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Mil años de honestidad

ESCRUTINIO

Mil años de honestidad[1]

Juan José Morales

Ya hemos comentado en esta columna que, al no tener López Obrador cola que le pisen, al no poder acusarlo «”como a tantos políticos»” de enriquecimiento inexplicable, nepotismo, corrupción, negocios ilícitos, conducta inmoral o complicidad en violaciones a la ley «”recuérdese, por ejemplo, al «gober precioso» de Puebla»”, se enderezan contra AMLO las más extrañas descalificaciones.

Ahora, se ha dado en acusarlo… ¡de anciano! Y, por añadidura, de haberse rodeado «de puros viejitos».

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En una paráfrasis de la famosa novela de García Márquez, puede decirse que López Obrador ha sabido atraer a su futuro gabinete gente que suma mil años de honestidad… cosa que mucha falta hace en este país.

De él se dice «”como si fuera pecado o defecto»” que es el de mayor edad entre los aspirantes a la presidencia de la República, y que los miembros del gabinete que por adelantado está anunciando para que todo mundo sepa con quiénes gobernará, son también personas de avanzada edad. Incluso, Josefina Vázquez Mota llegó a mofarse diciendo que entre todos «suman 1 500 años».

Todo esto me ha llevado a reflexionar sobre la forma espectacular en que ha aumentado la esperanza de vida en México durante las últimas décadas y «”sobre todo»” cómo ha mejorado la calidad de vida desde el punto de vista físico e intelectual de las llamadas personas de la tercera edad. Aunque, antes de entrar en materia, hay que precisar que eso de que López Obrador tiene un gabinete «de puros viejitos» es falsa. Entre sus integrantes los hay, ciertamente con bastantes años a cuestas, pero también personas maduras y jóvenes.

Lo importante, sin embargo, es que en la actualidad, gracias a los avances de la medicina, la esperanza de vida de los mexicanos ha aumentado espectacularmente. Hace sólo cuatro décadas, en 1970, era de 60.6 años en promedio. A la fecha es de 76.4. Y si nos vamos más atrás, a los tiempos del presidente Cárdenas, encontraremos que en aquel entonces la esperanza promedio de vida era tan sólo de 36 años. Es decir, menos de la mitad que en la actualidad.

Pero no es sólo cosa de vivir más tiempo, sino también de vivir mejor. Hoy muchísima gente llega a edad avanzada en plenitud de sus capacidades mentales y en muy buena condición física. Unas pocas generaciones atrás, un hombre de 50 años podía considerarse anciano. Actualmente, uno de 70 ú 80 sigue siendo físicamente activo e intelectualmente productivo. Sobre todo cuando ha sabido acumular y aprovechar conocimientos y experiencias.

Calificar de «viejo» a López Obrador porque acaba de cumplir 58 años, sólo demuestra ignorancia de la realidad. Y con semejante criterio, doña Chepina, con sus 51 años a cuestas, no sería precisamente una jovenzuela, aunque así se le presente en los carteles publicitarios gracias a las técnicas de photoshop. Y pretender que Enrique Peña Nieto es el mejor candidato sólo por ser el más joven de todos (o porque es muy guapo, o porque está casado con una actriz, o porque ha recibido clases de actuación de Televisa, o porque se peina muy bien de copete, o por cualquier razón parecida) es absurdo.

Lo que importa no es la edad o el físico, sino las propuestas, los planes y proyectos de gobierno y «”sobre todo»” los antecedentes, que en el caso de AMLO son impecables. Y no menos importante es, como también hemos comentado, saber con quiénes se pretende gobernar. Del gabinete de López Obrador nadie pondrá en duda que está compuesto por personas de probidad, talento y capacidad indiscutibles, que tienen además el mérito adicional de poseer experiencia y sólidos conocimientos acumulados a lo largo de su vida.

