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Cómo un engaño sobre una autopsia alienígena cautivó la imaginación del mundo durante una década

Cómo un engaño sobre una autopsia alienígena cautivó la imaginación del mundo durante una década

imageCientíficos examinan los restos de una nave nodriza alienígena derribada en una escena de “Independence Day: Resurgence” Twentieth Century Fox

24 de junio de 2016

Nathalie Lagerfeld

En 2016, los alienígenas están disfrutando de un renacimiento. La secuela de Independence Day, la superproducción de 1996 centrada en los alienígenas, se estrena en los cines este viernes. Este año se emitieron nuevos episodios de Expediente X por primera vez en más de una década. La presunta candidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton, ha anunciado que, de ser elegida, abrirá los archivos clasificados del Area 51, la base de las Fuerzas Aéreas de Nevada que, según se rumorea, alberga pruebas de la existencia de vida extraterrestre.

Pero es improbable que el impacto de cualquier noticia sobre extraterrestres iguale hoy al de 17 minutos de granulado metraje en blanco y negro estrenado en 1995. Publicada por los productores londinenses Ray Santilli y Gary Shoefield, la llamada “cinta de la autopsia extraterrestre” mostraba a tres patólogos del gobierno con trajes protectores de cuerpo entero diseccionando el cadáver pálido y barrigón de un ser extraterrestre, presumiblemente recuperado del accidente de un ovni en Roswell en 1947.

La película se estrenó en un momento en el que la población estaba preparada para la paranoia: no sólo la cultura pop estaba repleta de lo paranormal, sino que también era una época de mayor sospecha en la vida real, el año del atentado de Oklahoma City y del Manifiesto Unabomber. Así que no es de extrañar que la cinta desatara una polémica inmediata. Un documental especial que pretendía ser una investigación objetiva sobre la autenticidad de la película -titulado Alien Autopsy: Fact or Fiction?– fue tan popular que se emitió en Fox tres veces, atrayendo en un momento dado a 11.7 millones de espectadores a una sola proyección”. En TIME, Richard Corliss señalaba que en la incipiente Internet, los aficionados a los ovnis estudiaban las imágenes “con una intensidad que no se había prodigado en ninguna película casera desde la película de Zapruder”.

Pero, ¿era real o no la autopsia alienígena? Durante una década, esa fue la pregunta del millón.

Era imposible establecer la procedencia de la película. Santilli y Shoefield afirmaron haber comprado las imágenes a un camarógrafo militar retirado en Estados Unidos, pero se negaron a identificarlo, alegando razones de privacidad. Un investigador privado contratado por los productores de Fact or Fiction no pudo localizarlo. Al año siguiente, Santilli grabó una entrevista con el “camarógrafo”, pero el hombre no dio su nombre ni mostró su rostro; aunque se emitió en la televisión japonesa, el segmento no sirvió para restablecer la credibilidad del camarógrafo, ni siquiera para probar su existencia.

Mientras tanto, varios entusiastas y expertos que aparecían en Fact or Fiction denunciaron que sus declaraciones habían sido editadas para que parecieran menos escépticas de lo que eran. En 1996 se había llegado a la conclusión de que la película era probablemente un engaño. Un episodio de Expediente X titulado “Jose Chung’s from Outer Space”, que también se emitió en Fox ese año, se burlaba del video de la autopsia con su propia visión del género. Dead Alien! Truth or Humbug? presenta imágenes trucadas de una autopsia realizada por la doctora convertida en agente del FBI Dana Scully. “Es tan vergonzoso”, gime Scully, poniendo los ojos en blanco.

No fue hasta más de 10 años después cuando se supo la verdad sobre el video original de la autopsia, o al menos sobre parte de él.

Conducido por el presentador de televisión y periodista británico Eamonn Holmes, Eamonn Investigates: Alien Autopsy superó a Fact or Fiction. El programa, que se emitió en la cadena británica Sky en 2006, mostraba muchas imágenes de un ser humano con una máscara alienígena barata de Halloween deambulando por las calles de la ciudad, pero también mostraba a Santilli admitiendo ante Holmes que la película que había vendido a Fox era falsa y que, según él, estaba basada en una película real de autopsias alienígenas. Según él, había visto la película original completa una vez, pero cuando reunió el dinero para comprarla, estaba demasiado dañada para usarla. Así que él y Shoefield construyeron un decorado, contrataron actores y filmaron su “restauración” para tener algo que ofrecer a las cadenas de televisión. Santilli también reveló que el “camarógrafo” de la entrevista en la televisión japonesa era un vagabundo que recogió de la calle.

