El incidente ovni de Socorro

El incidente ovni de Socorro

Un encuentro cercano entre agentes de policía y la investigación oficial del Proyecto Libro Azul

27 de mayo de 2025

Ryan Sprague

imageEl 24 de abril de 1964, una tarde tranquila en la polvorienta ciudad de Socorro, en Nuevo México, dio un giro brusco hacia lo extraño cuando el oficial de policía Lonnie Zamora afirmó haber presenciado que algo aterrizó en el desierto de Nuevo México, lo que provocó una investigación oficial por parte del Proyecto Libro Azul y solidificó el evento como uno de los encuentros cercanos mejor documentados en la historia de los ovnis.

¿Quién fue Lonnie Zamora?

Nacido y criado en Nuevo México, Lonnie Zamora era un hombre con los pies en la tierra, conocido más por su rutina que por su imaginación. Al momento del avistamiento, llevaba varios años como policía de Socorro. Los lugareños solían describirlo como «tranquilo, confiable y completamente serio». No bebía, no buscaba ser el centro de atención y tenía fama de decir la verdad, incluso cuando no le convenía. Su trabajo le exigía observar e informar con claridad, una habilidad que resultaría crucial durante su encuentro cercano. Su actitud tranquila y su formación policial lo convirtieron en un testigo creíble desde el principio.

A diferencia de muchos informes de ovnis que provienen de pistas anónimas o identificaciones erróneas, los antecedentes de Zamora dieron peso inmediato a su relato. Su conmoción por el suceso, y su renuencia a exagerarlo, solo hicieron que su historia fuera más creíble para quienes lo entrevistaron en los días y años posteriores. Entonces, ¿qué sucedió exactamente ese día de abril de 1964?

El incidente

El encuentro de Zamora comenzó como cualquier otro día de patrulla. Esa tarde, perseguía un coche a toda velocidad al sur de Socorro cuando un estruendo atronador interrumpió la persecución. El ruido fue tan fuerte que pensó que algo podría haber explotado en una caseta cercana donde se almacenaba dinamita para la construcción de carreteras. Mientras subía una pequeña colina para investigar, su atención se desvió hacia una extraña visión en el arroyo. Vio lo que parecía una nave blanca ovalada con dos pequeñas figuras vestidas de blanco de pie junto a ella. La nave no tenía alas, rotores ni medios de propulsión visibles.

En cuanto a las figuras, que supuso eran pilotos o astronautas, las describió como del tamaño de un niño, de aproximadamente un metro y medio de altura, de complexión delgada. Vestían trajes blancos de una pieza o monos, y aunque no podía verles la cara con claridad, creía que podrían llevar algún tipo de casco.

image© Biblioteca de imágenes Mary Evans/MICHAEL BUHLER

Los seres parecían estar realizando alguna actividad cerca del objeto, posiblemente inspeccionando o ajustando algo. Al ver a Zamora, se sobresaltaron y se alejaron rápidamente, presumiblemente entrando en la nave. Momentos después, el objeto emitió un fuerte rugido, se elevó del suelo con una explosión de llamas y polvo, y luego se alejó volando silenciosamente a baja altura.

Zamora se quedó atónito. Comentó por radio lo que había visto, más confundido que asustado.

Evidencia física en la escena

Cuando llegaron los refuerzos, encontraron a Zamora visiblemente conmocionada y el paisaje mostraba indicios de que algo muy real había sucedido. Cuatro hendiduras en el suelo, dispuestas simétricamente, sugerían que allí había descansado un objeto pesado con cuatro puntales de aterrizaje. Las rocas cercanas estaban chamuscadas y las plantas quemadas, lo cual era compatible con la exposición a un calor intenso.

imageLo que llamó la atención de los investigadores fue la ausencia de las señales típicas de una broma pesada. No había huellas de neumáticos, ni huellas aparte de las de Zamora, ni cables, accesorios ni herramientas ocultos. Las zonas quemadas tampoco se parecían a las quemaduras dejadas por fuegos artificiales o fogatas; eran más uniformes y localizadas, como si provinieran de una fuente de energía dirigida. Las pruebas químicas no mostraron nada inusual, pero el suelo claramente había sido alterado por algo. Las impresiones nítidas y simétricas en la tierra no coincidían con ningún vehículo conocido utilizado en la zona. Para los escépticos que esperaban descubrir pistas de bromistas o trucos teatrales, el sitio no ofrecía ninguna ayuda. Lo que había allí apuntaba a algo real y físico, algo que había aterrizado y despegado, tal como lo describió Zamora.

