La “enigmática” Zona del Silencio”

La “enigmática” Zona del Silencio”

La zona más escandalosa en el Bolsón de Mapimí

Por Luis Ruiz Noguez

Los primeros informes sobre la “Zona del Silencio” aparecieron en el número 216 de la revista Duda. Lo increíble es la verdad, en una “investigación” de Santiago García Jr., quien posteriormente escribiría el libro La enigmática “zona del silencio”. ¿Base de ovnis en el norte de México?, en donde presentaba el asunto de manera demasiado fantasiosa. Desde ese 1975 no se había hecho un estudio serio sobre el tema; sólo había libros escritos por ufólogos, como el propio García (ver la bibliografía al final), quien en ese entonces era el director del CIFETAC – Centro Investigador de Fenómenos Extraterrestres de Torreón, A.C.

Podríamos considerar que fueron Augusto Harry de la Peña Pérez, Jaime González Sepúlveda y Santiago García Jr. los creadores del mito de la Zona del Silencio. El primero fue un ingeniero químico de Pemex que trabajaba en la construcción de los oleoductos de Gómez Palacio a Camargo; el segundo jefe de la Guardia Rural de Ceballos y piloto aviador; y el último un escritor de temas paranormales.

harry de la peña 1966Harry de la Peña

SantiagoGarcía-HarryDeLaPeñaSantiago García Jr. y Harry de la Peña localizando la Zona del Silencio.

La Zona del Silencio se encuentra en la Reserva de la Biosfera de Mapimí, dentro del Bolsón de Mapimi[1], entre los estados de Chihuahua, Coahuila y Durango, en el así llamado Vértice de la Triada.

ObeliscoUn obelisco metálico en el Vértice del Trino marca la confluencia de Coahuila, Durango y Chihuahua. Foto Dr. Samuel Banda

La primera mención al lugar como la Zona del Silencio, fue en un artículo del periodista Miguel Ángel Ruelas Talamantes, del periódico El Siglo de Torreón, el 4 de marzo de 1970[2], refiriéndose al silencio que se “escucha” en esa zona semidesértica. Pero el termino le gustó al ingeniero Harry de la Peña quien tiempo después afirmó que en 1966, cuando estaba haciendo prospección para la construcción de un oleoducto para PEMEX, tuvo problemas con sus aparatos de radio ya que no podía comunicarse con su base. No existe ninguna referencia escrita para el año de 1966. Sólo se conocen los alegatos de Peña posteriores al artículo de Ruelas y a la caída del cohete Athena.

 imageMiguel Ángel Ruelas Taamantes, ex gerente de El Siglo de Torreón.

Además de Peña sólo algunos de los así llamados “Zoneros” o “Silenciosos”[3] (es decir, los turistas que llegan al lugar atraídos por las historias de almas del más allá, animales y plantas mutantes, anomalías geomagnéticas, carros fantasma, civilizaciones subterráneas, extraterrestres, inundaciones en medio del desierto, lluvias de meteoritos y ovnis) dicen haber experimentado esas “aberraciones electromagnéticas que producen fallas en la recepción radiofónica”. Los habitantes del sitio y los científicos que laboran en Laboratorio del Desierto no han tenido ningún problema[4].

La caída del cohete Athena

El 11 de julio de 1970 cayó en la “Zona” lo que en un principio se pudo haber considerado como un ovni. Se trataba de etapa final de un cohete Athena que falló en su vuelo. Pertenecía al programa Athena RTV (Re-entry test vehicle), un proyecto conjunto entre la Fuerza Aérea de Estados Unidos (US Air Force, USAF), y el Ejército (US Army), que intentaba determinar el comportamiento de los proyectiles intercontinentales en la atmósfera, para hacer ajustes a los mismos. Constaban de cuatro etapas y un cono final, impulsadas por motores llamados Pedro Recruit-1, Castor-1, Journeyman 0, Alcor y Alcyone, todos ellos accionados a base de propelentes sólidos.

imageDespegue de un cohete Athena RTV desde la base de Green River, Utah. Foto Jim Eckles.

imageMisil Athena en su plataforma de lanzamiento. Foto WSMR.