En una paráfrasis del título de la famosa novela de García Márquez, y como muy bien le reviró López Obrador a la Vázquez Mota, su gabinete suma mil años de honestidad… cosa de la que pocos políticos mexicanos pueden alardear.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 7 de marzo de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales

Por sus obras los conoceréis

ESCRUTINIO

Por sus obras los conoceréis[1]

Juan José Morales

Una de las críticas que con más frecuencia se enderezan contra los candidatos a puestos de elección popular «”quizá la principal»” es que prometen mucho pero cumplen poco, que durante sus campañas ofrecen el oro y el moro, pero una vez en el poder, olvidan sus palabras y a veces ni siquiera vuelven a pararse ante sus electores.

clip_image002Uno de los carteles con los que sus simpatizantes muestran su confianza en López Obrador, quien a su paso por el gobierno del DF demostró que efectivamente cumple sus promesas de campaña, cosa que pocos gobernantes pueden decir sin morderse la lengua.

Hay mucho de verdad en ello. Por eso, sin ánimo de dictar cátedra de religión, vale la pena recordar aquellas palabras del evangelio de Mateo: «Por sus obras los conoceréis». Es decir, que para determinar el grado de confianza que merecen las promesas de un candidato, hay que pasar revista a su actuación en los puestos públicos que ha ocupado.

Y, ciertamente, en el caso de Andrés Manuel López Obrador, puede decirse que pasa la prueba más que airosamente. Cuando fue candidato a la jefatura de gobierno del Distrito Federal, ofreció establecer el seguro de desempleo, fijar por ley la pensión universal para adultos mayores, dotar de útiles escolares gratuitos a todos los alumnos de escuelas públicas, abrir nuevas preparatorias, crear la universidad de la ciudad de México, dar becas a estudiantes de nivel medio superior y superior, dar ayuda económica a madres solteras y personas discapacitadas, llevar diversión y cultura a los sectores marginados, mejorar el transporte público, dar créditos a pequeñas empresas, financiar el mejoramiento de viviendas, dar atención médica y medicinas a quienes no estuvieran afiliados al IMSS o el ISSSTE… En total, fueron 40 sus promesas de campaña, y todas las cumplió, sin excepción.

Es más: muchas de sus acciones «”inicialmente tachadas de populistas y demagógicas y de que arruinarían las finanzas del DF»” fueron luego mal imitadas por otros gobernantes. Por ejemplo, la pensión universal para adultos mayores, que terminó siendo ofrecida por candidatos priístas y panistas a gobiernos de los estados, aunque finalmente terminó convertida en una miniayuda económica que de universal no tiene nada, pues se da solamente a ciertas personas y después de un engorroso papeleo burocrático.

Se copiaron también obras que en su momento fueron fuertemente criticadas, como el segundo piso del periférico, del cual se dijo que sólo beneficiaba a los automovilistas ricos y que se derrumbaría con el primer temblor. Y ahí está todavía, sin el menor daño, después de los violentos sismos de hace unas semanas.

López Obrador estableció un programa sin precedentes de espectáculos públicos gratuitos y estableció playas artificiales y pistas de hielo sin costo para aquellos millones de capitalinos de escasos recursos que no pueden acudir a conciertos o salir de vacaciones. También por ello se le tachó de populista, aunque sus críticos usan grupos musicales y bailarinas para atraer gente a sus mítines.

AMLO tiene también en su haber el rescate del centro histórico de la ciudad de México, que durante años estuvo convertido en un muladar intransitable por miles de vendedores callejeros. Y logró rescatarlo sin conflictos sociales, pues los vendedores pudieron ser reubicados a través de la negociación y el convencimiento. Hoy, el centro histórico luce en todo su esplendor… y en otras ciudades gobernadores y presidentes municipales tratan de hacer lo mismo.

Sin grandes aspavientos, sin declarar ninguna guerra a la delincuencia y sin balaceras ni aparatosas movilizaciones policiacas o militares, López Obrador pudo reducir sensiblemente los índices de criminalidad en la ciudad de México, que es hoy «”aunque algunos no lo crean»” una de las más seguras del país.

Todo ello, hay que subrayarlo, pudo hacerlo a pesar del sistemático bloqueo económico de que fue objeto por parte de los diputados del PAN y del PRI, que le escatimaban recursos del presupuesto federal.

