Gerald Light y los etherianos (7)

Charles Lingford, Control. Noviembre de 1953

Cualquiera que sea lo que se descubra posteriormente con respecto a este tipo particular de fenómenos celestes, un hecho sobresaliente será que el espacio no es la cosa vacía que se ha considerado durante mucho tiempo.[12] También otro tipo de fenómeno, completamente impensable para la mayoría de los científicos físicos, llamado teletransportación, deberá estudiarse más amplia y seriamente. Lo cierto es que, independientemente de la distancia que haya entre un cuerpo y otro en el espacio estelar, la naturaleza tiene un método para trasladar todo tipo de cosas de uno a otro —llamado teletransportación—, lo cual refuta la afirmación de que «todo lo que sube, baja».

Me parece bastante extraño que tan poca gente haya pensado en conectar los «discos» con los innumerables fenómenos celestes, como los que se encuentran en gran número en los libros del irónico Charles Fort. Cuando se menciona que estas cosas caen, vuelan, caminan o se arrastran desde otros espacio-tiempos a los que te has referido como éteres, todos exclaman: «¡Pero si son sólidos!». Bueno, ¡aleluya y bendita seas, hijo mío! ¡Así son! Y también lo es tu Tierra y los miles de millones de otros cuerpos que conforman los numerosos universos-isla. Pero, de nuevo, todo depende de lo que se entienda por la palabra «sólido». El término simplemente se refiere a uno de los muchos estados de lo que se denomina, vagamente, materia en un momento dado. Ni tu Tierra ni ningún otro cuerpo en el espacio surgió del vacío o de la nada. Y decir que algo de esto surgió de un campo de «polvo astral primordial» (ciencia), o que el Señor lo creó en seis días y lo terminó en el séptimo (religión), es suficiente para provocar una risa histérica. Ese «polvo primordial», aunque se le pueda llamar energía pura, debe provenir de algo, y ese algo debe ser de naturaleza particulada, y así es.

El hecho de que el estudio de lo que se denomina luz y cuantos pareciera desviar la teoría de partículas y añadir algo llamado onda no cambia el hecho de que TODO es de naturaleza particulada, o la ley del cambio sería inválida. Sin embargo, creo que el mayor problema en el campo de la física es el significado actual que se le atribuye a la palabra átomo. Un átomo no es algo en sí mismo que pueda descomponerse en partes. Lanzar una descarga de neutrones contra un átomo de uranio no lo destruye ni le arranca un trozo, pues, de hecho, si bien afirmo de forma muy clara que todo es particulado, no debemos pensar en esa palabra como si implicara un fragmento final de algo, sino como un campo de movimiento y un grado de frecuencia extendido o contraído en un radio determinado; como, por ejemplo, podríamos decir cuando explota una bomba atómica: «Una estrella enana en el sistema solar del universo de uranio se ha convertido en una nova gigante», lo que simplemente significa que un campo de energía se ha extendido en[13] su modo de movimiento, y necesita un mayor volumen de espacio para operar. Sin embargo, cualquiera que sea la extensión medible en la que un cuerpo pueda estar operando, está descargando de sí mismo otras bandas de energía en un radio cada vez más amplio hasta el infinito, y hasta el presente sus mentes científicas no han ideado un instrumento lo suficientemente sensible para detectar estos campos de acción.

Es a partir de estos que no sólo los Discos hacen su aparición en sus vibraciones más bajas, sino también cosas tales como cascadas de hielo, lluvias de sangre y materializaciones de objetos y materializaciones de seres vivos anteriores.

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