El famoso investigador de platos voladores Jaime Marssián, acogiéndose al Acta de Libertad de Información, obtuvo una fotografía secreta captada desde un avión de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que muestra indudablemente que los marcianitos verdes y los cochinitos rosas están interesados en los proyectos secretos americanos. Marssián aseguró, al ser entrevistado, que el cochinito movía las patas y batía sus alitas a gran velocidad. Durante todo el avistamiento se mantuvo a la misma distancia del avión. Fuentes extraoficiales aseguraron que en realidad no se trata de un CVNI (Cochinito Volador No Identificado), sino del puerquito que construyó su casa de paja. Y si en la foto parece estar volando detrás del avión experimental americano, simplemente es porque el lobo sopló tan fuerte que no sólo destruyó la casa sino mandó a volar al cochinito. Pero el físico paranuclear extradimensional con doctorado en materia oscura por la Universidad de Disneyworld, el doctor y Master en energía Chi, Garrido Friedman, (se nos olvidaba decir que también es asesor de la NASA), dice que esa versión es sólo una maniobra de distracción por parte de los escépticos. Asegura que la foto muestra un auténtico puerco volador y que su aparición forma parte de la oleada de animales voladores vistos en diversas partes del mundo. Ya hay videos de otro CVNI, esta vez un Caballo Volador No Identificado, filmado en Italia, y se espera la pronta aparición de vacas y elefantes voladores. Se recomienda salir a la calle con una sombrilla reforzada.
Archivo de la categoría: Ovnis
El caso de la centella asesina
CENTELLAS EN EL DESIERTO DE LOS LEONES
Muchos de mis allegados conocen mi interés por las centellas (los mal llamados rayos en bola). Incluso uno de los primeros artículos que publiqué en Cuadernos de Ufología se refería a este asunto. Lo que pocos saben es el origen de ese interés. El caso que voy a narrar resulta espectacular, y de haber caído en las garras de algún ufólogo, se hubiera convertido en un caso clásico de la ufología.
No recuerdo si fue en 1973 o 74, durante una visita a un lugar cercano a la Ciudad de México, llamado Desierto de los Leones(1), que me enteré de un curioso y fatal caso de centellas (o si se quiere, OVNIs).
El Desierto de los Leones es una zona de coníferas y densa vegetación al poniente de la Ciudad de México. Zona «pulmón» de la ciudad, muy visitada por los citadinos para hacer días de campo. Precisamente en un día de campo, acompañado por varios amigos de la preparatoria, fue que me enteré del caso.
El día resultó ser agradable hasta que, por la tarde, comenzó a llover. Era una verdadera tormenta. Alguien sugirió refugiarnos en una de las ermitas del lugar(2). Varios de nosotros, e incluso miembros de familias que hacían picnic, siguieron esta idea.
Dentro de una de esas ermitas nos acomodamos unas 15 a 20 personas. Luego llegó un vecino del lugar. Se trataba de un hombre de unos 60 años, de aspecto humilde: un campesino. Nos dijo que saliéramos de ahí pues ese era un lugar peligroso durante las tormentas.
Obviamente nadie le hizo caso, pues no nos queríamos mojar, y sabíamos que era mucho más peligroso estar bajo los árboles expuestos a los rayos.
El hombre, del que no tuve la precaución de tomar sus datos (por la inexperiencia de la juventud), nos contó una historia fantástica. El relato de la misma lo extraigo de mi memoria, y por lo mismo puede presentar muchas inexactitudes.
LA HISTORIA DEL CAMPESINO
«En 1950 «“inició su relato el anciano-, cuando en México se hablaba mucho de los platillos voladores(3), ocurrieron los sucesos que les voy a comentar.
«No recuerdo la fecha exacta pero era época de lluvias (entre julio y octubre). Un grupo de excursionistas, como ustedes, vino a visitar el Desierto. En la tarde comenzó a llover y varios de ellos se metieron en la ermita para atajarse del agua.
«Pasaron los minutos, cuando de pronto, en el cielo apareció un platillo volador. La gente de los periódicos hablaba de marcianitos verdes(4), pero nunca me imaginé que pudieran ser tan pequeños. Al menos los «marcianos» que tripulaban ese platillo, ya que el mismo era una bola de no más de medio metro de diámetro.
«Para que los «marcianos» pudieran entrar en ese platillo, deberían tener no más de 10 centímetros de alto.
Alguien preguntó al anciano si había visto a los «marcianos».
«No. De haberlos visto, no los vi. Sólo digo que si esa cosa estaba habitada, los tripulantes debieron ser mucho más pequeños que un enano.
«El caso es que el platillo volador tenía una forma de bola luminosa, como de una pelota de fútbol, sólo que más grande».
Yo no se si los demás le estaban creyendo al anciano, pero yo estaba fascinado con su relato. Era el momento y la situación adecuada para contar historias de misterio. Además, en esa época yo era un fanático de los OVNIs y creía, sin reflexionar, todo lo que me contaban al respecto. Hacía 4 o 5 años que me había iniciado en estos temas, a finales de la primaria, y mi odómetro apenas marcaba unos 4,323.3526 kilómetros tras los OVNIs. Por cierto que Séneca decía:
«Se el primero en callar si quieres que los demás callen».
Y Oscar Wilde apuntaba:
«El cínico conoce el precio de todas las cosas y el valor de ninguna».
¿Qué tiene que ver esto con lo que decíamos? Nada, pero son dos recursos indispensables con los que tiene que contar un ufólogo: el odómetro en los zapatos, que le indique cuantos kilómetros ha «pateado» detrás de los OVNIs; y un libro de «citas citables» para intercalar 3 o 4 en cada página del reporte.
«El platillo «“ continuó con su relato el campesino-, comenzó a descender desde la copa de los árboles. Volaba de una forma imposible de describir: como suspendido, como flotando, como un fantasma. No hacía ruido, o por lo menos yo no lo escuché. Sin embargo, otros dijeron que sonaba como un avispero. Tal vez fue la lluvia y la lejanía lo que me impidió escuchar el zumbido.
«Digo que comenzó a bajar muy lentamente. Todos lo veíamos atónitos. Era más brillante que el Sol, pero muy blanco, de una blancura cegadora. Cuando llegó a no más de un metro del suelo, se paro en seco, comenzó a vibrar y «¦ (el campesino hizo una pausa en su relato y trago saliva) «¦ ocurrió algo que no me puedo explicar».
Todos abrimos los ojos y, estoy seguro, hicimos un movimiento como acercándonos al anciano, para poder escuchar mejor. No podía decir que se escuchaba el silencio, porque afuera estaba lloviendo y se oían los relámpagos, pero yo sí sentía mi pulso.
«El platillo estaba vibrando cuando se partió en dos. No «¦ Se dividió en dos. No. Quiero decir que era algo como un fantasma que se separa en dos, pero que sigue teniendo la misma forma. El hecho es que el platillo se duplicó, permaneciendo con sus mismas dimensiones. Pero inmediatamente que se dividió, uno de los platillos se dirigió a toda velocidad hacia la ermita y el otro partió en sentido contrario.
«Fue entonces cuando ocurrió la explosión que quemó a esas personas. Murieron electrocutados. En la confusión, y debido a la enorme luminosidad que desprendió la explosión, no vimos hacia dónde se fue el platillo.
«Alguien llamó a la Cruz Roja, y también vino la policía. De acuerdo con las noticias que aparecieron a los pocos días, los jóvenes habían sido electrocutados por un rayo. Pero eso no es cierto, yo estuve ahí y les puedo asegurar que fue un platillo volador el que los mató».
Poco más o menos esas fueron las palabras de aquel anciano. Por lo menos es lo que recuerdo.
Tiempo después me dedicaría a revisar, uno por uno, todos los periódicos capitalinos de aquella época (1950). Aunque encontré una enorme cantidad de reportes de OVNIs (más bien de platillos voladores o «platívolos»), no descubrí ni una sola nota sobre «el platívolo asesino del desierto de los Leones». Tiempo después, sabría la razón.
¿COINCIDENCIAS?
Antes de continuar con el relato de este caso, creo que es el momento adecuado para apuntar que el periodista francés Girardin decía que
«La libertad es como el movimiento: no se define, se demuestra».
Publio Siro sentenció:
«El malo se hace pésimo cuando finge ser bueno».
Cumplida esta obligación, continuamos con la historia.
Todos mis amigos saben que yo no creo en las coincidencias. «Veo en el azar uno de los alias de Dios». Existe una fuerza interior, una «fuerza que parece guiar mis pensamientos».
Poco antes de terminar la carrera de ingeniero químico, ingresé al Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México. La intención era hacer mi servicio social, mi tesis y dedicarme a la investigación en dicho instituto.
En el Departamento de Radiación Solar, al que estaba adscrito, se acostumbraba organizar seminarios todos los lunes, a fin de que los miembros del mismo pudieran presentar los avances de sus investigaciones. Aquí hablaban todos, desde el director del departamento, hasta el último becario. Era común invitar a investigadores de otras áreas, para escuchar sus pláticas.
Una de mis pocas intervenciones se basó en una serie de trabajos sobre las centellas que habíamos venido preparando desde hacía tiempo. Antes de presentarla se me informó que iba a estar presente el Dr. Manuel Cerrillo, quizá el mejor experto mexicano sobre el asunto.
Recuerdo que el día de mi plática me levanté temprano; me dirigí a la Universidad y ordené las últimas ecuaciones para el cálculo de la energía generada por una centella. Al poco tiempo la sala de juntas estaba llena. Con algunos pequeños tropiezos (según yo), expuse mi tema. Uno de los investigadores del departamento indicó algunos errores en mis ecuaciones, que posteriormente serían corregidos. Al final se rompieron los formulismos académicos y escuchamos al doctor Cerrillo platicarnos sus experiencias con las centellas. Comentó algunos casos y de pronto, habló del suceso del Desierto de los Leones. Lógicamente aquí no se mencionó ningún plato volador ni marcianitos.
