Archivo de la categoría: . Perspectivas (Luis Ruiz Noguez)

Ovni-puertos (Primera parte)

OVNI PUERTOS

Las recientes declaraciones sobre los preparativos para la conmemoración del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución mexicanas, así como las declaraciones del ex ministro de defensa canadiense Paul Theodore Hellyer, sobre aplicar la tecnología extraterrestre en la solución de los problemas ecológicos del mundo, me recordaron una de las historias más antiguas de los platillos voladores, la de los ovni-puertos.

En efecto, la idea de construir instalaciones para que los platos voladores puedan bajar y aterrizar no comienza con el maestro de primaria puertorriqueño Reinaldo Ríos Ayala sino que se remonta hasta 1954. En esta historia también está involucrado Hellyer, quien durante toda su vida ha sido un auténtico creyente de los platos voladores y los extraterrestres. Pero antes de ver el supuesto primer proyecto de pista de aterrizaje de platos voladores veamos la primera que se construyó (que no es lo mismo).

En 1967 diversas ciudades de Canadá ya tenían a punto sus proyectos para celebrar el día de la Independencia (la Carta Magna, o British North America Act, se firmó el 1 de julio de 1867). Entre ellas estaba St. Paul en Alberta. La ciudad de St. Paul se encuentra sobre la Highway 28 Northeast de Edmonton, Alberta, Canadá

En el boletín de The Cosmic Brotherhood Association (CBA), CBA International Newsletter, dirigido por el contactado japonés Yusuke Matsumura, nos enteramos que la idea original fue de W. R. Treleaven y Ken Reed. Consistía de una pequeña pista que sería construida utilizando piedras de todas y cada una de las provincias de Canadá. A su alrededor se colocarían las banderas de las provincias y en el centro se colocaría una cápsula del tiempo con instrucciones para ser abierta el 3 de junio del 2067.

John Lagasseé, principal impulsor de este proyecto informaba al señor Matsumura de Yokohama que:

«La idea básica de la pista de aterrizaje vino del señor W.R. Treleaven de Hamilton, Ontario y del señor Ken Reed de Calgary Alberta. Margo Lagassé discutió que esto era un proyecto excelente para el centenario y que sería famoso por todo Canadá. La promoción de ella fue manejada por el comité de St. Paul para el centenario».

Los terrenos fueron donados por la ciudad de St Paul. Estaban en la entrada principal del parque de recreación Grounds. El diseño, planos y especificaciones fueron del ingeniero Alex Mair. Se construyó un pabellón de seis columnas de 30 pulgadas de diámetro, de concreto reforzado con acero, con un peso total de 130 toneladas. El cemento fue donado por Canada Cement y Island Cement y los refuerzos de acero fueron de Hector Steel. La construcción la realizó Car Ouells Construction Co., con un costo total de $ 11,000 dólares canadienses, obtenidos de donativos de los habitantes de St. Paul.

Para su inauguración, del 3 de junio de 1967, fueron invitados el Honorable Grant MacEwan, Gobernador de Alberta; Hellyer, entonces Ministro de la Defensa de Canadá; y Jhon Fisher, comisionado del Centenario. Éste último proclamó a St. Paul como «Estrella centenaria de Canadá». MacEwan ofició la ceremonia y Hellyer voló en un helicóptero hasta el sitio de aterrizaje. Se colocó una placa que dice:

«El área debajo de la Primera Pista de Aterrizaje de Ovnis del Mundo fue designada internacionalmente por la ciudad de St. Paul como símbolo de nuestra fe que la humanidad mantendrá el universo libre de guerras y de distensiones nacionales. Que los futuros viajes en el espacio sean seguros para todos los seres intergalácticos, todos los visitantes de la Tierra o de otras partes son bienvenidos a este territorio y a la ciudad de St. Paul».

Al término de la ceremonia Hellyer fue abordado por los periodistas y fue cuando entonces señaló que en realidad la de St. Paul no era la primera pista de aterrizaje de platos voladores del mundo, ni de Canadá. Hellyer declaró que el experto en ovnis del Departamento de Defensa, un oficial de la Royal Canadian Mounted Police R.C.M.P., le dijo que en 1954 se había formado un Proyecto Ultra Secreto que tenía como fin establecer contacto con los extraterrestres y construir una pista para que pudieran aterrizar los platos voladores. Para ello se designó la CFB Suffield como lugar de operaciones.

La Base de las Fuerzas Canadienses Suffield está al noroeste de Medicine Hat, Alberta. Por décadas fue el centro de investigación primaria de Canadá en armas químicas y biológicas. Esto incluía pruebas de gas mostaza y sarin en soldados y otros sujetos de prueba humanos. Suffield fue también el principal sitio de prueba canadiense para armas biológicas tales como ántrax y la toxina botulinum. Suffield es el equivalente canadiense al Área 51. Como está en una zona plana, aquí no tienen el problema de que puedan ser observados desde las cimas de las montañas, porque no las hay. El vuelo de aviones está restringido en una zona de mil millas por lo que la base se encuentra completamente aislada. Se prohibió que todos los Pilotos de la Real Fuerza Aérea y comerciales se acercasen al área.

La historia fue una bomba y se publicó en muchos periódicos, como en el Ottawa Journal, en cuya primera página se podía leer el siguiente encabezado: UFO Landing Site was 13 Year Secret. El artículo decía:

«Hace 13 años el gobierno canadiense dispuso que el Panel de Investigación de la Estación de Defensa Experimental en Suffield, Alberta creara un sitio para el aterrizaje de los objetos voladores no identificados, lo que el Ministro de la Defensa Paul Hellyer ahora ha divulgado».

Hellyer dijo que:

«Varios grupos se convencieron de que algunos seres desconocidos intentaban hacer contacto con la Tierra. Un grupo hizo una fuerte recomendación al comité… ya que se habían hecho intentos de derribar ovnis por las fuerzas aéreas canadienses y estadounidenses, los platillos voladores eran renuentes a aterrizar».

«Se discutido que si alguna vez había algún contacto, esos peligros tenían que ser eliminados. Se debía proporcionar a los ovnis de un lugar seguro. Por consiguiente, en un esfuerzo de dar a los «creyentes» de una ocasión de demostrar la existencia de los platillos voladores que intentaban hacer contacto con la Tierra, se designo al Panel de Investigación de la Defensa como zona de aterrizaje. El paso no trajo ningún resultado… el comité estaba preocupado de que no se había producido ninguna evidencia para probar su existencia».

El artículo concluía:

«Nada se materializó de ese proyecto secreto. Ningún objeto volador extraterrestre intentó nunca aterrizar en esa zona de 1,000 millas cuadradas, restringida para el vuelo de aviones, civiles o militares, sin permiso especial. La idea detrás del proyecto clasificado era que si cualquier ovni intentaba hacer contacto con la Tierra podría aterrizar en la estación de DRB sin que le dispararan los interceptores de la defensa».

Las declaraciones de Hellyer eran sorprendentes no solo por lo del ovni-puerto sino porque sólo se conocían dos proyectos canadienses sobre los ovnis. El famoso Proyecto Magneto de Wilbert B. Smith, y el Project Second Storey, el comité de investigación de ovnis de la Defensa. Ambos fueron clasificados como Proyectos Secretos, pero no Ultra Secretos.