Sus características eran: Peso de unas 7.3 toneladas; altura, 15 m; grosor, 80 cm; velocidad máxima de 6,700 m/s (aproximadamente Mach 20). Estaban diseñados para alcanzar una altura promedio de 200 Km. Estos cohetes formaban parte del programa del Sistema Avanzado de Reentrada Balística (ABRES). El programa “desarrollaba y probaba vehículos de reentrada prometedores y dispositivos de ayuda a la penetración para su uso en sistemas de misiles balísticos presentes y futuros[5]. El proyecto empezó en 1964 y terminó en 1977, tras ser lanzados 142 cohetes. De estos sólo 119 fueron exitosos. Entre los fracasos estuvo el que cayó en el desierto mexicano, el número 122, denominado Athena V123D. El propósito específico de la misión era medir la desintegración de las cubiertas por el calor de re-entrada, para tal fin a la etapa final del V123D se le colocaron un par de esferas de Cobalto-57, un elemento radiactivo, contenidas en una caja, o “capsula” de tungsteno.

athena schematicsgren river uthaEl aparato despegó de Green River, Utah, a las 0840 GMT (las 2:40 AM hora local). Muy pronto se supo que algo había salido mal. Parte del combustible se derramó y provocó un incendio sobre las Montañas de San Andrés, al norte de White Sands, justo en la trayectoria del cohete. El aparato siguió un curso hacia el sur, en lugar de caer en una zona cercana a White Sands, Nuevo México, como se esperaba. De hecho pasó la frontera con México y se estrelló en el ejido Palomas.

imageMapa que muestra la trayectoria de vuelo de los cohetes Athena. Se inicia en Green River y la primera etapa cae cerca de Moab, Utah. La segunda etapa cae cerca de Datil, Nuevo México. Las siguientes etapas deben caer en las cercanías de White Sands Missile Range. Foto WSMR.

¿Un ovni estrellado?

No fue el primero, ni probablemente no será el último cohete norteamericano que cae en territorio mexicano. En el libro Ovnis estrellados en México[6] se mencionan otros casos que, originalmente, se tomaron como de ovnis accidentados. El 29 de mayo de 1947, por ejemplo, un cohete Hermes II, lanzado desde White Sands, cayó en las afueras de Ciudad Juárez. Luego el 12 de septiembre de 1967, un misil balístico Pershing lanzado desde Black Mesa, Utah, tuvo un fallo eléctrico e igualmente se fue de largo hasta tocar tierra en la Sierra de los Pilares, ubicada a unas 10 millas de la frontera, al este de Ciudad Juárez.

A las 4 de la mañana de aquel 11 de julio, los pobladores de Ceballos, Estación Carrillo, Glorias de Quintero, La Flor, y Móhovano, se despertaron al escuchar un súbito estruendo. Algunos pensaron en el Fin del Mundo, otros hablaron de ángeles caídos del cielo. Los más prácticos dijeron que eran travesuras de niños para asustar al ganado.

imageCarlos Bustamante, Test Facility Design Engineer en White Sands Missile Range, quien coordinó las operaciones de búsqueda y rescate del Athena.

Por ese entonces México mantenía buenas relaciones con la Unión Soviética y era posible que los soviéticos consiguieran los restos del V123D antes que los estadounidenses, y descubrieran sus secretos y tecnología en misiles. Por eso el Consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, informó al Presidente Richard Nixon, y le urgió para negociar diplomáticamente con México para enviar un equipo de rescate, al mando del ingeniero Carlos Bustamante, el Mayor Julian Salas y el Teniente Coronel Lowell Knight. El equipo estableció su base de operaciones en las ciudades de Gómez Palacio y Torreón, las más cercanas a la zona donde se estimaba había caído el Athena.

Memo-KissingerMemorándum de Henry Kissinger dirigido a Richard Nixon en donde le informa del accidente del Athena.