En términos generales la historia era la misma que me había contado el campesino. Es muy probable que el anciano fuera uno de los varios testigos que había entrevistado el doctor Cerrillo, luego de los fatídicos sucesos. Sin embargo la fecha no correspondía. Según el doctor Cerrillo esto había ocurrido en 1943 y no en 1950. Al insistir sobre este punto, me dijo que estaba completamente seguro, ya que poco después de sus entrevistas había elaborado un modelo que publicó en una revista científica(5) de la época.
Como es lógico ese mismo día busque la referencia y, efectivamente, ahí estaba. La centella del Desierto de los Leones había ocurrido en 1943. Lo anterior implicaba varias cosas: que el anciano se había equivocado en la fecha, y que el paso del tiempo había hecho que adornara su relato, introduciendo elementos ajenos al mismo, como el asunto de los platos voladores. No podían haber sido platos voladores por el simple hecho de que estos (con ese nombre) aparecieron hasta cuatro años después. En 1943 nadie hablaba de platos voladores, y por lo tanto el anciano, en el momento del avistamiento, seguro que no se puso a pensar en el tamaño de los tripulantes. Esto, seguramente, fue algo que adoptó tiempo después bajo la influencia de los medios periodísticos.
Antes de continuar con el modelo del doctor Cerrillo creemos que es el momento adecuado para introducir nuestras citas.
«Las tres cuartas partes de nuestros males proceden del pensamiento»
Anatole France
«El que se precia de ser algo, jamás menosprecia a los demás».
Goethe
Le doy gracias a Benítez por ser mi fuente de inspiración, y por ahorrarme la compra de un libro de «citas citables». Y ya que hablo de J.J., comulgo con él en aquello de «¿Existe la casualidad? ¿No será que alguien mueve los hilos?» O qué puede pensar el lector sobre las siguientes «casualidades».
Nunca hubiera descubierto la explicación a este caso si:
No hubiera estudiado ingeniería química; no hubiera hecho mi tesis sobre el ozono; no hubiera ingresado al Instituto de Geofísica; no me hubiera interesado en las centellas; no se hubieran hecho los seminarios los lunes; no hubieran invitado al doctor Cerrillo; no me hubiera levantado temprano; si se hubiera muerto el doctor Cerrillo (en mi caso, ni pensarlo, toco madera, perdón, ya descubrí que no soy tan escéptico); si se hubieran cancelado los seminarios; si me hubiera enfermado; si se hubiera incendiado el instituto; si hubiera jugado la selección nacional; si»¦
En fin «cuando uno vive sucesos como éstos ¿a qué conclusiones puede llegar? La lógica se desmorona. Y los mil ensayos para racionalizar lo acaecido terminan reducidos a cenizas. Ante hechos así, aferrarse al clavo de la lógica no es de hombres sensatos o comedidos; sino de necios» (JJ dixit)
No creo que nadie pueda negar argumentos tan claros; o por lo menos les va a ser muy difícil convencernos, a JJ y a mí, de lo contrario.
EL MODELO DE CERRILLO
Como ya expusimos más arriba, el doctor Cerrillo, que por aquel entonces trabajaba en el Departamento Electromagnético de la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica, estudió más de 30 observaciones de centellas, entre los años 1942 y 1943, entre ellas la del Desierto DE los Leones, encontrando que:
«Las paredes y techos son de mampostería y están cubiertos por una lama, que al estar empapada por la lluvia, son relativamente buenos conductores».
«Lo anterior hace que la explicación de la centella no sea muy adecuada ya que no se puede encontrar campos electromagnéticos en el interior de cavidades cerradas con paredes de tipo conductor (jaula de Faraday)».
Pero, antes de ver cómo resolvió este problema el doctor Cerrillo, enlistemos algunas de las características que él encontró para las centellas:
- La mayoría se presentan en lugares montañosos.
- Hay casos en cuartos aislados de mampostería o adobe.
- Se observan bolas luminosas, de contornos bien definidos y no chispas ni arcos eléctricos.
- Dichas bolas se mueven y «siguen a cada persona».
- Hay confusión en precisar si son silenciosas o van acompañadas de ruidos intensos o de explosiones, puesto que para un mismo caso hay datos contradictorios.
- En el mismo recinto, unas personas mueren electrocutadas y otras, cerca de las primeras, resultan ilesas.
- Ningún informante sintió el más leve choque eléctrico.
- «Entran por puertas y ventanas».
- El fenómeno es de rara ocurrencia, puesto que son contadas las personas que lo han visto.
Cerrillo considera que las centellas son formadas por una resonancia electromagnética en una cavidad. El tiempo de este fenómeno, calculado por la teoría, es corto, debido principalmente a una absorción en el aire ionizado. Los cálculos de Cerrillo indican que:
«La gran concentración de la energía en algunas regiones, indica que las luces son muy intensas: por su rapidez, (quizás algunos microsegundos) no se observan, fisiológicamente, como de extraordinaria intensidad, debido a que la excitación de los nervios ópticos se efectúa en tiempos pequeñísimos. Este efecto es bien conocido por las personas que tienen experiencia con lámparas de fotografía ultra-rápida.
«La persistencia de luces muy intensas, de muy corta duración, puede llegar a 1 o 2 segundos.
«Esta persistencia es la causa de que estas bolas se muevan, y única explicación posible de que «sigan a observadores colocados en puntos diferentes».
Cerrillo deriva una serie de ecuaciones que predicen que la región luminosa, para el modo 110, se debe observar en el eje vertical y central del cuarto, siempre que el recinto esté vacío. Para otros modos las luces se repartirían con regularidad a lo largo de la habitación. Es decir, el fenómeno sería más frecuente mientras mayor sea el tamaño del recinto (una frecuencia natural más baja).
«Rayos con impulso monotónico, tienen un espectro de frecuencia cuyos máximos están del lado de las bajas frecuencias y por lo tanto no excitan resonancia»¦
Cerrillo considera las centellas como fenómenos muy raros, que requieren de una intensidad de corriente alta, y una baja energía promedio.
«Por tratarse de fenómenos de muy alta frecuencia, no deben sentirse choques eléctricos»¦ la energía se concentra en lugares descritos por las ecuaciones»¦ en los planos donde las concentraciones son máximas son peligrosas, e inofensivas alrededor de los planos donde la energía es constantemente nula. La separación de estos planos de máxima y mínima es de unos cuantos decímetros.
«Aparece aquí la primera objeción: Tómese un tramo de un plano vertical (modo 110) donde la concentración de la energía sea máxima. Necesariamente esta energía es menor que la total de la cavidad. Supóngase, no obstante, que ahí se concentrara momentáneamente la energía total. Para el recinto de 10 m x 5 m el volumen es de 250 m3. Tomando ahora una energía inicial de 10 joules por metro cúbico, la concentración máxima posible será de 2500 joules, es decir, 0.6 Kg caloría, resultando pues difícil justificar la carbonización de personas.
«La observación insólita, quizás se puede explicar, suponiendo que una descarga exterior excite la cavidad. Aunque la diferencia en tiempo entre la descarga y la iniciación de las luces internas es del orden de décimos de micro segundo, la persistencia en la retina de las intensas luces exteriores, puede producir la sensación de la entrada del fenómeno de afuera hacia dentro(6).
Cerrillo predice la existencia de centellas negras, o de centellas que no se pueden ver.
«La resonancia electromagnética puede ocurrir sin que los gradientes internos sobrepasen el de ruptura del aire. Pueden estar muy cerca de la ionización pero no alcanzarla. Entonces, es conducente preguntar, cuál sería el comportamiento de estas centellas oscuras:
«1. El amortiguamiento de las oscilaciones sería menos pronunciado.
«2. Necesitándose menores energías iniciales, es probable que éstas se produjeran más frecuentemente.
«3. Si dentro de la cavidad se colocan pequeño tubos de cristal con gases a baja presión, con electrodos hacia el exterior y colocados verticalmente, se podrían iluminar con gradientes tan pequeños que permitieran detectar el fenómeno, aun cuando tuviera muy poca intensidad.
ALGUNAS REFLEXIONES FINALES
El modelo de Cerrillo explica varios casos que no llegó a conocer en su momento. Centellas difusas u oscuras; testigos que afirman haber tocado las centellas sin sentir absolutamente nada; testigos que murieron por descarga eléctrica al tocar otras centellas.
Un caso particular fue el que ocurrió a mediados de los ochenta en la Ciudad de Cruz Azul, en el Estado de Hidalgo. Un joven pastor cuidaba su rebaño de ovejas cuando observó una «pelota de luz». El muchacho se le ocurrió patearla y la centella explotó matándolo junto a dos de sus animales.
Regresando al avistamiento del Desierto de los Leones quisiera hacer algunas puntualizaciones. El piso de las ermitas es de madera. Las paredes son de piedra pero tienen filtraciones. En época de lluvia las paredes se humedecen por completo y se forma lama (que ya fue observada por el doctor Cerrillo). Las paredes se vuelven conductoras. El piso es no conductor. ¿Qué pasaría a las personas que se cubren de la lluvia dentro de estas ermitas? ¿Qué pasa con las que se recargan en las paredes? ¿Qué ocurre con las que permanecen en medio de la habitación sin tocar las partes conductoras? Agreguemos un rayo»¦
Será esa la explicación del porqué varios de los protagonistas de esta historia murieron electrocutados y calcinados, mientras que otros vivieron para contarlo. En cualquier caso, no deseo hacer el experimento conmigo como conejillo de indias.
Varias fotos de centellas producidas por los doctores Sergei Emelin y Alexei Pirozerski del Instituto de Investigaciones Científicas (Radiofísica y Física), de la Universidad Estatal de San Petersburgo.
Daños producidos por una centella que entró al interior de un departamento.
Foto de una supuesta centella reflejada en una ventana.