Consultado por los periodistas el Dr. Peter Millman, experto en meteoros del Dominio Observatory, quien fuera el presidente del comité Second Storey, negó que él estuviera implicado. En una carta al ufólogo canadiense Grant Cameron escribió:

«Ciertamente he oído rumores sobre una cierta tentativa de construir un sitio de aterrizaje de ovnis en Canadá occidental, pero eso fue todo lo que supe sobre el asunto».

Es probable que la historia haya sido inventada por el mismo Hellyer, quien siempre fue un crédulo de los ovnis. Por principio de cuentas no era lógico que un oficial de la R.C.M.P. fuera el encargado de los asuntos ovni; los americanos e ingleses habían encargado a sus respectivas fuerzas aéreas las investigaciones sobre platos voladores. La R.C.M.P. era simplemente una fuerza federal de policía.

Varios ufólogos estuvieron investigando el asunto. Yurko Bondarchuk solicitó al capitán Douglas Caie, oficial de Información Pública del National Defence Headquarters, copias de los expedientes sobre este Proyecto Ultra Secreto, haciendo uso del Acta de Libertad de Información. La respuesta de Caie fue:

«No tenemos ningún expediente de ninguno de tales programas»¦ A partir de la información que tengo, nosotros nunca tuvimos uno».

Independientemente los ufólogos canadienses Gord Heath y Arthur Bray trataron de conseguir más información del propio Hellyer. Éste les dijo que el experto en ovnis de la defensa que le había contado la historia, le había creado un archivo ovni. Este oficial había llegado hasta un alto nivel en el Departamento de Defensa.

Heath y Bray le pidieron el nombre del oficial y copia de los archivos. Hellyer dijo que no recordaba el nombre y que los archivos fueron destruidos en 1957. Heath dice que:

«El juego del gato y del ratón con Hellyer continuó por años. Hellyer afirmo en un punto que él incluso había buscado sus archivos en vano en los archivos nacionales en Ottawa buscando en los archivos ovni. Intentó pero no pudo, recordar el nombre del funcionario que le había contado la historia».

«En una carta a mí Paul Hellyer concluyó el asunto de esta manera, «˜yo puedo asegurarte que no hay encubrimiento ovni, por lo menos en nuestro lado de la frontera»™».

Heath entrevistó a la viuda de Wilbert Smith para saber si éste estaba implicado en aquel Proyecto Ultra Secreto. Algo que es poco conocido es que Smith también era un contactado amigo de la médium Frances Swan. Esta era una contactada que vivía en Elliot, Maine que, a su vez, fue amiga de Betty Hill y era vecina del almirante retirado Herbert B. Knowles. Swan convenció a Knowles de sus contactos «exclusivos» con Affa y Ponnar y lo presionó para que llamara la atención del gobierno de los Estados Unidos sobre sus contactos.

Pero Swan nunca pudo demostrar su relación con los extraterrestres. El 10 de junio de 1954 no se pudo concretar la aparición en público de Affa, para una emisión radiofónica. Tampoco ocurrió el anunciado fin del mundo para el año 1956, que Swan decía «está establecido en la Santa Biblia».

Affa no llegó a la cita radiofónica porque, como vivía en Urano, seguramente se le hizo tarde. Tampoco pudo llegar el comandante Ponnar, cuya nave espacial L-11 orbitaba la Tierra. Curiosamente los nombres de estos dos extraterrestres son los mismos de los que hablaban los amigos de George Adamski, George Hunt Williamson y Alfred J. Bailey en su libro The Saucers Speak, publicado justo a principios de 1954.

Hunt y Bailey habían establecido contacto, mediante la tabla ouija, con las siguientes personalidades del espacio exterior: Actar de Mercurio, Lomec y Terra de Venus, Regga y Zago de Marte, Ankar-22 de Júpiter, Kadar Lacu, Oara y Suttku de Saturno, Nah-9 y Zo de Neptuno, Artok y Garr de Plutón, Awa del espacio exterior, Karas el Hermano Espacial, Noro de Saucer Fleet, Ro de Torresoton, Wan-4 de los planetas Safanianos, Adu y Sedat de Hatonn en Andrómeda, y Agfa Affa de Urano, y Ponnar también de Hatoon. Todos ellos pertenecientes a la «Asociación Universal de Planetas». Swan había establecido contacto, a través de la ouija, justo con los homónimos de estos dos últimos, que curiosamente también venían de Urano y Hatoon, pero que eran «contactos exclusivos de Swan».

Aunque no tan exclusivos.

Decíamos que pocos conocen que el doctor Wilbert Smith también fue contactado y sus contactos, «curiosamente» también fueron mediante la ouija y con Affa y Ponnar. Affa le dijo a Smith que para poder aterrizar debían asegurarles que no intentarían derribar sus platos voladores (las naves M-4 y L-11).

Según su viuda, Smith le informó al gobierno que si dejaban de dispararle a los platos voladores él tal vez podía conseguir que Affa aterrizara para una reunión. El gobierno aceptó y formó un comité para que se encargara del contacto. Entre los miembros se encontraba un oficial de la R.C.M.P., otro del Departamento de Defensa y el Primer Ministro (Louis St. Laurent). Para los ufólogos este es el comité del Proyecto Ultra Secreto del que hablaba Hellyer.

Según la señora Smith, el comité convino que nadie tiraría a la nave de Affa. Pero entonces, ¿porqué no hubo contacto? ¿porqué no aterrizaron los platos voladores? Esta vez la respuesta es de la señora Swan. La médium dijo que si bien el comité aceptó no disparar a los platos voladores, no dijo nada sobre que dejarían que despegaran sin ninguna interferencia. Entonces Affa canceló el encuentro.

Todo parece ser una de esas historias locas de los contactados de los cincuenta en las que había muy poco de verdad y mucho de fantasía. La base de Suffield es una instalación en donde se llevan a cabo experimentos secretos, pero seguramente nunca fue utilizada como pista para platillos voladores.

La única pista para platos voladores en Canadá es la de St. Paul, en Alberta, pero ni en esta han aterrizado los ovnis. Actualmente alberga una exhibición con el tema de los ovnis en el centro adyacente de información turística, con fotos de ovnis, de cropcircles, de mutilaciones de ganado, y de información sobre fraudes. Hay incluso un teléfono directo de ovni para reportar avistamientos: 1-888-SEE-UFOS.

Pero la idea de la pista de aterrizaje de platos voladores en una base secreta no fue un completo desperdicio. Fue retomada por otro ufólogo, escritor de ciencia ficción y contactado, Robert Spencer Carr. Spencer fue el inventor del cuento de los extraterrestres que se mantienen congelados en la base de Wright Patterson y de otras historias similares (cuya verdad fuera revelada a su muerte por su hijo, el doctor Thimoty Carr).

Por aquellos años, finales de los sesenta, Carr era consejero del National Investigations Committee On Aerial Phenomena (NICAP) y le propuso a su director, el mayor Donald E. Keyhoe, hacer un intento de convencer a las autoridades americanas para construir un aeropuerto para platos voladores. Según Carr y Keyhoe los ovnis estaban interesados por diversas instalaciones de la Tierra, entre las que se encontraban los aeropuertos. ¿Porqué no construir un aeropuerto especial para los ovnis?