“No es diferente de restaurar una obra de arte como la Mona Lisa”, dijo Santilli, una afirmación que sólo podría ser cierta si restaurar la Mona Lisa significara pintar un cuadro completamente nuevo, de una mujer diferente, en un lienzo diferente, y hacerlo pasar por el original.

Eamonn Investigates desveló también a otros protagonistas del drama. Por ejemplo, John Humphreys, escultor afincado en Manchester (Inglaterra), formó parte del equipo que ganó un BAFTA por los efectos digitales de la serie de culto Max Headroom en 1987, y más tarde trabajó en series como Doctor Who. Humphreys dijo a Holmes que le contrataron para hacer el cadáver falso del alienígena para la película, construyendo las articulaciones realistas del alienígena con huesos de cordero que compró a un carnicero local.

¿Por qué Santilli y Shoefield decidieron confesar en 2006, después de 10 años manteniendo su historia? Eamonn Investigates se emitió el 4 de abril, tres días antes del estreno de Alien Autopsy, una comedia basada en las hazañas de Shoefield y Santilli. Ambos eran productores ejecutivos de la película. Así que en 2006, la película de la autopsia había cerrado el círculo: de “película real” a “restauración” a “largometraje 100% de ficción”.

¿En qué situación se encuentra la autopsia alienígena en 2016, cuando el interés por la vida extraterrestre parece estar a punto de resurgir?

El auge de Internet y de las redes sociales permite que los bulos se propaguen con más rapidez que nunca. Pero en la era de Wikileaks, parece difícil creer que el Gobierno pueda mantener en secreto durante mucho tiempo un secreto de la magnitud de un accidente ovni. Los avances en los efectos especiales digitales también significan que ver no siempre es creer. En YouTube circulan desde 2008 imágenes de otra autopsia alienígena, supuestamente realizada en Rusia por el KGB, pero casi nadie parece creer que sea real.

Pero la curiosidad por otros mundos y los seres que podrían vivir en ellos sigue existiendo. Y quién sabe, tal vez algún día aparezcan pruebas auténticas de vida extraterrestre. Si es así, la historia del engaño de la autopsia alienígena de 1995 implica que muchos de nosotros estaríamos dispuestos a escuchar.

https://time.com/4376871/alien-autopsy-hoax-history/

Kit de detección de tonterías de Carl Sagan: Una caja de herramientas que puede ayudarte a separar científicamente el sentido del disparate

Kit de detección de tonterías de Carl Sagan: Una caja de herramientas que puede ayudarte a separar científicamente el sentido del disparate

6 de marzo de 2018

Probablemente no sea exagerado decir que las campañas masivas de desinformación y el antiintelectualismo desenfrenado constituirán una cantidad cada vez mayor de nuestra realidad política tanto hoy como en el futuro. Como escribió Hannah Arendt, la mentira política siempre ha estado con nosotros. Pero su alcance global, su especial vehemencia y su flagrante desprecio por la realidad verificable parecen innovaciones del presente.

Dada la vergonzosa riqueza del acceso a la información y a las herramientas educativas, quizá sea justo decir que la primera y última línea de defensa debería ser nuestro propio razonamiento crítico. Cuando no verificamos las noticias utilizando los recursos que todos tenemos a mano (supongo, ya que estás leyendo esto), la culpa de creer una mala información puede ser nuestra.

Pero muchas veces no sabemos qué es lo que no sabemos. No se puede culpar a los individuos de un sistema educativo inadecuado, y no hay que subestimar la casi imposibilidad de llevar a cabo investigaciones que requieren mucho tiempo sobre la veracidad de cada una de las afirmaciones que nos llegan, como intentar identificar gotas individuales mientras nos golpean en la cara con una ráfaga presurizada de información dirigida y contradictoria, a veces procedente de fuentes oscuras y poco fiables.

Carl Sagan comprendía la dificultad, y también entendía que la falta de pensamiento crítico no convertía a las personas en totalmente irracionales y merecedoras de desprecio. “No es difícil entender”, por ejemplo, por qué la gente cree que sus parientes siguen vivos de alguna otra forma después de la muerte. Como escribe sobre este fenómeno común en “The Fine Art of Baloney Detection”, la mayoría de las creencias sobrenaturales son sólo “humanos siendo humanos”.

En el ensayo, un capítulo de su libro de 1995 The Demon-Haunted World, Sagan propone un riguroso pero comprensible “kit de detección de tonterías” para separar el sentido del sinsentido.

