De Forbidden Science, de Jacques Vallee
Chicago. 15 de enero de 1965.
Tomándome aparte en confianza, Hynek me ha mostrado unas notas extraordinarias que tomó hace unos años de un informe clasificado escrito por el coronel Robert Friend, uno de los oficiales más competentes que jamás haya sido responsable del Libro Azul. Friend era aún comandante en aquella época. El informe se refiere a una reunión que tuvo lugar en una oficina de la CIA en las calles Quinta y K de Washington, D.C., el 9 de julio de 1959, bajo la dirección de un hombre llamado Arthur Lundahl. Siete oficiales de la CIA y uno de la Oficina de Inteligencia Naval completaban el equipo.
De las declaraciones de Lundahl se desprendía que cinco años antes, en mayo de 1954, una tal señora Guy Swan, que vivía en South Berwick (Maine), se había puesto en contacto con la Marina a través de un almirante retirado. Afirmó que era capaz de “canalizar” entidades del espacio exterior como Affa y Crill. Planteaba una pregunta, se relajaba con un lápiz en la mano y pronto una fuerza desconocida tomaba el control y proporcionaba respuestas significativas. Un oficial de inteligencia naval. El comandante Larsen, la visitó e intentó sin éxito establecer un contacto psíquico bajo su guía. El 6 de julio de 1959 (tres días antes del encuentro aquí relatado) había comentado el caso con Lundahl y Neosham en la CIA. Éstos le animaron a intentarlo de nuevo y esta vez sí que consiguió recibir mensajes de la entidad Affa, que vivía en el planeta Urano.
Tras varios intercambios de tópicos típicos de las comunicaciones psíquicas (“No habrá una Tercera Guerra Mundial”; “Los católicos no son el pueblo elegido”; etcétera), pidieron ver un platillo volante. Alfa les dijo que miraran fuera.
Los tres se precipitaron hacia la ventana. Y de repente, ¡allí estaba! Lundahl, Larsen y Neosham vieron lo que describieron como un objeto circular, los bordes más claros que el centro. Neosham había llamado al radar del aeropuerto de Washington D.C. y le habían informado que las señales electromagnéticas estaban inexplicablemente “bloqueadas” en la dirección en cuestión.