Plano Zona del impactoMapa anexo al memorándum de Kissinger

Se inicia la búsqueda

El gobierno de México había exigido que un grupo de oficiales y técnicos mexicanos se uniera a la búsqueda. Así llegaron dos ingenieros de la Comisión Nacional de Energía Nuclear, J. Bustamante (sin relación con Carlos Bustamante) y Manuel Vázquez Boreto (o Borlett según otras fuentes), y dos oficiales del Ejército Mexicano, el General Rangel Medina, y el Capitán Manuel Vázquez, de la Décima Zona Militar. Luego, también de la CNEN, se unieron los doctores José Téllez y Héctor Murillo. De Torreón, Coahuila, llegaron los ingenieros Alberto Cansino y Jesús Rojas. Se dijo que el 18 llegó el jefe del Proyecto Athena y, de incógnito, el mismísimo Wherner Von Braun[7]. También los acompañaron Miguel Ángel Ruelas Talamantes y su amigo Harry de la Peña. En total fueron casi 700 hombres los involucrados en las tareas de búsqueda y recuperación. La búsqueda comenzó el 20 de dicho mes.

telegrama de la NASA a La Opinion Torreon. Von Braun nunca estuvo en TorreonTelegrama oficial de la NASA al periódico La Opinión, donde Wernher Von Braun negó haber estado en Ceballos. Foto de Luis Anaya vía el grupo de Facebook Leyendas Laguna

Se utilizaron los 2 aviones que habían traído al equipo norteamericano y se organizaron brigadas de a pie, dirigidas por Jaime González y empleando pobladores locales. Los diferentes elementos se comunicaban por radio, a través de una estación establecida por el técnico norteamericano Frank Garza. No se reportó ningún problema con las transmisiones, ni se detectaron “zonas de silencio radial”.

imagetecnicos atheneaPortada del periódico La Opinión, con una fotografía de los técnicos norteamericanos a su llegada a Torreón. ¿El de la izquierda es un “hombre de negro” o sólo un gringo protegiendo sus ojos del sol del desierto?

Sin embargo y dado que las cápsulas con cobalto apenas medía unos 20 cm de largo por un grosor de 1 mm, todos los intentos llegaron al fracaso. De hecho, tiempo después se determinó que las dos fuentes de Co57 no sobrevivieron al impacto y se dispersaron sobre la arena de los alrededores[8]. De no ser porque se pidió la intervención de un avión especializado en detección de fuentes de radiación en el suelo, nunca se hubieran encontrado los restos. Para tal fin, el 30 de julio llegó el avión Beechcraft B-50 Twin Bonanza del EG&G, matriculado N702B, y equipado con detectores de radiación diversos.

lowell knight, bustamante, salas y harry de la peñaDe izquierda a derecha, Carlos Bustamante, Lowell Knight (señalado con una flecha), desconocido, Harry de la Peña y dos desconocidos.

Beechcraft B50 Twin Bonanza ARMS Survey N702BEl avión Beechcraft B50 Twin Bonanza ARMS Survey N702B, utilizado para detectar fuentes radiactivas.

Edward White, Francisco garza y Raymundo Duran en CarrillioMiembros de la expedición Edward White, Francisco Garza y Raymundo Duran, en Estación Carrillo. Foto El Siglo de Torreón.

El avión sobrevoló el norte, y el sur de la represa de tierra “El Tapado”, el mismo sitio donde De la Peña dijo que existía esa misteriosa interferencia de radio, y curiosamente el avión del ARMS (Aerial Radiological Meassurging Survey) nunca reportó problemas sobrevolando el sitio.

mapa del athenaMapa donde se delimita el área de búsqueda (marca de cal al norte, represa El Tapado al sur), señalando la ubicación del pico radiactivo y la ubicación real del cráter. Foto NASA.

Se localiza el cráter de impacto

Finalmente los pilotos del Beechcraft, Edward Schultz y John Kleland, lograron captar un pico radiactivo en un área ligeramente al sur de lo previsto en los cálculos. En el sitio se veía un cráter que medía unos cinco metros de diámetro y uno de profundidad. Las coordenadas se comunicaron por radio (y no hubo ningún inconveniente) y media hora después llegaba al sitio un grupo dirigido por Carlos Bustamante. Los pocos fragmentos metálicos fueron recolectados en una caja y fueron enviados a los Estados Unidos.

antonio muñozFotocopia de un reportaje de El Siglo de Torreón, en donde aparece Antonio Muñoz señalando hacia el sitio donde cayó la bola de fuego.