El problema era cómo decirle a sus tripulantes que esas instalaciones se habían construido para que ellos pudieran aterrizar. Se tenía que hacer algo que llamara su atención: se construirían tres discos de aluminio para que los extraterrestres entendieran que se trataba de un ovni-puerto. A su alrededor estarían edificios de un solo piso que contendrían cámaras y micrófonos para poder grabar el contacto. Tanto la cúpula de los platillos como el techo de las construcciones serían de policarbonato transparente para que los visitantes pudieran ver en su interior y no sospecharan de una emboscada.

Se le dio el nombre de Operation Lure (operación señuelo) y se contaba con la cooperación de psicólogos, lingüistas y otros especialistas que ayudarían a establecer el contacto. Todos permanecerían ocultos a unos 2 kilómetros de la pista de aterrizaje y la Fuerza Aérea se encargaría de mantener libre los cielos evitando que volaran aviones civiles y militares. Keyhoe no pudo convencer a sus amigos en el gobierno y el plan nunca se llevó a la práctica.

Continuará…

El sindicato extraterrestre

Esta bonita historia de la ufología mexicana ocurrió en febrero de 1982. No recuerdo el día pero sí el mes y el año porque lo tengo anotado en mi «cuaderno de campo».

Escondida en las páginas de unos pocos periódicos de la capital se daba la noticia, en apenas tres párrafos, de la detención de un ciudadano americano que decía ser contactado. Arthur J. Heidel era su nombre y tenía 66 años. Se le acusaba de amenazas y extorsión a varios empresarios mexicanos.

Heidel decía ser protegido de un comando de seres extraterrestres preocupados por las condiciones de vida de los trabajadores y obreros de la Tierra. Parecía que habían leído El Capital y deseaban que todos los proletarios pudieran vivir una vida más desahogada. Para tal efecto contactaron a Heidel y le ordenaron que fuera por el mundo ayudando a los desposeídos.

Si Arthur Heidel hubiera escrito sus memorias seguramente hubiera comenzado con la siguiente frase: «Un extraterrestre recorre México». En efecto, el contactado americano inició su labor en la República Mexicana.

«Esta cruzada la vengo realizando con la protección de un comando de seres extraterrestres que apoyan mi trabajo y que me ayudarán si no se mejora la situación de los obreros».

Desafortunadamente la forma de proceder de Heidel no era la más adecuada. Enviaba anónimos a los dueños de las fábricas a los que amenazaba con provocar la destrucción de los inmuebles, «si no hay trato más justo entre patrones y trabajadores, además de que deben mejorar los salarios de todos los trabajadores».

Pero Arthur no era ningún Robin Hood. Él también quería parte de las riquezas. Exigía cantidades entre los 100 y 200 mil pesos por no llevar a cabo su cometido.

Arthur J. Heidel fue detenido en el interior de su habitación del hotel Toledo, en la calle de López, en el primer cuadro de la ciudad. En su maleta encontraron varios anónimos que iba a enviar a diversas empresas.

Corpus Christi (Final)

El jueves santo de 1384 ocurrió un milagro en el pueblo de Seefeld, Innsbruck, en el condado de Tyrol, Austria.

El señor feudal Knight Milser, dueño del castillo de Schlossberg, acudió a la parroquia de San Oswaldo a recibir la comunión. Dada su importancia él no quiso comulgar con las Hostias pequeñas sino con la grande que había consagrado el sacerdote.

Al momento de comulgar la tierra se abrió, el caballero se hundió hasta la mitad del cuerpo y la Hostia comenzó a sangrar y atragantar al señor feudal. Asustado por el milagro, Milser pidió perdón y prometió arrepentirse de todos sus pecados y guardar una vida ejemplar.

Los sucesos se narran en la «Crónica dorada de Hohenschwangau» y la Hostia consagrada se encuentran en exhibición en la Iglesia de San Oswaldo.

En 1452 un soldado de las tropas de Francesco Sforza, saqueó la iglesia de Exiles y se robó la custodia con todo y Hostias consagradas que se encontraban en su interior. El soldado vendió su botín a un mercader que se dirigía a Turín. Cuando el mercader pasó frente a la iglesia de San Silvestre, el burro que cargaba las mercancías tropezó y se cayó esparciendo toda la mercadería.

Los vecinos se dieron cuenta que entre las piezas había una custodia que brillaba intensamente. La custodia se elevó en el aire hasta unos 4 metros. El padre Coccomo vio el milagro y corrió a informarle al obispo. Cuando éste último llegó al lugar, la custodia cayó al suelo dejando a la Sagrada Hostia suspendida rodeada de una aura deslumbrante.

Todos los presentes comenzaron a cantar el himno Resta con noi (quédate con nosotros) y la Hostia comenzó a descender. El obispo levantó el cáliz y la hostia se introdujo en él. Luego todos, en procesión, se dirigieron a la Catedral.

El milagro sucedió el 6 de junio de 1453. Para 1584 la forma comenzó a dar signos de descomposición y la Santa Sede ordenó que el Milagro Eucarístico debía ser Consumido, «para no obligar a Dios a mantener este Milagro Eucarístico sin corromperse por siempre».

Hay otros casos de Hostias sangrantes pero más o menos todos cuentan historias piadosas de milagros difíciles de creer.

En la puerta de la iglesia de Paray-Le-Moniel, en Francia, se encuentra grabada una lista de todas las Hostias sangrantes que fueron apareciendo desde el siglo VIII hasta finales del XVII: 132 Hostias en total, de entre las cuales había varias sin consagrar. Las más importantes son:

700, Lanciano Italia.

1153, Blaine Francia.

1171, Marzo 28, Ferraro Italia.

1194, Augsburg Alemania.

1200’s comienzos, San Antonio de Padua.

1200’s finales, Santarem Portugal.

1225 – 1247, (entre) Santarem Portugal.

1228, Altari Italia.

1230, Diciembre 30, Florencia Italia.

1239, Daroca España.

1252, Assisi Italia, Santa Clara.

1263, Bolsena y Orvieto Italia. Pedro de Praga.

1273, Offida Italia.

1280, Slavonice Checoslovaquia.

1290, Paris Francia.

1294, Venecia Italia.

1300, Cebrero España.

1300, Aninon España.

1300’s, Cascia Italia.

1317, Viversel Bélgica.

1330, Walldurn Alemania.

1331, Marzo 31, Blanot Francia.

1333, Fiesta de la Ascensión, Bolonia Italia, 12 años de edad Bl. Imelda Lambertini.

1345, Marzo 15, Amsterdam Holanda.

1345, Krakovia Polonia.

1356, Abril 25, Macereta Italia.

1369, Octubre 4, Bruselas Bélgica.

1372, Siena Italia, Sta. Caterina.

1374, Middleburg, Holanda.

1379, Boxtel Holanda.

1384, Jueves Santo, Seefield Austria.

1405, Ittre Belgica, Bois Seigneur Isaac.

