El (no tan) extraño caso de los pobres millonarios

ESCRUTINIO

El (no tan) extraño caso de los pobres millonarios[1]

Juan José Morales

México es sin duda un país sui generis. O más bien, hemos padecido unos gobiernos sui generis: mientras más dinero gastan en combatir la pobreza, mayor es el número de pobres y más empeora su situación. Así lo reveló un estudio publicado en el Informe 108 del Centro de Análisis Multidisciplinariode la Facultad de Economía de la UNAM.

clip_image001Las cifras son elocuentes: en 42 años, de 1970 a 2012, el gobierno federal destinó en total más de dos billones (dos millones de millones) de pesos, a valor actual de la moneda, a programas contra la pobreza. Y el resultado de tan generosos presupuestos es que mientras en 1970, en tiempos de Luis Echeverría, había 31.4 millones de pobres, en 2012, al concluir el sexenio de Felipe Calderón, había ya 57.1 millones. O sea, la cantidad de mexicanos en situación de pobreza se había incrementado en 58.2%.

La gráfica, publicada en un reportaje de la periodista Elva Mendoza en la revista Contralínea difundido por la Red Voltaire de México, muestra cómo a medida que los sucesivos gobiernos aumentaban los presupuestos destinados a combatir la pobreza, aumentaba en mayor medida el número de pobres.

Ello a pesar de que en los sucesivos gobiernos de Echeverría, López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, se continuó con la moda de anunciar a bombo y platillo la puerta en marcha de multitud de programas de combate a la pobreza, tanto a nivel federal como estatal y municipal, y los presupuestos destinados a tal fin se elevaron en ese lapso más de 96% también en términos absolutos. Es decir, considerando la inflación y la cotización del peso.

Las frías cifras «”sobre todo aquello de los más de dos billones de pesos»” quizá no digan mucho al lector. Son cantidades tan grandes que resulta difícil concebirlas. Pero se les puede poner en perspectiva si se considera que «”como señala el estudio de la UNAM»”, de haberse distribuido en mano ese dinero a los pobres, cada uno hubiera recibido 72 mil pesos mensuales durante esos 42 años.

Si, leyó usted bien: 72 mil pesos mensuales. Increíble, pero cierto.

Creo que con un ingreso de tal cuantía, cualquiera dejaría de ser pobre. De hecho, hasta resultaría un magnífico negocio declararse pobre e inscribirse como beneficiario de cualquier programa de combate a la pobreza. Sobre todo si se toma en cuenta que los 72 mil pesos mensuales mencionados son por persona, no por familia, y las de los pobres usualmente son bastante numerosas. Si se parte de la base de padre, madre y cuatro hijos, el ingreso familiar habría sido de más de 430 mil pesos mensuales. O más de cinco millones al año. Suficientes para considerarse un pobre millonario.

Pero, como vemos, los programas destinados a reducir el número de pobres tienen exactamente el resultado opuesto. «Esto «”dice el estudio de la UNAM»” muestra el fracaso total del modelo económico de la política social y de combate a la pobreza». O, para usar el discreto y elusivo lenguaje burocrático de la Unidad de Evaluación y Control de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación, de la Cámara de Diputados, «las políticas sociales de corte asistencialista no han generado los resultados esperados por las autoridades gubernamentales».

La cantidad de dinero que se ha arrojado a ese barril sin fondo que son los programas de combate a la pobreza es en verdad alucinante. Y de inmediato salta la pregunta obligada: ¿A dónde ha ido a dar?

Creo que no se requiere mucha imaginación para responder: a engordar la burocracia, a mantener un ineficiente aparato gubernamental que consume gran parte de los recursos, a los bolsillos de políticos ladrones, a las arcas de empresas beneficiadas con contratos para poner en práctica los programas, y «”muy especialmente»” a operaciones políticas de compra y coacción del voto.

Peña Nieto ha preferido no hablar de combate a la pobreza. Eso ya está demasiado desprestigiado. Prefiere hablar de lucha contra el hambre «”que es la manifestación más dramática de la pobreza»”, pero en el fondo es la misma gata, sólo que revolcada, y su propósito es el mismo. Es decir, el control político de los pobres con miras a las elecciones, como quedó demostrado hace unos días en el escandaloso asunto de Veracruz.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 23 de abril de 2013.

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