Jaime González se ofreció a proteger el lugar para evitar la entrada de curiosos. Entonces Jaime y dos de sus amigos, terratenientes de Gómez-Palacio, comenzaron a exagerar su participación en este incidente y lo mezclaron con pseudociencia y folclore local. Fueron a contar esta extraña mezcla de verdades y mitos a los medios regionales, con la intensión de que se construyera un hotel en la zona para fomentar el turismo. Gonzáles fue uno de los primeros divulgadores de los “misterios” de la Zona. En 1980 fue asesinado a tiros en Ceballos por un lio de faldas: Su historia se convirtió en un corrido cantado por Los Príncipes del Desierto[9].

imageimageimage

Artículo en el Toledo Blade informando que se había encontrado la cápsula.

1970 athena crash in mexico aerial view of craterEl cráter visto desde el aire, un grupo de personas rodean el mismo. Foto NASA.

crater duna athena 1970 aerialUn acercamiento al cráter. Foto NASA.

crater duna athena 1970 zona del silencio 1crater duna athena 1970 zona del silencio 2crater duna athena 1970 zona del silencio 3Aspectos del cráter de impacto desde el suelo.

crater duna athena 1970 reporterosReporteros en el fondo del cráter. Foto El Siglo de Torreón.

crater cohete athenaCráter del Athena antes de que se los técnicos norteamericanos se llevaran la arena. En primer plano se observan algunos envases de cerveza. Foto El Siglo de Torreón.

Pero el gobierno mexicano no estaba conforme. Temía que hubiera contaminación por el material radiactivo y exigió a los estadounidenses que recuperaran toda la arena que pudo haber estado expuesta al Co57. Los técnicos americanos aseguraban que no había nada que temer dado a la vida media del material, que era de 9 meses. Esto es, decían, en un lapso de 7 años ya no habría trazas de radiación significativas, por lo que sugirieron enterrar todo el material (arena, plantas, etc.) en un pozo profundo. Las autoridades mexicanas exigieron que los norteamericanos se llevaran todo eso a su país, en lugar de enterrarlo en el nuestro.

fragmentos del athenaFragmentos de la cápsula del cohete Athena V123D, recolectados en una cajita. Foto de El Siglo de Torreón.

Tratando de evitar maniobras “innecesarias”, los norteamericanos trajeron técnicos del RADCON (Comando de Control Radiológico del US Army, un destacamento especial para actuar en casos de accidentes radiactivos). Se encontró que el cráter tenía niveles radiación de 0.6 mr/hr (milirem por hora), y en los alrededores era 0.1 mr/hr. El valor normal de la radiación de fondo en el ambiente era de 0.03 mr/hr, por lo que México exigió que todo lo que tuviera valores superiores a 0.1 mr/hr debía ser llevado a los EE.UU. Fue así que se inició la “Operation Sand Patch”, al mando del Coronel Thomas C. Kearns del US Army, con un total de 40 personas del RADCON. Es decir, se retiró la arena a instancias y exigencias del gobierno mexicano y no porque la arena o las plantas tuvieran “propiedades extrañas” que los técnicos de la NASA deseaban investigar, como han dicho los misteriólogos.

Thomas Kearns receives Legion of MeritThomas Kearns recibe la Legión al Mérito

Un final inesperado

Desde Orogrande, Nuevo México, a las afueras de White Sands, se envió un convoy de ferrocarril formado por 12 carros cargados con una motoconformadora, dos bulldozers, dos palas mecánicas, dos camiones de carga y uno de volteo, el resto del convoy lo formaban 3 carros Pullman, un coche comedor, dos carros tanque para agua y un tercero con combustible. Este tren llegó el 23 de septiembre a la Estación Carrillo, Chihuahua, el sitio más cercano al sitio del impacto. Desde ahí se construyó una vía temporal de 23 Km hasta el lugar.

imageEste collage de fotografías muestra el tren tal y como se encontraba en la espuela de ferrocarril de Juárez. El pie de foto dice: “Diecisiete unidades entre carros tanque, plataformas, furgones y coches Pullman, conforman el tren que transporta personal y equipo de la Administración Aeronáutica y Espacial de los Estados Unidos, que anoche a las 23:35 horas, custodiado por agentes de la policía federal mexicana, ingresó a territorio nacional. Maquinaria pesada, camiones, plantas generadoras de energía eléctrica, unidades de refrigeración y vagones dormitorio con sus respectivos símbolos de la Cruz Roja. Todos los vehículos y equipos están cuidadosamente cubiertos con números de serie e identificación. Todos son aparentemente propiedad del ejército del país vecino. El destino final es la zona de radiación cerca de Ceballos, Durango”. Fotografías de Guillermo Asunsolo, corresponsal de H-P Chihuahua.

personal nortamericano espuela trenTécnico norteamericano junto a la espuela ferroviaria temporal. Foto El Siglo de Torreón.