Esta foto muestra las centellas producidas por los doctores Sergei Emelin y Alexei Pirozerski del Instituto de Investigaciones Científicas (Radiofísica y Física), de la Universidad Estatal de San Petersburgo.
Efectos luminosos producidos por centellas de laboratorio.
Este relámpago generó una centella después de desaparecer.
Cúmulo de centellas fotografiadas por un testigo al que sólo se le identifica como Bruce.
Werner Burger, de Montafon, tomó esta fotografía en 1978.
Centella filmada en Australia. Medía poco más de 100 metros de diámetro y duró unos 5 minutos. Fue estudiada por John Abrahamson de la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda.
Centella producida por un corto eléctrico en las terminales de un generador cercano a una catarata, tomada por A. Nelson. De W. Brand, Der Kugelblitz, Probleme der Kosmischen Physik, II/III, H. Grand, Hamburg, 1923.
Centella formada cerca de un generador eléctrico. De W. Brand, Der Kugelblitz, Probleme del Kosmischen Physik, II/III, H. Grand, Hamburg, 1923.
El señor M. R. Lyons, de Inglaterra, fotografió este objeto que se hallaba suspendido sobre su jardín. De N. Charman, Ball Lightning Photographed, New Scientist, Vol. 69, 1976, pág. 444.
Centella que permaneció estática mientras se producían otros relámpagos. De O. Prochnow, Zur Blitzforschung, Physik. Zeit., Vol. 31, 1930, Pág. 335.
Foto tomada en 1938 en el interior de una capilla en Kerizinen, Brittany, Francia.
Centella dentro del zoológico de Bastle, Suiza. Foto de 1907.
Chester H. Heath, de Georgia tomó estas dos fotos en una reserva India, utilizando una cámara Polaroid. En caso de no ser un fraude o una falla en la película, serían una excelentes fotos de centellas.
Secuencia fotográfica de una centella obtenida en Japón.
Plasma en vórtice.
Varias fotos de Ptjr Davidovich Kapitza, incluyendo una durante su estancia en el Ej´rcito rojo.
Portada del libro de Mark Stenhoff.
Recuento de varios casos de centellas en un periódico sueco.
Una centella que cayó sobre una casa en Paris.
(1) El sitio hace honor a su nombre, no en el sentido de que sea un desierto, sino que está desierto de leones.
(2) En ese sitio existe un convento rodeado de 12 ermitas en las que se encerraban a meditar los monjes.
(3) Eso es cierto. Ver los artículos y el libro de Héctor Escobar y mis notas al respecto.
(4) Y eso que aún no había nacido este blog.
(5) Cerrillo Manuel, Sobre las posibles interpretaciones electromagnéticas del fenómeno de las centellas, Anuario de la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica, Vol. 1, México, 1943, págs. 151-178.
(6) Se refiere al caso del desierto de los Leones.
Centellas (y 3)
ANTIMATERIA
Ashby y Whitehead propusieron que las centellas eran producidas por la aniquilación de diminutos fragmentos de meteoritos de antimateria. Esto ayudaría a explicar las asombrosas propiedades de las centellas de entrar por las ventanas cerradas. Pero esta hipótesis supone que la antimateria puede ser relativamente estable en presencia de la materia.
Los autores calculan que una partícula de antimateria de 5 metros de radio y de unos 5 x 10-10 gramos podría producir unos 105 Joules al aniquilarse.
En base a los cálculos de Nauenberg y Ruderman de la curva de energía potencial para la reacción e hidrógeno y el antihidrógeno, se puede apreciar que existe una barrera de potencial repulsiva de unos 0.5 eV. En otras palabras, si una partícula de antimateria tiene una velocidad relativa a su medio ambiente lo suficientemente baja para que cuando choque con las moléculas del aire no alcance la barrera de potencial, no se aniquilará.
CENTELLAS A PARTIR DE AGUA
Otra teoría propuesta por A. Koldamasov (119) sugiere que el flujo de agua a grandes velocidades a través de boquillas puede producir descargas fulgurantes. En un experimento, una expansión abrupta produjo una cavitación pulsante. El flujo funcionaba como un separador de carga en el líquido y la ionización en la pared de la cámara se obtenía por un proceso secundario. La recombinación de los electrones en la pared producía un fulgor continuo con un color que dependía del dieléctrico de la pared: el cemento o el asbesto producían un color rosa, el plexiglás, un amarillo, y la ebonita un azul.
En los experimentos de F. W. Crew (120) las gotas que se encontraban entre la presión del canal del relámpago y una presión reducida compensadora que la rodeaba, producían una infinidad de gotitas. La presión de radiación de la descarga repelía tales gotitas y si existía una onda sónica, las gotitas se fragmentaban aún más. Como resultado de esto se producía una separación de cargas.
Las pequeñas gotitas negativamente cargadas eran impulsadas por el canal del relámpago, produciendo una envoltura que rodeaba a un núcleo positivo. Al recombinarse las cargas producían un destello extraordinario.
VORTICES
Según E. R. Wooding (121) se puede producir un anillo en vórtice al aplicar un impulso asimétrico a un fluido. Algunas veces se forman anillos de humo al detonar un explosivo sobre una superficie lisa. Las centellas se pueden producir de igual manera, es decir, son plasmas producidos por un proceso similar a la ablación de una superficie sólida por un pulso láser de alta potencia. Para Wooding (122) la vida media de este anillo se controla por perdida de energía térmica y disipación de campo magnético. Si la temperatura del plasma es de 104 °C, la difusividad magnética Dm es del orden de 10-5 cm2/seg y el tiempo para que el campo se difunda fuera del anillo r2/Dm es mayor a 105 segundos.
CAMPOS DE ALTA FRECUENCIA
Fue un mexicano, el profesor Cerrillo (123) el primero en postular la teoría del campo de alta frecuencia, en 1943. Posteriormente, en 1955, el físico soviético y premio Nóbel Pjotr L. Kapitza (124) elaboró la idea.
La idea de Cerrillo-Kapitza es la siguiente:
En las tormentas y cuando se producen relámpagos, el medio ambiente está altamente electrificado y de alguna manera se pueden generar ondas electromagnéticas y efectos de interferencia producidos por reflexión de estas ondas en el suelo o en otras superficies conductoras. Esto puede producir, bajo ciertas condiciones, ondas estacionarias. Estas ondas surgen en el lugar de reunión de dos o más frentes de onda de la misma frecuencia que viajan en diferentes direcciones. La región donde las ondas se refuerzan se llama antitodo, y donde estas se cancelan se denomina nodo. En el antitodo la intensidad del campo es mayor por lo que pueden resonar pequeñas cantidades de gas ionizado, absorbiendo energía del campo, produciendo una ionización en cascada y la formación de una centella. Las ondas reforzadas en el antitodo tienen la energía suficiente para ionizar los átomos de aire. Un gas ionizado puede absorber ondas electromagnéticas de una frecuencia apropiada provocando el fenómeno llamado de Resonancia. Esto puede producir una ionización en cascada dando como resultado la formación de una bola de luz. El tamaño de estas esferas está directamente relacionado con la frecuencia de radiación electromagnética.
La frecuencia del campo debe ser tal que el diámetro de la esfera sea aproximadamente un cuarto de la longitud de onda (0.274λ = d). Es decir, para un diámetro de equilibrio de unos 20 centímetros, la frecuencia debe ser de 400 MHz, correspondiente a una longitud de onda de aproximadamente un metro. Resulta difícil explicar por qué no se reciben interferencias en la banda de radiocomunicaciones de los aviones, que se encuentra en este rango.
El singular comportamiento de las centellas, que algunas veces entran por puertas, chimeneas o ventanas, se puede explicar fácilmente con esta teoría, ya que estos lugares funcionan como guías de onda.
Las centellas formadas en un antitodo se moverían hacia el nodo en donde podrían permanecer estáticas. Si se desvían un poco del nodo, la radiación a ambos lados las puede atraer y llevar a otro nodo. Esto explica los movimientos caprichosos que se han reportado.
Esquemáticamente esta teoría se puede ver en la figura 2.
Existen, empero, varios problemas con esta teoría. No puede explicar la existencia de las centellas en la interfase aire-agua (recordemos el informe del Daily Mail), ya que la teoría se basa en un abastecimiento externo de energía, el cual se vería abruptamente cortado al entrar la centella al agua. Además, no existe evidencia de que una tormenta pueda generar las cantidades requeridas de emisión de UHF.
POLVO CARGADO
Edward L. Hill (124), de la Universidad de Minnesota (Lightning and Trasients Research Institute) ha ofrecido otra explicación. Sugiere que el destello de luz que precede a las centellas induce una separación de cargas positivas y negativas en nubes, polvo y otros objetos minúsculos que se encuentran en el aire. De esta forma las cargas no viajan libremente, sino que quedan «incrustadas» dentro del polvo o las gotas de agua. Esto hace que no se recombinen tan fácilmente como en un plasma.
Los cúmulos separados de cargas positivas y negativas no interactúan entre sí. El movimiento turbulento del aire crea una situación en la cual la fuerza del campo eléctrico excede la mínima necesaria para producir una descarga eléctrica (luz). Miles de estas pequeñas descargas producen la ilusión de una bola de luz.
Esta teoría se ve esquematizada en la figura 3.
El problema con la teoría de Hill es que no explica cómo se separan las cargas inicialmente.
CORRIENTE DIRECTA
Varios autores han propuesto otra teoría: una corriente constante que fluye de las nubes a la Tierra puede entrar en secciones transversales en una región de alta conductividad (la esfera) y el incremento de energía consumida puede mantener la esfera. Este tipo de teoría tiene problemas obvios al no poder explicar aquellos eventos que ocurren dentro de estructuras conductoras como los aviones.
La siguiente figura muestra un esquema de esta teoría.
