El misterio de las centellas (437)
Desde que tengo memoria, he experimentado a menudo el fenómeno de apagar las farolas cuando me acerco a ellas, y tener descargas de estática sin cesar. Pero soy una persona escéptica, y al no encontrar la razón de por qué ocurren estas cosas, yo sólo les archivo en las coincidencias extrañas.
Sin embargo tengo un par de historias relacionadas con los rayos. Cuando yo tenía 13 años de edad, en 1973, vivía con mi familia fuera de Brandon, MB en una granja pequeña. Una noche, mi madre y yo íbamos fuera de la valla de la pradera a caballo. Se acercaba una tormenta y era palpable en el aire. Entramos, pero continuamos observando los caballos desde la ventana de la cocina, porque estaban corriendo alrededor del campo y parecían visiblemente molestos.
De repente, a unos 20 metros de distancia, vimos una bola de luz de color naranja del tamaño de una pelota de baloncesto por la valla de los jardines. Parecía rebotar en el suelo y se partió en dos esferas, que luego viajaron a lo largo de la parte superior de la valla de una forma ondulante hasta que se perdieron de vista. Increíble.
Un año más tarde, sucedió otro evento eléctrico extraño. En este día, toda la familia estaba en el patio. Papá estaba haciendo barbacoa. El cielo estaba despejado, salvo por unas pocas nubes oscuras a la distancia (me refiero a realmente lejos). Yo estaba de pie descalzo, apoyado en un árbol de abeto viendo a mi papá fileteando. «¿Podrías traerme la salsa de barbacoa?» Di dos o tres pasos hacia él y me alejé del árbol, cuando sentí un aura de increíble fuerza que causó que se pusieran de punta los pelos en los brazos y en el cuello. Me sentí arrojado cuando entonces escuché un trueno. El árbol había sido alcanzado por un rayo. Había lanzado madera por sobre el techo de la casa. Todos entramos en la casa. Una hora más tarde las nubes se volcaron, y llovió.
Christie Thorsteinsoon
Winnipeg, MB Canada