De modo, pues, que si de ser cumplidor se trata, AMLO ha demostrado con creces que lo es, y sin necesidad de andar firmando compromisos ante notario, lo cual no es sino una faramalla, porque si no se cumplen, no pasa nada.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 11 de abril de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales

El caso del niño perdido

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El caso del niño perdido[1]

Juan José Morales

Creo que a muchos habitantes de Chetumal, Cancún, Cozumel, Isla Mujeres, Playa del Carmen, Carrillo Puerto, Holbox y otras ciudades y pueblos de Quintana Roo, les sorprenderá saber que cierto individuo de nombre Jorge Emilio González Martínez, mejor conocido como El Niño Verde, pretende representarlos como senador por ese estado en la próxima legislatura, que se elegirá el 1° de julio venidero en las elecciones federales junto con el presidente de la República.

clip_image002En el sitio de Internet El Abogado del Diablo aparece esta imagen satírica en la cual se liga a la familia de El Niño Verde «”propietaria del negocio llamado Partido Verde Ecologista de México»” con el título de una telenovela.

Y digo que seguramente les sorprenderá, porque aunque es candidato a dicho puesto de elección popular por parte de la coalición PRI-PVEM, y aunque estamos en plena campaña electoral, el personaje en cuestión ni siquiera se aparece por el estado. No asiste a mítines, no concede entrevistas de prensa, no se le escucha en programas de radio o televisión, no difunde ideas ni propuestas, no participa en foros, no visita mercados, sindicatos o comunidades campesinas. Es más: ni siquiera se ve su imagen en periódicos, revistas, carteles y anuncios espectaculares, como las de los demás candidatos, que se afanan por ser vistos y conocidos. Es el candidato ausente, una especie de niño perdido a quien nadie encuentra y que no quiere dar la cara.

Hay dos explicaciones a tan rara situación. Una, es que el verde infante confía en que la maquinaria electoral del PRI se encargará de llevarlo a la curul sin que él necesite mover un dedo, pues para hacerle el trabajo de conseguir votos están los priístas y en especial, el otro candidato a senador, el ex gobernador Félix González Canto, a quien tal parece que mira como su asistente o mayordomo.

La otra posible explicación es que el propio PRI le ha pedido que mejor ni se aparezca en los actos de campaña y no difunda su nombre e imagen, porque tiene tan poco prestigio «”o tanto desprestigio, si así prefiere decirse»” que si la gente lo identifica con el PRI, en lugar de sumar votos los restaría.

Sea como sea, el hecho es que, aún ausente, El Niño Verde se las ingenió para hacer que el PRI le garantice un asiento en el Senado.

En efecto, a él y no a González Canto se le dio la primera posición en las candidaturas por Quintana Roo de la coalición PRI-PVEM. De este modo, si el PRI, con su rémora verde, logra mayoría en la votación estatal para senadores, él y González Canto serán electos. Pero si «”como podría ocurrir»” queda en segundo puesto, quien irá a la cámara alta en calidad de senador de primera minoría, será El Niño Verde y no González Canto.

Como decíamos, se trata de un arreglo bastante extraño, que se cocinó en las más altas esferas del PRI en la ciudad de México, desconcertó a los priístas quintanarroenses y ha dado pie a todo tipo de especulaciones en el sentido de que tras él se esconden muy oscuros intereses.

También hay quienes opinan que ese regalo al heredero del PVEM, es parte de una estrategia que busca lograr votos para el PRI a través de ese partido, pero sin que el candidato pevemista dé la cara. El truco «”se dice»” consiste en que muchos ingenuos votarán de buena fe por el PVEM creyendo que es un partido que pugna por la protección del medio ambiente, aunque en realidad estarán votando por Peña Nieto y los candidatos a diputados y senadores del PRI.