Participación del Proyecto Libro Azul

A las 24 horas del incidente, representantes de la Fuerza Aérea de EE. UU. y del Proyecto Libro Azul llegaron a Socorro. Su interés fue inmediato e intenso. El Proyecto Libro Azul, con sede en la Base Aérea Wright-Patterson, era la unidad oficial de investigación de ovnis del gobierno. Para 1964, ya habían analizado cientos de avistamientos, la mayoría de los cuales fueron rápidamente descartados. Pero el caso de Zamora presentaba un problema: estaba respaldado por pruebas físicas, un testigo creíble y ningún motivo aparente para ser inventado.

El Dr. J. Allen Hynek, asesor científico de Blue Book, viajó personalmente para investigar. Inicialmente escéptico, Hynek consideró que Zamora era confiable y que su historia era coherente. Observó que la evidencia física respaldaba el relato. Internamente, la Fuerza Aérea tuvo dificultades para encontrar una explicación plausible. Ninguna de sus pruebas de aeronaves experimentales en curso coincidía con la descripción. Incluso exploraron la posibilidad de pruebas de aterrizaje lunar, pero nada concordaba. Finalmente, aunque evitaron usar la palabra «alienígena», Blue Book calificó el caso como «inexplicable», una designación poco común para un programa encargado de resolver casos lo más rápido posible.

Informe del Proyecto Libro Azul sobre el aterrizaje del ovni en Soccorro, Nuevo México, en 1965

La teoría del engaño

Los escépticos, naturalmente, propusieron que todo el evento fue un engaño, quizás una broma de estudiantes universitarios locales. El Instituto Tecnológico de Nuevo México, a pocos kilómetros de distancia, tenía fama de tener estudiantes traviesos pero brillantes, algunos de los cuales podrían haber tenido acceso a tecnología experimental o habilidades de ingeniería. Pero esta teoría se desmorona bajo escrutinio. Nadie se ha atrevido a atribuirse el mérito. La broma habría requerido una sincronización impecable, una aeronave convincente, efectos de llamas y una forma de borrar toda evidencia antes de que Zamora u otros policías llegaran. El terreno del arroyo dificultaba el acceso, y no había huellas ni rastros de vehículos que entraran o salieran. Además, el incidente traumatizó a Zamora, un resultado que difícilmente se esperaría si hubiera participado en una broma. El presidente del Instituto Tecnológico de Nuevo México insinuó posteriormente que «quizás» algunos estudiantes tramaron algo, pero nunca ofreció nombres ni pruebas. Incluso si los estudiantes estuvieron involucrados, la escala, el realismo y la precisión del evento siguen siendo extremadamente improbables para una maniobra estudiantil. La teoría del engaño nunca se ha consolidado.

¿Era una nave militar secreta?

Otra explicación común es que Zamora se topó con la prueba de un vehículo militar clasificado. Después de todo, Nuevo México está repleto de instalaciones militares como el Campo de Misiles White Sands y la Base Aérea Holloman. Estos lugares han albergado desde pruebas de cohetes hasta experimentos con drones. Sin embargo, ninguna nave experimental conocida de la época encajaba con la descripción de Zamora. El objeto carecía de alas, palas de rotor ni motores y ascendía verticalmente con poco ruido tras el despegue inicial. Esto contradice las capacidades de las aeronaves en 1964. La propia reacción de los militares también genera dudas. Si Zamora hubiera visto un vehículo secreto, cabría esperar un encubrimiento rápido o una historia plausible para engañar al público. En cambio, investigadores de varias ramas acudieron al lugar y parecieron genuinamente desconcertados. Memorandos internos revelaron que incluso el personal superior de la Fuerza Aérea consideró el caso muy inusual. Si bien es posible que Zamora viera algo que no estaba destinado a sus ojos, no hay evidencia directa que apunte a un programa o prueba específica, lo que deja la teoría en la mera especulación.