Como es normal, todos los militares norteamericanos no podían portar armas; y sus equipos, como el convoy de ferrocarril y el equipo pesado, no podían tener identificaciones militares. Todo ello siguiendo las normas y políticas internacionales y por solicitud expresa del gobierno mexicano.

Se excavó una zanja de 15 metros de largo por 5 de ancho, y 3 de profundidad y todo el material recuperado, unas 20 toneladas, fue puesto en 55 barriles de plomo. El convoy se retiró del lugar el 5 de octubre recuperando, incluso, las vías provisionales. Al llegar a White Sands, la arena fue tirada en el desierto debido a la baja radiación del Co-57 y su corta vida media.

barrilos con tierra contaminadaBarriles con tierra contaminada mientras eran sellados en la Zona del Silencio. Foto Col. T.C. Kearns via The White Sands Missile Range.

Sin título3Los contenedores siendo transportados en el ferrocarril, rumbo a los Estados Unidos. Fotos El Siglo de Torreón.

imagePersonal del WSMR sella y luego limpia los bidones de arena contaminada para enviarlos de vuelta al campo de misiles. Tras 10 generaciones, la arena se vertía en el desierto, cerca del antiguo Laboratorio de Efectos Nucleares. Foto del WSMR.

Algunos de los Zoneros y Silenciosos se marchan enfadados del lugar porque no pudieron encontrar las maravillas que leyeron en los libros sobre fenómenos paranormales. Y es que antes de aventurarse al sitio, creyendo todas esas mentiras, debieron haber escuchado el corrido de José Dolores Olivas y Adalberto Herrera, que dice:

Amigos que quede claro/Que no hay Zona del Silencio/Y les invito a conocer/Este bonito desierto

**********Recuadro **********

Mitos y realidades de la Zona del Silencio

La cantidad de meteoritos que caen en la Zona del Silencio es superior a la de cualquier otra parte del mundo. Sólo se conocen tres meteoritos que han caído en la Zona del Silencio: el meteorito Escalón (Escalón, Chih, 54 gr), el meteorito Esmeralda (Laguna del Rey, Coah, 483 gr), y el meteorito Jaralito (Jaralito, Dgo, 11 kilos). Lo que los Zoneros identifican como “aerolitos” son piedras normales con el “barniz del desierto”, un recubrimiento negruzco a rojizo rico en óxidos de hierro y manganeso que se forma en las rocas debido a la actividad bacteriana, propia de ambientes secos que alguna vez fueron lechos marinos, y hace que a las piedras desérticas se les confunda con meteoritos de propiedades magnéticas. La taza de caídas de meteoritos en la Zona del Silencio es la misma que en cualquier otro lugar del mundo.

Barniz del desiertoBarniz del desierto. Foto Dr. Samuel Banda.

La Zona del Silencio tiene propiedades magnéticas que atraen e los meteoritos. En el vecino Valle de Allende, entre Jiménez y Parral, Chihuahua, han caído meteoritos de varias toneladas, entre ellos el presunto “meteorito inteligente” o “razonante” de 1969[10]. Los meteoritos recolectados en la Zona del Silencio no llegan ni a 12 Kg. Por lo tanto, Valle de Allende sería más “magnético” que la Zona del Silencio, pero eso es sólo un engaño más de los escritores de temas paranormales. Si eso fuera cierto, el meteorito que acabó con los dinosaurios hubiera caído en la Zona del Silencio y no en Chicxulub.

imageimageMeteorito de Allende.

