IMPACTO AMBIENTAL

Los toros y la cultura maya actual[1]

Juan José Morales

Una de las tradiciones más arraigadas en la cultura maya contemporánea, es la de las corridas de toros. Por eso me preocupa que pueda extenderse a la península la moda de algunos ecologistas de escritorio de condenarlas y pedir que se proscriban, como ya ocurrió en Barcelona y podría suceder en el Distrito Federal si prospera la iniciativa que se debate en la Asamblea de Representantes de esa entidad.

Corrida de toros en un pueblo de Yucatán. Obsérvese al torero (óvalo blanco) casi perdido entre los numerosos vaqueros que hay en el ruedo, y las características del coso temporal, de tres niveles y rústica construcción, edificado casi con los mismos elementos que las viviendas mayas. Foto Indemaya.

Pero aquí conviene aclarar que las corridas de toros a la usanza maya actual «”desde luego no las hubo en tiempos prehispánicos, pues el ganado fue introducido por los conquistadores»”, son muy diferentes a las españolas, y tienen un fuerte carácter simbólico y religioso, con rasgos peculiares, que incluso han merecido la atención de investigadores para esclarecer su significado.

Como señalan en un estudio sobre el particular los antropólogos Andrés Medina Hernández, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM y Francisco Javier Rivas Cetina, de la sede peninsular del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, los mayas peninsulares transformaron una fiesta de claros orígenes ibéricos en una manifestación profundamente entramada con una visión del mundo de raíz mesoamericana.

En efecto, si bien a primera vista las corridas de toros en los pueblos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo parecen una versión un tanto diferente de las introducidas por los conquistadores y colonizadores hispanos en el siglo XVI, cuando se examinan con atención «”dicen los autores del estudio»” pronto se advierten diversos detalles que marcan diferencias fundamentales.

Por principio de cuentas, no son un simple espectáculo, como los encuentros de box, las peleas de gallos o el futbol profesional, sino un suceso especial ligado a las fiestas patronales, aunque no necesariamente siempre coincidan con ella. También, en su organización participa mucha gente de la comunidad, y la corrida no es un hecho aislado, sino parte de un conjunto de actividades de carácter ritual.

Presentan también estas corridas características que las distinguen de los espectáculos taurinos comunes y corrientes. Por ejemplo, el árbol que se instala en el centro del ruedo, usualmente una ceiba «”el árbol sagrado de los mayas»”, o el hecho de que solamente se mata al primer toro, cuya carne sirve para preparar chocolomo, un platillo tradicional de la cocina maya contemporánea y cuya denominación es un hibridismo formado por la palabra maya chocó «”caliente»” y la castellana lomo, por la carne del toro.

Otro detalle relevante es que los trajes de los toreros en esas corridas de las fiestas pueblerinas en la península carecen de la fastuosidad y finura de los trajes de luces de las corridas ordinarias. Tampoco durante la faena se acostumbran los elaborados pases y figuras distintivos de la llamada fiesta brava en las grandes ciudades mexicanas y españolas.

Es asimismo característica la participación de vaqueros que actúan dentro del ruedo. De hecho «”remarcan Medina y Rivas»” los protagonistas de estas corridas no son propiamente los toreros, sino los vaqueros y los toros mismos.

Y ya que hablamos del ruedo, ese es otro rasgo distintivo de las corridas de las fiestas patronales: en los pueblos no existen cosos permanentes. El ruedo es de carácter provisional, elaborado con troncos, varas, bejucos, tablas, palmas o láminas para el techado y otros elementos similares. Se edifica poco antes de las fiestas, y pasadas éstas, se desarma.

Las limitaciones de espacio nos impiden ahondar en el tema, pero lo importante es destacar que estas corridas son un elemento muy importante de la cultura maya contemporánea y sería absurdo tratar de prohibirlas so pretexto de proteger los derechos de los animales.

[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Lunes 9 de abril de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales.