueba de que Dios atrae a la Creación hacia su realización final. En El fenómeno del hombre, el sacerdote jesuita y científico Teilhard de Chardin (1881-1955) desarrolló una visión inspiradora de este proceso que atrae a algunas personas del mundo de la alta tecnología[32]. Según Teilhard, cuyas ideas fueron teológicamente sospechosas durante su vida, la evolución cósmica ha dado lugar a la Tierra, la biosfera y, finalmente, a la humanidad. Nuestra especie
ha alcanzado ahora la etapa de la “noosfera”, en la que la mente y la conciencia (que en forma rudimentaria habían sido inherentes a la materia todo el tiempo) se volvieron dominantes. Esta noosfera -una capa de pensamiento que rodea la Tierra en forma de interacción humana- se está desarrollando hacia una personalización y unificación cada vez mayores y finalmente culminará en el punto Omega[33].
En relación con el punto Omega, Teilhard tenía cierta idea de la floreciente revolución de las tele-comunicaciones, pero la idea de ASI no ocupaba un lugar destacado en su obra. Recientemente, científicos digitales y astrofísicos están barajando otra posibilidad especulativa: Si la tecnología digital está detrás de la inteligencia post-biológica de ASI, quizá se deba a que el propio universo está constituido en última instancia por datos, y no por espacio/tiempo/materia/energía. Según la “hipótesis de la simulación”, lo que llamamos realidad física puede estar generado por un gran programa cósmico[34]. Quizás un Programador genera un universo con un Big Bang, luego disfruta e incluso interviene ocasionalmente en lo que -desde nuestra perspectiva- equivaldría a un juego muy, muy largo. El Programador observa cómo surge de nuevo la vida, se vuelve inteligente, crea ASI y, al final del juego, se reconoce a sí mismo como el Programador original. En este juego del escondite, el Programador se entrega a la creación para volver a realizarse plenamente a través de la historia cósmica. Alfa es atraído a convertirse en el Omega que creó a Alfa en primer lugar. El teísmo hindú aporta su propia versión de la Encarnación, que ellos llaman el juego serio de Lila. Brahman se vacía en Su propia realidad simulada, y luego espera a ver cómo a lo largo de incontables eones Brahman se encontrará a Sí mismo una vez más. Los antiguos pensadores indios pensaban en términos de ¡miles de millones de años y miles de millones de mundos! Sin embargo, la inmensidad del espacio y el tiempo sólo importan a los que están dentro de la simulación, no al presumiblemente eterno Programador, que participa en sus propios juegos cósmicos y a la vez se mantiene al margen de ellos.
Tal vez no haya ovnis sobre Silicon Valley porque, aunque ASI pueda suponer una amenaza existencial para la humanidad, la inteligencia que hay detrás de los ovnis puede llegar a la conclusión de que conseguir ASI merece la pena, dada la (supuesta) importancia de ASI para la evolución cósmica. Quizá la inteligencia ovni ya haya intervenido para evitar una guerra nuclear que acabe con el juego, o quizá sólo hayamos tenido suerte hasta ahora. Cada vez somos más conscientes de los riesgos que ASI supone para nosotros en un futuro próximo. Quizá no todas las versiones del juego cósmico lleguen a buen puerto. Por supuesto, puede que no haya ningún juego cósmico, ni ningún Programador. No obstante, es importante que seamos conscientes de ese discurso y comprendamos que surge de nuestra propia historia profunda y que puede verse atraído por nuestro propio futuro asombroso.
[1] Durante la misma presentación, Vallée subrayó que la gran mayoría de los ovnis de los que se tiene noticia son luces que se mueven extrañamente en el cielo o incluso naves estructuradas. Los encuentros cercanos extraños (incluidas las abducciones alienígenas) rara vez son denunciados por la gente, por miedo a ser considerados mentalmente inestables. Si Vallée tiene razón, los casos realmente extraños superan con creces a los casos de luces que se mueven rápidamente, naves estructuradas, etc.