Existen corrientes magnéticas extraordinarias que desvían las brújulas. Eso implicaría la existencia de una gran mole de hierro magnético, Pemex, Hylsa (Hierro y Lámina) y Altos Hornos de México (Ahmsa) hicieron amplias investigaciones geofísicas con magnetómetro. No se encontró ninguna anomalía

Una enorme masa de rocas por debajo del subsuelo hace que los meteoritos se desvíen a la Zona del Silencio. Los geofísicos de PEMEX no encontraron anomalías gravimétricas en la zona.

Los ufólogos, Zoneros y Silenciosos dicen haber visto ovnis descender en la Zona del Silencio. Ninguno de los habitantes de los pueblos aledaños ratifica estas observaciones.

Las tortugas de la Zona del Silencio han sufrido mutaciones, como una tortuga cuyo dibujo, presentado en uno de los libros de Santiago García, muestra un caparazón formado por placas triangulares. Los habitantes de la región y los científicos que laboran en el Laboratorio del Desierto nunca han visto tales tortugas. La que sí conocen es la Gopherus flavomarginatus, con un área de distribución prácticamente de todo el Desierto de Chihuahua, desde Nuevo México hasta San Luis Potosí, por lo que no constituye una rareza, aunque actualmente fue declarada especie vulnerable.

imageIlustración aparecida en la revista DUDA, basada en un dibujo de Santiago García Jr. No hay fotografías de este tipo de tortuga.

Gopherus flavomarginatusGohperus flavomarginatus, la tortuga más grande de Norteamérica, actualmente especia vulnerable y protegida

El “ojo de aguja”, una especie de vórtice electrónico en el espacio que forma un hueco en la ionósfera y deja pasar los rayos Gamma provenientes del Sol, ha producido mutaciones en la flora y la fauna de la Zona del Silencio, como el nopal, que ha adquirido un tono morado. Se trata del nopal coyotillo, de la especie Opuntia violácea, muy común en esta región y en otras. Los biólogos del Laboratorio del Desierto indican que el color de ese nopal es normal. Sus pencas adquieren un tono violeta durante un periodo de sequía.

 Opuntia violáceaimageOpuntia violacea, nopal bastante común en la región. En tiempos de sequía (que es lo más frecuente), adquieren un color morado.

Las mutaciones han hecho más grandes a los diversos ejemplares de flora y fauna. No hay ninguna confirmación científica de ese dicho. El único lugareño con un tamaño por arriba de lo normal es el residente de la estación de campo de la Reserva, pero sus parientes, incluyendo primos y hermanos, no le llegan a los hombros, ni siquiera con el sombrero puesto.

Se menciona un estudio que sostiene que la sangre de los habitantes de la Zona es diferente. Nadie ha visto dicho estudio, ni se sabe quién lo realizó. Lo más probable es que sea otro invento de los escritores de “misterios”.

Existen ejemplares de flora y fauna que no se encuentran en otro lugar del mundo. Esto no es un mito sino algo muy normal. Todos los biomas de este planeta, tienen una flora y fauna propias, con especies que no hay fuera de ellos. En la Zona del Silencio hay 31 especies de plantas endémicas, como ciertas clases de cactáceas, y 75 especies de animales protegidos.

En el sitio se encuentra una gran cantidad de fósiles. Esto no es ninguna rareza ya que el mar mexicano, que cubrió gran parte de México en la era Mesozoica, dejó una gruesa capa de sedimentos con fósiles marinos.

Los restos arqueológicos también se han mencionado como rarezas. México tiene abundancia de lugares con puntas de flecha, metates y alfarería primitivas. Es posible hallar fósiles y puntas de flecha en cantidades respetables, dado el pasado paleontológico y prehispánico de la región.

Se dice que Francisco Sarabia (pionero de la aviación comercial mexicana que rompió el récord de velocidad en el vuelo Ciudad de México – Nueva York, con un tiempo de 10 horas 43 minutos), en la década de 1930 informó de “anomalías de radio” y se vio obligado a aterrizar de emergencia. No se han encontrado referencias en prensa o en los escritos alusivos a Sarabia sobre tal acontecimiento, además de que el radio no es indispensable para mantener el vuelo. Hoy en día los grandes aviones comerciales, dependientes por completo del electromagnetismo, sobrevuelan la zona de manera cotidiana, y nunca les ha pasado nada.

FranciscoSarabiaTinocoFrancisco Sarabia Tinoco.