1412, Bagno Di Romagna Italia.

1417, Regensburg-Deggendorf-Erding Alemania.

1427, Zaragoza España.

1433, Dijon Francia.

1433, Avignon Francia.

1447, Ettiswill Suiza.

1450’s? Langenwiese área de Polonia-Checoslovaquia.

1453, Turín Italia.

1472, Volterra Italia.

1601, La Viluena España.

1730, Siena Italia

LA BACTERIA PRODIGIOSA

Hay que subrayar que el fenómeno de las Hostias sangrantes también se presenta en Hostias sin consagrar, y no sólo en Hostias sino también en panes, leche, cola, papas y otros alimentos. Una cosa es creer que una Hostia se convierta en el cuerpo de Cristo, ¿pero una papa?

Durante siglos esto fue adjudicado a un castigo divino, pero a principios del siglo XIX, cuando comenzaba a desarrollarse la bioquímica ocurrió un «milagro» similar en el pueblo de Liguara, Padua. En 1819 un campesino encontró que la masa para el pan, que había dejado la noche anterior para reposar sobre la mesa de madera, se hallaba cubierta de «sangre». Lo mismo ocurría con una «polenta» una clase de pudín italiano de maíz. La noticia se dispersó rápidamente y llegó a oídos del doctor Vincenzo Sette, que observó al microscopio las extrañas manchas. Se dio cuenta que se trataba de seres vivos microscópicos a los que les dio el nombre de Zaogalactina imetropha (de ζάω = «Vivo»; γαλαχτινή = «gelatina»; ημαι = «me colocan sobre»; τροΦή = «alimento»).

En 1843 se dio un caso de «epidemia de manchas de sangre» en el pan producido en las panaderías militares de París. El naturalista alemán Ehrenberg menciona una serie de «milagros» similares en Berlín en 1848. L. Errera las vio en rebanadas de pan en las cuales él cultivaba cierto hongo para estudios fitoquímicos, en 1882.

El estudiante italiano Bartolomeo Bizio demostró que los pigmentos rojizos que a menudo aparecen en alimentos ricos en almidón son producidos por un microorganismo que crece sobre ellos. Ehrenberg (1848) los llamó Monas prodigiosa; Ferdinand Cohn (1872), les dio el nombre de Micrococcus prodigiosus; y finalmente Flügge (1886), los bautizó como Bacillus prodigiosus. Actualmente se les conoce como Serratia marcescens.

Toda esta confusión en cuanto a la forma de este microorganismo se debe, como lo explica Rabenhorst, a que es un microbio muy polimorfo, pues mientras algunos le otorgan forma de bastoncillo, otros le dan la de esfera; de donde ya no serían «bacilos prodigiosos», sino «micrococos prodigiosos», como también han sido nombrados.

No pertenecen a las Infusoria, como creía Ehrenberg, sino que es una bacteria corta, redonda, de aproximadamente una milésima de milímetro, que se mueve mediante varios cilios. Se multiplica por simple división y no forma esporas. Sus colonias emiten un olor desagradable de trimetílamina y generalmente producen una materia de color rojo sangre (a veces de color rosa, a veces parda). Cultivos de esta bacteria se pueden observar en gelatina, leche, carne, y otros alimentos y harinas expuestas al calor húmedo, especialmente en las papas hervidas, en el pan, y en las Hostias. La bacteria se desarrolla al abrigo de la luz a una temperatura de alrededor de 20ºC, tomando una coloración púrpura parecida a la de la sangre.

Producen un pigmento rojizo, la prodigiosina, que pertenece a la misma familia química que las porfirinas (responsables del tono rojizo de la sangre o del verdoso de la clorofila), y de otros colorantes naturales como la turacina y la bilirrubina.

Serratia pertenece al grupo de las enterobacterias. Es Gram-negativa y forma colonias que se tiñen en colores que van del amarillo, marrón, púrpura y rojo. Se dispersa en el aire y es capaz de producir «manchas de sangre» en diversas sustancias, incluso en la cola con que se pega el papel tapiz de las casas (incluso se conocen casos de «casas sangrantes»).

Hasta la década de los cincuenta del siglo pasado se creía que S. marcescens era no patógena e incluso se utilizaba en algunas prácticas de laboratorio en las escuelas debido a su coloración rojiza. Pero ahora se sabe que es un bacilo intestinal, relativamente frecuente en las infecciones hospitalarias.

Se sabe de un experimento de la marina de guerra de los Estados Unidos, realizado el 26 y 27 de septiembre de 1950, llamado «Operation Sea-Spray» en el cuál, desde globos, se roció S. marcescens sobre la bahía de San Francisco, California. El 29 de septiembre once pacientes ingresaron al hospital por infecciones muy raras y serias desarrolladas por S. marcescens y uno de estos individuos, Edward J. Nevin, murió.

La bacteria prodigiosa produjo otro tipo de muertes (no sólo por ingesta). Durante muchos años se acusó a los judíos de profanación de Hostias cuando aparecía alguno de estos milagros. Uno de los casos más conocidos y documentados es el de la ciudad de Bruselas, citado en la Enciclopedia Judía.

El fenómeno, obviamente, se daba en otras épocas y religiones. Es posible según un pasaje de Luciano citado por Ferdinand Cohn, que la prohibición pitagoreana de comer frijoles fue debido al hecho de que se había observado una mancha como de sangre en frijoles cocinados que habían sido preservados por cierto tiempo.

La misma tradición judía de las gotas de Tekufah, de colocar un poco de hierro en contacto con cada plato, en cuatro días del año, para prevenir la caída de sangre, pudo también haberse originado en algún caso de bacteria prodigiosa.

S. marcescens no es la única que produce estos fenómenos. Otras bacterias producen manchas rojas similares, Bacillus kiliensis, B. plymouthensis, B. ruber, y Sarcina rubra; y otros organismos como Saccharomyces glutinis, lo hacen en almidón, papas, y pan; Euglena sanguinea, en aguas estancadas.

El biólogo mexicano Juan Manuel Gutiérrez Vázquez, en su libro de 1968 Microorganismos, escribía sobre la bacteria prodigiosa lo siguiente:

«La aparición de manchas de sangre en Hostias conservadas en iglesias obscuras y húmedas dio lugar durante la Edad Media y aún después, a la creencia de que se había operado el milagro mayúsculo que el lector ya imagina. Pero no… vino el siglo XIX con su legión de microbiólogos armados de asas de platino, dorados microscopios y la superchería fue desentrañada, y aun después bautizada por Bizio, en 1819, con el nombre de Serratia marcescens, denominación por la que este ilustre germen hacedor de milagros se conoce hasta nuestros días».

Donde la iglesia veía un milagro, la ciencia sólo ve una falta de higiene, y en este sentido otro biólogo mexicano, Antonio Lazcano Araujo escribió lo siguiente respecto a la Hostia sangrante de la Colonia del Parque Balbuena, con lo que cerramos este artículo:

«Ni Camargo Melo ni Torija Lavoignet han querido tomar en cuenta que todos los estudios practicados a la Hostia han demostrado que ésta se encuentra invadida por una cantidad tan enorme de hongos y bacterias, que sin duda se requeriría del auxilio de todos los Doctores de la Iglesia para que la Hostia sangrante recobrara la salud y se librara de todos los parásitos».