El símbolo rojo

Uno de los aspectos más misteriosos del relato de Zamora es la insignia roja que vio en el costado de la aeronave. La dibujó para los investigadores poco después del avistamiento: una media luna o arco rojo con una línea vertical encima. Simple, extraño y difícil de identificar de inmediato con ningún símbolo militar o comercial conocido. Lo que resulta aún más intrigante es cómo los investigadores manejaron el símbolo. El Proyecto Libro Azul ocultó el diseño exacto al público durante años, mostrando símbolos alternativos para comprobar si los informes futuros eran auténticos o copiados. Este secretismo añadió una capa de credibilidad a la historia de Zamora: si solo se trataba de un helicóptero mal identificado, ¿para qué molestarse en ocultar un símbolo?

imageAlgunos investigadores de ovnis creen que esta insignia es clave para comprender lo que vio Zamora, sugiriendo que podría haber sido un logotipo o identificador de origen no humano. Otros argumentan que podría apuntar a un proyecto militar de bajo presupuesto. En cualquier caso, el símbolo rojo sigue siendo un detalle curioso y concreto que permite que el caso se base en detalles específicos, no en impresiones vagas.

Impacto en Zamora

Lonnie Zamora no quería fama. De hecho, a menudo expresaba su arrepentimiento por haber reportado lo que vio. El incidente atrajo una oleada de atención: de reporteros, investigadores de ovnis, escépticos y funcionarios del gobierno. Su vida tranquila se vio interrumpida por llamadas de los medios, bromistas y escépticos que cuestionaban su cordura o sus motivos. Zamora mantuvo su historia con coherencia, pero sin exagerarla. Rechazó contratos para publicar libros y nunca buscó la fama. Su reticencia a sacar provecho del incidente contribuyó a su credibilidad. A los pocos años, Zamora renunció a la policía y aceptó un trabajo más discreto. Sus allegados dijeron que el suceso lo conmovió profundamente.

Lonnie Zamora falleció en 2009, pero todavía se mantenía fiel a su relato y nunca lo cambió ni se retractó de su historia.

Conclusión

Aunque no es tan conocido como Roswell, el incidente de Socorro se ha ganado un lugar imborrable en la historia ovni. Ha aparecido en documentales, simposios ovni e incluso en la ficción de episodios de programas de televisión. Los investigadores siguen volviendo al caso porque presenta una combinación poco común: un testigo sólido, evidencia física e investigación oficial. A diferencia de muchos avistamientos ovni que se basan en videos inestables o informes de segunda mano, el caso de Zamora se basa en hechos verificables. En los círculos de investigación ovni, a menudo se cita como uno de los «mejores» casos, no porque pruebe la visita extraterrestre, sino porque se resiste a ser fácilmente descartado. La ciudad de Socorro ha adoptado el legado hasta cierto punto, con eventos conmemorativos ocasionales y el interés de los turistas. Sin embargo, permanece algo oculto en la cultura popular, posiblemente porque carece de imágenes impactantes o una respuesta definitiva. Aun así, para los investigadores ovni serios, el caso Zamora es una piedra de toque, un punto de referencia con el que se comparan otros casos.

En un campo lleno de bulos e imágenes borrosas, su informe sereno y veraz destaca. Las pruebas físicas que lo respaldan y la reacción desconcertada de las autoridades solo acentúan el misterio. El caso de Zamora invita a preguntas abiertas en lugar de conclusiones definitivas, y eso es parte de su poder perdurable.

A continuación se muestran varias entrevistas en cámara y audio realizadas con Lonnie Zamora a lo largo de los años.

El policía Lonnie Zamora en tres entrevistas (1964, 1974 y 1996) habla sobre haber presenciado un OVNI aterrizado en Soccoro.

https://archive.org/details/UFO_Newsclipping_Service_1974_06_no_62

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