El misterio de las centellas (1452)
¿Existen realmente las centellas?
17-sep-2004
Estimado Cecil:
En su reciente columna sobre el rayo, lo que más me intrigó fue su mención de la “centella: un fenómeno raro y poco conocido que se comporta como una mezcla de electricidad y fuego”. La anécdota que la acompañaba era increíble. En la novela Lonesome Dove se menciona un rayo que salta por los cuernos del ganado, pero no recuerdo si lo hacía en forma de bola. ¿Sabemos algo más al respecto, Cecil? –Ellen Cherry, vía Straight Dope Message Board
Cecil responde:
No sabemos nada, aunque no por falta de intentos. El primer estudio sistemático de los misteriosos glóbulos brillantes se publicó en 1838, y desde entonces han aparecido innumerables artículos. A pesar de eso… bueno, digamos que todavía tenemos que abordar algunas cuestiones básicas. En el libro Ball Lightning: An Unsolved Problem in Atmospheric Physics (1999), el físico británico Mark Stenhoff escribe: “La centella, si existe, es un fenómeno de corta duración e impredecible” (subrayado mío). En otro lugar dice: “Mi posición es… quizá la de un agnóstico”.
Ya me entiende. Aquí tenemos a un tipo que dedicó más de 20 años de su vida a estudiar las centellas. Recopiló numerosos informes de casos, dirigió la división de centellas de un centro de investigación de tormentas del Reino Unido, escribió un libro… en resumen, hizo carrera con el asunto. Sin embargo, después de todo ese tiempo -y créanme, admiro al tipo por admitirlo- no está seguro de si lo que estudiaba es real.
Cualquiera que cuestione la autenticidad de la centella oirá con toda seguridad a sus defensores. En 1971 se produjo un enfrentamiento. El astrofísico Edward Argyle sugirió en Nature que la centella no era más que una imagen posterior positiva, es decir, una ilusión óptica, una idea que se remonta a los primeros días de los estudios sobre la centella. Según esta idea, los testigos quedan deslumbrados por un rayo ordinario, que permanece brevemente impreso en sus retinas. Cuando apartan la mirada, la imagen brillante en forma de bola parece moverse y luego se desvanece.
Otros científicos no se creyeron el argumento de Argyle y se produjo una animada correspondencia. El físico R.C. Jennison afirmó que había presenciado personalmente una centella durante un vuelo en avión. Es más, había informado del incidente en una carta a Nature dos años antes. Aquí está el quid de la cuestión:
“Yo estaba sentado cerca de la parte delantera de la cabina de pasajeros de un avión de pasajeros totalmente de metal (Eastern Airlines Vuelo EA 539) en un vuelo nocturno de Nueva York a Washington. El avión se encontró con una tormenta eléctrica durante la cual se vio envuelto en una repentina descarga eléctrica brillante y fuerte (0005 h EST, 19 de marzo de 1963). Unos segundos después de esto, una esfera brillante de poco más de 20 cm de diámetro emergió de la cabina del piloto y pasó por el pasillo del avión a unos 50 cm de mí, manteniendo la misma altura y rumbo durante toda la distancia en la que pudo ser observada”. En su carta de 1971, Jennison añadía que “mi relato coincidía exactamente con el del único ocupante de la cabina de pasajeros, una azafata aterrorizada que estaba atada a su asiento en el lado opuesto y más hacia la parte trasera del avión. Vio cómo la bola seguía avanzando por el pasillo y finalmente desaparecía hacia el lavabo del fondo. No había bebido alcohol en este vuelo”.
A juzgar por los comentarios posteriores, este intercambio marcó un antes y un después: antes los científicos se mostraban escépticos ante las centellas, pero después las aceptaron como reales. Sin embargo, hay que señalar algunos puntos. En primer lugar, a pesar de los notables detalles que aporta Jennison -incluso calcula la potencia de la salida óptica de la bola-, no se molestó en presentar su informe hasta seis años después del hecho. En segundo lugar, sólo tenemos su palabra de que la azafata vio exactamente lo que él vio. En tercer lugar, a pesar de que debió de pasar bastante tiempo revisando el incidente con la mujer para asegurarse de que su versión “coincidía exactamente” con la de ella, no se molestó en dar su nombre. En cuarto lugar, no hay pruebas de que hablara con los pilotos, de cuya cabina salió la centella.
¿Creo que Jennison se lo inventó todo? No, pero como sabe cualquier policía, reportero o abogado, los relatos de testigos oculares de sucesos breves y sorprendentes suelen ser poco fiables. Incluso una revisión casual de la literatura sugiere que gran parte de los daños atribuidos a las centellas fueron causados por el tipo ordinario. No pretendo que todas las pruebas se puedan explicar o que la centella sea estrictamente una ilusión, pero estamos tratando con una baja relación señal-ruido. Cualquiera que quiera llegar al fondo de este asunto tendrá que hacer un esfuerzo sistemático para establecer lo que realmente sabemos.
-CECIL ADAMS
https://web.archive.org/web/20040922025948/http://www.straightdope.com/columns/040917.html