El Dr. Roberto Enrique Banchs anuncia su salida de la ufología
El Dr. Roberto Enrique Banchs es un psicólogo argentino con una formación interdisciplinaria notable, cuya obra ha buscado conciliar el rigor académico con el análisis cultural y simbólico del fenómeno ovni. El Dr. Banchs, originario de City Bell (Buenos Aires), Argentina, dedicó su vida profesional a comprender desde una perspectiva psicológica y psicosocial este fenómeno que fascina a muchos. Aunque reconoce haber dejado la investigación hace veinticinco años, recién ahora decidió pronunciarse públicamente y anunciar su retiro de la ufología de manera respetuosa y reflexiva.
Formación académica:
Comenzó sus estudios universitarios graduándose en Arquitectura por la Universidad de Belgrano, de Buenos Aires, institución en la que además cursó una maestría en Metodología de la Investigación.
Es Licenciado en Psicología y Doctor en Psicología Social, summa cum laude, por la Universidad Argentina John F. Kennedy, donde se desempeñó -durante quince años- como profesor en el Departamento de Antropología. Especialista en Psicología Clínica, con la Orden de Mérito, por la Universidad Continental. Diplomado en Psicología Cognitivo Conductual, por Edutin Academy, de Newark DE., entre más de veinte diplomaturas, especializaciones, másteres y posgrados.
En la actualidad, se ha dedicado a proyectos sobre la educación para la Paz en contextos de vulnerabilidad social.
Trayectoria en ufología:
Su interés en los ovnis surgió con el boom de la astronáutica y el espacio, y desde entonces se dedicó a analizar esos relatos desde una mirada científica: obtuvo la casuística, organizó congresos y simposios, colaboró con memorables publicaciones especializadas como Flying Saucer Review, Phénomènes Spatiaux, Lumières dans la nuit, Stendek, The Journal of UFO Studies y fundó el CEFAI en Argentina.
Desde fines de los años ochenta, desarrolló una línea de investigación centrada en las experiencias inusuales (avistamientos de ovnis con ocupantes y supuestas abducciones) desde una perspectiva biopsicosocial y epistemológica.
Publicó obras fundamentales como Ovnis – Peregrinos del silencio (1993), Fenómenos aéreos inusuales – Un enfoque biopsicosocial (1994) y la Guía biográfica de la ufología argentina (1947–1972) (2000), proyectos donde convergen psicología social, historia y análisis cultural para entender lo que estos informes revelan sobre el psiquismo humano. En su enfoque, entiende a los ovnis como fenómenos eidéticos: construcciones sociales y narrativas, cuyo interés reside más en lo que revelan sobre la psique y la sociedad.
Participó en congresos, como el I Foro Mundial de Ufología en Brasilia (1997), donde expuso sobre la experiencia de abducción desde un análisis simbólico y psicológico, vinculando relaciones a mitologías arquetípicas y estructuras perinatales del sujeto.
Anuncio de retirada de la ufología:
Recientemente, el Dr. Banchs ha decidido pronunciarse públicamente sobre su retiro definitivo de la ufología, marcando el cierre de una etapa académica que combinó estudios rigurosos con la reflexión crítica del fenómeno. Es una decisión tomada con mucho respeto por su trayectoria: deja esa etapa, pero no renuncia ni al pensamiento crítico ni al espíritu investigativo que lo caracterizó. Aunque su motivación no se ha plasmado en un nuevo escrito formal ni en su más reciente texto personal, ha dejado constancia de esa decisión en documentos internos y ha comunicado su determinación de rechazar el enfoque sensacionalista en favor de una práctica intelectual fundamentada.
El Dr. Banchs ha escogido a Marcianitos Verdes para anunciar su retiro de la ufología, pidiendo que publiquemos lo que será, al parecer, su último texto en este campo.
Reflexiones
Dr. Roberto E. Banchs
Mi interés por los ovnis se inicia al calor del auge astronáutico y la exploración espacial, evolucionando hacia una línea de investigación donde la psicología, influida por lo social, ocupa un lugar central. Focalizado en el estudio contextual y analítico de las experiencias inusuales, mi propósito ha sido esclarecer los informes reportados y extraer de ellos revelaciones valiosas sobre el psiquismo y la conducta humana.
