ASIA
La luz fantasma más famosa de Asia es la que se aparece en el Río Mekong, cerca de Nongkhai, Tailandia.
La luz sale del fondo del río y flota sobre su superficie, a unos 10 metros, para luego salir disparada hacia el cielo. Son del tamaño de pelotas. Los residentes dicen que se trata de los huevos que deja una serpiente.
La luz también se puede ver en Laos. El nombre con el que se conoce en ambos países es el de las «Luces Nekha». Nekha es un pez grande que vive en ese río. El fenómeno es común en cierta época del año, durante la Luna llena, en octubre, y sólo dura unos 30 minutos. Mucha gente de los alrededores viaja al lugar para tratar de verlo. Incluso se le ha filmado. La televisión Thai emitió esas imágenes en 1996. Se cree que se trata de fuegos de artificio lanzados por bromistas.
También se les conoce como las «Nong Khai lights» o los «Nagas», porque el pueblo más cercano es el de Nong Khai, sobre el río Mekong.
En Tailandia son famosos los Nagas unos seres míticos en forma de llamas que se ven en octubre volando sobre la superficie a gran velocidad.
En 1907 el explorador Sir William George Maxwell en su In Malay Forests’, describe su experiencia con dos bolas de luz en la costa oeste de la península Malaya, en 1895. Se trataba de pequeñas esferas de luz que se movían a velocidades variables en el bosque y que los habitantes del lugar llamaban «Penanggal», el fantasma de una mujer muerta durante su trabajo de parto. Mencionaba también casos similares en Siberia, Alemania, Finlandia, Noruega, Escocia y América del Sur.
En la India, aparecen los «Chota-admis», de Darjeelin. Se piensa que las luces son pequeños hombrecitos o se les considera las linternas que usan esos pequeños seres que habitan en el interior de la tierra.
Nerendra Nayak, uno de los escépticos de la India, explicó las «luces de Padubidri», cerca de Mangalore, India, que se ven desde 1982.
Al Oeste del río Eufrates, en Irak, el antropólogo Henry Field, del Chicago Field»™s Museum (actualmente el Chicago Museum of Natural History) se enfrentó con una de estas luces una fría tarde de enero de 1926. Se encontraba sobre las dunas del desierto de Mesopotamia, en un camión del Ejército Británico, en una expedición científica autorizada por el Vicealmirante del Aire Sir John Higgins. Era una tarde lluviosa y granizaba. Field miraba al cielo, hacia el noroeste, cuando vio una impresionante luz verde. Pensó que se trataba de una de las luces de bengala que usaban los miembros de la Royal Air Force.
Field les comunicó lo observado a los miembros de la patrulla. El sargento ordenó parar. Mientras platicaba con Field, la luz apareció de nuevo, muy arriba en el cielo. Indudablemente era verde, y voló por unos segundos antes de desaparecer.
«Algunos de nuestros muchachos podrían estar en problemas o son algunos nativos jugando con equipo robado», dijo el sargento. «Investigaremos».
Cuando la patrulla alcanzó el área en donde había desaparecido la luz, no encontraron nada a pesar de rastrear cada detalle. Al regresar al Fuerte Rutba, cuartel de la RAF en Bagdad, se dio instrucciones para que partieran algunos aviones e hicieran una búsqueda desde el aire en la región al oeste de Ramadi. Nuevamente no se tuvo éxito.
Veinte años después, en 1946, Field estaba con un grupo en una caravana que se dirigía hacia Damasco. Los camelleros le contaron diversos relatos de las misteriosas luces que se ven en Ramadi. Algunos de los beduinos las habían visto tres o cuatro veces.
«No tenemos idea de lo que son. Hay muchos misterios en el desierto. La luz es uno de ellos».
AFRICA
Pocos relatos han llegados hasta México de las luces fantasmas que se pueden ver en Ãfrica. Supongo que son tan frecuentes como en cualquier otra parte del mundo, pero sólo conozco las siguientes.
