Bugonia: por qué algunas personas se aferran a la idea de que los extraterrestres son reales

Bugonia: por qué algunas personas se aferran a la idea de que los extraterrestres son reales

29 de octubre de 2025

Autor Dan Baumgardt Profesor titular, Facultad de Psicología y Neurociencia, Universidad de Bristol

Declaración de divulgación

Dan Baumgardt no trabaja para, ni asesora, ni posee acciones ni recibe financiación de ninguna empresa u organización que pudiera beneficiarse de este artículo, y no ha revelado ninguna afiliación relevante más allá de su cargo académico.

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https://doi.org/10.64628/AB.66dg3kg4v

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La última propuesta absurda de Yorgos Lanthimos, director de La Favorita y Pobres Cosas, llega a los cines esta semana, y Bugonia promete ser otra obra maestra extraña y desenfrenada de caos total e imperdible.

Emma Stone, musa de Lanthimos, y Jesse Plemons se reúnen en esta historia de humor negro sobre una directora ejecutiva farmacéutica (Stone) secuestrada por teóricos de la conspiración. Creyendo que es una extraterrestre con la intención de destruir la Tierra, la encarcelan en un intento por salvar a la humanidad.

La película es una nueva versión de ¡Salvemos el planeta verde!, el clásico de culto surcoreano de 2003. Bajo su superficie surrealista yace una pregunta fascinante: ¿por qué algunas personas creen realmente en los extraterrestres, no como ficción, sino como un hecho?

En psiquiatría, un delirio se define como una creencia falsa e inamovible. Es falso porque es objetivamente incorrecto, e inamovible porque es firme e inquebrantable y resiste toda evidencia en contrario. Por muy irracional que parezca a los demás, para quien lo experimenta es completamente cierto.

Los delirios suelen coexistir con las alucinaciones, en las que las personas ven figuras, oyen voces o perciben una presencia que en realidad no está ahí.

En la era moderna, las ideas delirantes sobre extraterrestres adoptan muchas formas. Algunos creen que sus cuerpos están controlados por extraterrestres o que estos manipulan sus pensamientos. Otros desarrollan creencias persecutorias, convencidos de que los extraterrestres intentan hacerles daño o les han implantado dispositivos de rastreo en el cuerpo.

Algunos incluso sufren delirios de identidad, creyendo ser extraterrestres o haber sido elegidos para una misión especial. Los delirios de grandeza implican creencias exageradas sobre el propio estatus, importancia o poder.

Estos síntomas se observan con mayor frecuencia en trastornos psicóticos, incluida la esquizofrenia, aunque también pueden aparecer en el trastorno bipolar o como resultado del abuso de sustancias, en particular estimulantes o alucinógenos como la cocaína, las anfetaminas o el LSD.

Una breve historia de las creencias alienígenas

Hoy en día, las fantasías sobre extraterrestres se nutren de décadas de cultura popular, desde Expediente X y Prometheus hasta Distrito 9 y E.T. Pero ¿qué hay de la época anterior a que los platillos voladores y las historias de abducciones llenaran nuestras pantallas?

Ya en la Edad Media, la gente describía experiencias que hoy podrían considerarse delirios. La creencia religiosa predominaba, por lo que las visiones de ángeles y demonios constituían el lenguaje del control y la persecución. Durante las histerias por la brujería, la gente afirmaba ser atormentada o poseída por brujas y demonios.

Con el avance de la ciencia y la tecnología, también lo hizo el contenido de las fantasías. A principios del siglo XX, escritores como H.G. Wells contribuyeron a popularizar la idea de vida inteligente más allá de la Tierra a través de obras como La guerra de los mundos, una historia sobre una invasión marciana que capturó tanto la imaginación del público como la ansiedad ante lo desconocido.

Con el auge de la radio, los psiquiatras comenzaron a registrar delirios relacionados con las ondas de radio, en los que los pacientes creían que sus pensamientos se transmitían o recibían a través del aire. A medida que la tecnología evolucionaba, también lo hacían los temores: la gente empezó a reportar delirios de control técnico o extraterrestre, convencida de que los rayos X, los láseres o incluso internet influían en sus mentes.

En julio de 1947, los restos recuperados en un rancho cerca de Roswell, Nuevo México, fueron inicialmente identificados como pertenecientes a un «disco volador» antes de ser reidentificados por el ejército estadounidense como un globo meteorológico. Los informes contradictorios desataron décadas de especulación sobre encubrimientos gubernamentales y visitas extraterrestres, arraigando profundamente las imágenes de ovnis en el imaginario popular. Tras este incidente de Roswell en la posguerra, los ovnis se convirtieron en un fenómeno cultural, y pronto, en un tema de estudio clínico.

Los psiquiatras pronto se encontraron con pacientes cuyos delirios reflejaban estas historias de platillos voladores y abducciones extraterrestres. Con el tiempo, estas creencias evolucionaron junto con las nuevas tecnologías y las ansiedades sociales, desde la vigilancia gubernamental hasta la nanotecnología y la inteligencia artificial. Sin embargo, los motivos siguen siendo sorprendentemente constantes: posesión, control, abducción. El vocabulario cambia, pero la psicología perdura.

¿Parte del cerebro “normal”?

Si bien los delirios son fijos y angustiantes, otras experiencias extracorporales no son necesariamente patológicas. Muchas personas afirman ver luces, formas o figuras inexplicables, a menudo durante la transición entre la vigilia y el sueño. Otras interpretan estas sensaciones, en contextos culturales, religiosos o recreativos, como formas de contacto cósmico. Estas experiencias fugaces son sorprendentemente comunes y, por lo general, inofensivas.

¿Por qué la mente recurre a imágenes ajenas al construir delirios? El cerebro puede simplemente usar los símbolos disponibles —historias, mitos, películas— para dar sentido al miedo o la confusión. De esta manera, el delirio no es tanto un sinsentido como una interpretación errónea del significado.

Esto nos lleva de vuelta a Bugonia.

El título de la película proviene de la palabra griega bougonia, que significa “nacimiento del buey”. Hace referencia a un antiguo mito mediterráneo en el que se creía que los animales muertos daban origen a enjambres de abejas, una metáfora de cómo la vida, o el significado, puede surgir de la descomposición.

Lanthimos aborda esa idea tanto literal como simbólicamente. En Bugonia, delirio y revelación, horror y comedia, se funden en una sola obra. Stone y Plemons ofrecen interpretaciones sobresalientes, con Stone en particular buscando un merecido tercer Oscar.

Más allá de su absurdo, Bugonia deja una reflexión sutilmente inquietante: que la distancia entre la imaginación y la “locura” es mucho más delgada de lo que nos gustaría creer, y que quizás todo delirio comienza como un intento de la mente por crear orden a partir del caos.

https://theconversation.com/bugonia-why-some-peoples-brains-cling-to-the-idea-that-aliens-are-real-266655

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