La verdadera historia sobre el caso Roswell: Guerra fría, espionaje y un mentiroso compulsivo

La verdadera historia sobre el caso Roswell: Guerra fría, espionaje y un mentiroso compulsivo

¿No estás cansado de leer siempre lo mismo? Nosotros sí, por eso hemos escrito esto. Y, no, no hay alienígenas por ningún lado.

POR RAFAEL GALÁN

05/07/2019

que-ocurrio-en-roswell-1562308434GETTY IMAGES

La rocambolesca historia del accidente de dos presuntas naves alienígenas en Roswell, Nuevo México, Estados Unidos, un 7 de julio de 1947 y su recuperación, de los restos de los platillos volantes y de sus ocupantes, tiene detrás una apasionante historia de espionaje en los primeros días de la Guerra Fría (que se confirmó en 1994 por parte de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos con documentos desclasificados), los torpes intentos por parte de esas mismas Fuerzas Aéreas estadounidenses para desviar la atención de esa apasionante historia de espionaje y, sobre todo, a un mentiroso compulsivo que engañó a todos aquellos que, desde entonces, han querido creer en hombrecillos verdes con documentos falsos (sí demostrado).

Los restos de los supuestos «platillos volantes» eran los restos del reflector de un radar aerostático que sí, que el Gobierno estadounidense estaba muy interesado en ocultar, pero por otros motivos: formaba parte de un proyecto gubernamental, denominado proyecto Mogul, para espiar a Rusia (en su escalada nuclear) con radares montados en pequeños globos aeroestáticos que pudieran volar bajo para que no fueran detectados por los radares del «enemigo». Aunque la Guerra Fría no empezó «oficialmente» hasta 1953, el miedo por el desarrollo de una fuerza nuclear por parte de Rusia le quitaba el sueño a Estados Unidos (y viceversa), así que se pueden considerar estos globos aerostáticos como el inicio del espionaje de la Guerra Fraía. Y, sí, fueron un pelín torpes a la hora de ocultarlo. Si no se hubiera emitido una nota de prensa para explicar que se habían recuperado los restos de un ovni en Roswell -antes de la fiebre por los ovnis que comenzó mucho después- el mismo día de autos, lo mismo no estábamos escribiendo esto hoy.

Los escombros encontrados en Roswell eran, concretamente, los del globo aerostático denominado como Vuelo Mogul# 4 del secreto-secretísimo proyecto Mogul lanzado no precisamente al espacio (sino al cielo de Roswell, Nuevo México) tres días antes, el 4 de junio de 1947. El proyecto Mogul tenía la calificación dentro del código de Seguridad Nacional de Top Secret A-1, para que te hagas una idea, el mismo que tenía el proyecto Manhattan original. Los globos habían sido diseñados por un equipo de investigadores de la Universidad de Nueva York, coordinados por el geofísico Charles Bachman Moore. Las ganas de creer en ovnis y torpeza primero y la necesidad después del Gobierno de Estados Unidos por contribuir a la confusión para ocultar sus planes de espionaje, hicieron el resto.

A lo largo de los años, la historia sobre qué ocurrió ha ido evolucionando, sobre todo para ir encajando cada vez más con las teorías conspiranoicas y conspiranoides de la recuperación de naves alienígenas y de los cuerpos de extraterrestres. Y lo más curioso y lo que debería haber hecho sospechar a los que no sospechan es cuántas veces ha cambiado el testimonio de los testigos y presuntos testigos a lo largo de siete décadas. La historia tiene tantos documentos y tantos recovecos que resulta, la verdad, bastante complicado resumirla, pero como ya sabes que nos gustan los retos, vamos a tratar de simplificarlo todo lo posible.

Para entender por qué la pelota se hizo tan grande, debes tener en cuenta que el supuesto encubrimiento de los hechos del Gobierno estadounidense ha permitido que cada vez que se ha demostrado con pruebas que lo que ocurrió nada tenía que ver con el accidente de una nave alienígena, rápidamente se ha dicho que eran pruebas falsas creadas por el Gobierno para encubrir lo que «realmente» había ocurrido. Vamos, que cualquier dato real se ha interpretado como falso y, por tanto, ha demostrado, para los creyentes, que la historia de los restos alienígenas es una hipótesis no falsificable. Cualquier evidencia o testimonio que demuestre que los acontecimientos no ocurrieron tal y como creen los ufólogos menos críticos con el accidente original se atribuye de inmediato al encubrimiento. Nada puede probar que la historia es falsa. El dispositivo de encubrimiento se ocupa de todas las pruebas desfavorables. Y así hemos llegado a 2019.