Desde una perspectiva racional, he desarrollado una labor pionera en el campo de la ufología científica. Mis estudios abarcan desde el primer catálogo de avistamientos y ensayos sobre el desenvolvimiento histórico-cultural del fenómeno, hasta análisis de oleadas, tratamiento periodístico, valoración psicológica del testigo y su informe, así como el examen de casos clásicos de alta extrañeza. Esta última faceta se encuentra plasmada en Los Identificados – Casuística ovni con ocupantes en la Argentina.
Entre mis obras destacan:
• Ovnis – Peregrinos del silencio (EDAD, 1993): abordo el estudio sistemático y comportamental de los estímulos perceptivos, sin adoptar hipótesis explicativas, poniendo a prueba la respuesta del percipiente ante lo inusitado.
• Fenómenos aéreos inusuales – Un enfoque biopsicosocial (LEUKA, 1994): primera obra sobre el tema publicada por una editorial universitaria argentina, en la cual concibo los ovnis como un fenómeno eidético, es decir, con existencia social y discursiva; propicio aquí una mirada profunda al contexto humano y ambiental de los reportes.
• Guía biográfica de la ufología argentina – Los primeros veinticinco años (1947–1972) (Cefai, 2000): registro condensado de investigadores y publicaciones, junto a un estudio del marco social donde surgieron los “platos voladores”, incluyendo su repercusión mediática en Argentina y otros países sudamericanos.
Siempre me ha reconfortado la posibilidad de agitar el estancamiento intelectual al que es propensa la ufología actual, fomentando nuevas indagaciones y una base racional de discusión. Sin pretensiones dogmáticas, he buscado construir conocimiento riguroso sobre un fenómeno enigmático y complejo.
Me reconozco como desmitificador: alguien que se ha propuesto apartar el velo de oscurantismo y engaño que distorsiona la comprensión del fenómeno. Asumí ese compromiso con plena consciencia del riesgo reputacional que implicaba, convencido de que alguien debía hacerlo.
He defendido una ufología seria, sin ocultamientos, y me he mantenido crítico frente a los predicadores sectarios y a los comerciantes sin escrúpulos que capitalizan el misterio para sus propios fines. Como escéptico doctrinario, he sostenido siempre que el juicio —afirmativo o negativo— debe suspenderse mientras no se disponga de pruebas concluyentes. Y, en ese sentido, afirmo que aún no existe evidencia científica que respalde las explicaciones más difundidas en el imaginario colectivo.
Mi escepticismo es reflexivo y constructivo: propicia la investigación interdisciplinaria antes que la refutación sistemática. No obstante, estimo que el fenómeno ovni se ha consolidado como objeto cultural, emergente de una confusión social que propicia la configuración de una narrativa colectiva —entendida como el relato compartido que estructura e interpreta lo inusual mediante marcos simbólicos y sociocognitivos comunes—. Esta narrativa se conforma a partir de hechos de naturaleza heterogénea, sin una consistencia empírica única, pero con una fuerza interpretativa que se articula desde el imaginario social. En ese contexto, se activa una persistencia simbólica que mantiene vigente al fenómeno ovni, no por su evidencia factual, sino por lo que representa cultural y emocionalmente: una vía de exploración del misterio, una promesa de revelación o una expresión del anhelo humano por trascender lo conocido.
Encuentro poco probable que se trate de naves extraterrestres, dado que ninguna evidencia científica lo respalda. Sin embargo, he alentado siempre una aventura del conocimiento, convencido de que en el conjunto de informes puede hallarse indicios de algún fenómeno original aún no comprendido.
A esta altura, sin embargo, he decidido alejarme del tema. El elevado umbral de dogmatismo que ha alcanzado en el ámbito popular —frecuentemente teñido de fanatismo acrítico— ha erosionado no sólo el campo de estudio, sino también mi reputación profesional. Esta circunstancia ha desalentado mi continuidad en una disciplina que, para mí, ha ofrecido únicamente una satisfacción de carácter intelectual: la posibilidad de pensar con libertad, interrogar el misterio y cultivar el escepticismo como herramienta epistemológica.
Mi retiro no significa renuncia al pensamiento crítico, sino reafirmación del rigor que debe guiarlo. Y es justamente desde ese lugar que concluyo este recorrido, con el convencimiento de que la verdadera exploración —en ciencia o en filosofía— nace siempre de la duda honesta.