QUE NO LE DIGAN, QUE NO LE CUENTEN
Un gobierno impulsor de la diabetes[1]
Juan José Morales
A bombo y platillo, el pasado 21 de marzo el subsecretario de Prevención a la Salud, Dr. Pablo Kuri, anunció que México sería el primer país en atender las recomendaciones sobre el consumo máximo de azúcar presentadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS),según las cuales debe limitarse a no más de 50 gramos diarios, y menos de 25 si se desea proteger la salud. Y el 1 de julio, la propia Secretaría de Salud informó que se había autorizado a las empresas productoras de alimentos industrializados un etiquetado en el cual se indican los máximos al respecto.
Pero, !oh sorpresa!, el tal etiquetado autorizado oficialmente promueve un alto consumo de azúcar, mucho mayor que el recomendado por la OMS.
La diabetes en México. Uno de cada tres niños mexicanos nacidos a partir de 2010 la padecerá en el curso de su vida. Una de las causas de ello es el elevado consumo de refrescos y golosinas con alto contenido de azúcar, pero el gobierno, en vez de combatir esa tendencia, la fomenta al autorizar etiquetas oscuras y confusas en alimentos y bebidas, contra la opinión de los expertos en nutrición y salud pública.
Así lo denunció en un comunicado de prensa la asociación civil El Poder del Consumidor. «El etiquetado frontal, conocido como Guía Diaria Alimentaria (GDA), que entró en vigor en México como obligatorio este primero de julio de 2015 -dice el documento- es un etiquetado que no es comprensible por la población mexicana, que no atiende las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, y que induce a la ingesta de altas cantidades de azúcar que representan un riesgo a la salud.»
En efecto, el etiquetado autorizado por la SSA mencionaba inicialmente 90 gramos diarios de azúcar como consumo recomendado, sin mención alguna a cantidades menores para proteger la salud. Ante las protestas de los expertos, la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) accedió a modificarlo. Pero, como si fuera una burla, se limitó a suprimir una palabra: en lugar de «% de nutrimientos diarios recomendados» ahora la etiqueta menciona «% de nutrimientos diarios». Obviamente, para el consumidor, el texto sugiere que, o bien 90 gramos por día es el consumo recomendado por las autoridades, o puede ingerirse tal cantidad sin riesgo alguno para la salud.
Al respecto, el comunicado de El Poder del Consumidor subraya que el etiquetado autorizado por la SSA es confuso, oscuro e incomprensible para el público en general. Tan lo es, que en el único estudio que se realizó en México para evaluar su comprensión, al mostrarlo a estudiantes de nutrición, no pudieron interpretarlo. Si ello ocurrió con jóvenes que poseen un alto nivel de escolaridad y conocimientos especializados en la materia, fácil es suponer lo que sucederá a los consumidores comunes y corrientes. Para ellos, será como si el etiquetado estuviera escrito en chino.
Lo más indignante del asunto es que antes de que se autorizara el etiquetado, dice el comunicado, se entregó a la presidencia de la República una carta firmada por 30 destacados científicos de renombre internacional, de afamados centros de investigación de distintos países, que lo criticaban por sus graves deficiencias y pedían que no se pusiera en vigor. Peña Nieto, sin embargo, hizo caso omiso de la recomendación.
Lo que ocurre es que su gobierno se ha alineado con las grandes empresas de la industria alimentaria y refresquera para imponer un etiquetado promovido por ellas. Y, «al tiempo que se impone este etiquetado en nuestro país, el gobierno mexicano participa junto con las grandes corporaciones de alimentos y bebidas para oponerse a los etiquetados frontales establecidos en Ecuador y Chile, que fueron probados entre los consumidores, que son entendibles, que permiten advertir cuando un producto tiene altos contenidos de azúcares, grasas y/o sodio, y que son reconocidos por la Organización Panamericana de la Salud y la FAO», según declaró Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor.
Tenemos así una paradójica y contradictoria situación: por un lado el gobierno dice tratar de evitar que siga cundiendo la diabetes, un padecimiento que anualmente causa la muerte a más de 24 mil mexicanos y cuya atención representa más de la mitad del gasto en el sistema público de salud, pero por otro lado fomenta una de sus causas, que es justamente el alto consumo de bebidas y alimentos con gran contenido de azúcar. Aunque, bien mirado, tal cosa resulta muy explicable: este gobierno está al servicio del gran capital, no del pueblo, cuya salud lo tiene enteramente sin cuidado.
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 13 de agosto de 2015