– Siempre que sea posible, debe haber una confirmación independiente de los “hechos”.

– Fomentar el debate sustantivo sobre las pruebas por parte de defensores bien informados de todos los puntos de vista.

– Los argumentos de autoridad tienen poco peso: las “autoridades” han cometido errores en el pasado. Lo volverán a hacer en el futuro. Tal vez sea mejor decir que en ciencia no hay autoridades; como mucho, hay expertos.

– Haga girar más de una hipótesis. Si hay algo que explicar, piense en todas las formas diferentes en que podría explicarse. Luego piensa en pruebas con las que puedas refutar sistemáticamente cada una de las alternativas.

– Intenta no apegarte demasiado a una hipótesis sólo porque sea tuya. Es sólo una estación de paso en la búsqueda del conocimiento. Pregúntate por qué te gusta la idea. Compárala equitativamente con las alternativas. A ver si encuentras razones para rechazarla. Si no lo haces tú, lo harán otros.

– Si lo que estás explicando tiene alguna medida, alguna cantidad numérica asociada, serás mucho más capaz de discriminar entre las hipótesis que compiten. Lo que es vago y cualitativo está abierto a muchas explicaciones.

– Si hay una cadena de argumentos, todos los eslabones de la cadena deben funcionar (incluida la premisa), no sólo la mayoría de ellos.

– La navaja de Occam. Esta práctica regla nos insta a elegir la más sencilla cuando nos enfrentamos a dos hipótesis que explican los datos por igual. Pregúntese siempre si la hipótesis puede ser, al menos en principio, falsada… Hay que ser capaz de comprobar las afirmaciones. Los escépticos empedernidos deben tener la oportunidad de seguir tu razonamiento, de duplicar tus experimentos y ver si obtienen el mismo resultado.

Llamando a sus recomendaciones “herramientas para el pensamiento escéptico”, expone un medio para compensar las fuertes pulsiones emocionales que “prometen algo parecido a la religión de antaño” y reconocer “un argumento falaz o fraudulento”. En la parte superior del post, en un video producido por Big Think, se puede escuchar al escritor y divulgador científico Michael Shermer explicar el “kit de detección de falacias” que él mismo adaptó de Sagan, y justo arriba, leer la propia versión de Sagan, abreviada en una breve lista (léala completa en Brain Pickings).

Como muchos otros divulgadores científicos después de él, Sagan estaba muy preocupado por la influencia de las creencias religiosas supersticiosas. También preveía un futuro próximo muy parecido al nuestro. En otra parte de The Demon-Haunted World, Sagan escribe sobre “los Estados Unidos en la época de mis hijos o nietos…, cuando los asombrosos poderes tecnológicos estén en manos de muy pocos”. La pérdida de control sobre los medios de comunicación y la educación hace que la gente “sea incapaz de distinguir entre lo que se siente bien y lo que es verdad”.

Este estado implica, según él, un “deslizamiento… de vuelta a la superstición” de la variedad religiosa y también una “celebración de la ignorancia” general, de tal manera que las teorías científicas bien fundamentadas tienen el mismo peso o menos que las explicaciones inventadas sobre la marcha por autoridades a las que la gente ha perdido la capacidad de “cuestionar con conocimiento de causa”. Es un escenario aterrador que puede que no haya llegado a producirse del todo… todavía, pero Sagan sabía tan bien o mejor que nadie de su época cómo abordar una epidemia social tan potencial.

https://www.openculture.com/2018/03/carl-sagans-baloney-detection-kit.html

¿Siguen los cazadores de ovnis informando de avistamientos de “hombres de negro”?

¿Siguen los cazadores de ovnis informando de avistamientos de “hombres de negro”?

23 de mayo de 2012

Aisha Harris

imageWill Smith y Tommy Lee Jones en Men in Black III Saeed Adyani- ©2011 Columbia Pictures Industries, Inc.

Este fin de semana, Will Smith y Tommy Lee Jones intentarán conquistar de nuevo la taquilla con la tercera entrega de la franquicia Men in Black. Las películas, centradas en un grupo secreto de agentes de traje oscuro encargados de ocultar al público la vida extraterrestre, se basan en la serie de cómics homónima de Lowell Cunningham. Esta serie de cómics se inspiró a su vez en informes reales sobre figuras clandestinas vestidas de negro, informes que se remontan a varias décadas atrás y que forman parte integrante del folclore ovni.