REFERENCIAS

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Dixon Bernard, Power Unseen: How Microbes Rule the World, Oxford Univ. Press,

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Ehrenberg, Fortsetzung der Beob. des Sogen. Blutes im Brode als Monas Prodigiosa, Berichte der Berliner Akademie der Wissenschaften, 1848, Pags. 354.

Ehrenberg, Monas (?) Prodigiosa, Berichte der Berliner Akademie der Wissenschaften, 1848, Pags. 349.

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Ferdinand Cohn, Brief an Ehrenberg über Monas Prodigiosa auf Gekochten Bohnen und das Verbot des Bohnenessens bei den Pythagoräern, Berichte der Berliner Akademie der Wissenschaften, 1850, Pags. 5.

Ferdinand Cohn, Ueber Blutähnliche Färbungen Durch Mikroskopische Organismen, Mittheilungen der Schlesischen Gesellschaft für Vaterländische Cultur, 1850, Pags. 39.

Flügge, Die Mikroorganismen, 2d ed., 1886, Pags. 284.

Hejazi A, Falkiner, Serratia marcescens, J Med Microbiol, Vol. 46, No. 11, FR 1997, Pags. 903-12.

Jacobs Joseph & Errera L., The Myth of Host-Desecration, artículo en Internet, http://www.jewishencyclopedia.com/view.jsp?artid=578&letter=M#1878

Lazcano Araujo Antonio, La bacteria prodigiosa, Fondo de Cultura Económica, SEP Cultura, CREA, Colección Biblioteca joven, México, 1988, Págs. 63-70.

Migula W., System der Bakterien, II. J. L. Er., Jena, 1900, Pags. 845.

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Regis (editor), The Biology of Doom : America’s Secret Germ Warfare Project, Diane Publishing Company, .

Sánchez Sánchez Jaime, ¿Verdad o mentira? ¿Realidad o fantasía ?»¦ El caso de la Hostia sangrante, Express, México, 1980, Págs. 7-9.

Sánchez Sánchez Jaime, La cuestión final»¦, Segunda de Ovaciones, México, 1980.

Serratia Marcescens seton implant infection & orbital cellulitis. EyeRounds.org.

Vincenzo Sette, Memoria Storico-Naturale, sull’ Arrossimento Straordinario di Alcune Sostanze Alimentose Osservato Nella Provincia di Padova l’Anno 1819, Venecia, 1824.

www.madredelleucaristia.it/esp/may17sp.htm

Corpus Christi (Primera parte)

CORPUS CHRISTI

El Jueves santo es el día en que la Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena de Jesucristo. Fue precisamente el jueves santo de 1978 (23 de marzo) que ocurrieron los hechos que vamos a narrar.

En la colonia del Parque Balbuena, Delegación Venustiano Carranza, en la Ciudad de México, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, en la esquina que forman las calles de Zoquipa y Cucurpe. Por aquel entonces el padre José Camargo Melo, capellán de la Orden de los Mercedarios, era el párroco de esa iglesia.

Hacía pocos años que había llegado al lugar y, como en los años anteriores, encabezó una procesión por las calles de la colonia, hasta el jardín público de la misma para finalmente regresar a la iglesia a oficiar la misa. Al término de la misma no pudo disponer de manera adecuada, como lo exige la iglesia, de una Hostia que había consagrado durante el festejo. Regresó pues con el copón y con la Hostia en él, lo dejó en la custodia en el sagrario de la iglesia.

Al día siguiente observó que el fondo del copón estaba húmedo, pero no le dio importancia. Tres días después, durante la ceremonia del domingo, extrajo de nuevo la Hostia con intención de consumirla durante la misa, pero descubrió que tenía «lama». Como ya estaba consagrada no podía tirarla, por lo que decidió disolverla en agua. La metió en un vaso, agregó agua y colocó todo a un lado del altar mayor del templo.

Ahí pasaron los días sin que Camargo Melo se acordara de la Hostia. Finalmente el 13 de abril pidió al sacristán que trajera el vaso para disponer de la Hostia. La sorpresa de ambos fe enorme. En lugar de estar disuelta, la Hostia se había hinchado por absorción del agua, estaba completamente invadida de hongos, pero flotaba sobre un líquido rojizo parecido a la sangre. La Hostia misma tenía «una parte roja como de sangre».

Cuatro días después, el lunes 17 de abril se presentó en la iglesia el doctor Rafael Torija Lavoignet a petición del padre Camargo. Este doctor es el mismo «experto» que estudió y autentificó la imagen de la Virgen de Guadalupe en el ayate de Juan Diego. Torija Lavoignet revisó el vaso y su contenido e informó que regresaría al día siguiente para tomar muestras y hacer algunas pruebas. Lo que ocurrió ese día nos lo cuenta un libro editado en 1979 por el propio padre Camargo:

«A las dos de la tarde del martes 18 de abril se presentó el Dr. Torija L. Con el P. Capellán dispuesto a emprender una serie de comprobaciones científicas. Pidió dos jeringas desechables y comenzó la toma de una parte cercana de lo que aparentaba ser sangre junto con una parte verdosa de la superficie de la Hostia, y la colocó en una lámina de cristal especial para exámenes microscópicos. Después quiso, con una de las jeringas, tomar de la parte completamente roja y no pudo; fue entonces cuando con las dos agujas volteó la mitad de la Hostia sobre sí misma dando la apariencia de un labio volteado, y al picar para hacer la toma, comenzó a brotar de la S. Hostia un líquido rojo que en gotitas se iba al fondo del vaso. Volvió a picar de nuevo porque no logró tomar nada la primera vez y sucedió lo mismo: al punzar brotaba de la Hostia el líquido rojo. Tomó entonces la otra jeringa y con las dos agujas cortó un pedacito y lo colocó en otra lámina al mismo tiempo que le decía al P. Capellán: «Padre, esto es carne». Estas muestras las consideró suficientes para iniciar un riguroso estudio de laboratorio sin mencionar su procedencia».

El «milagro» llega a oídos del arzobispo Ernesto Corripio Ahumada, quien ordena una investigación. Se constituye una comisión investigadora y poco después los peritos nombrados declaran que:

«No existe hasta el momento, evidencia científica suficiente de un hecho preternatural ya que puede ser explicado naturalmente, y porque los análisis llevados a cabo hasta el momento, son contradictorios, afirmando que a simple vista, los restos de la Hostia muestran una descomposición completa, dado incluso que no hay olor apreciable, en la Hostia aparece como una colonia de hongos sin que aparezca en ella mancha alguna de sangre».

Uno de los miembros de la comisión investigadora, el doctor José de Jesús Curiel, analista patólogo dice:

«Haber hallado abundantes hongos de varios tipos, material amorfo y pequeños cuerpos algo cuadrados y a veces redondos, coloreados en café claro y algo verdoso, los cuales no corresponden a hematíes».

