ESCRUTINIO
El cometa que viene y sus naves de escolta[1]
Juan José Morales
A partir de noviembre, y sobre todo en diciembre, debe comenzar a ser visible el cometa Ison, sobre el cual existe la expectativa de que sea un gran espectáculo celeste. Y, como ocurre casi con cualquier fenómeno celeste peculiar, el asunto ya ha comenzado a ser motivo de los acostumbradas «noticias» sobre seres de otros mundos y zarandajas semejantes.
La imagen, cortesía de Dave Eagle, muestra al Ison como quizá se verá al anochecer del 18 de diciembre en el horizonte occidental. Fue descubierto en septiembre de 2012 por los astrónomos rusos Vitali Nevski y Artyom Novichonok, quienes colaboran con la red International Scientific Optical Network (ISON), que busca asteroides y restos de naves espaciales. Pero no se le bautizó con el nombre de sus descubridores como es usual, porque en un principio no quedó claro que fuera un cometa, y se optó por llamarlo Ison.
Se dice, por ejemplo, que el cometa viene escoltado por dos naves extraterrestres. En unos casos, se asegura que las tales naves fueron avistadas por el observatorio espacial norteamericano Hubble y miden nada menos que diez kilómetros de largo (el doble que el propio cometa). En otras versiones, en cambio, se atribuye el hallazgo al satélite geoestacionario chino Tian Lian 1, «que se utiliza para el seguimiento de espacio» (sic), y las dimensiones de los supuestos navíos espaciales son mucho más modestas: 500 metros. Pero, curiosamente, en ambos casos las fotografías que acompañan a la información son idénticas, cosa un tanto desconcertante si fueron tomadas por distintos telescopios en distintos momentos.
A partir de lo anterior, se ha comenzado a tejer una sarta de hipótesis disparatadas. Por ejemplo, que los ovnis de escolta son naves mineras desde las cuales unos laboriosos extraterrestres «”émulos de los enanitos de Blancanieves»” se dedican a extraer minerales valiosos del cometa. O que los tales extraterrestres no son pacíficos y esforzados trabajadores, sino unos malévolos individuos que tienen la misión de guiar al Ison derechito hacia la Tierra, para «”en una repetición del impacto que hace 65 millones de años acabó con los dinosaurios»” exterminar a la humanidad entera en un holocausto cósmico. Y hay quienes sostienen que el Ison no es un cometa sino nada menos que el famoso Planeta X o Nibiru tan querido por los «ovnílogos». Aunque, a decir verdad, un planeta de apenas cinco kilómetros de diámetro resulta, por decir lo menos, ridículamente pequeño. Sobre todo si se considera que el asteroide Ceres, que ni a planeta llega, mide casi mil kilómetros.
Casi puede apostarse que no faltará algún predicador religioso que relacione al Ison con la llegada de algún nuevo mesías, falso o verdadero según el punto de vista de quien tal cosa afirme, o con una advertencia divina para que el pecaminoso género humano enderece el rumbo y vuelva al redil de la religión y la obediencia a curas y pastores.
Sencillamente no hay que tomar en serio estas y otras patrañas que ya han comenzado a difundirse y sin duda se multiplicarán durante los meses venideros. Ison es sólo un cometa más de los que ocasionalmente llegan a las proximidades de la Tierra. Esos cuerpos celestes «”de los cuales hay miles de millones en la llamada Nube de Kuiper, más allá de la órbita de Neptuno, y en la Nube de Oort, más lejana todavía»” no tienen nada de misteriosos. Están compuestos por rocas, agua y diversos gases. Tanto el agua como los gases permanecen congelados por el intenso frío del espacio, pero cuando el cometa se acerca al Sol, el calor evapora esos materiales y se desprenden gases y polvo que forman la cola o cauda característica.
Como los cometas son remanentes del material con que se formó hace miles de millones de años el sistema solar y han permanecido congelados y por tanto inalterados durante todo ese tiempo, el estudio de los elementos y compuestos que contienen puede dar nuevas pistas sobre el origen y proceso de formación de los planetas, e incluso sobre el origen de la vida. Por eso a los científicos les interesa tanto estudiarlos cuando llegan a las vecindades de la Tierra.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 3 de octubre de 2013