CENTELLAS FABRICADAS EN EL LABORATORIO
Se han hecho varios intentos de producir centellas en el laboratorio. Manwaring (125) logró producir bolas de luz en el seno del aire libre en 1965 usando una radiofrecuencia de 75 MHz. La esfera de luz duraba aproximadamente medio segundo.
Powell, del Brookhaven National Laboratory, usó una fuente de 30 KW con una frecuencia de 75 MHz y produjo esferas luminosas en el interior de un cilindro de vidrio de unos 15 centímetros de diámetro interno. La vida media de la esfera era de 0.5 a 1 segundos.
Los experimentos de Powell se efectuaron a presión constante entre 0.5 y 3 atmósferas. Por debajo de 0.5 atmósferas desaparece rápidamente la descarga. La composición del gas fue una mezcla de nitrógeno en aire (utilizando varias proporciones de O2/N2) con O2 y N2O. A una mayor concentración de N2 la luminosidad era azul poco intenso, mientras que a mayor concentración de O2 la luminosidad es blanca y muy intensa. Con N2O las esferas alcanzaban un diámetro de 50 centímetros y eran anaranjadas con una vida media de 2 segundos. Se cree que la energía química de la descomposición del N2O (1 eV por molécula) es probablemente la responsable de una mayor emisión de luz.
Se utilizaron varios tipos de electrodos: Pt, Au, Cu, Zn, Cd, C, Sn, W y Al. La temperatura de las esferas fue de aproximadamente 2,000 -2,5000 °K.
Los laboratorios de investigación de la Bendix han logrado crear pequeñas regiones de plasma enfocando microondas en un volumen pequeño. Sin embargo, estas bolas de luz no se mueven como las centellas.
La Radio Frequency Company Incorporated de Medfield, Massachussets tiene un programa para la formación de centellas en el laboratorio. Dentro de una caja de aluminio se hacen incidir ondas electromagnéticas a una frecuencia resonante. Se han obtenido centellas de unos 35 centímetros de diámetro, que desaparecen cuando se deja de irradiar energía.
Todas las características de las centellas de las cuales hemos hablado en estas líneas las hacen un fuerte candidato para explicar varios reportes de OVNIs, como aquellos en los que los aviones son perseguidos por «bolas de luz». Los aviones forman a menudo fuertes cargas netas debido al contacto con la nieve, lluvia o partículas de polvo y estas cargas pueden atraer a las centellas.
Un mejor estudio y comprensión en el campo de las centellas nos puede dar mucha luz en la desmitificación del fenómeno OVNI.
REFERENCIAS.
(1) Singer Stanley, Ball Lightning, capítulo 12 de Lightning, R. H. Golde (editor), Vol I, pág. 409, Academic Press, 1977.
(2) Brand W., Der kugelblitz, Probleme der kosmichen physik, II/III, Henri Grand, Hamburg, 1923.
(3) Norinder H., Om blixtens natur, Kungliga ventenskapssocietetens Arsbok, 94, pág. 39, 1939.
(4) McNally J. R. Jr., Paper J-14, Amer. Phys. Soc., Div. Plasma Physics Meeting, Gottlinburg, Tennes., nov 2-5, 1960, Ball lightning. A survey, Bull. Amer. Phys. Soc., 6, pág. 202, abstr. J-14, 1961.
(5) Rayle W. D., Ball lightning characteristics, National Aeronautical and Space Administration, Washington, D. C., Tech. Note NASA TN D-3188, enero de 1966.
(6) Hobana Ion & Wevebergh Julien, Platillos volantes tras la cortina de hierro, Javier Vergara, Colección Lo inexplicable, Buenos Aires, 1978.
(7) Barry Dale James, Ball lightning, J. Atmos. Terres. Phys., 29, pág. 1095, 1967.
(8) Mathias E., Sur les foudres globulaires bleues, C. R. Hebd. Séances Acad. Sci., 199, pág. 505, 1934.
(9) Mathias E., La notion d»™impureté dans les foudres globulaires bleues, C. R. Hebd. Séances Acad. Sci., 199, pág. 1083, 1934.
(10) Mathias E., Au sujet des foudres bleues, Ciel et Terre, 50, pág. 300, 1934.
(11) Barry Dale James, Laboratory ball lightning, J. Atmos. Terres. Phys., 30, pág. 313, 1968.
(12) Powell J. R. & Finkelstein D., Structure of ball lightning, en Advances in Geophysics, H. E. Landsberg & J. van Mieghem (editors), Academic Press, 13, pág. 141, New York, 1969.
(13) Silberg A. Paul, On the question of ball lightning, J. Appl. Phys., 32, pág. 30, 1961.
(14) Brown G. H., Ball lightning, Meteorol. Mag., 86, pág. 375, a957.
(15) Browne T., Account of a thunderstorm on June 28, 1665, en The miscellaneous writings of sir Thomas Browne, Farer and Faber Ltd., London, pág. 195, 1904.
(16) Silberg. A. P., Op cit.
(17) Leonov R. A., The enigma of ball lightning, informe en Zagadka Sharovoy Molnii, Movskva, IZD-VO, Nauka, 1965, traducido en Foreing Science Bull., 2, (5), pág. 47. 1966.
(18) Dmitriev M. T., Priroda sharovoi molnii, Priroda, 56, (6) pág. 98, 1967.
(19) Dmitriev M. T., Zh. Tekhn. Fiz., 39, (2), pág. 387, 1969.
(20) Dmitriev M. T., Stability mechanism for ball lightning, Soviet Phys. Tech. Phys., 14 (2), pág. 284, 1969.
(21) Jans C. de, Coup d»™oeil rétrospectif sur les essayés d»™explication de la foudre globulaire, Ciel et Terre, 31, pág. 499, 1910.
(22) Jans C. de, Coup d»™oeil rétrospectif sur les essayés d»™explication de la foudre globulaire, Ciel et Terre, 32, pág. 155, 1911.
(23) Jans C. de, Coup d»™oeil rétrospectif sur les essayés d»™explication de la foudre globulaire, Ciel et Terre, 32, pág. 255, 1911.
(24) Jans C. de, Coup d»™oeil rétrospectif sur les essayés d»™explication de la foudre globulaire, Ciel et Terre, 32, pág. 301, 1911.
(25) Jans C. de, Coup d»™oeil rétrospectif sur les essayés d»™explication de la foudre globulaire, Ciel et Terre, 33, pág. 18, 1912.
(26) Jans C. de, Coup d»™oeil rétrospectif sur les essayés d»™explication de la foudre globulaire, Ciel et Terre, 33, pág. 143, 1912.
(27) Kohl T., Gaea, 18, pág. 569, 1882.
(28) Winchester G., A particular lightning phenomenon, Science, 70, pág. 501, 1929.
(29) Kogan-Beletskii G. I., The nature of ball lightning, D. J. Ritchie (editor), Consultants Bureau, New York, 1961.
(30) Davidov B. V., Redkaia fotografica sharovi molnii, Priroda, 47, (1), pág. 96, 1958.
(31) Altschuler M. D., House L. L., & Hildner E., Is ball lightning a nuclear phenomenon?, Nature, 228, pág. 545, 1970.
(32) Hill E. R, & Sowby F. D., Radiation from ball lightning, Nature, 228, pág. 1007, 1970.
(33) Blair A. J. F., Magnetic fields, ball lightning and campanology, Nature, 243, pág. 512, 1973.
(34) Morris W., A thunderstorm mystery, London Daily Mail, 5 de noviembre de 1936.
(35) Goodlet G. L., Lightning, Inst. Electr. Engr. J., 81, pág. 1, 1937.
(36) Golka R. K., & Bass R. W., Tesla ball lightning theory, a BGK-wave solution-pair LangmuirBebye sheath surface-tension hypothesis. The Farnsworth effect, and «hydroton» electrostatic-internal self-contained plasmoid concept, Annual Controlled fusion theory conference, Paper J3, San Diego, Ca., mayo 4-6, 1977.
(37) Mathias E., Contribution a l»™étude de la matière fulminante : L»™énergie par centimètre cube et par gramme au moment de l»™explosion, C. R. Hebd. Séances Acad. Sci., 182, pág. 194, 1926.
(38) Shapiro M. L., Shedding light on UFO»™s, Optical Spectra, 13, (4), pág. 13, 1979.
(39) Tha Paw-U Kyaw, Insects as unidentified flying objects: comment, App. Op., 18, (16), págs. 1723-2724, 15 de agosto de 1979.
(40) Mankin R. W., Insects as unidentified flying objects: author»™s reply to comments; 2, Appl. Op., 18, (16), págs. 2724-2725, 15 de agosto de 1979.
(41) Callahan S. Phillip & Mankin R. W., Insects as unidentified flying objects,, Appl. Op., 17, (21), págs. 3355-3360, 1 de noviembre de 1978
(42) Callahan S. Phillip, Insects as unidentified flying objects: author»™s reply to comments; 1, Appl. Op., 18, (16), págs. 2724-2725, 15 de agosto de 1979.
(43) Benedicks C., Theory of the lightning-balls and its applications to the atmospheric phenomenon called flying saucers, Arkiv foer Geofysik, 2, pág. 1, 1954.
(44) Klass J. Phillip, Plasmas theory may explain many UFO»™s, Aviation Week and Space Technology, 75, (23), pág. 52, 22 de agosto de 1961.
(45) Klass J. Phillip, Plasmas theory may explain many UFO»™s, Aviation Week and Space Technology, 75, (23), pág. 52, 22 de agosto de 1961.
(46) Klass J. Phillip, UFO»™s: Identified, Random House, New York, 1968.
(47) Klass J. Phillip, UFO»™s: Explained, Random House, New York, 1974.
(48) Klass J. Phillip, Letter, Astronautics and Aeronautics, pág. 4, octubre de 1975.
(49) Klass J. Phillip, UFO»™s: The public deceived, Prometheus Books, New York, 1983.