Bajo instrucciones de monseñor Octaviano Valdés se decidió destruir el material. Pero el padre Camargo se negó a entregar el material porque dijo que se harían nuevos estudios, lo cual motiva que en noviembre de 1978, el arzobispo Ernesto Corripio Ahumada emita un decreto que declara «La no constancia del pretendido milagro» y ordena al padre Camargo Melo la efectiva destrucción de los restos de la Hostia y prohíbe la difusión de los hechos como milagrosos.

Para refutar el decreto del arzobispado, el padre José Camargo Melo da a conocer dictámenes «científicos» del doctor Rafael Torija Lavoignet quien dice:

«Certifico que al extraer la aguja comenzó a manar, no a escurrir, sangre del orificio del piquete, entonces si, escurriendo la sangre hasta el fondo del vaso, como si estuviera según dijo el padre Cervantes Ibarrola, sangrando como sucede al pinchar un tejido vivo».

Durante todo 1979 y parte de 1980 se vivió una fuerte tensión ya que el padre Camargo se negaba acatar las órdenes de los altos jerarcas de la iglesia católica mexicana. El padre José Camargo y algunos de sus fieles deciden ir a exponer el caso ante el Papa Juan Pablo II y con ese fin visitan el Vaticano el 27 de octubre de 1980. En la Plaza de San Pedro en donde tuvo la oportunidad de ver al Papa, le dejan sus documentos y pruebas al Secretario de Estado del Vaticano y éste les responde algunos días después por medio de una carta que dice entre otras cosas:

«Deseo con la presente asegurarle que Su Santidad ha visto con atención cuanto usted ha tenido a bien exponerle al respecto y le exhorta ahora junto con los miembros de su comunidad, a una actitud de profunda comunión y sincera obediencia a su propio pastor a quien compete la responsabilidad de gobernar esa iglesia diocesana y sus fieles».

Camargo se da cuenta que ha perdido otra batalla. Ahora se le piden no sólo que destruya la Hostia sino que deje la parroquia. Pero el padre se niega a obedecer e incurre en lo que establece el Canon 1364 y que comienza: «Apostata a fide, hereticus et schismaticus in excomunicationem latae sententiae incurrit…», etcétera, ya que su actitud «defensora de un milagro» que no consta a la jerarquía eclesiástica superior provoca un auténtico cisma.

Justo otro 23 de marzo, pero de 1985, se le retiran las licencias por parte de la Curia y se le excomulga de acuerdo con el Canon 2326: «Por hacer reliquias falsas, o a sabiendas las vende, distribuye o expone a la veneración pública de los fieles».

Así pasa el tiempo y en abril de 1991 es detenido y enviado al Reclusorio Oriente acusado de fraude, amenazas de muerte, despojo, usurpación de profesión, desobediencia de particulares y disparo de arma de fuego en agravio del padre Ismael Durán Piñeyro. Todo comenzó porque al ser excomulgado Camargo se negó a entregar las instalaciones de la iglesia y al contrario, fundó su propia iglesia, la Iglesia Católica Apostólica Mexicana y se hizo ordenar obispo de su diócesis. El padre Joaquín López Carrillo había sido comisionado por la Iglesia Católica Apostólica Romana para hacerse cargo de la ahora llamada Iglesia Eucarística de Nuestra Señora de Guadalupe. Además, la Secretaría de Gobernación le había cancelado su registro como cura de dicha iglesia. Pasa el tiempo y la iglesia decide retirar las acusaciones.

En la actualidad el padre (u obispo) Camargo Melo continúa al frente de su iglesia. Se puede acceder a su sitio de internet en la siguiente dirección: www.Hostiasangrante.org/

LAS HOSTIAS SANGRANTES

El fenómeno ocurrido en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe no es único ni es el primero. Se conocen poco más de 100 casos de este tipo. El primero ocurrió en Lanciano, Italia. Esta ciudad se encuentra entre San Giovanni Rotondo y Loreto y anteriormente era conocida como Anxanum. Según la tradición el soldado Longinus, el que clavó su lanza en el costado de Cristo, nació en aquel lugar.

En el año 700 un monje de la orden de los Basilianos (del Rito Griego Ortodoxo), mientras celebraba la misa, vio que las Formas se habían convertido en sangre. La sangre se dividió en cinco porciones (cinco «gotas») de un tamaño similar. La iglesia aceptó el milagro como «un verdadero Signo del Cielo» y estableció el último domingo de octubre como el día de su fiesta.

El color de las «gotas» es castaño sepia. Vistas a contra luz son de un color rosado.

No es el único milagro eucarístico relacionado con Lanciano. Existen tres, pero el más conocido ocurrió en 1273. Los protagonistas del milagro fueron Giacomo y Ricciarella, una joven pareja que vivían en un suburbio de Lanciano. Se dice que el matrimonio tenía muchos problemas.

Ricciarella buscó los servicios de una bruja para recuperar el amor de su esposo. La bruja le recomendó que acudiera a la iglesia a recibir la comunión, pero en lugar de tragar la Hostia debía regresar a su casa con ella y cocinarla a fuego hasta transformarla en cenizas. Debería poner un poco de estas cenizas en los alimentos del esposo y al termino de una semana su marido quedaría nuevamente enamorado.

Así lo hizo Ricciarella y cuando puso la Hostia al fuego comenzó a salir humo y la Forma se convirtió en carne y empezó a sangrar. Rápidamente la mujer apagó el fuego, derritió cera sobre la Hostia y le echó tierra, pero la sangre atravesó la tierra. La mujer tomó un pedazo de tela y envolvió la Forma. Fue hasta el establo y cavó un agujero y allí enterró todo el envoltorio.

Por la noche, al regresar su marido con su mula, el animal no quiso entrar al establo. Pasaron siete años hasta que Ricciarella confesó su pecado a fray Diotallevi, de la parroquia de Lanciano. Juntos fueron al establo y desenterraron el envoltorio. La Hostia permanecía sangrando en medio de la tela. Diotavelli recogió la Forma y se la llevó a fray Miguel Mallicani, Superior General de la Orden de San Agustín, en el convento de Offida. Mallicani ordenó construir una capilla especial en el Santuario de San Agustín que llegó a ser conocida como Santuario del Milagro Eucarístico.

La Hostia sólo se exhibe todos los 3 de octubre, pero la toalla y la teja en donde fue calentada la Hostia se encuentra a la vista del público en la capilla.

Una historia prácticamente idéntica ocurrió en una fecha no determinada entre 1225 y 1247 en Santarem, Portugal. En esa ciudad vivía una mujer que tenía un marido infiel. La mujer buscó los servicios de una bruja y ésta le aconsejó le llevara una Hostia consagrada.

Fue a la iglesia y comulgó, pero no se tragó la Hostia. En su camino a la casa de la bruja la Forma comenzó a sangrar y manchó sus ropas. Entonces la mujer se asustó y regresó a su casa. Envolvió la Hostia en un pañuelo limpio de lino blanco y la metió en un baúl.

Esa noche la mujer y su marido fueron despertados por una extraña radiación que salía del baúl e iluminaba todo el cuarto. Luego bajaron unos ángeles del cielo y sacaron la Hostia del baúl.