Los productores de Men in Black III están incluso intentando sacar provecho de ese folclore mediante una campaña de marketing viral que imita los relatos de “hombres de negro” de antaño. Carteles publicitarios de aspecto barato (que no mencionan la película en absoluto) declaran que “The Men in Black Suits are Real” y dirigen a los curiosos a llamar a una línea directa, que luego les anima a dejar un mensaje detallando sus propias experiencias sobrenaturales. (También hay, por supuesto, un blog que explota aún más la cultura de los MIB con la esperanza de un filón de taquilla).

Muchas gracias. Me lo tomo en serio.

Esto nos hizo pensar: Dado el enorme éxito comercial de las películas de Hombres de Negro -así como la popularidad de Expediente X, que también se basaba en la mitología de los “hombres de negro”-, ¿siguen los buscadores de ovnis informando de tales avistamientos? ¿O la generalización de este fenómeno lo ha desarraigado de la subcultura ovni que lo produjo?

Primero, un poco de historia. En el verano de 1947, el avistamiento de “nueve discos brillantes” por un piloto privado llamado Kenneth Arnold inspiró relatos similares en todo el mundo, como explica el eminente ufólogo Jerome Clark en su detallado libro The UFO Encyclopedia. (El avistamiento de Arnold dio lugar a la acuñación de un nuevo término: “platillos volantes”). Ese mismo verano, Harold Dahl afirmó haber recibido la visita de un hombre vestido con un traje oscuro que prometía hacerle daño si revelaba su avistamiento de objetos voladores no identificados en los alrededores de Tacoma, Washington, el día anterior. Apodado el “Misterio de Maury Island”, el incidente fue posteriormente investigado por las Fuerzas Aéreas y se considera en general un engaño. Pero la imagen caló en la imaginación popular y proliferaron los relatos de hombres con trajes oscuros que tenían alguna relación con los ovnis.

El relato más famoso es el de Albert K. Bender, que en 1952 creó la Oficina Internacional del Platillo Volador. Poco después, dijo, recibió la visita de tres hombres con trajes oscuros que le amenazaron con encarcelarle si seguía investigando los ovnis. El relato de Bender apareció en They Knew Too Much About Flying Saucers (Sabían demasiado sobre platillos volantes), un libro del asociado de la IFSB Gray Barker, quien también lo mencionó con frecuencia en su revista The Saucerian.

Bender creía que los hombres que le amenazaron formaban parte del gobierno estadounidense, pero las explicaciones sobre los hombres de negro varían. Y en la literatura ovni se distingue entre “hombres de negro” y “Hombres de Negro” (nótese las mayúsculas). Se cree que los primeros son agentes humanos que encubren secretos gubernamentales y tienen un aspecto relativamente normal. Los segundos (a menudo abreviados como MIB) fueron descritos por el ufólogo John A. Keel -autor del libro convertido en película The Mothman Prophecies– como “sobrenaturales demoníacos” que se comportan de forma claramente no humana. (Los relatos de Keel sobre los MIB, que datan de mediados de la década de 1960, tienen connotaciones xenófobas: Los describe como seres de piel oscura y/o rasgos faciales “exóticos”. La primera película de Men in Black invirtió hábilmente este aspecto del folclore de los MIB, presentando a los alienígenas como inmigrantes).

Pregunté a Clark, miembro activo de la junta directiva del Centro J. Allen Hynek de Estudios Ovni (CUFOS), si la popularización de los MIB ha afectado al número de visitas de las que se informa hoy en día. Según él, en los 15 años transcurridos desde el estreno del MIB original, el número de visitas ha disminuido considerablemente, pero no cree que las películas sean las responsables. ¿A qué se debe este descenso? Clark no ofreció una razón específica, pero sí sugirió que pocos ufólogos prestan atención a estas cuestiones, sobre todo desde que Keel falleció en 2009.

El ufólogo británico Nick Redfern, por su parte, refuta la idea de que los avistamientos hayan disminuido. En su libro The Real Men in Black (Los verdaderos hombres de negro), habla de varias visitas en los últimos años.

Independientemente de que los avistamientos continúen o vayan a continuar, Clark advierte de que no hay que considerar estas historias como divagaciones de locos, ni pensar en ellas como sucesos literales, como toparse con alguien en el supermercado. En su opinión, hay que separar la observación directa del suceso. Los relatos de los hombres de negro representan experiencias que, en sus palabras, “no parecen haber ocurrido en el mundo de la realidad consensuada”.

https://slate.com/culture/2012/05/men-in-black-sightings-do-they-still-happen.html