(50) Lopez Roberto (pseudónimo de Luis Ruiz Noguez), ¿OVNIs o rayos de bola?, en Contactos Extraterrestres, 126, págs. 32-35 y 44-45, México, 28 de octubre de 1981.
(51) López Roberto, Las peligrosas bolas incendiarias, en Contactos Extraterrestres, 127, Págs. 38-41, México, 11 de noviembre de 1981.
(52) Ruiz Noguez Luis, Las dudas de un OVNI-Crash, en UFO Press, 18, Págs. 10-14, Buenos Aires, octubre de 1983.
(53) Makarov, Tekhnika Molodieji, agosto de 1967.
(54) Bergier Jacques, Agents secrets contre armes secrètes, Ediciones J»™ai Lu, págs. 194-195, Paris, 1971.
(55) Altshuler M. D., Atmospheric electricity and plasma interpretations of UFO»™s, en Scientific Study of Unidentified Flying Objects, Edward U. Condon (editor). E. P. Dutton, Capítulo VII, pág. 723, New York, 1969.
(56) McCampbell M. James, Ufology, Celestial Arts, California, págs. 34-40, 1976.
(57) Coghlin J. William, The UFO as a plasma, Space Aeronautics, (49), pág. 91, marzo de 1968.
(58) Singer Stanley, Unknown things in the sky, Astronautics and Aeronautics J., 6, (12), pág. 12, 1963.
(59) Ritchie D. J., Red lightning. Are the soviets using ball lightning as an anti-missile weapon?, Bendix Aviation Corp., Research Lab. Div. Data sheet, agosto-septiembre de 1959.
(60) Ritchie D. J., Reds may use lightning as weapon, Missiles and Rockets, 5, pág. 13, 24 de agosto de 1959.
(61) Dolbear A. E., Globular lightning, Science, 11, pág. 38, 1888.
(62) Cerrillo M., Sobre las posibles interpretaciones electromagnéticas del fenómeno de las centellas, Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica, Anuario I, Pág., 1943.
(63) Anonym, An account of the death of Mr. George William Richmann, professor of experimental philosophy, a member of the Imperial Academy of Sciences at Petersburg, Roy. Soc. Lon. Phil. Trans., traducido del High Dutch, 49, pág. 61, 1755.
(64) Stenhoff M., Ball lightning, Nature, 260, pág. 596, 1976.
(65) Owen R., Ball or globe lightning, Amer. J. Meteorol., 3, pág. 383, 1886.
(66) Babick M., Kugelblitzbeobachtung in Cottbus, Zeit. Meteorol., 9, pág. 378, 1955.
(67) Minchin G. M., Personal injury from a fire-ball, Nature, 53, pág. 5, 1895.
(68) Hill L. Edward, Ball lightning, Amer. Scientist, 58, pág. 479, 1970.
(69) Israel H., Kugelblitz-Aufnolimen, Physik Blatter, 16, pág. 348, 1960.
(70) Lindeman G., Verletzungen durch kugelblitz, Kosmos, 47, pág. 380, 1951.
(71) McMillan W. G., On the phenomenon of the lightning discharge, as illustrated by the strinking of a house in Cossipore, Calcuta, Nature, 40, pág. 295, 1889.
(72) Carruthers J., & Foster B. D. P., Ball lightning, Meteorol. Mag., 72, pág. 210, 1947.
(73) Covington A. E., Ball lightning, Nature, 226, pág. 252, 1970.
(74) Flammarion Camilo, Les victimes de la foudre et ses caprices, Bull. Soc. Astron. Fr., 13, pag. 145, 1899.
(75) Flammarion Camilo, Les victimes de la foudre et ses caprices, Bull. Soc. Astron. Fr., 18, pag. 153, 1904.
(76) Flammarion Camilo, Foudre en boule, Bull. Soc. Astron. Fr., 18, pag. 378, 1904.
(77) Flammarion Camilo, Les caprices de la foudre, Bull. Soc. Astron. Fr., 18, pag. 421, 1904.
(78) Flammarion Camilo, Les mystères de la foudre, Bull. Soc. Astron. Fr., 22, pag. 490, 1908.
(79) Flammarion Camilo, Foudre en boule, Bull. Soc. Astron. Fr., 25, pag. 262, 1911.
(80) Ocholko I. G., Aviation meteorology, Foreing Science Bull., 2, (4), Apéndice I, pág. 60, 1966, traducido de Aviatsion nnaya meteorologiya, Leningrado, Meteorologicheskoy Izdate»™stovo, pág. 239, 1963.
(81) Wosskowu M., (sin título), Foreing Science Bull., 2 (4), Apéndice II, pág. 52, 1966, traducido de Przeglad Lotniczy, (12), pág. 12, 1966.
(82) Op. cit.
(83) Op. cit.
(84) Geddes A. E. M., Meteorology, Blackie and Son, London, Segunda edición, 1939.
(85) McIntosh D. H., Lightning damage, Weather, 28, pág. 160, 1973.
(86) Op. cit.
(87) Flammarion Camilo, Death and its mystery, The Century Co., Vol II, pág. 268, New York, 1922.
(88) McNally J. R., Preliminary report on ball lightning, Oak Ridge National Lab. Report, ORNL-3938, mayo de 1966.
(89) Op. cit.
(90) Anderson F. J, Bveinbjorn S., Blanchard D. C., Gatham S., Jonasson S., Moore C. B., Survilas H. J., & Vonnegut B., Electricity in volcanic clouds, Science, 14, pág. 1179, 1965.
(91) Frier G. D., The electric field of a large dust devil, J. Geophys. Res., 65, pág. 3504, 1960.
(92) Funder L., Emittlung, ursachen und bedeutung des ionegehaltes der gruben wetter, Beitr. Zur Geophys. 54, pág. 370, 1939.
(93) Schonland B. F. J., The flight of the thunderbolts, Oxford Univ. Press, London 1950.
(94) Barry Dale James, Ball lightning and bead lightening, Plenum Press, New York, 1980.
(95) Singer Stanley, The nature of ball lightning, Plenum Press, Tercera impression, New York, 1978.
(96) Humphreys W. J., Physics of the air, McGraw Hill, New York, Part I, Mechanics and thermodinamics of the atmosphere, Capítulo XVIII, Lightning, pág. 369, 1940.
(97) Schonland B. F. J., The lightning discharge, Handbuch der Physik, 22, pág. 576, Berlin, 1956.
(98) Szpor S., Éclair globulaire, éclair en chapelet, nouvelle théorie, Acta Geophys. Pol., 25, (4), pág. 327, 1977.
(99) Trowbridge J., Ball lighting, Sci. Am., 96, pág. 489, 1907.
(100) Argyle Edward, Ball lightning as an optical illusion, Nature, 230, (5290), pág. 179, 1971.
(101) Charman W. N., After images and ball lightning, Nature, 230, pág. 576, 1971.
(102) Jennison R. C., Ball lightning an after images, Nature, 230, pág. 576, 1971.
(103) Davies P. C. W., Ball lightning or spots before the eyes?, Nature, 230, pág. 576, 1971.
(104) Fehr U., Ball of fire, a laboratory illuminated cloud phenomenon, Tesis de doctorado, Hebrew University, Jerusalem, Israel, 1963.
(105) Barry Dale James, Laboratory ball lightning, J. Atmos. Terres. Phys., 30, pág. 313, 1968.
(106) Hildebrand-Hildebrandson H., Kugelblitz, (resumen), Fortschr. Phys., 39, (3), pág. 518, 1883.
(107) Nauer H., Modellversuche zum kugelblitz, Zeit Angew. Phys., 5, (12), pág. 441, 1953.
(108) Plante G., Reproduction du phénomène de la foudre en boule, Ciel et terre, 11, pág. 424, 1890.
(109) Thornton W. H., On thunderbolts, (resumen), Fortschr. Phys., 67, (3), pág. 342, 1911.
(110) Op. cit.
(111) Powell J. R., Zucker M. S., Manwaring J. F., & Finkelstein D., Laboratory production of self-sustained atmospheric luminosities, Brookhaven National Laboratory, Report 10625, 1965.
(112) Smirnov B. M., Ball lightning model, Sov. Phys. Tech. Phys., 22, (4), Pág. 488, 1977, traducido del Zh. Tekh. Fiz., 47, Pág. 814, 1977.
(113) Toepler M., Kugelblitz und almsfeuer?, Phys Blatter, 16, pág. 348, 1960.
(114) Altshuler M. D., House L. L., & Hildner E., Op. cit.
(115) Hill C. R., & Swoby F. D., Op cit.
(116) Ashby D. E. T. F., & Whitehead C., Is ball lightning caused by antimatter meteorites?, Nature, 230, pág. 180, 1971.
(117) Uman M. A., Lightning, McGraw Hill, pág. 240, New York, 1969.
(118) Fleming S. J., & Aitken M. J., Radiation dosage associated with ball lightning, Nature, 252, pág. 220, 1974.
(119) Koldamasov A., Ball lightning in liquids, Tekh. Molod., (8), pág. 24, 1972.
(120) Crew F. W., Atmospheric mysteries and lightning, Electr. Rev., 199, (24), pág. 21, 1976.
(121) Wooding E. R., Ball lightning, Nature, 199, pág. 272, 1963.
(123) Op. cit.
(124) Kapitza L. Peter, O priroda sharovoi molnii, Dokl. Akad. Nauk., SSSR, 101, Pág. 245, 1955.
(125) Hill L. Edward, Ball lightning as a physical phenomenon, J. Gheopys. Res., 65, (7), pág. 1947, 1960.
(126) Powell J. R., Zucker M. S., Manwaring J. F., & Finkelstein D., Laboratory production of self-contained atmospheric luminosities, Abstract 2C-2, Bull. Amer. Phys. Soc., 12, pág. 751, 1967.
