ESCRUTINIO
Un documental del que mucho se aprende[1]
Juan José Morales
Debo reconocer que el pasado 31 de marzo, cuando asistí a la proyección en el Centro Cultural Olimpo de Mérida, del documental Don Mammie Blue, no estaba particularmente entusiasmado. Si bien había oído comentarios elogiosos sobre él, pensaba que «”independientemente de su calidad»” sería sólo un buen trabajo acerca de ese singular personaje, de nombre Gonzalo España y apelativo artístico Mammie Blue, bastante conocido en ciertos círculos por sus presentaciones artísticas como travesti e imitador en centros nocturnos de Mérida y Cancún y su participación en desfiles y comparsas de carnaval en ambas ciudades.
Gonzalo España «”Mammie Blue por nombre artístico»”fue no sólo un conocido travesti, imitador de cantantes y artistas, sino también activo e inteligente defensor de los derechos de las minorías por preferencia sexual. Aquí aparece leyendo una petición durante la última marcha del Orgullo Gay a las cuales convocó (2003-2011) en Mérida hasta su muerte, en mayo de 2012.
Pero al término de la hora y media de proyección, aquella idea inicial había cambiado totalmente. El documental va más allá «”mucho más allá»” de lo anecdótico, lo pintoresco o lo superficial. A lo largo de él, la directora, productora y guionista, Eugenia Montalván Colón, nos muestra las diversas facetas de ese sector minoritario de la sociedad tan discriminado, acosado, perseguido, maltratado y reprimido «”incluso a menudo por sus propias familias»” que es el de los homosexuales, lesbianas, transexuales y demás personas con orientación sexual diferente.
Sin calificarlos, condenarlos ni caricaturizarlos, pero tampoco sin idealizarlos, Eugenia los muestra en diferentes aspectos de su vida cotidiana tal cual son, y tal cual ellos mismos quieren mostrarse ante la cámara: desenfadados unos, vulgares otros, un tanto cínicos algunos, grotescos unos pocos, pero todos como lo que en el fondo son. Esto es, seres humanos que por sus tendencias sexuales se ven obligados a llevar una vida especial. Y nótese que no hablo de preferencias sexuales, pues ello implicaría libre elección, y para la gran mayoría la homosexualidad, el lesbianismo o la transexualidad no son producto de su decisión sino de circunstancias biológicas o sicológicas ajenas a ellos y todavía no bien conocidas y comprendidas.
A lo largo del documental, Eugenia presenta y desgrana hábilmente, por boca de quienes en él aparecen, los problemas que padecen esos seres humanos: la incomprensión, los atropellos y las extorsiones de que son objeto por parte de la policía, el repudio familiar, el rechazo social, la discriminación, el abuso sexual y otros muchos, incluso algunos insospechados para la generalidad de la gente. Por ejemplo, la absoluta falta de derechos legales de miembros de parejas del mismo sexo que han convivido durante décadas, unidas amorosamente y apoyándose mutuamente pero que oficialmente, ante la ley, no son ni siquiera concubinos y no se les permite decidir cómo sepultar a su cónyuge «”llamémosle así»” en caso de muerte, o autorizar una intervención quirúrgica. Tales decisiones, según la ley, sólo pueden tomarlas padres o hermanos, que no pocas veces repudiaron a aquella persona y no han tenido contacto con ella durante largo tiempo.
Muestra también el documental una importante faceta de Gonzalo España o Mammie Blue, si así se prefiere: el de activista por los derechos de la comunidad lésbico-gay, que en esencia son los mismos de todo ser humano, aunque una sociedad y una legislación mojigatas y conservadoras se resistan a admitirlo. Y muestra, finalmente, cómo a pesar de todo, aunque con lentitud y tropiezos, se han logrado avances en ese aspecto. Por ejemplo, que mientras hace unas décadas las compañías cerveceras se negaban a surtir su producto a los bares y centros nocturnos frecuentados por homosexuales, ahora lo hacen gustosamente e incluso sugieren abrir ese tipo de establecimientos. Después de todo, negocios son negocios.
Vale la pena ver Don Mammie Blue. Mucho se puede aprender. Y aunque no soy ni pretendo ser crítico cinematográfico, como espectador, como consumidor de arte y cultura, me atrevo a decir que esta opera prima de Eugenia Montalván Colón «”quien también realiza una importante labor editorial a través de su empresa Unas Letras (Ule)»” demuestra su gran talento como guionista, productora y directora. Sólo queda desear que a este trabajo sigan otros muchos, que sin duda serán de calidad semejante.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 9 de abril de 2013.