También deberías saber que hasta que en 1978 el ufólogo Stanton T. Friedman no empezó a escribir sobre el caso el interés por Roswell era cercano a cero. Durante treinta años el caso no le interesó a nadie. Y qué curioso que el interés empezará justo cuando empezaba el auge de la literatura y el ¿periodismo? esotérico pseudo-científico. Charles Moore contactó en 1978 con Friedman para hablar largo y tendido sobre el proyecto Mogul, pero Friedman rechazó sus explicaciones porque… ¿lo adivinas?… era un encubrimiento diseñado por el Gobierno de Estados Unidos. Pero vamos con la tesis de Mentiroso Compulsivo + Guerra Fría + Espionaje.

Estos son los únicos datos oficiales sobre lo que ocurrió: El 7 de julio de 1947 William Mac Brazel un ranchero de Roswell le comunicó al sheriff del condado George Wilcox que había encontrado los restos de un platillo volante. Wilcox se puso en contacto con las autoridades militares del Roswell Army Air Field (AAF) para comunicárselo. Las Fuerzas Aéreas asignaron al caso al Mayor Jesse Marcel. Marcel, junto con dos agentes de los cuerpos de contra-inteligencia estadounidenses, Sheridan Cavitt y Lewis Rickett, se desplazaron hasta el rancho de Mac Brazel. Recogieron los restos y se los llevaron. El 8 de julio de 1947 la oficina de prensa del Roswell Army Air Field anunció oficialmente que se habían recuperado los restos de un disco volador.

El 9 de julio de 1947 el brigada general Roger Ramey, de la Carswell Air Force Base, que había solicitado a Marcel el día anterior que le enviara los restos encontrados, dio una rueda de prensa en la que anunció que los restos eran los de un globo meteorológico y nada más que un globo aerostático. Y con esto se zanjó el asunto en 1947.

roswell-1562313322Estos son los restos del «platillo volante» que llegaron a la oficina de Roger Ramey. Getty Images

En 1994 el US Air Force desclasificó los documentos sobre Roswell explicando el trabajo de la Universidad de Nueva York y Charles Bachman Moore, facilitando asimismo imágenes sobre los globos y las máquinas que habían diseñado para lanzarlos. Y con esto debería haberse zanjado, otra vez, el asunto. Pero, claro, como el Gobierno estaba encubriendo lo que había ocurrido…

A propósito de Kaufmann

Los presuntos testigos oculares no empezaron a proliferar hasta 1978, si echas cuentas: 31 años después del incidente. Intenta recordar ahora con precisión algo que ocurrió hace treinta años. Pues eso. Ha habido una larga lista de testigos, de primera mano, de segunda mano, de tercera mano. Que realmente estuvieran en la base militar o que hubieran visto los restos del globo aerostático, se cuentan con los dedos de una mano. Pero entre todos ellos destaca uno: el que ha dicho lo que los que apoyaban las teorías de la conspiración y el accidente alienígena querían oír. El mentiroso del que hablábamos al principio es Frank J. Kaufmann. La mayoría, si no todas, las «pruebas» relacionadas con la recuperación de los restos de los platillos volantes y de los cuerpos extraños provienen de una única fuente: Kaufmann, un tipo que trabajaba en la oficina del personal civil de la Base Aérea del Gobierno de Estados Unidos en Roswell en el momento en el que se produjo el incidente (y que luego formó parte de la respetada vida pública de Roswell desde un modesto cargo en la Cámara de Comercio de la ciudad). Kaufmann aseguraba que, en realidad, trabajaba en inteligencia, pero todos los documentos, así como todos los testimonios, apuntan que era personal no cualificado en las oficinas civiles de la base aérea de Roswell. Sin embargo, su testimonio ha proporcionado la gran mayoría de los libros sobre el incidente de Roswell hasta su muerte en 2001.

En 2002, tres investigadores (cabales) de ovnis, Benson Saler, Charles A. Ziegler, and Charles B. Moore, visitaron a la viuda de Kaufmann, quien les permitió acceder a su oficina y sus documentos. Allí los tres encontraron, finalmente, alguna evidencia real. Desafortunadamente, esa evidencia, en forma de documentos, les llevó a la conclusión de que Kaufmann había falsificado documentos e inventado historias a lo largo y ancho de dos décadas.

Y cualquier otra cosa es pura invención.

Fuentes consultadas: The Roswell UFO Crash (Kal Korff), UFO Crash at Roswell: The genesis of a Modern Myth (Saler, Ziegler y Moore), Roswell: Inconvenient Facts and the Will to Believe (Karl Pflock), y Frank Kaufmann reconsidered (Kevin D. Randle y Mark Rodeghier).

https://www.esquire.com/es/actualidad/a28296530/caso-roswell/

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