Las «Blue Sparks of Khartum», en el Sudan, Ãfrica, y el fenómeno similar de Kano, al Norte de Nigeria es causado por cargas de electricidad estática que es generado por la fricción de las partículas de arena cuando son movidas por el viento. Esta también es la explicación de las «Dancing Ghost Lights» que se ven regularmente sobre las Oriflamme Mountains, sobre la vieja carretera de Butterfield Stage, al Sur del desierto de California, cerca del pueblo Julian.
MÉXICO
Llegamos, finalmente a nuestro país. Las tradiciones son muchas y merecen un artículo aparte. Por el momento sólo veremos un panorama general de las luces fantasmas mexicanas.
Al igual que en el Perú, en México también se mencionan las «luces del dinero» o «luces del tesoro». Muchas de ellas están asociadas a relatos de la Revolución. Se dice, por ejemplo, que en cuatro ciénegas en donde se ahogó el General Fierro (lugarteniente de Francisco Villa) se aparece en la noche una luz que señala el lugar en donde esta el oro que llevaba en las alforjas y que finalmente lo hundió junto con su caballo.
En otras regiones se habla de «las brujas», luces que se ven sobre los cerros y montañas en días de gran turbulencia. En Tula, Hidalgo se pueden ver estas luces en el cerro del Xicuco. En ese mismo estado, en el parque nacional del Chico, también son frecuentes.
En el Estado de México, sobre la carretera México Querétaro encontramos una pequeña cima llamada Jorobas, en la que ocasionalmente se ven luces en su cima, revoloteando las cruces que se encuentran en el sitio. Curiosamente en ese lugar se dio un fraude muy sonado de un supuesto extraterrestre que luego resultó estar hecho de plastilina.
Sobre la misma autopista nos podemos dirigir a la Peña Colorada, muy concurrida por los cultores del New Age y las medicinas alternativas. Ahí también se han visto luces que saltan sobre la cima.
Un lugar sagrado en el que se veían muchas luces del tipo de fuego de San Elmo es la cañada de Chalma. Según unos autores, a raíz de que se instalaron las cruces sobre la parte superior de la cañada, se dejaron de ver las «brujas». Si esto es cierto la probable explicación es que dichas luces actúan como una especie de pararrayos que canaliza la energía hacia tierra. Confieso que no soy buen bailarín por lo que nunca he visitado el santuario.
En el famoso Valle de Santiago, Guanajuato, las siete luminarias, en realidad más de treinta volcanes, se han visto infinitud de objetos luminosos que los contactados locales confunden con ovnis. Vecino al lugar el cerro de Colima, en el estado de Michoacán, es fuente de luces que, se dice, salen de su interior.
No lejos de ahí esta la mesa Ibarrilla, en donde se dice hubo un ovnicrash, y frecuentemente se ven extrañas luces que corren por el lugar.
Otro Valle famoso dentro de la literatura ufológica es el de Cevallos, Durango. La zona del silencio en la que se ven luces en el día y en la noche.
Al norte de la ciudad de México, sobre el cerro del Tenayo, en Tlalnepantla, en donde se encuentran las torres de transmisión, se han reportado esferas de luz.
En la oleada de avistamientos sobre el Tetliyolotl, en Puebla. Desde la casita blanca nosotros (Oscar García y quien esto escribe), pasamos varias noches en vela. Mientras que la mayoría de la gente gritaba y mencionaba, señalando a lo lejos, la presencia de un supuesto ovni, García y yo sólo podíamos ver unas luces que bien podían asimilarse a las de un avión saliendo o llegando al aeropuerto que se encuentra detrás del cerro mencionado.
Ciertas noches con el ambiente húmedo del cerro de Santa Polonia, en el pueblo de San Cristóbal, en Pachuca, México, se ven fosforescencias en pleno cerro. Se debe a gases que se oxidan al contacto con el aire, cuando escapan a través de grietas en el suelo. En las minas de carbón se les conoce como Grisú, y es mortal para quien los respira. La «Bella Rosita», mina de Coahuila, México, explotó hace ya muchos años a causa de este gas.
PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN
En 1985 dos estudiosos ingleses de «luces fantasma», David W. Clarke y Granville Oldroyd publicaron su Spooklights. A British Survey, una pequeña monografía en la que se documenta de manera rigurosa el fenómeno en Inglaterra, a través de una investigación de los archivos y hemerotecas.
Este fenómeno existía aún antes de la era de los «discos voladores». Muchos avistamientos del siglo XIX y otros del inicio del XX se dieron en South Warwickshire, que se encuentra sobre una falla geológica. Posteriormente en 1987 publicaron su British Spooklights y en 1988 Clarke en otro artículo, sostienen que esas luces han acompañado a la humanidad por toda la historia, y que después de 1947 se les asimiló al fenómeno ovni. Con Paul Devereux afirman que incluso algunos asentamientos y edificaciones prehistóricas se construyeron sobre lugares en donde se manifestaban esas luces. Estos autores pusieron una atención particular en la llamada «Pennine connection» que mostraba una relación recurrente entre estos fenómenos y la región inglesa de los montes Pennini, al norte de Yorkshire y Derbyshire. Esta compleja serie de eventos daría lugar al «Project Pennine». Siguiendo la denominación de la ufóloga británica Jenny Randles, UAP (Unidentified Atmospheric Phenomena).
Clarke y Oldroyd encontraron que los tamaños iban de pocos centímetros a cinco metros. Las luces son amorfas, de composición gaseosa, a veces similares a gigantescos ojos humanos o a las luces de los automóviles, pero de naturaleza pulsante. Otros estaban compuestos de múltiples y pequeñas luces que se separaban y se reunían. Según Hilary Evans es difícil no sugerir que se trata de seres vivientes luminosos dotados de cierta forma de conciencia. En contra de la explicación del geoquímico inglés Alan Mills de que son fuegos fatuos, Clark argumenta que los ensayos cromatográficos en el laboratorio no han mostrado la presencia de gas de los pantanos ni la menor traza de fósforo.
Evans fundaría poco después el Project Bolide, que es el acrónimo de Ball of Light International Data Exchange, un pequeño grupo informal de investigadores que recaba información sobre luces insólitas.
Casi una década antes un estudio similar fue llevado a cabo bajo el nombre de Project Identification en Piedmont, Missouri iniciado por el profesor de física Harley Rutledge, de la Southeast Missouri State University debido a una oleada de avistamientos en Piedmont a comienzos de 1973. El resultado fue un estudio de 7 años y en el que participaron un total de 40 científicos, ingenieros, estudiantes y personas ajenas a la universidad.
El Project Identification registró 157 avistamientos que involucraron a 178 ovnis. Rutledge afirmó haber presenciado 160 objetos sin identificación. Pero algo particular surgió de este estudio, no solo no logró aportar definiciones sobre la real naturaleza del fenómeno sino que agregó más extrañeza al enigma. Tal como en Hessdalen los participantes tuvieron la impresión que no solo estaban observando a los ovnis, sino que, incluso, interactuaban con ellos. Se informó sobre de objetos que parecían reaccionar al hecho de ser observados o a que se los iluminara. Los misteriosos cuerpos hacían destellar las luces a modo de respuestas, y hasta se dijo que los supuestos ovnis parecían conocer el horario de guardia de los observadores.
Sugestiva fue la afirmación de Rutledge al comentar
«Hubo algo más que la medición de las propiedades físicas de los ovnis por parte de observadores desapasionados. Una relación, un conocimiento se desarrolló entre nosotros y la inteligencia del ovni. Se jugó un juego».
En México también se han llevado a cabo estudios de esta naturaleza. Durante la oleada de ovnis en el Popocatepetl, en 1996 Devereux y Strand y el físico David Fryberger, del Centro del Acelerador Lineal de Stanford, en California iniciaron varias investigaciones en lugares de presuntas apariciones de ovnis, como las faldas del Volcán Popocatépetl. El ufólogo de la televisión mencionó que lo que habían registrado los aparatos era de tal magnitud que nunca antes ni después se había encontrado el mismo resultado. Sin embargo, según el propio Devereux los resultados fueron menos relevantes que los encontrados por ellos mismos en Australia, durante su investigación de las luces de Min Min.
Continuará…