Se apareció la virgen en Itagüí
27 de enero de 2016
Carolina Pérez
Se apareció la virgen en la urbanización Villas de San Antonio de Itagüí. Al menos eso aseguran los vecinos quienes desde ayer miércoles a las 5 de la tarde, están en estado de vigilia y adoración ante una imagen de lo que creen es la Virgen de Guadalupe, la cual dicen ver en una mancha abultada de una palmera.
Desde que fue descubierta la imagen por un grupo de vecinas, el antejardín de Magnolia Bustamante se llenó de curiosos. El rumor se regó tan rápido que a las ocho de la noche, pasadas solo tres horas del descubrimiento, casi 500 personas se reunieron para rezar un rosario en honor a la aparición. Los rastros de parafina en la grama son la prueba de la multitud que ha pasado por el sector a comprobar el milagro y dejar su vela.
Otros, en cambio, visitan el lugar solo para comprobar que no se trata de algo más que el fenómeno psicológico conocido como pareidolia, el cual según los psicólogos se encarga de formar imágenes reconocibles en cualquier patrón de imagen que no es reconocido por nuestro cerebro. En esto, dice la ciencia, juega mucho las creencias personales.
Pero las explicaciones no ha sido impedimento para que continúe la romería. Ya hay quienes le endilgan a la imagen de la virgen el milagro de la recuperación de un niño vecino, quien estaba hospitalizado por enfermedad respiratoria y ya fue dado de alta.
El Presbítero Wilmar Galeano, creyente de los impactos marianos, dice que las apariciones tienen una explicación espiritual en el sentido de que es una manifestación tierna y protectora de la Virgen, «nos dicen que Dios sigue actuando en la historia». Sin embargo el sacerdote explica que hay diferencias entre las apariciones, unas son las comprobadas con rigor por la Iglesia Católica, como lo son las de Lourdes o Fátima y otras son ocasionales.
«Una vez vi en medio de la grasa de un taller mecánico la imagen de la Virgen del Carmen. Uno puede decir: Ay sí, mirá la virgen, pero estas apariciones no son elevadas a la categoría de milagros bajo los rigores de la iglesia», estas apariciones de los barrios, carecen de cierto rigor hasta que no se compruebe lo contrario.
Verdad o no la manifestación de fervor continúa en la urbanización, a medida que se esparce el rumor y los rastros de veladoras derretidas por la manga, llegan más y más curiosos y creyentes. Si no es la virgen, al menos, el milagro de que se volvieran protagonistas de la fe, ya se les cumplió.
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