La mujer comenzó a llorar y a implorar perdón. Durante toda la noche y hasta la mañana siguiente quedaron de rodillas rezando. Los vecinos vieron que salían relámpagos de su casa y se acercaron a curiosear. Fue llamado un sacerdote que recogió la Hostia y la metió en un recipiente que fue sellado con cera de abeja.

Diecinueve años más tarde otro sacerdote se dio cuenta que el recipiente con la Hostia estaba roto y se podía ver la Hostia manando sangre desde su interior. Las autoridades eclesiásticas ordenaron construir un relicario en donde pusieron la Forma y todo fue llevado a la Iglesia del Santo Milagro.

Este milagro se conmemora el segundo domingo del mes de abril.

Por la misma época ocurrió un fenómeno similar en la vecina España. En 1239 Valencia estaba bajo el reinado de Don Jaime. Los moros eran comandados por Zaen Moro.

El 23 de febrero de aquel año en la ciudad de Daroca, a 75 kilómetros de Zaragoza, España, el padre Mosén Mateo Martínez, rector de la parroquia de San Cristóbal, había iniciado la consagración, cuando los moros que se encontraban sitiados en el castillo de Chio decidieron salir y enfrentar las fuerzas españolas. Martínez tomó las 6 Hostias consagradas y las envolvió en un paño y las ocultó debajo de una piedra para que no fuera ultrajada por los moros.

Días después, al ser tomado el castillo, Martínez pudo por fin recuperar la Hostia. Las seis Hostias se habían adherido al tejido del Corporal de lino y desaparecieron, convirtiéndose en seis manchas circulares del mismo tamaño, como manchas de sangre.

Las tres ciudades más cercanas Teruel, Calatayud y Daroca exigieron que el Corporal fuese enviado a sus respectivas iglesias. Se echo a la suerte y se decidió colocar el paño en el lomo de una mula a la que se dejó libre. La mula caminó hacia Teruel y luego hacia Calatayud, pero no entró en ninguna de estas ciudades. Finalmente se dirigió a Daroca y se paró justo en la iglesia de Santa María Colegiada, en donde ahora se encuentra en exhibición.

En el Palacio Pontificio del Vaticano hay un fresco de Rafael titulado «La Misa de Bolsena«. Cuenta la historia de un sacerdote alemán que en 1263, mientras se dirigía a esa ciudad, descubrió que una Hostia que llevaba consigo comenzaba a sangrar. La Hostia fue enviada al Papa Urbano IV, Santiago Pantaleón, que en ese momento se encontraba en Orvieto. Ordenó una investigación a una comisión constituida por el obispo de Orvieto, San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino. Los tres sacerdotes informaron que se trataba de un milagro. El Papa quedó tan impresionado que instituyó la fiesta de Corpus Christi, mediante su Bula transitorius, del 8 de septiembre de 1264.

Se desconoce la fecha exacta pero sí el año del milagro de Viversel. En 1317 un sacerdote de Lummen, Bélgica, llevó el Santo Viático (el nombre que se le da a la sagrada comunión cuando se ministra a los enfermos y ancianos) a un anciano moribundo que vivía en Viversel.

Al llegar a la casa, dejó la Custodia en una mesa y entró al cuarto del anciano. Un joven curioso abrió la Custodia y al momento gritó al ver una especie de coagulo sobre la Forma. Los familiares y el sacerdote salieron al escuchar el grito y vieron que la Hostia consagrada tenía varias manchas de sangre.

El suceso fue reportado por el sacerdote a su obispo y éste ordenó llevar la Forma a la Iglesia de las monjas Cistercienses en Herkenrode, distante unos 50 kilómetros de Viversel, cerca de Liege.

La Hostia Milagrosa quedó en el convento hasta 1796 en que las monjas fueron expulsadas durante la Revolución Francesa. Para evitar su profanación, la Hostia fue guardada en una caja metálica que se ocultó en la pared de la cocina de unos fieles.

Al término de la revolución, en 1804, la Hostia fue llevada a la Catedral de San Quintines, en Hasselt, en donde se encuentra hasta nuestros días.

Continuará…

Nieve rosa de las montañas

Suponga usted que se encuentra de vacaciones esquiando en Aspen, Chamonix, Kitzbühel, Whistler o Zermatt, o tal vez haya escogido escalar alguna montaña en la Sierra Nevada de California o en los Andes sudamericanos. De pronto, mientras camina o se desliza por la nieve ve algunas manchas de nieve «pintadas» de rosa. Se acerca y a medida que camina se da cuenta que va dejando un rastro de huellas color rojo. Levanta las botas y ve que la suela muestra un tinte carmesí. Seguro que será una gran sorpresa para usted.

Obviamente el fenómeno no es nuevo, ni se debe al calentamiento global (al que está de moda echarle la culpa de todo lo raro que ocurre en la naturaleza). Ya en el 350 a. C. El filósofo griego Aristóteles (348-322 a. C.) mencionaba la nieve coloreada.

Durante miles de años esta nieve rosa (las hay de varios colores: roja, amarilla, verde, naranja, gris e incluso púrpura) ha desconcertado a los escaladores, exploradores y naturalistas por igual.

En 1778 el naturalista francés Horace Bénédict De Saussure (1740-1799), el científico que auspició la primera ascensión al Mont Blanc, también descubrió este curioso fenómeno. Él pensó que se trataba de un hongo, otros creían que era causada por depósitos minerales o productos lixiviados de las rocas.

En mayo de 1818, cuando el capitán John Ross (1777-1856) intentaba encontrar el paso del Noroeste para salir «al otro lado del globo», mientras sus cuatro barcos rodeaban el Kap York (cabo York), de la costa del Noroeste de Groenlandia, vio que los blancos acantilados estaban manchados con algo que parecían corrientes de sangre. Envió una patrulla expedicionaria para examinar el terreno y obtener muestras del mismo.

A su regreso a Inglaterra envió las muestras a un químico de Londres. El London Times, del 4 de diciembre de 1818 publicó esta nota:

«El capitán sir John Ross ha traído de la bahía de Baffin cierta cantidad de nieve roja, o algo de agua-nieve, que se ha sometido al análisis químico en este país, para descubrir la naturaleza de su materia colorante. Nuestra credulidad se pone a prueba extrema en esta ocasión, pero no podemos ver que haya ninguna razón para dudar del hecho según lo indicado. Sir John Ross no vio caer ninguna nieve roja; pero vio grandes zonas cubiertas con ella. El color de los campos de nieve no era uniforme; pero, por el contrario, había parches o rayas más o menos rojas, y de varias intensidades del tinte. El licor, o la nieve disuelta, es de un rojo tan oscuro que asemeja al vino tinto. Se indica, que el licor deposita un sedimento; y que la pregunta no está respondida, si ese sedimento es de naturaleza animal o vegetal. Se sugiere que el color se deriva del suelo en el cual cae la nieve: en este caso, no se pudo haber visto ninguna nieve roja en el hielo».

Tres días más tarde en otro artículo se concluyó que la coloración era causada por depósitos de hierro meteórico:

«»¦ se encontró que el hierro es el que da color a toda la materia metálica así como a la materia vegetal».