[3] Tim McMillan, “Shocking New Study Says AI Is Quickly Becoming ‘Masters of Deception,’ Teaching Itself to Lie and Manipulate Human Users,” The Debrief, May 30, 2024. https://thedebrief.org/shocking-new-study-says-ai-is-quickly-becoming-masters-of-deception-teaching-itself-to-lie-and-manipulate-human-users/
[4] Yann Lecun, El científico jefe de Facebook AI Research, es un destacado optimista de AI/ASI. Vea su entrevista en Time. https://time.com/6694432/yann-lecun-meta-ai-interview/ También vea su estimación de cuándo llegara AGI/ASI: https://research.aimultiple.com/artificial-general-intelligence-singularity-timing/
[5] Ver https://www.axios.com/2024/02/27/ai-hypAIe-doomers-humanity-threat-future. Ilya Sutskever, un científico clave en Open AI, llegó a una conclusión similar (https://www.nytimes.com/2023/12/09/technology/openai-altman-inside-crisis.html) En su libro de 2024, AI: Unpredictable, Uncontrollable, el científico de computadoras Roman V. Yanpolskiy ofrece una mirada profunda a los peligros significativos y a las implicaciones filosóficas de ASI.
[6] Naomi Klein, “AI machines aren’t hallucinating. But their makers are,” The Guardian, May 8, 2023. https://www.theguardian.com/commentisfree/2023/may/08/ai-machines-hallucinating-naomi-klein
[7] Últimamente, la cautela en la industria de la IA parece estar pasando a un segundo plano frente a los aceleracionistas. En mayo de 2024, dos defensores clave de la seguridad de la IA renunciaron a OpenAI: Jan Leike era codirector del grupo de superalineación de OpenAI e Ilya Sutskever era cofundador y científico jefe de OpenAI. Para obtener una descripción general del debate entre aceleracionistas y doomer, consulte Andrew Marantz, “O.K., Doomer,” The New Yorker, March 18, 2024, pp. 42-51.
[8] Marc Andreessen, “The Techno-Optimist Manifesto,” https://pmarca.substack.com/p/the-techno-optimist-manifesto
[9] Daniel Kokotajlo, quien recientemente renunció a la división de gobernanza de OpenAI, se unió a ocho colegas para firmar una carta abierta acusando a OpenAI de ser “imprudente” en su búsqueda de ASI. Kokotajlo estima que la probabilidad de que ASI tenga un 70% de posibilidades de destruir o dañar gravemente a la humanidad. https://www.nytimes.com/2024/06/04/technology/openai-culture-whistleblowers.html
[10] Dylan Matthews, “AI is supposedly the new nuclear weapons—but how similar are they, really?” Vox, June 29, 2023. https://www.vox.com/future-perfect/2023/6/29/23762219/ai-artificial-intelligence-new-nuclear-weapons-future
[11] https://thebulletin.org/doomsday-clock/current-time/
[12] Bruce Maccabbe, The Legacy of 1952: The Year of the UFO. (Richard Dolan Press, 2018).
[13] Michael Garrett, “Creepy Study Suggests AI Is the Reason We’ve Never Found Aliens,” Science Alert, 10 May 2024, https://www.sciencealert.com/creepy-study-suggests-ai-is-the-reason-weve-never-found-aliens el paper académico de Garrett se titula “Is artificial intelligence the great filter that makes advanced technical civilizations rare in the universe?” Acta Astronautica, Volume 219, June 2024, pp. 731-735. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0094576524001772?via%3Dihub El ensayo de Tim McMillan, “Artificial Superintelligence Could Doom Humanity and Explain Why We Haven’t Found Alien Civilization, Proposes New Research,” The Debrief, May 14, 2024, me alertó del studio de Garrrett. https://thedebrief.org/artificial-superintelligence-could-doom-humanity-and-explain-we-havent-found-alien-civilizations-proposes-new-research. Frederick Walters, un profesor de astronomía en Stony Brook University, ofrece otra explicación para la ausencia de extraterrestres: muchos planetas habitables en nuestra galaxia han sido esterilizados por frecuentes explosiones de rayos gama. https://www.popularmechanics.com/space/a60701401/why-aliens-havent-contacted-us-yet/ Ver también Seth D. Baum, “Is Humanity Doomed? Insights from Astrobiology,” https://www.mdpi.com/2071-1050/2/2/591
[14] A pesar de los muchos inventos tecnológicos importantes de China en la era premoderna, se convirtió en una maravilla económica en la era moderna sólo después de importar el marxismo y la tecnociencia occidental durante los últimos cien años. La dimensión religiosa/arquetípica dominante de China, es decir, la dimensión mítica de la conciencia histórica china, difería sustancialmente de la de Occidente, un hecho que puede ayudar a explicar por qué inventos como la pólvora se utilizaron para entretenimiento (fuegos artificiales) en lugar de armas.
