ESCRUTINIO
Un homenaje más que merecido[1]
Juan José Morales
El próximo domingo, 12 de enero, se cumplirán 88 años del día en que en un pueblecillo de Sinaloa nació Arnoldo Martínez Verdugo. Y tres días antes de esa fecha, el jueves venidero, se le rendirá un homenaje en la Casa de la Cultura de Tlalpan, en la ciudad de México.
En las letras pequeñas del cartel se recoge un ejemplo del pensamiento de este gran luchador social: «Los representantes de la izquierda, con su ejemplo concreto, deben tener la capacidad y la voluntad de facilitar la construcción de una cultura política donde los valores de la democracia, en su sentido más amplio, y las perspectivas de la igualdad, se impongan. Se trata de convencer de que la construcción de una sociedad fundada en la igualdad, la justicia y la participación es viable.»
No es el primer reconocimiento público de que se le hace objeto. Ya se le rindió uno similar cuando López Obrador era jefe de gobierno del Distrito Federal. Y ciertamente, es más que merecido. Martínez Verdugo «”a quien con orgullo puedo llamar camarada porque militamos en el mismo partido y en una época difícil compartimos satisfacciones y amarguras»” es uno de los personajes más respetables y respetados de la izquierda mexicana.
Obrero en su juventud, quiso ser pintor. Y de haber continuado por ese camino seguramente habría sido un buen artista, pues talento no le faltaba. Pero, bajo la influencia de su maestro José Chávez Morado «”uno de los grandes del muralismo mexicano»” ingresó al Partido Comunista Mexicano, trocó la paleta y el pincel por los libros de economía, sociología y política, abrazó el marxismo como ideología y del mundo del arte migró al de la política, consagró toda su vida a ella y llegó a ser uno de los más destacados, inteligentes y firmes líderes de la izquierda mexicana, que supo conducir por nuevos y fructíferos caminos.
Fue «”junto con otros jóvenes dirigentes»” elemento clave para sacar al PCM del aletargamiento ideológico y la crisis en que estuvo hundido por largo tiempo. Contribuyó decisivamente a renovarlo, fortalecerlo y, sobre todo, a lograr la unidad y la cohesión de sectores de la izquierda mexicana que durante años habían marchado separadamente.
Y tras la unificación de los partidos y grupos de izquierda, hizo lo propio con un amplio grupo de académicos, dirigentes obreros y políticos, investigadores, líderes sociales y otros, para crear en 1983 el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista (CEMOS), destinado a reunir y conservar la documentación sobre la historia de los movimientos de izquierda en México.
Candidato presidencial en 1982 por el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), realizó una extraordinaria y agotadora campaña durante la cual «”como relatan los periodistas Rogelio Hernández y Roberto Rock«” recorrió más de 38 mil kilómetros en 185 días y despertó tal entusiasmo entre los votantes que pudo llenar el Zócalo de la ciudad de México con una multitud de simpatizantes, en un anticipo de lo que sería dos décadas después el gran movimiento de López Obrador, y cosechar para el PSUM 821 mil 995 sufragios, o sea el 3.48% de la votación total en aquellos comicios. Nada mal «”o, mejor dicho, excelente»” para un partido marxista, heredero del Partido Comunista, que por primera vez participaba con registro en una elección nacional después de décadas de forzada semiclandestinidad, persecuciones y campañas adversas por parte de la gran prensa y los medios radiofónicos y televisivos.
Hoy, gravemente aquejado por enfermedades que le afectan el sentido de la vista y «”peor aún»” su gran capacidad mental, Arnoldo se encuentra en las postrimerías de su vida, arropado sin embargo por el bien ganado prestigio que se forjó durante décadas de empeñosa labor como dirigente y «”muy especialmente»” con su rectitud de principios, su firme ideología y su honradez a toda prueba.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 8 de enero de 2013.