Los poderes oscuros mandaron eliminar a Jaime González, por ser un testigo clave de lo que paso realmente con la historia del cohete Athena. En realidad murió en una cantina, en un duelo, peleando por una mesera.

imageCapitán Jaime González Sepúlveda (derecha) siendo entrevistado por el reportero de La Opinión, Raúl Zugasti. Foto: La Opinión.

Se habla de contactos con extraterrestres e intraterrestres. El Centro de Investigacion de Antropología Cosmica de la Escuela Filosofica Lu Men, por ejemplo, cree que una antigua raza de mayas altos y amarillos (la civilización perdida de Tulum-Balaam) vive directamente debajo de la Reserva y que los cerros son en realidad pirámides ocultas. Esta civilización subterránea se llama Magneto Tzen o “Tierra del Magnetismo”. Los únicos que mencionan esto son los Silenciosos.

Se habla de la aparición fantasmal del “carro de banda” o de luces fantasmales que se ven a la distancia. El origen del nombre, se dice, es debido a un revolucionario villista que asaltó un ferrocarril y huyó con el dinero hacia el lugar que actualmente ocupa la Zona del Silencio y ahí desapareció. Su fantasma (y presumo que el fantasma de su coche) es el que alumbra en los descampados. Probablemente se trata de faros de automóviles, de lámparas de otros Zoneros o de las luces de las casas del lugar que parpadean debido a fenómenos de refracción de la luz. Esto es muy común en otros lugares del planeta, en especial en zonas desérticas parecidas a las que se encuentran en el Bolsón de Mapimí. Los locales dicen que las luces son extrañas, incluso espeluznantes, “pero no son nada”. Además, la historia oficial no registra ningún villista apellidado Banda que se haya perdido en ese desierto.

Los Zoneros creen que la estación de campo no es más que una tapadera para investigaciones secretas del gobierno, y como prueba afirman que tiene un observatorio de fenómenos extraterrestres. En realidad el “observatorio” es la torre de agua y en el Laboratorio del Desierto se hacen estudios de ecología, biología, antropología, etc.

LaboratorioDelDesiertoVista aérea del Laboratorio del Desierto.

El mito principal es que en el lugar no se transmiten las ondas de radio. El problema es que nadie sabe exactamente dónde se encuentra el lugar. Algunos dicen que es donde cayó el Athena. Otros afirman que está cerca de la represa El Tapado, donde De la Peña dijo que su equipo dejo de funcionar. Otros señalan la zona en donde abundan los fósiles, cerca de la represa de El Macho. Los demás indican que es donde se encuentran los supuestos meteoritos (en realidad guijarros oxidados). Cuando los Zoneros preguntan a los vecinos la ubicación de la Zona del Silencio estos últimos les juegan bromas. Algunos les dicen que sigan la carretera hasta que encuentren marcianos saltando de un lado al otro (lo sorprendente es que los Zoneros les dan las gracias y siguen las indicaciones). Otros vecinos simplemente les dicen que está más adelante. Incluso les aconsejan que “nunca van a llegar”. Y es que los Zoneros son un incordio. Se alejan de las carreteras y se pierden en el desierto, obligando a los vecinos a salir a rescatarlos. Los Zoneros se llevan leña y otros recursos que utilizan durante sus acampadas. Abren las cercas, traspasan terrenos, dejan escapar al ganado, se roban partes y equipos de los experimentos que se realizan en el Laboratorio. Aunque por otra parte, los Silenciosos también representan una fuente de ingresos para los residentes porque consumen víveres que se venden en las tiendas del lugar o alquilan a los niños y jóvenes para que les sirvan de guías.

Bibliografía

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Anonimo, Defensa de EU dice que no hay peligro, El Siglo de Torreón, Torreón, Coahuila, 7 de agosto de 1970.

Anonimo, Defensa de EU dice que no hay peligro, El Siglo de Torreón, Torreón, Coahuila, 7 de agosto de 1970.

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Anonimo, Extraerán Tierra Contaminada del Lugar Donde Cayó Athena, El Siglo de Torreón, Torreón, Coahuila, 19 de agosto de 1970.

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Anonimo, Lamentable que el “Athena” haya caído en nuestro país, dijo McBride, El Informador, Torreón, Coahuila, 16 de julio de 1970.