Solo un año después, el biólogo Ferdinand Bauer (1760-1826) describió las células que vivían en nieve coloreada. Los habitantes de la nieve resultaron ser miembros unicelulares, auténticos cloroplastos de algas. No fue hasta el final del siglo diecinueve que el fenómeno inusual finalmente fue atribuido a las altas concentraciones o «floraciones» de algas microscópicas. Hoy sabemos que la responsable de esta pigmentación característica es una alga microscópica llamada Chlamydomonas nivalis. Estas algas constituyen un verdadero crioplancton o plancton de las zonas gélidas.

Durante años la nieve roja no pasó de ser una curiosidad de la naturaleza hasta que en el siglo veinte la botánica húngara Erzsébet Kol (1897-1980) comenzó a estudiarla y publicar los primeros estudios científicos a mediados de los años veinte. Durante casi 50 años recibió muestras de nieve roja de casi todas partes del mundo. Incluso pudo obtener muestras de países socialistas, como Albania, cuya alga roja describió en 1958.

Durante mucho tiempo no se tuvo noticias de C. nivalis en África y se pensaba que no vivía en ese continente. Pero en 1998 el biólogo Brian Duval en compañía de Edilma Duval y Ronald W. Hoham, organizaron una expedición al monte Neltner en Marruecos y encontraron los primeros especimenes conocidos de C. nivalis en África.

CHLAMYDOMONAS NIVALIS

Las Chlamydomonas nivalis son células eucarióticas. Su clasificación científica completa es:

Reino: Plantae

Phylum: Chlorophyta

Clase: Chlorophyceae

Orden: Volvocales

Familia: Chlamydomonadaceae

Genus: Chlamydomonas

Especie: C. nivalis

Las Chlamydomonas nivalis son algas verdes que se vuelven rojas debido a que su cloroplasto produce una sustancia roja que las protege contra el exceso de rayos UV, de tal modo les permite la fotosíntesis sin ser dañadas. Estos pigmentos son los carotenoides y las xantofilas (como la astaxanthina), cuya función es proteger al alga de la radiación ultravioleta.

Los carotenoides son pigmentos que producen una gran variedad de colores. Son los que le dan el rojo a los jitomates y los pimientos rojos; el naranja de las zanahorias; el verde amarillento de los aguacates; el amarillo de la yema de los huevos; el rojo de los exoesqueletos del camarón, el cangrejo y las langostas; el rosa de los flamingos; etc.

En las algas de la nieve, la astaxanthina parece bloquear la radiación UV, mientras que dejar pasar otras longitudes de onda necesarias para la fotosíntesis. Es decir el carotinoide actúa como un buen filtro solar. De hecho los carotenoides son la base de los filtros solares.

Las condiciones ambientales en la nieve son extremas. La temperatura fluctúa en el día alrededor de -8 a 1°C. Además, la cantidad de luz visible en la nieve es muy alta. La nieve es altamente reflexiva a la radiación visible y en combinación con las propiedades de la luz, puede crear uno de los mayores flujos de fotones de la tierra. La óptica de la nieve también puede aumentar el flujo de radiación UV-B, que de por sí ya es grande a esas alturas. Los altos flujos simultáneos de radiación visible y de UV-B combinados con la baja temperatura pueden generar una de las condiciones ambientales más extremas para los organismos fotosintéticos encontradas en la tierra.

Los pigmentos carotenoides ayudan a proteger las delicadas células de las algas contra la radiación solar. Cuando están expuestas a los UV, las C. nivalis también producen flavonoides que aparecen funcionar como antioxidantes, previniendo el daño a la clorofila del alga. Los flavonoides reducen el nivel de radicales libres celulares que dañan las moléculas de la clorofila. Esto se debe a que los flavonoides son compuestos con tres anillos fenólicos que consisten de un anillo doble unido por un solo enlace a un tercer anillo. En las hojas bloquean la luz ultravioleta lejana (que es altamente destructiva de los ácidos nucleicos y de las proteínas), mientras que selectivamente admiten la luz de longitudes de onda azules y rojas que son cruciales para la fotosíntesis. El estudio de estos flavonoides (como el famoso resveratrol) puede ser valioso en el tratamiento de ciertos cánceres de piel.

EL CICLO DE CHLAMYDOMONAS NIVALIS

Durante la temporada más fría del invierno C. nivalis permanece inactiva, enterrada bajo las capas de nieve. Al comienzo de la primavera y en algunas zonas incluso en verano, cuando la nieve se comienza derretir y los niveles de luz se empiezan a intensificar, C. nivalis lanza unas células verdes con flagelos que viajan a la superficie de la nieve. Al llegar arriba pierden sus flagelos y parte de ellos forman una pared gruesa de células en reposo (aplanosporas) que contienen el pigmento rojo protector y la reserva de alimentos. Otras pueden funcionar como gametos (células sexuales), fundiéndose en pares para formar zigotos.

Vista al microscopio C. nivalis parece un caramelo duro. Es criofílica (le gusta el frío) y prospera en aguas congeladas. Su tamaño va de 10 a 35 µm de diámetro, por lo que su viaje de sólo algunos centímetros a través de la aguanieve para llegar a la superficie es tan épico como el viaje del salmón. C. nivalis vive a grandes alturas (2,500 a 3,000 metros) en condiciones extremas de bajas temperaturas y altos índices de radiación. Sin embargo hay poco más de 300 especies de algas de la nieve; 60 de ellas son naturales de América. Bajo condiciones favorables, las C. nivalis forman densas floraciones de algas, que producen un color rosa en la nieve, dando lugar a la llamada «nieve de sandía». Se ha estimado que una cucharilla de nieve derretida puede contener más de un millón de células de C. nivalis.

Las algas se pueden extender hasta una profundidad de 25 centímetros. Las algas se acumulan a veces en depresiones en la nieve llamada tazas de sol. Ya que el pigmento rojo oscuro absorbe el calor, la nieve se derrite y acumula las células, aumentando las tazas de sol y acelerando el índice de fusión de los bancos de nieve y de los glaciares.

C. nivalis se alimenta de los minerales lixiviados de los cantos rodados y del suelo subyacente que viene con la nieve, y de detritus de diversos materiales (especialmente polen) que cae sobre la nieve de árboles y de arbustos de los bosques a alturas más bajas y que llegan trasportados por el viento. También aprovechan los restos de plantas, algas muertas, protozoarios, rotoríferos, nematodos, gusanos de la nieve y pequeños insectos que son descompuestos por las bacterias y los hongos.

Este organismo utiliza los contaminantes de la nieve como alimento y reduce la acidez del aguanieve. C. nivalis aprovecha el bióxido de carbono (el gas de invernadero) para utilizarlo en el proceso de fotosíntesis.

Al caminar sobre la nieve rosada se comprime la capa y aumenta la densidad de la población de C. nivalis, produciendo un color tan intenso como el de la pulpa de sandía.

La nieve incluso tiene un olor fresco de sandía y es por eso que a veces se llama «nieve de sandía». Hay informes sin confirmar que afirman que consumir «cantidades abundantes» de nieve rosada puede causar diarrea.

Los poderosos vientos de la montaña que traen los alimentos al banco de nieve pueden también servir para dispersar las células encapsuladas inactivas a las montañas distantes. De esa manera C. nivalis continúa con su ciclo de vida.

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