Visto desde otra parte: ¿qué lecciones debe aprender África del enfoque de la Unión Europea sobre la cuestión de los ovnis?

Visto desde otra parte: ¿qué lecciones debe aprender África del enfoque de la Unión Europea sobre la cuestión de los ovnis?

En África, como en otros lugares, los avistamientos de ovnis se han multiplicado en los últimos años. Si el continente no está muy presente en las noticias sobre este tema, se debe en parte a la falta de interés de los intelectuales por la cuestión ovni.

3 de abril de 2024

Por Sansom Mawulolo Ahlijah

En los dos últimos siglos, la humanidad ha realizado enormes progresos tecnológicos. Hace unos 50 años, los humanos pisaron por primera vez la Luna. Los avances en sanidad han prolongado considerablemente la experiencia vital y, gracias a los grandes avances en telecomunicaciones, la información circula ahora con gran rapidez.

Sin embargo, a pesar de estos avances, siguen existiendo numerosos misterios en torno a varias cuestiones fundamentales. El origen del hombre y su lugar en el universo aún no se han dilucidado del todo. En cuanto a la cuestión de si estamos solos en el universo, la mayoría de los investigadores coinciden en que las probabilidades de que existan civilizaciones extraterrestres son muy altas.

Aunque oficialmente no se ha establecido hasta la fecha ningún contacto con un gobierno extraterrestre, la aparición regular de objetos voladores no identificados (ovnis) en todo el mundo atrae la atención del público y alimenta muchas especulaciones.

Desde el accidente de Roswell, en Estados Unidos, la cuestión de los ovnis se ha convertido en un tema polémico que alimenta numerosos debates. La actitud de los medios de comunicación, los gobiernos y la comunidad científica oscila entre la duda y la burla. Además, la ufología o ciencia que estudia los fenómenos aéreos inexplicables es considerada por muchos una disciplina para excéntricos. Sin embargo, los hechos son tozudos y, ya sea en los cielos de París, Londres, Madrid o Abiyán, extraños artefactos voladores hacen su aparición y eluden por completo toda explicación científica.

Hace tiempo que los gobiernos comprendieron la importancia de crear un marco adecuado para el estudio de estos fenómenos, en previsión de la posibilidad de un contacto con una civilización extraterrestre. El pasado 20 de marzo, por primera vez, diputados de la Unión Europea coordinados por el diputado portugués Francisco Guerreiro organizaron una larga reunión en la que ufólogos del viejo continente hablaron sobre el tema de los ovnis.

Eduardo Russo, viejo miembro de la red UAP CHECK y ufólogo, fue uno de los oradores. Señaló que los fenómenos aéreos inexplicados (FANI) distan mucho de concernir únicamente a Estados Unidos y se explayó sobre los numerosos casos de observaciones en Europa. Aunque se hicieron comparaciones con el tratamiento del tema ovni en Estados Unidos, el nombre de un continente, África, no se mencionó realmente durante los debates.

¿Se observan ovnis en África? Sí. Entonces, ¿por qué nadie (o tan poca gente) habla de ello? La respuesta a esta pregunta es compleja y se hace eco de la compleja situación en la que se encuentran los países africanos. Algunos de los casos de avistamiento de ovnis que parecen confirmar la presencia de vida fuera de nuestra Tierra se han producido en África. Dos incidentes captarán nuestra atención.

El primero es el famoso avistamiento de la escuela primaria Ariel, ocurrido en septiembre de 1994 en Zimbabue. En total, unos sesenta niños indicaron haber visto aterrizar extrañas naves. De estas naves emergieron seres de aspecto humanoide pero carentes de orificios nasales que establecieron comunicación telepática con ellos. Sus mensajes versaban sobre los riesgos ecológicos a los que se enfrentaba el planeta. En 2024, 30 años después de los hechos, muchos de los niños, ahora adultos, no han cambiado su historia. El caso de la Escuela Ariel ha sido objeto de numerosas investigaciones internacionales, pero ha recibido poca atención en Zimbabue y África.

El segundo avistamiento de ovnis tuvo lugar en 1954 en Madagascar, cuando el país era colonia francesa. Ante la mirada atónita de miles de personas, un objeto volador negro vagamente parecido a un puro sobrevoló la avenida principal de Antananarivo a menos de cien metros del suelo.

El artefacto no emitía ningún ruido. Su paso provocó cortes de electricidad, y los propietarios de explotaciones ganaderas y de animales domésticos notaron una agitación inusual entre los animales. Esta observación llevaría al general De Gaulle a considerar la creación de un organismo oficial francés de estudio de los ovnis. El proyecto fructificó en 1977 con la creación del GEIPAN.

Estos dos casos están lejos de ser excepciones. En África, como en todas partes, los avistamientos de ovnis han aumentado a lo largo de los años. Si el continente no hace mucho ruido al respecto, se debe en parte a la falta de interés de los intelectuales por la cuestión ovni. Para muchos de ellos, los extraterrestres, los ovnis y demás son una locura del mundo occidental y del hombre blanco.

La segunda razón es la laxitud de los Estados. Si no ignoran simplemente la cuestión ovni, muchos ejecutivos africanos creen tener problemas más graves que resolver. Y para los regímenes dictatoriales que parecen tener por delante días brillantes en el continente, lo más importante es mantenerse en el poder. Este desinterés general se ve reforzado por la actitud de una población que, abrumada por los problemas de acceso a la energía, el agua potable, la educación y la sanidad, no tiene tiempo para observar el cielo.

Este encuentro entre diputados europeos y ufólogos debe interpretarse como una prueba de que todos los continentes, independientemente de su nivel de desarrollo, deben tomarse en serio la cuestión ovni. La falta de previsión de África ha impedido en varias ocasiones al continente encontrar su lugar en el tren de la historia, tren que ha creado como cuna de la humanidad. Los errores del pasado deben servir de lección a los dirigentes africanos. La cuestión ovni no es un delirio del mundo occidental. No es un delirio en absoluto. Es un tema muy serio que merece ser abordado científicamente.

Instituciones regionales como la SADC, la CEDEAO o la Unión Africana deben prestar más atención a estos extraños objetos voladores y crear, en la medida de lo posible, organismos que agrupen a ufólogos, científicos y expertos en otras disciplinas para estudiar a fondo esta cuestión.

Sin embargo, el enfoque africano de esta cuestión no debe ser un mero mimetismo del enfoque occidental. Estados Unidos, en particular, y Europa en cierta medida, analizan principalmente la cuestión ovni a través de un prisma de seguridad. Las películas de Hollywood dicen mucho sobre este punto de vista: los extraterrestres son criaturas malignas que vienen a esclavizar a la humanidad o a destruirla.

Nadie puede garantizar por el momento las buenas intenciones de los ocupantes de estas extrañas naves que sobrevuelan las ciudades y los campos de nuestro planeta azul. Sin embargo, buceando en las profundas raíces de África, que hacen hincapié en la hospitalidad y en la importancia de acoger a cualquier persona extranjera, los ufólogos del continente pueden proponer un nuevo enfoque para el estudio de los fenómenos aéreos inexplicables.

https://www.uapcheck.com/news/id/2024-03-30-seen-from-elsewhere-what-lessons-should-africa-learn-from-the-european-unions-approach-to-the-ufo-issue

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