IMPACTO AMBIENTAL
La otra cara de un indeseable invasor[1]
Juan José Morales
Mucho se ha escrito y hablado sobre los daños que está provocando en los ecosistemas del Golfo de México y Caribe el pez león «”Pterois volitans si se prefiere el nombre científico»”, ese invasor procedente del otro lado del mundo, de los océanos Ãndico y Pacífico, que fue accidentalmente introducido en el Atlántico.
La alarma es justificada. El pez león, un agresivo depredador que a su vez no tiene depredadores, está afectando las poblaciones de peces de importancia comercial, tanto comestibles como el pargo, el mero y la cherna, como de ornato. También está afectando indirectamente los arrecifes coralinos, dado que entre sus presas cuentan peces herbívoros que son indispensables para evitar la proliferación de algas que crecen sobre el coral y pueden causarle la muerte al privarlo de luz solar. Y por si lo anterior fuera poco, además posee grandes espinas venenosas que constituyen un peligro para los buceadores, lo cual repercute en detrimento de la industria turística.
Este es el pez león. Alcanza casi 40 centímetros de longitud y habita aguas cercanas a la costa, sobre todo zonas de arrecifes coralinos, hasta 175 metros de profundidad. Por su hermoso colorido y bellas formas, es muy apreciado por los acuaristas, pero debe ser manejado con extremo cuidado, pues la picadura de sus grandes espinas venenosas, si bien no resulta mortal, causa intensos dolores.
Combatir a este invasor resulta en extremo difícil, por no decir imposible. Ya está firmemente establecido en la región, se halla en su etapa de expansión, y sus poblaciones son cada vez más nutridas. Lo único que puede hacerse es tratar de mantenerlo bajo control en ciertas áreas prioritarias, como las zonas turísticas donde se practica el buceo recreativo, o las áreas naturales protegidas de especial importancia ecológica.
Pero esto último, el control de sus poblaciones, ofrece una oportunidad que muchos no imaginan: la de crear una nueva pesquería que compense, al menos parcialmente, las pérdidas ocasionadas por su depredación del mero, el huachinango, la cherna, el pargo y otros peces de valor comercial.
Así lo señaló el Dr. José Adán Caballero, investigador de la Unidad de Estudios del agua del Centro de Investigación Científica de Yucatán en la conferencia que dictó ayer en Cancún como parte de las celebraciones por el décimo primer aniversario de la unidad. La carne de pez león tiene características de sabor, firmeza, textura y color que la hacen atractiva, por lo cual existen posibilidades de exportarla, sobre todo a los países europeos. Pescarlo intensivamente, entonces, podría no sólo ser un buen negocio para los pescadores, sino que también permitiría cumplir el objetivo de reducir la magnitud de la invasión y limitar los daños que ocasiona.
Asimismo, como parte de los atractivos de bucear en los arrecifes de áreas naturales protegidas «”donde está prohibida la pesca»”, se podría expedir permisos especiales para arponear pez león.
Al respecto, y por lo que toca a la pesca comercial, debe señalarse que desde hace algún tiempo se decidió estimular la captura de esa indeseable especie y promover su consumo en los centros turísticos de Quintana Roo. Incluso, alumnos y maestros de la Universidad del Caribe, en Cancún, elaboraron un libro de recetas a base de pez león y organizaron sesiones de degustación para popularizar los nuevos platillos. Y ante la demanda que de esta manera se generó por parte de los restaurantes que incluyeron el pez león en sus menús, varias cooperativas pesqueras del estado comenzaron a capturarlo regularmente. El éxito fue tal, que algunos restauranteros comenzaron a quejarse de que no se les surtía pez león en cantidad suficiente para cubrir sus necesidades.
En fin, al pez león «”cuya expansión es ya un hecho inevitable en nuestras aguas»” no sólo debe vérsele como una especie nociva, sino también como una oportunidad de diversificar la pesca y obtener ingresos económicos.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 20 de marzo de 2015