Secuencia de siete fotos de centellas obtenidas en el laboratorio de producción de luminosidades atmosféricas autocontenidas (LPSAL), por Powell, Zucker, Manwaring y Finkelstein.
Centella creada en una celda de laboratorio. La descarga se forma entre el electrodo positivo en punta y un electrodo negativo plano. De L. B. Loeb & A. F. Kip, Electrical Discharges in Aira t Atmospheric Pressure, J. Appl. Phys. Vol. 10, 1939, Pág. 142.
Equipo del LPSAL.
Aparato utilizado para producir centellas mediante descargas de radiofrecuencia a presión atmosférica. De J. R. Powell & D. Finkelstein, Structure of Ball Lightning, Advances in Geophysics, Vol. 13, 1969, Pág. 141.
Centella confinada dentro del aparato de cristal. De J. R. Powell & D. Finkelstein, Structure of Ball Lightning, Advances in Geophysics, Vol. 13, 1969, Pág. 141.
Esta foto y las dos siguientes son centellas producidas por los doctores Sergei Emelin y Alexei Pirozerski del Instituto de Investigaciones Científicas (Radiofísica y Física), de la Universidad Estatal de San Petersburgo.
Experimentos del doctor Emelin.
Kiril Borissov Chukanov ha construido diversos aparatos para fabricar centellas. En la foto el Angeline V en donde se puede observar una centella. Al lado está la hija de Chukanov, Laura.
Ampliación de la escotilla del Angeline V. Se puede ver la centella en su interior.
Descarga esférica en un horno de microondas. Esta centella, de una pulgada de diámetro, fue creada por Carl A. Willis utilizando un horno de microondas de 700 Watts. La centella duró 4 segundos.
Diversos experimentos de formación de centellas en el laboratorio de Jean Louis Naudin,
Centella fabricada en por los miembros del Tesla Coil Builders of Fort Worth por Phil Rembold.
Los doctores Vladimir Dikhtyar y Eli Jerby, del Departamento de Ingeniería de la Universidad de Tel Aviv.
Centellas (y 2)
CAMPO MAGNÉTICO
A. J. F. Blair (33), basado en un relato de 1811 en el que se informa que el sacristán de una iglesia no pudo tañer las campanas debido a la presencia de unas centellas, calcula que las centellas debieron haber producido un campo magnético de al menos 150 G para así impedir todo movimiento de las campanas. Para simplificar los cálculos, Blair supuso que las campanas se podrían comportar como un disco rotando en un campo magnético. Esto generaría un potencial al pasar las líneas de flujo magnético a través del metal, el cual está dado por:
V = (N H A) x 108
Donde N es la velocidad angular en revoluciones por segundo; A es el área del disco; H la fuerza del campo magnético en Gauss; y V, el potencial eléctrico en voltios.
La energía disipada como un flujo de corriente eléctrica en el metal con un potencial V y una resistencia R es:
ε = 2V2
R
Se incluyó el factor 2 debido a una revolución del disco en el campo magnético.
El trabajo realizado se supone que es igual al requerido para que se produzca sonido en un tañido de campana. También se supone una fuerza de 10 Kg que sería la utilizada por el sacristán para tirar de la cuerda de la campana. Sustituyendo estos valores, el valor epsilon resulta ser de 100 W/seg.
Blair supuso un diámetro de 70 centímetros con una resistencia de 3.5 x 10-6 ohms, un grosor de 7 centímetros y una longitud de 80 centímetros. La resistencia del bronce es de 18 x 10-6 ohm/cm.
Con estos datos, resolviendo para V y sustituyendo su valor en la primera ecuación obtenemos que H es igual a 150 Gauss. Este es en realidad un valor aproximado ya que no se tomó en cuenta la distribución de las corrientes parásitas, además de que la resistencia no era la correcta, ni la campana es un disco como se consideró como primera aproximación.
ENERGÃA
De acuerdo con Barry, la energía total de la centella está dada por:
r = R
E0 = ∫ f(r) 4πr2 dr
r = 0
donde f(r) es la distancia radial de la densidad de energía, r, es la distancia radial y R es el radio de la esfera.
Si existe una distribución uniforme de densidad energética se puede suponer que f(r) = cte, por lo que E = f(r) V, donde V es el volumen de la esfera.
La distribución de energía puede estar definida por:
ε = E0
V
El 3 de octubre de 936, el Daily Mail de Londres publicó que un observador había reportado una centella que había cortado el alambre de una línea telefónica y quemado el marco de su ventana para finalmente caer en un una cubeta en donde había 4 galones de agua haciéndoles hervir. Este caso fue descrito por W. Morris (34) y discutido por G. L. Goodlet (35). Este último supuso que el diámetro de la centella era de 15 centímetros, que se utilizaban galones ingleses (18 litros) y que la temperatura inicial del agua era de 20 °C y la final de 90 °C (el agua se mantenía caliente después de 20 minutos). Sabiendo que es necesaria una caloría para elevar en 1 °C la temperatura de 1 centímetro cúbico de agua, tenemos:
E0 = (1000 cc/l) x (18 litros) x (1 cal/cc °K) x (363 °K «“ 293 °K) = 1.26 x 106 Cal
Como un Joule equivale a 4.186 calorías, entonces:
E0 = 3 x 105 J
Si la centella tenía unos 15 centímetros de diámetro, entonces su volumen era de:
V = 4 πr3 = 1,767 cc
3
y por lo tanto su densidad de energía fue de 170 J/cc.
Este valor es ligeramente menor del que resultaría si incluimos una evaporación de agua. Se necesitan 2,257.1 J/cc si suponemos que se evaporaron 454 cc de agua.
Se han hecho más cálculos con otros informes y se ha descubierto que la densidad de energía varía de 2 x 10-3 (R. K Golka y R. W. Bass -36-) a 2.4 x 107 J/cc (Mathias -37-). De estos valores podemos suponer que existen, posiblemente, varios fenómenos conectados con el membrete de centella.
LOS FENÓMENOS DETRÃS DE LAS CENTELLAS
De acuerdo con Barry se les ha confundido con la Luna, meteoros, pájaros, Ignis fatuus, fuegos de San Telmo. Algunos autores las han relacionado con OVNIs: M. L. Shapiro (38) Kyaw Tha Paw-U (39), R. W. Mankin (40), Philip S. Callahan y R. W. Mankin (41-42), C. Benedicks (43), Philip J. Klass (44-49), Roberto López (50-51), Luis Ruiz Noguez (52), Makarov (53), Jacques Bergier (54), M. D. Altschuler (55), James M. Campbell (56), y William J. Coghlin (57).
El escritor alemán Freder van Holk (citado por Bergier) cree que los OVNIs son puntos de impacto de haces de onda emitidos para dirigir las centellas y que se reflejarían sobre las capas ionizadas de la atmósfera. Esto explicaría sus movimientos extremadamente rápidos y silenciosos. Su luminosidad sería debida a la ionización de los gases enrarecidos del aire por ondas cortas.
McCampbell sostiene que: «Considerando las similitudes entre las centellas y los OVNIs no es sorprendente que puedan ser confundidos con un mismo fenómeno y así entren en el campo de la literatura OVNI».
Según Makarov la mayoría de los OVNIs observados son el resultado de las centellas y sus efectos. Por su parte Félix U. Ziegel dice que los OVNIs podrían ser plasmas formados en la estratosfera por partículas ionizadas provenientes de la corteza terrestre.
Otros autores, Singer (58) y D. J. Ritchie (59-60) las han considerado como armas secretas de los soviéticos.
MUERTES POR CENTELLA
A. E. Dolbear (61) ha reportado muertes, de personas y animales, debidas a las centellas. M. Cerrillo (62) discute el caso de varias personas electrocutadas por una centella en México.
El caso más antiguo que se conoce de una muerte debida a una centella es la del doctor George William Richman en 1752 (63). Varios autores, M. Stenhoff (64), R. Owen (65), M. Babick (66), G. M. Minchin (67), Edward L. Hill (68), H. Israel (69), G. Lindemann (70), W. G. McMillan (71), J. Carruthers & B. D. P. Foster (72), A. E. Covington (73), y Camilo Flammarion (74-79), han reportado daños a objetos diversos. I. G. Ocholko (80), M. Wosskowy (81), Kogan-Belestkii (82), y Winchester (83) informan de aviones que han colisionado con centellas. A. E. M. Geddes (84) y D. H. McIntosh (85) han estudiado agujeros en ventanas producidos por centellas, y Roberto López (84) estudió los incendios producidos por las mismas.
No obstante de ocasionar algunos «desperfectos», las centellas han transportado, sin daño, objetos frágiles como espejos; vaciado tinteros; desnudado personas; y en una ocasión, quemado el vello púbico a una muchacha, sin causarle ningún otro daño, tal y como lo reporta Flammarion (87).
FRECUENCIA
De acuerdo con estos datos, parece seguro decir que las centellas no sólo existen sino que ocurren tan frecuentemente como los relámpagos normales, es decir, unas 107 (diez millones) centellas por día en toda la Tierra. Se calcula que han sido observadas por aproximadamente el 5% de la población mundial. Los estudios de McNally (88) y Rayle (89) disipan algunas dudas sobre la existencia de las centellas. Estos autores entrevistaron a gente de la AEC y de la NASA y encontraron suficientes respuestas positivas (5 a 10% de las personas interrogadas) para dejar asentada la existencia de las centellas y determinar algunas de sus características.
No obstante, Rayle ha señalado una consecuencia totalmente inesperada de tales estudios. Comparó la frecuencia de aparición de las centellas y los relámpagos ordinarios. Mientras que la descarga es visible para miles de personas, la observación de las centellas debería estar supeditada a varios factores estocásticos. Pero la conclusión sorprendente del estudio de Rayle es que no hay mucha diferencia en la frecuencia como podría esperarse. Cerca de la mitad (44%) de la gente que reportó haber visto una centella también reportó huellas físicas de relámpagos. Esto podría hacernos suponer que las centellas ocurren por lo regular cerca del punto de impacto de un rayo.