Pero dentro del propio PRI hay tanto descontento por la imposición de la candidatura de ese individuo, que no son pocos los militantes que dicen que les encantaría ver a su partido caer hasta el tercer lugar para hacer fracasar la jugarreta de El Niño Verde y evitar que ocupe gratuitamente una curul en la Cámara de Senadores.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 25 de abril de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales

El viejo cuento de las reformas

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El viejo cuento de las reformas[1]

Juan José Morales

Hace unos días, el Consejo Coordinador Empresarial emplazó a López Obrador a comprometerse a promover las llamadas reformas estructurales preconizadas por el Fondo Monetario Internacional, ya que «”según el CCE»” por no haberse aprobado, la economía nacional pierde 19 mil millones de pesos cada día. Sí. Leyó usted bien: 19 mil millones cada día. O sea, unos siete billones (siete mil millones de millones) de pesos al año.

clip_image002Como semejante cifra es difícil de concebir «”sobre todo para los mortales comunes y corrientes que apenas ganamos unos miles de pesos mensuales»”, le diremos que esa cantidad equivale a la mitad del producto interno bruto de México durante el último trimestre de 2011. Es decir, a la mitad del valor de todos los bienes y servicios que el país produjo en esos tres meses.

PAN y PRI insisten en que la economía no avanza por falta de reformas estructurales, pero la realidad es que durante los últimos 20 años, sus legisladores «”con el apoyo del PVEM y el Panal»” han hecho infinidad de reformas a la Constitución, las leyes y sus reglamentos y el estancamiento se agudiza.

¿Y cómo calculó el CEE lo que México pierde por falta de reformas estructurales? Muy sencillo: a base de una serie de sumas y multiplicaciones. Tomó, por ejemplo, el número de personas sin trabajo y lo multiplicó por el dinero que ganarían, y luego por lo que producirían si tuvieran empleo. Al resultado, sumado, de esas multiplicaciones, le agregó el valor de lo que se estima producen en Estados Unidos los millones de compatriotas que han debido emigrar en busca de empleo. Calculó también el CEE «”no sabemos cómo sacó la cuenta»” cuánto dinero invertirían en México los empresarios extranjeros pero no lo hacen debido a la tardanza en aprobar las dichosas reformas, y cuánto producirían anualmente tales inversiones en caso de hacerse.

Y así por el estilo. A partir de operaciones como las descritas «”aunque más elaboradas»”, se llega a la conclusión de que la falta de reformas estructurales está costando al país eso montonal de miles de millones de pesos cada 24 horas y esos billones de pesos cada año.

Todo parece muy claro y convincente, excepto por un detalle nada desdeñable: que parte de una base falsa.

En efecto, toda la argumentación se funda en que el desempleo, la contracción económica, la falta de inversiones, la emigración, la baja en la producción agrícola, y en general todos los problemas económicos del país, no son consecuencia de la pésima conducción de la economía nacional durante los últimos sexenios y el abandono en que se ha tenido al campo, sino de que no se han privatizado Pemex, el IMSS y la educación superior, que no se han suprimido derechos sindicales y beneficios sociales y, en fin, que no se han impuesto en México las severas normas exigidas por el FMI y el Banco Mundial.

Pero en realidad, durante los últimos gobiernos priístas y panistas ha habido una interminable serie de reformas de ese tipo impuestas por el FMI: la privatización de los terrenos ejidales, los ferrocarriles, los puertos, los aeropuertos y el sistema de pensiones, la apertura al capital extranjero en la producción de electricidad, en la petroquímica y en muchas áreas de Pemex, la liquidación de empresas paraestatales, las concesiones carreteras, la reprivatización de los bancos, la eliminación de subsidios y otros apoyos al campo, y muchas medidas semejantes, del más puro estilo neoliberal.

Dentro del mismo espíritu, se han recortado las partidas para programas sociales, y se ha tenido manga ancha en la violación a las leyes laborales. Por ejemplo, mediante la actividad de las llamadas «pagadoras», que permiten a las empresas eludir el pago de prestaciones y evitar que los trabajadores creen antigüedad. Y a pesar de tantas y tan profundas reformas estructurales «”que eso y no otra cosa han sido»” la economía sigue por los suelos.

En cambio, aquellos países «”Brasil, Ecuador, Argentina, Uruguay, por ejemplo»” que se negaron a seguir los dictados del FMI e incluso dieron marcha atrás en reformas ya aprobadas, tienen un crecimiento económico envidiable y las condiciones de vida de sus habitantes han mejorado sustancialmente.