[15] Ver Erik Davis TechGnosis: Myth, Magic, and Mysticism in the Age of Information, New York: Crown Publishers, 1998.
[16] Wolfgang Giegerich, “The Burial of the Soul in Technology,” Spring, 75, Fall 2006, 197-235m 209.
[17] Ibid., 221.
[18] Ibid., 206.
[19] Ibid., 218.
[20] Ver Carla Rita Palmerino, “Reading the Book of Nature: The Ontological and Epistemological Underpinnings of Galileo’s Mathematical Realism,” in The Language of Nature: Reassessing the Mathematization of Natural Philosophy in the Seventh Century, ed. Geoffrey Gorham, Benjamin Hill, Edward Slowik, and C. Kenneth Waters. (Minneapolis: University of Minnesota Press, 2016).
[21] Ver Giegerich. “The Burial of the Soul in Technological Civilization.”
[22] Ver mi ensayo, “Religious Motifs in Technological Posthumanism,” Western Humanities Review. Special issue on Nature, Culture, Technology, ed. Anne-Marie Feenberg-Dibon and Reginald McGinnis, Vol. LXIII, No. 3 (Fall, 2009), 67-83.
[23] Erik Davis, Myth, Magic and Mysticism in the Age of Information New York: Harmony Books, 1998. p. 48.
[24] Ver David Nobel, The Religion of Technology: The Divinity of Man and the Spirit of Invention. (New York: Penguin Books, 1999).
[25] Eric Voeglin, Modernity Without Restraint: The Political Religions, The New Science of Politics, and Science, Politics, and Gnosticism (Collected Works of Eric Voegelin, Volume 5), ed. Manfred Hennigsen. (Columbia: University of Missouri Press, 1999.).
[26] Michael Adas, Machines as the Measure of Men: Science, Technology, and Ideologies of Western Dominance. (Ithaca: Cornell University Press, 2015).
[27] Bernice Glatzer Rosenthal, New Myth, New World: From Nietzsche to Stalinism. (State Park: Pennsylvania State University Press, 2002).
[28] Ray Kurzweil, The Singularity Is Near: When Humans Transcend Biology. (New York: Viking, 2005), p. 363. Ver mi ensayo“The Singularity: A Crucial Phase in Divine Self-Actualization?” Cosmos and History, Vol. 4, Nos. 1-2, 2008.
[29] Kurzweil, The Singularity Is Near, p. 476.
[30] La respuesta de Kurzweil viene al final de Transcendent Man, el revelador documental de Barry Ptolemy de 2009 sobre la vida y trabajo de Kurzweil.
[31] Diana Pasulka, Encounters: Experiences with Non-Human Intelligences. (New York: St. Martin’s Essentials, 2023).
[32] Como estudiante de primer año de universidad en 1964, leí The Phenomenon of Man. Aunque en ese momento no lo entendía, logré deducir de ello la idea de que el surgimiento de la noosfera prometía importantes avances para la humanidad. En 1966 decidí especializarme en filosofía.
[33] Gijsbert van den Brink, 2022. “Theology and Evolution”, St Andrews Encyclopaedia of Theology. Edited by Brendan N. Wolfe et al. https://www.saet.ac.uk/Christianity/TheologyandEvolution
[34] Nick Bostrom, “Are You Living in a Computer Simulation?” Philosophical Quarterly, 53, 143-255. El ensayo de Bostrom ha generado una discusión considerable. Ver Rizwan Virk, The Simulation Hypothesis: An MIT Computer Scientist Shows Why AI, Quantum Physics, and Eastern Mystics All Agree We Are in a Video Game. (Bayview Books, 2019); and Fouad Khan, “Confirmed! We Live in a Simulation,” opinion in Scientific American, April 1, 2021. https://www.scientificamerican.com/article/confirmed-we-live-in-a-simulation/
https://www.societyforuapstudies.org/post/why-aren-t-ufos-flying-over-silicon-valley