IMPACTO AMBIENTAL
Fantasmas en la cocina[1]
Juan José Morales
Si deja usted unas gotas de miel o un poco de azúcar en cualquier lugar de la casa, es muy probable que no tarden en aparecer unas diminutas hormigas de color claro con la cabeza oscura, apenas visibles por su pequeñísimo tamaño, que se mueven veloz y erráticamente. Los entomólogos las denominan Tapinoma melanocephalum, popularmente se les llama hormigas fantasma por obvias razones «”aunque también en algunos lugares se les llama hormigas boticarias por ignoradas razones»” y son quizá las más ampliamente distribuidas en el mundo y las más conocidas en los hogares.
Si bien las hormigas fantasma o boticarias pueden resultar muy molestas cuando invaden los hogares, tienen un aspecto positivo: destruyen huevos de insectos nocivos, como los mosquitos transmisores del dengue y otras enfermedades.
Se ignora de donde procedían originalmente, pero ahora se les encuentra en todos los continentes y en todos los climas. La lista de los países en que ha sido registrada su presencia constituye prácticamente una relación de todas las naciones del mundo. Son abundantísimas, y no hay otra especie de hormigas con una distribución tan amplia, excepto las cornudas Paratrechina longicornis, de las que hablamos la semana pasada en esta columna.
Las hormigas fantasma son muy adaptables. Se instalan prácticamente en cualquier lugar, incluso dentro de objetos domésticos y cambian fácilmente de ubicación, de modo que aparecen casi de la noche a la mañana. Y aunque al parecer prefieren la comodidad de las viviendas, donde se alimentan con restos de comida, también viven en jardines, parques o campo abierto. En las regiones templadas y frías, más allá de los 30 grados de latitud norte o sur, sin embargo, sólo se les encuentra fuera de las casas durante los meses cálidos.
El nombre de fantasmas que se les ha dado se debe a que por sus reducidas dimensiones «”alrededor de milímetro y cuarto»” y el color claro de sus patas y abdomen es muy difícil verlas sobre las superficies en que se mueven. Y si bien la cabeza y el tórax son de color oscuro, por su pequeñez parecen diminutos puntos y no es fácil distinguir el resto del cuerpo.
En los hormigueros pueden encontrarse dos o más reinas, y es común encontrar varios nidos próximos unos a otros, sin que las obreras de ellos se ataquen o rivalicen entre sí. Cada una se dedica a lo suyo, que es conseguir alimento, y no les importa la presencia de las extrañas.
Una característica que distingue a estas hormigas es que para obtener alimento acostumbran «ordeñar» a ciertos pulgones que producen una secreción azucarada. Para estimularlos, los tocan con las antenas y la secreción la almacenan en sus estómagos para luego regurgitarla en las celdas de cría a fin de alimentar a las larvas.
Estas hormigas se han convertido en una verdadera plaga en casas, restaurantes, hoteles, invernaderos e incluso en hospitales, donde representan un peligro ya que pueden propagar bacterias. Combatirlas es tan difícil como verlas, pero hay una forma bastante efectiva de lograrlo, con una mezcla de uno por ciento de ácido bórico «”que se consigue fácilmente en muchas farmacias»” y el resto de azúcar.
Otras hormigas parecidas por su pequeño tamaño «”dos milímetros»” y cuerpo casi totalmente transparente que invaden las casas y a las cuales a menudo se confunde con la fantasma, son las mieleras o faraonas, Monomorium pharaonis. También andan prácticamente por todas partes, pero tienen predilección por los lugares cálidos y húmedos y sitios donde caen restos de comida o pueden encontrar agua.
Sus hormigueros varían considerablemente en población. Los hay tan pequeños que sólo cuentan con uno o dos cientos de obreras y un par de reinas, y los hay también gigantescos, formados por cientos de miles de obreras y centenares de reinas reproductoras. Estas grandes colonias, sin embargo, normalmente pronto se dividen para dar origen a otras que se instalan en las proximidades. Y, al igual que en el caso de las fantasmas, las obreras de las diferentes colonias no rivalizan ni se atacan cuando se encuentran durante la búsqueda de alimento.
Necesitan agua en abundancia, y por ello se les encuentra donde la hay, como macetas, lavabos, bebederos de mascotas, peceras, refrigeradores y aparatos de aire acondicionado donde se condensa vapor de agua, y otros muchos lugares por el estilo. Incluso, en algunos hospitales se han registrado casos en que se les descubrió en las heridas de pacientes inmóviles.
En fin, las hormigas fantasma prácticamente han invadido el mundo entero.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Lunes 5 de octubre de 2015