Que no nos vengan, pues, con el cuento de esas reformas estructurales. A lo único que nos llevarían sería a gravísimas crisis sociales, como las de Grecia, España o Portugal, donde se aplicaron.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 24 de abril de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales

Petrobras y la privatización de Pemex

IMPACTO AMBIENTAL

Petrobras y la privatización de Pemex[1]

Juan José Morales

A López Obrador se le ha criticado machaconamente por sus propuestas sobre Pemex. Se dice que al insistir en mantenerla como propiedad del Estado, impide su crecimiento y desarrollo y la condena al estancamiento. En cambio, los candidatos del PRI, el PAN y el Panal insisten en que Pemex debe abrirse a la inversión privada, como se hizo con Petrobras, la empresa estatal brasileña, que hoy es la segunda petrolera y la cuarta empresa del mundo por su valor de mercado.

clip_image002El presidente Lula en 2006 en la refinería Presidente Getulio Vargas de Petrobras en la ciudad de Araucaria, con un grupo de técnicos y funcionarios. En el extremo izquierdo, la actual presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Ambos han seguido una política de recuperación del control estatal de Petrobras y la han convertido en una gran empresa.

Se critica también en todos los tonos el plan de AMLO de construir cinco refinerías para dejar de importar gasolinas. Sería «”se dice»” una tontería y un desperdicio de dinero, porque ahora la refinación es mal negocio y sale más barato comprar gasolina en el extranjero que producirla en el país.

No sé si quienes insisten en que Pemex debe ser privatizada, «como Petrobras», para que sea exitosa, están mal informados, o si deliberadamente ocultan y distorsionan los hechos. Efectivamente, la compañía brasileña fue privatizada en 1992 bajo el gobierno derechista de Fernando Cardoso, pero su fenomenal éxito actual no fue resultado de ello, sino que se dio en los últimos años, cuando el presidente Lula tomó medidas para ponerla nuevamente bajo control del Estado. Actualmente, el porcentaje de acciones de la empresa propiedad del gobierno ha aumentado hasta casi el 50%, y sigue creciendo. El resto, por lo demás, no está concentrado en manos de unos pocos grandes inversionistas extranjeros sino ampliamente distribuido, incluso entre el propio personal de Petrobras y otros grupos de trabajadores que a través de sus fondos de pensiones controlan el 4%. O sea, que el capital gubernamental y el capital social son propietarios de más de la mitad de Petrobras. Por eso Lula pudo decir con orgullo que «ahora es más brasileña que nunca».

Los entusiastas de la privatización ocultan el hecho de que tras una década en manos privadas, Petrobras se hallaba en una grave crisis económica, con un endeudamiento equivalente al 34% de su patrimonio. Su saneamiento y su impetuoso desarrollo fueron resultado de las políticas de desprivatización del gobierno de izquierda de Lula.

Respecto a quiénes se beneficiaban con la privatización, una nota de la agencia noticiosa France Presse del 3 de septiembre de 2008 lo dice todo: «El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se quejó hoy, miércoles, de que la mayor parte de las ganancias de la petrolera estatal Petrobras se queden en manos de inversores privados en Nueva York… El 62 por ciento de los dividendos de toda la inversión, de toda la renta de Petrobras, son pagados en la bolsa de Nueva York, señaló el mandatario.» Ahora ya no es así. La mayor parte de las ganancias se quedan en Brasil.

Y en cuanto a refinerías, el gobierno brasileño se ha fijado como meta construir todas las necesarias para no tener que importar un solo litro de gasolina y poder exportar no sólo petróleo crudo sino también productos refinados. «Queremos «”comentó Lula al respecto»” exportar derivados del petróleo, con mayor valor agregado, con más inversión tecnológica, para que podamos ganar más dinero».

De modo, pues, que es falso que Petrobras se haya vuelto una empresa próspera, eficiente y redituable gracias a la privatización. Si hoy es un gigante y tiene un gran peso en la economía mundial, fue gracias a las acciones de un gobierno de izquierda, que retomó su control y la convirtió en un verdadero motor del desarrollo económico del país. No sé qué opinarán los lectores, pero yo en lo personal prefiero un Pemex manejado de manera semejante, con honradez, limpieza y eficiencia, para que sirva a los mexicanos, como lo propone AMLO, y no un Pemex que reparta jugosas ganancias… en la Bolsa de Nueva York.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 18 de abril de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales