¿SEÑALES EXTRATERRESTRES?[1]

Mario Méndez Acosta

A pesar de las pruebas contundentes que demuestran que los círculos aparecidos en diversos campos de cultivo son una obra humana, cereólogos y ovniólogos, junto con sus seguidores insisten en creer y manifestar que extraterrestres intentan establecer comunicación con los habitantes de la Tierra.

El estreno de la cinta Signals (Señales), dirigida por Night Shyamalan y estelarizada por Mel Gibson, ha revivido un curioso debate en torno al verdadero origen de los llamados círculos de cosecha aparecidos en campos cultivados. A partir de 1978, en Inglaterra, empezaron a aparecer en los campos de trigo, primero, unos curiosos círculos de plantas aplastadas y después figuras geométricas diversas que invadieron los campos de todo el país. La pregunta fue si acaso tales figuras eran un intento de extraterrestres por comunicarse con nosotros, a través de algún mensaje críptico. Pronto surgieron supuestos expertos que se llamaron a sí mismos cereólogos, quienes afirmaban que dichas figuras emitían radiación y que las plantas aplastadas no pudieron haber sido alteradas por la mano humana, ya que sus tallos no mostraban signos de haber sido rotos o doblados con violencia.

A nadie se le ocurrió pensar que los círculos y demás figuras fueran obra de bromistas, o por lo menos nadie que así pensara tuvo acceso a los medios, pero después de varios años de expectación y especulaciones sin límite, salieron a la luz dos personajes que admitieron haber hecho los círculos iniciales en los campos cultivados, se trató de Doug Bower y Dave Chorley, quienes, además, mostraron cómo lo habían logrado.

Los círculos se pueden hacer de manera muy sencilla, y en unas cuantas horas se puede completar uno de diseño muy complejo. Así lo demostraron los alumnos de Oxford, quienes realizaron uno con la imagen de un conjunto de Mandelbrot, figura clave de la teoría de fractales.

Para aplastar los tallos se utiliza una tabla ancha, a la que se le ha hecho un agujero en el centro de uno de los extremos; en éste se amarra una cuerda que ayudará a mantener la tabla en posición vertical frente a las plantas. Así, se sujeta la tabla por la cuerda, ésta se deja caer con cuidado sobre las plantas de trigo y una persona pisa la tabla para aplastar los tallos de manera uniforme tensando, al mismo tiempo, la cuerda. Se avanza repitiendo la operación en una nueva sección y así se sigue en un trayecto espiral, a partir de un punto central. Los círculos se trazan con una estaca, que se clava en el centro del área y de ahí se extiende una larga cuerda para marcar el contorno, en este punto se aplastan las plantas hacia el exterior, lo que marcará el límite entre las que se abatan del centro hacia afuera. Dos personas pueden completar un círculo de unos 30 metros de diámetro en menos de una hora.

Generalmente, se tiene un proyecto que se puede trazar en el campo con estacas y cuerdas antes de iniciarlo; aún los trazos más complejos pueden completarse por este medio. Desde luego, los cereólogos y los ovniólogos, que ya habían adoptado este mito para sus lucrativos fines, pusieron el grito en el cielo y decretaron la imposibilidad de que dos personas pudieran crear los círculos en unas cuantas horas y en la oscuridad. Bower y Chorley procedieron a hacer una demostración y completaron un juego de círculos bastante complejo ante unas cámaras capaces de captar el infrarrojo en la oscuridad, pero tampoco esto se aceptó como posible explicación a la existencia de los círculos.

En la revista Scíentific American de junio de 2002, el escritor de ciencia Matt Ridley describió cómo fue que completó unos círculos y cómo los creyentes se niegan a aceptar su explicación. Lamentó la credulidad de los reporteros, a quienes resulta muy fácil de engañar, así como la de los supuestos expertos que han sido movilizados por los cereólogos. Tampoco es necesario acudir a la explicación de que hay fenómenos naturales, como los tomados, que puedan aplastar estas vigorosas plantas en forma tan uniforme, la explicación de los bromistas es suficiente.

Sin importar estos hechos, Hollywood toma como válidos los alegatos de los cereólogos y el director M. Night Shyamalan, creador de la exitosa cinta El Sexto Sentido, realizó ahora Señales, en la que se muestra a los extraterrestres como los mágicos productores de los círculos. Lo asombroso es que para realizar la película se tuvieron que hacer círculos en campos cultivados, en este caso milpas, usando el procedimiento de  Bower y Chorley Es decir, no se usaron círculos creados supuestamente por extraterrestres.

Hay un aspecto interesante en torno a los círculos, y es que éstos sólo pueden aparecer en países donde no es peligroso para los bromistas completar sus hazañas, ya que se exponen a salir lastimados, pues dañan una extensa porción de los cultivos. Por eso, en México no han aparecido círculos cerealeros, pues quienes intentaran hacerlo podrían enfrentarse a campesinos con machetes y escopetas que no entienden de bromas o bien a perros muy bravos. La broma sólo puede prosperar en lugares con relativa paz rural, algo que desde luego no afectaría la práctica de los extraterrestres.

Además de Bower y Chorley, ya han surgido otros perpetradores que han admitido su participación en la elaboración de círculos en diversos países. Uno de los cereólogos, Pat Delgado, examinó una de las creaciones de Bower y Chorley que fue preparada precisamente para ponerlo a él a prueba; la declaración de Delgado fue que aquella resultaba demasiado compleja para ser una fabricación humana. Después, se le mostró la cinta donde sus autores completaban los círculos, pero nada de esto afecta la decisión de los creyentes, que siguen manifestando su fe en la hipótesis extraterrestre del origen de los círculos.

Bibliografía

Ben Bova. «Perspective. The truth is out there». Naples Daily News, julio de 2002.

Kevin Christopher. Hollywood Fertilizes Profits with Crop Circles. CSICOP Press Release, 19 de julio de 2002.

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[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo No. 167, México noviembre diciembre de 2002, Págs. 19-21.