Israel, el petróleo y las potencias occidentales

ESCRUTINIO

Israel, el petróleo y las potencias occidentales[1]

Juan José Morales

Entre los mensajes de lectores que he recibido respecto a mis comentarios sobre la ofensiva israelí contra la franja de Gaza, hay uno en que se me acusa de fomentar sentimientos antisemitas y antijudíos y de hacerle el juego a los neonazis.

Nada más lejos de la realidad. Nuestras críticas a Israel no son por tratarse «”así se denomina»” de una nación judía, ni a los israelíes los condenamos por ser judíos sino por las acciones represivas y opresivas de su gobierno contra la población árabe.

Pero para entender mejor todo esto, hay que recordar que la colonización judía de Palestina después de la Primera Guerra Mundial «”que finalmente condujo a la creación del estado de Israel»” fue un movimiento colonialista impulsado por las potencias occidentales. Con ello buscaban neutralizar a los pueblos árabes, que exigían a Inglaterra y Francia el cumplimiento de las promesas de independencia que les habían hecho a cambio de su participación, como fuerzas rebeldes irregulares, en la guerra contra el Imperio Otomano, que participó en la contienda al lado de Alemania y el Imperio Austrohúngaro.

clip_image001Paradójicamente, como ilustra este cartel, el gobierno de Israel, un país nacido como resultado de la persecución y el genocidio de que fueron víctimas los judíos bajo el nazismo, aplica ahora políticas semejantes contra los árabes.

Las promesas, por supuesto, no se cumplieron, y los antiguos territorios árabes dominados por los turcos terminaron siendo repartidos como botín entre Inglaterra y Francia. En aquella maniobra tuvo un papel muy importante la llegada cada vez mayor de colonos judíos apoyados por los movimientos sionistas.

Vino luego la Segunda Guerra Mundial, y la historia se repitió. Esta vez en mayor escala, cuando en 1948 las potencias occidentales «”con el apoyo de la entonces Unión Soviética»” decidieron crear el estado de Israel en Palestina. La justificación que se dio para ello fue que de esa manera se compensaba a los judíos por las persecuciones y el exterminio de que habían sido objeto en los años precedentes. Pero, como comentamos en alguna ocasión, la nación judía no se creó en territorio de Alemania «”cuyo gobierno había sido el autor del holocausto»” ni en los de Hungría y otros países aliados de Hitler que también habían perseguido ferozmente a los judíos. No. Fue a los árabes de Palestina, que no habían tenido arte ni parte en todo aquello, a quienes se les cercenó una parte de su territorio para crear el nuevo estado, en el que supuestamente debían convivir judíos y árabes.

Lo que ocurrió después, empero, fue muy diferente. No vamos a entrar en detalles al respecto, pues el espacio es limitado. Basta decir que de entonces a la fecha Israel ha seguido una política de expulsión y represión de la población árabe y de anexión de los territorios vecinos. Millones de palestinos, drusos, beduinos y sirios fueron desterrados de sus pueblos y aldeas, despojados de sus tierras, confinados en campos de refugiados o prácticamente encerrados en campos de concentración, no sólo en la franja de Gaza sino dentro del propio Israel.

Y de entonces a la fecha, también, Israel ha sido el guardián de los intereses de las potencias occidentales en la región, que así se aseguraron el control de lo que alguna vez el ex presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt describió como «el gran premio de la historia mundial»: el petróleo árabe.

No es, pues, a los judíos a quienes criticamos, sino a los gobernantes de Israel, por su militarismo, sus políticas de «limpieza étnica», las atrocidades que cometen y la forma en que manipulan o tratan de manipular a la opinión pública «”y han llegado a envenenar la mente de su propio pueblo»” presentándose como víctimas y no como victimarios y a los árabes como agresores y no agredidos.

Tampoco somos antisemitas. Una cosa es el antisemitismo «”un tipo de racismo orientado contra los judíos»” y otra el antisionismo, que es la oposición al sionismo, de igual manera que una cosa era ser antialemán y otra antinazi. Y es que el sionismo es una ideología extremista de derecha que incluso llegó a ser calificada oficialmente por la ONU como una forma de racismo.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 27 de agosto de 2014

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