IMPACTO AMBIENTAL
Batalla contra un invasor que llegó de Australia[1]
Juan José Morales
Si en los próximos días lee o escucha denuncias de que se ha estado talando árboles en la zona de manglares del sistema lagunar Nichupté de Cancún, no haga caso. Ni se trata de una acción ilegal ni es un atentado contra el medio ambiente sino todo lo contrario: una medida orientada a proteger los manglares contra un indeseable invasor.
Terreno invadido por la casuarina. Obsérvese que en torno a los árboles no crece ninguna otra planta, ni siquiera hierbas. Ello se debe a que las ramillas de la casuarina liberan en el suelo sustancias tóxicas que impiden el crecimiento de otras especies. Así desplaza totalmente a la vegetación nativa. Por eso a este árbol se le considera una temible plaga que debe ser erradicada.
Los árboles que están siendo erradicados «”y lo de erradicados hay que tomarlo al pie de la letra, pues incluso se arrancan los tocones con todo y raíz para evitar que retoñen»” son ejemplares de casuarina o pino de mar; Casuarina equisetifolia por nombre científico. Aunque desde hace un siglo forman parte del paisaje costero en la península de Yucatán y mucha gente los considera nativos de la región, en realidad es una especie introducida. Proviene del otro lado del mundo, de la región de Australia y Nueva Zelanda, y aunque se les llama pinos, tienen cierta apariencia de tales y sus semillas están encerradas en pequeñas piñas como las de los auténticos pinos, no están emparentados con ellos sino que pertenecen a una familia botánica totalmente diferente. Lo que a primera vista son hojas largas y cilíndricas en forma de agujas similares a las de los pinos, son en realidad ramillas. Las verdaderas hojas son diminutas escamas situadas en los entrenudos de las ramillas.
La casuarina «”o más bien las casuarinas, pues a México se introdujo también otra especie, la C. cunninghamiana»” fue traída por Miguel Ãngel de Quevedo, conocido como «el apóstol del árbol» por sus esfuerzos en pro de la reforestación. Lo hizo con muy buenas intenciones, pues por ser muy resistente y adaptable, parecía muy apropiada para repoblar bosques devastados e incluso para formar cortinas rompevientos y arboledas en sitios como los médanos arenosos o las zonas semiáridas.
Pero sus cualidades resultaron contraproducentes. Pronto comenzó a propagarse por todas partes y a desplazar la vegetación nativa. Sobre todo porque produce ciertas sustancias tóxicas que impiden el crecimiento de otras plantas que pudieran competir con ella por el espacio, la luz y el agua. Las ramillas que caen del árbol liberan esa sustancia en el suelo y forman en torno al árbol una zona muerta donde no hay ni siquiera hierbas. Por otro lado, en las playas, sus extensas y resistentes raíces forman dentro de la arena una maraña que no permite a las tortugas marinas excavar para depositar sus huevos.
En pocas palabras: la casuarina se convirtió en una auténtica plaga verde, con el agravante de que no sirve prácticamente para nada. Ni para leña. Su madera, quebradiza y de pésima calidad, tiene muy bajo poder calorífico. Es más: ni siquiera los pájaros anidan en la casuarina.
Por todo ello, es mejor eliminarla. En la Reserva de la Biósfera de Sian Ka»™an se emprendió desde hace años un programa en tal sentido impulsado por la asociación Amigos de Sian Ka»™an, y ahora se está haciendo lo mismo en el Ãrea Natural Protegida Manglares de Nichupté, en una zona aledaña al Malecón Tajamar que ha sido severamente impactada por este indeseable invasor.
El nuevo programa se realiza por iniciativa de la asociación Flora, Fauna y Cultura de México en alianza con The Gulf of Mexico Foundation, Fonatur y la Comisión Nacional de Ãreas Naturales Protegidas.
Y a los lectores les pido que no tengan compasión por la casuarina. Si pueden derribar alguna, háganlo. Y si ven que empieza a crecer una en su patio, su jardín, el camellón de su calle o cualquier otro lugar, acaben con ella de inmediato. Así ayudarán a proteger nuestra flora nativa de tan nociva plaga.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Lunes 1 de junio de 2015