Pero las cosas no son tan simples. Se ha observado centellas independientemente de la existencia de una tormenta eléctrica. Se las ha visto durante los terremotos (de lo que hablamos en otro capítulo), erupciones volcánicas, tormentas de viento, tornados, ciclones y temporales.
F. J. Anderson, S. Bveinbjom, D. C, Blanchard, S. Gathman, S. Jonasson, C. B. Moore, H. J. Survilas, y B. Vonnegut (90) mostraron que existen intensos campos eléctricos en las nubes volcánicas. G. D. Frier (91) encontró fuertes campos eléctricos como resultado de la fricción de partículas de polvo. L. Funder (92) también reportó intensos campos eléctricos debidos a causas similares.
Las condiciones atmosféricas en las que se pueden dar las centellas son de unos 20 °C de temperatura y una humedad relativa de cerca del 100% (aproximadamente 3% de vapor de agua por volumen). Puede o no estar lloviendo. Según B. F. J. Schonland (93) ocurren más frecuentemente en lugares altos que en bajos. Hobana y Weverbergh dicen que surgen principalmente en julio y agosto (en el hemisferio Norte).
No son pues un fenómeno raro. Se conocen más de 100 fotografías de centellas y de relámpagos en forma de rosario: Barry (94) presenta varias de ellas.
TEORÃAS SOBRE LAS CENTELLAS
Se ha presentado cientos de teorías para tratar de explicar las características y propiedades de las centellas. Singer (95) las agrupa en 13 grandes bloques: Teorías aglomerativas; Estructuras tipo jarra de Leyden; Transformación de relámpagos lineales a relámpagos esféricos; Generación de centellas por medios químicos; Teorías nucleares; Modelos de polvo y gotas cargadas eléctricamente; Nubes ionicomoleculares; Estructuras en vórtice; Centellas como una descarga eléctrica; Esferas luminosas a partir de sólidos vaporizados; Teorías tipo plasma; Modelos de plasmoides; y Formación de centellas por radiación electromagnética natural.
Se han postulado hipótesis de alucinaciones, ilusiones ópticas y de imágenes posteriores positivas (fosfenos). Así por ejemplo W. J. Humpreys (96) y B. F. J. Schonland (97) suponen que las centellas son ilusiones ópticas y S. Sopor (98), J. Trowbridge (99) y Edward Argyle (100) creen que son efectos debidos al encandilamiento por una intensidad luminosa. Este último autor, basado en Rayle quien afirmó que el 44% de las personas que reportan centellas las confunden con los puntos de impacto de los relámpagos ordinarios, supone que las centellas no son más que fosfenos producidos por el destello del relámpago. Con esta hipótesis lograría explicar los reportes de centellas que atraviesan paredes y ventanas como si fueran fantasmas.
Las imágenes posteriores negativas son más comunes que las positivas. Las segundas son el resultado de la observación de una fuente de iluminación brillante. Es un efecto de los conos del ojo y por lo regular se forman cerca, pero no en el centro de la retina. El observador, por lo tanto, intentará centrar el objeto, sin lograrlo, lo cual producirá la ilusión de movimiento al azar en el objeto, con cambios de dirección y giros bruscos. La velocidad aparente del objeto puede ser muy grande. Este tipo de imágenes dura unos 2 a 10 segundos, dependiendo de una gran variedad de circunstancias. No producen sonido y desaparecen sin dejar rastro.
Otros autores, tales como W. N. Charman (101), R. C. Jennison (102), y P. C. W. Davies (103) están en desacuerdo con esta teoría. Objetan que existen varios reportes en donde el evento fue observado simultáneamente por varias personas y, aparentemente, también por animales. Si fuesen fosfenos cada testigo reportaría una forma diferente. Davies antepone dos objeciones: la similitud en los reportes de los testigos; existiendo muchas más fuentes de luz que los relámpagos, sería difícil explicar la gran relación entre las centellas y las tormentas.
Humpreys cree que las centellas son descargas fijas o descargas en brocha, tal como los Fuegos de San Telmo, o simplemente ilusiones de óptica, debidas probablemente a la persistencia de la visión.
La apariencia de movimiento puede ser producida por cambios en la luminosidad: un incremento en tamaño sería un acercamiento y una disminución se interpretaría como un alejamiento al observador.
Efectos autocinéticos producidos por el movimiento muscular del ojo pueden crear movimientos erráticos.
Sin embargo, la teoría de Humpreys no puede explicar las centellas que se han visto en el aire sin ningún contacto con el terreno o superficies sobresalientes de él, tales como antenas o árboles.
HIPÓTESIS QUÃMICAS
Se han propuesto varias hipótesis sobre el origen químico de las centellas.
U. Fher (194) propuso que se debían a la combustión del metano (una atmósfera con un 1 o 2% de metano). Barry (105) apunta la necesidad de dos condiciones: a) algún tipo de descarga eléctrica atmosférica y b) presencia de hidrocarburos (CH4, C3H8, etc.). Se debe enfatizar que la densidad de los hidrocarburos debe ser menor que la necesaria para la combustión.
El hidrocarburo se comenzará a ionizar debido a la descarga eléctrica y se formará una pequeña región de hidrocarburos más complejos, incrementándose así la densidad. En ese momento una descarga eléctrica puede producir la combustión, que se mantendrá si la densidad de los hidrocarburos es la adecuada.
Los modos de decaimiento se explicarían así:
el silente, si la densidad de hidrocarburos cae por debajo del límite necesario para la combustión, y
si la mezcla de hidrocarburo-aire se hace explosiva.
Las dimensiones de la esfera se pueden calcular suponiendo la relación de energía de llama esférica normal de Lewis y von Elbe:
E = d3 (Tb «“ Ta) cp
6
donde E, es la energía; d, el diámetro; c, el calor específico de la mezcla de hidrocarburos; p, la densidad de la mezcla; Ta la temperatura inicial de la mezcla; y Tb la temperatura final.
Suponiendo un mecanismo de formación con la densidad inicial de CH4 menor de la necesaria para la combustión, se obtendrá una densidad resultante de hidrocarburos más complejos mayor que la necesaria para mantener la combustión dentro de un pequeño volumen (C3H8 al 3% por ejemplo), con una energía de 102 a 106 J, un calor específico de 0.28 cal/g °C, una densidad de 0.2 x 10-3 g/cc y una temperatura final de 4,000 °C, para una centella cuyo diámetro oscile entre los 6 y 130 cm.
H. Hildebrand-Hildebrandson (106) cree que las centellas se deben a procesos de combustión. Esta hipótesis fue investigada por H. Nacer (107) y G. Plante (108). Otras hipótesis químicas han sido sugeridas por W. H. Thornton (109) y Benedicks (110). Este último propuso la formación de óxidos de nitrógeno catalizados por relámpagos ordinarios o la descomposición del ozono formado en la descarga del relámpago. Estas reacciones podrían explicar los colores y olores reportados. Pero no pueden explicar la duración del fenómeno.
También se ha propuesto que sean esferas de oxígeno molecular caliente producidas por un rayo. El O2 se disocia completamente a 4,000 °K produciendo energía considerable (varios miles de Joules en 20 centímetros). Empero, el mezclado térmico convectivo puede destruir las esferas así formadas en menos de un segundo.
Algunos de los miembros del Laboratorio de Producción de Luminosidades Automantenidas, de la Sociedad Física Americana, División de Física de Plasmas de Boston, Massachussets (Powell, M. Zucker, J. F. Manwaring, y Finkelstein) han estado muy activos en este campo (111).
Powell supone una excitación electrónica metaestable de nitrógeno y oxígeno, que no requiere altas temperaturas para almacenar energía y que emite luz visible a bajas temperaturas (2,000 °C), aunque la esfera formada desaparece en un segundo aproximadamente.
El fenómeno del «nitrógeno activo» (una fosforescencia del nitrógeno, de gran persistencia bajo ciertas condiciones), fue estudiado por Rayleigh, quien encontró que el ojo adaptado a la oscuridad puede ver esta luminiscencia hasta cerca de media hora después que paró la descarga excitadora. Esta es la luz de la recombinación del nitrógeno.
Otros autores que han estudiado las hipótesis de las reacciones químicas fueron B. M. Smirnov (112) y M. Toepler (113) quien sugirió que las centellas son un fenómeno eléctrico o electroquímico. Thornton propuso que las centellas estaban compuestas predominantemente de ozono y según él la explosión se debía a que éste se descomponía rápidamente en oxígeno.
MODELOS NUCLEARES
Se han considerado modelos radiactivos, en donde se producen especies inestables de corta vida media por medio de reacciones nucleares con un haz de electrones relativísticos.
Los primeros autores en proponer la teoría del origen nuclear fueron Altschuler, House & Hildner (114). Hill y Sowby (115) calculan que la media de rayos absorbidos por el cuerpo humano a dos metros de distancia de la centella, sin protección, puede ser de 175 rad/seg para el isótopo O15 y de 325 rad/seg para el F17. Con estas dosis es raro que no se hayan reportado casos de envenenamiento radiactivo.
De acuerdo con D. E. T. F. Ashby (116) y M. A. Uman (117), se puede encontrar radiación del orden de 1 a 1,000 rad en los lugares en donde se han visto centellas. Uno de estos casos fue analizado por S. J. Flemming y M. J. Aitken (118).
El 8 de mayo de 1970 apareció una centella en una casa de North Berkshire. La casa estaba construida de ladrillos y en ese entonces tenía 25 años de antigüedad, por lo cual las incrustaciones de mineral de los ladrillos podían exhibir un nivel de Termoluminiscencia (TL) significativamente mayor que la dosis recibida por la radiación anual de Uranio, Torio y Potasio que pudiera tener la arcilla con la que se hicieron los ladrillos.