Anonimo, Llegaron Técnicos Americanos a Sumarse a la Búsqueda de la Cápsula del Cohete Athena, El Siglo de Torreón, Torreón, Coahuila, 17 de julio de 1970.

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Anonimo, México autoriza que recojan y se lleven los desechos del “Athena”, El Informador, Torreón, Coahuila, 4 de agosto de 1970.

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Anonimo, Sigue Estudiándose la Contaminación del Área Donde Cayó Cono del Athena, El Siglo de Torreón, Torreón, Coahuila, 6 de agosto de 1970.

Anonimo, Técnicos de México y EU Estudian el Área en que Cayó el Cono del Athena, El Siglo de Torreón, Torreón, Coahuila, 1 de septiembre de 1970.

Anonimo, Terminan Labor Técnicos de EU, El Siglo de Torreón, Torreón, Coahuila, 6 de octubre de 1970.

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[1] Toma su nombre de Mapimí, ciudad duranguense cuyo nombre proviene del etnónimo mapeme “piedra en lo alto”.

[2] Miguel Ángel Ruelas escribió la noticia y cabeceó a ocho columnas Descubren una zona del silencio.

[3] Según la doctora en antropología Andrea Kaus: “Generalmente se les considera un poco bobos o una molestia, pero representan una población considerable de forasteros que desean ver, experimentar y llevarse un recuerdo de lo que perciben como la extraña esencia del desierto de Mapimí”.

[4] El autor de estas líneas ha estado en dos ocasiones en el sitio tratando de localizar algún lugar en donde sus woky toky tuvieran alguna falla, pero ha sido imposible. Esos simples juguetes, de fabricación china, han desafiado la Zona del Silencio.

[5] Ver: USAF Ballistic Missile Programs 1969-1970. Disponible en internet: https://nsarchive2.gwu.edu/nukevault/ebb249/doc06.pdf

[6] Ruiz Noguez Luis, Ovnis estrellados en México, Editorial Mina, México, 1996.

[7] Escribe Santiago García Jr. en su libro Las Dos Caras de la Enigmática Zona del Silencio:

“ese día me tocó por fortuna estar presente en Ceballos y en la Zona misma. No se sabe hasta la fecha la razón de su visita, aunque en esa ocasión, le escuchamos un comentario muy interesante”.

“Si yo fuera un ser extraterrestre, al venir a la tierra, escogería para descender en ella a la sierra del silencio, pues estaría completamente seguro de que ningún radar, computadora o aparato científico me podría detectar tan fácilmente”.

“La sierra del silencio es sin duda alguna, una ventana o puerta al universo., y es la más segura y maravillosa para que una nave de otro mundo pudiera entrar a la tierra sin ser detectada. Yo estoy maravillado con este lugar de América y de México”.

Según Harry de la Peña, la presencia de von Braun se debía a que la NASA estaba interesada en establecer una base de lanzamiento en la Zona del Silencio. Sin embargo, ¿para qué iba la NASA a establecer una base en un lugar en donde hay problemas con las comunicaciones y que atrae meteoritos ferrosos? Sería catastrófico para las misiones no poder comunicarse con las naves y que estas, simplemente, no pudieran despegar porque serían atraídas por las extrañas propiedades magnéticas de la zona.

No hay ninguna comprobación oficial de esta supuesta visita de von Braun. Es más, existe un desmentido por parte del gobierno americano en forma de un telegrama enviado al periódico La Opinión que, sospechando otra mentira más de Santiago García (publicada en el periódico rival El Siglo de Torreón), había solicitado al gobierno de los Estados Unidos una confirmación oficial de dicho viaje.

[8] Se determinó que las esferas de cobalto se desintegraron durante la reentrada y se dispersaron en los alrededores del sitio de impacto, en forma de partículas de alrededor de 6 µm (micrómetros).

[9] Un verso dice: “Jaime era buen aviador/también era Capitán/sus leyes se respetaban/porque era un hombre formal/sus rurales le recuerdan/era hombre a carta cabal”.

[10] Santiago García afirma que el meteorito supuestamente evitó un satélite ruso y orbitó la Tierra una vez antes de caer a tierra.

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