EDITORIAL[1]
La búsqueda de lo trascendental, dicen algunos estudiosos, es parte integral de la naturaleza humana. Sin embargo, es fácil observar que es igualmente consustancial a la humanidad la curiosidad creadora y el deseo de conocer con certeza la realidad, y esta actividad rinde frutos mucho más eficaces, lo que se comprueba fácilmente al ver los avances de la ciencia y la tecnología ante la inamovilidad de las creencias, que apenas redecoran y actualizan la fachada de las más antiguas supersticiones para presentarlas nuevamente al público consumidor.
Un claro ejemplo del reciclaje de antiguas supercherías lo son las afirmaciones de la «nueva era» o New age. culto que como muchos otros tuvo su origen en el sur de California. Se trata de una mezcla de proposiciones orientalistas (particularmente la creencia en la reencarnación y el manejo de supuestos «chakras» o centros de poder indetectables), espiritismo (rebautizado como channeling o canalización) y un culto a los cristales (de cuarzo, principalmente) usados como amuletos o fetiches mágicos, de los cuales se afirma que almacenan y transmiten otra forma de energía igualmente indetectable y sin relación con las manifestaciones físicas.
Tardíamente, esta creencia que promueve la actriz Shirley McLaine ha empezado a di fundirse en México. Publicaciones como Tiempo Libre no exhiben ningún escrúpulo at aceptar anuncios de astrólogos y videntes que recientemente han empezado a incluir entre sus servicios la canalización o comunicación con los espíritus de los muertos. lo cual antes se conocía como mediumnidad espiritista y que había pasado de moda en la mayoría de los círculos más educados de la población.
De lo que si se han beneficiado numerosas creencias es de ciertos procedimientos de coerción, lavado cerebral, moldeo de la personalidad y control de la conducta desarrollados por la sicología y que han sido característicos de los más opresivos regímenes dictatoriales en todo el mundo desde los negros arios de la dominación nazi en Alemania hasta las más recientes dictaduras que, escudadas bajo la fachada de diversas ideologías que en modo alguno han respetado, han tratado de lograr el máximo control posible de sus súbditos o de los consumidores en el caso de las sociedades dominadas por la publicidad.
Sin embargo, cabe recordar que en todos los casos las creencias aparentemente nuevas no aportan absolutamente nada respecto de sus predecesoras históricas. Esto debe tomarse en cuenta siempre que se analicen las diversas manifestaciones del pensamiento mágico, especialmente cuando pretenden validarse a través del uso de herramientas tecnológicas. Los horóscopos calculados por computadora, así, no son más precisos ni más efectivos que los calculados a mano.
[1] Publicado originalmente en El Investigador Escéptico, Vol. 2, Nos. 4-5, México, mayo-agosto de 1990. Pág. 3.