Los análisis radiactivos de la arcilla (con contadores de partículas alfa para U y Th, y fotometría de llama en el caso de K) indicaron que aquellas incrustaciones cristalinas no tenían una radiactividad propia, tal como el cuarzo, y experimentaron una dosificación anual de unos 0.5 rad que acumularon un equivalente TL a 12 rad desde que fueron cocidos los ladrillos.
Relámpago en rosario formado por una explosión durante un experimento de la marina americana en el mar. De G. A. Young, A Lightning Strike of an Underwater Explosion Plume, U. S. Naval Surface Weapon Center, TR 61-43, Feb. 1962.
El señor H. Jack fotografió esta centella en 1955. Sobre el canal principal se puede observar un tenue duplicado. De F. Wolf, Interessante Aufnahme eines Kugelblitzes, Naturwiss. Vol. 43, 1956, Pág. 415.
Fragmento de centella y ampliación de la misma fotografía.
Luces de Hessdalen, muy parecidas al fenómeno de las centellas.
Centella. De H. Norinder, Om Blixtens Natur, Kungliga Ventenskapssocietetens Arsbok, Vol. 94, 1939, Pág. 39.
Foto tomada de un videotape. La centella duró 20 a 40 milisegundos y estaba a unos 300 metros sobre el terreno y tenía un diámetro de unos 5 metros. De A. J. Eriksson, Video-Tape Recording of a Posible Ball Lightning Events, Nature, Vol. 268, 1977, Pág. 35.
Este relámpago en Suiza inflamó ciertas sustancias contenidas en la atmósfera para formar una impresionante forma danzante.
Fotografía perteneciente a una película de una centella formada por un rayo nube-tierra. La esfera en la parte inferior permaneció luego de desaparecer el rayo. De P. Hubert, Tentative pour Observer la Foudre en Boule dans la Voisinage d»™Eclairs Declenches Artificiellement, Raport DPH/EP/76/349, 5 Mai 1975, Commissariat á l»™Energie Atomique, Service d»™Electronique Physique, Centre d»™Etudes Nucléaires de Saclay, France.
Parte de la secuencia de Hubert. Se especula que los gases, calentados por el flujo de corriente, son la fuente de iluminación. De P. Hubert, Tentative pour Observer la Foudre en Boule dans la Voisinage d»™Eclairs Declenches Artificiellement, Raport DPH/EP/76/349, 5 Mai 1975, Commissariat á l»™Energie Atomique, Service d»™Electronique Physique, Centre d»™Etudes Nucléaires de Saclay, France.
Canal de descarga que forma un relámpago en rosario, con una larga cola Tesla de un potencial cercano a 2 x 107 V con una energía de descarga de aproximadamente 12 J por pulso. Esta foto pertenece a una película de 16 mm. Este relámpago duró cerca de 0.16 segundos.
Centella fotografiada con película rápida. Los movimientos serían imperceptibles al ojo. De R. E. Holtzer, E. J. Workman & L. B. Snoddy, Photographic Study of Lightning, J. Appl. Phys. Vol. 9, 1938, Pág. 134.
Centella. La cauda ondulante se debe a los movimientos de la cámara. De C. J. Young, Lightning freaks at Petersborough, The Petersborough Citizen, London, 25 sept. 1934.
Traza dejada por una centella. De P. Zoege von Manteuffel, Eine Blitzaufnahme, Umschau, Vol. 42, 1938, Pág. 587.
Centella en una trayectoria descendente. De I. Shagin, Ball Lightning Photograph, Ogonek, Vol. 20, 1960, Pág. 34.
Centella en el bosque fotografiada con película de alta velocidad.
Relámpago en rosario fotografiado por Michael Fewings, de Australia, en 1999.
En la parte inferior de la fotografía, trazo de una centella durante una noche de tormenta. Fotografía de Bob Litchfield, Australia.
Foto sin datos.
Relámpago en rosario en la iglesia de Bayside, New York.
Una traza de intensidad modulada. El fotógrafo no observó el fenómeno y se cree que pudiera ser una lámpara de alumbrado público, mientras que la traza se debe al movimiento de la cámara. Se ha presentado como la fotografía de un OVNI. De R. C. Jennings, Path of a Thunderbolt?, New Scientist, Vol. 13, 1962, pág. 156.
Trayectoria de una centella. Foto sin datos.
Hermosa fotografía de un fenómeno tipo centella sobre el volcán Popocatépetl. F. J. Anderson y sus colegas encontraron que las nubes volcánicas poseen intensos campos eléctricos que pueden producir centellas.
Extraña centella fotografiada por Ern Mainka en Australia.
Una de las más hermosas fotografías de centellas, o de relámpagos en rosario, es esta tomada en agosto de 1961 por dos científicos atmosféricos de Los Alamos, Nuevo México.
Foto perteneciente al video tomado por dos adolescentes en Karsamstag Zwönitz, Sajonia, en el 2003, en el que aparece un relámpago en rosario. El objeto duró 2 segundos y ocupa 56 cuadros del video. Compárelo con la foto del OVNI de Calgary, siguiente.
Foto sin datos.
Varias reproducciones de la fotografía tomada en Nagano, Japón, en 1988.
Un racimo de centellas fotografiadas por el profesor J. C. Jensen, Ball lightning, Scientific Monthly, Vol. 37, 1933, Pág. 190.
Otro ejemplo de la secuencia tomada por Jensen. De J. C. Jensen, Ball lightning, Physics, Vol. 4, 1933, Pág. 372.
Centella fotografiada por J. C. Jensen, Ball lightning, Scientific Monthly, Vol. 37, 1933, Pág. 190.
Centella saltando una cerca. En realidad se formó sobre uno de los polos de la cerca, por lo que bien podría ser no una centella sino un fuego de San Elmo.
Fotografía de una centella tomada en Alemania. Me parece haber visto esta foto presentada como un OVNI. Merhaut O., Eine Bemerkenswerte Blitzaufnahme, Naturrwissenschaften, Vol. 32, 1944, Pág. 212.
¿Centella en el bosque?
Centella creada en el laboratorio por el físico japonés Yoshi Hiko Ohtsuki, de la Universidad de Waseda, en 1990.
Sin datos.
Centella fotografiada en Brasil.
Centella sobre un transformador.
Esta centella salió por detrás de la estructura y emitía residuos luminosos a su paso. En E. Kuhn, Ein Kugelblitz auf einer Moment-Auf-nahme?, Naturwiss. Vol. 38, 1951, Pág. 518.
Dibujo de una centella vista a través de una ventana, en Viena. La bola luminosa eyectaba una especie de residuo. De W. von Haidinger, Elektrische Meteore am 20 October 1868 in Wien Beobachtet, Sizber. Math-Naturwiss. Kgl. Akad. Weis, Wien, II, Vol. 58, 1968, Pág. 761.
CENTELLAS (1)
Aprovechamos la reciente liberación del estudio oficial de los ovnis realizado por el Miniterio de Defensa (MoD) británico, el llamado Reporte Condign, para volver a subir a la red nuestro trabajo sobre lo que hemos llamado «ovnis naturales». Fenómenos de la naturaleza que son fà cilmente confundidos con «naves de otros mundos». Precisamente el informe Codign menciona que los «rayos en bola» son un fuerte candidato para explicar una buena cantidad de reportes ovni. Pero, ¿qué son los los relámpagos en bola? En esta serie de 3 artículos (mas un caso clásico ocurrido en México) trataremos de desmenuzar las características físicas de las Centellas. Éste último es el nombre correcto y el que utilizaremos a lo largo de la serie. Los tres primeros artículos son bastante técnicos, lo advertimos, por lo que no creemos que vayan a ser leídos por los fanáticos de los ovnis, lo que será realmente lamentable. Pero los que se arriesguen a leerlo (no se preocupen, no haremos exámen al final de la serie), podrán ver que el MoD inglés no está tan alejado de la verdad.
«No niego que el fenómeno de las centellas pueda aparecer en la atmósfera; pero no tiene nada que ver con las descargas de la electricidad ordinaria, ni están relacionadas con los relámpagos o la electricidad atmosférica».
Michael Faraday
Existe un fenómeno en la naturaleza muy poco conocido, al cual se le ha dado el nombre de Centella. Las centellas son esferas luminosas tan brillantes como las lámparas fluorescentes. El tamaño de las esferas varía de algunos centímetros a varios metros de diámetro. Pueden tomar cualquier coloración, aunque el violeta y el verde son muy raros. El fenómeno toma cuerpo en condiciones especiales y su materialización es instantánea. Algunas veces parece que el destello es continuo y, otras, intermitente. Las centellas pueden viajar paralelamente a lo largo de un conductor, cerca de una sustancia aislante, o en el seno mismo del aire. El fenómeno puede durar de unos cuantos segundos a varios minutos. Algunas centellas se desvanecen poco a poco y otras desaparecen abruptamente y, en ocasiones, explotan.
En este capítulo queremos hacer una breve descripción del fenómeno de las centellas, aclarando que se hará un estudio más completo en otra monografía.
Comencemos con la descripción de sus propiedades físicas tales como:
Forma, estructura y tamaño.
Color.
Olor.
Calor.
Sonido.
Movimientos.
Duración.
Decaimiento.
Densidad.
Radiación.
Campo magnético.
Energía.
FORMA, ESTRUCTURA Y TAMAÑO
Pueden adoptar diversas formas: esférica, oval, cilíndrica, lágrima, anillo»¦
De acuerdo con Stanley Singer (1), del 10% al 20% no son esféricas. Se han visto algunas en forma de anillos, otras, con un halo o corona azul que se extiende desde el centro emitiendo, a veces, chispas y rayos.
Las más grandes son cilíndricas, aunque son las menos reportadas. La razón de su longitud a su diámetro es por lo general de 2 a 1, siendo 15 centímetros un diámetro bastante común (es decir, cilindros de 30 centímetros de largo por 15 de diámetro), aunque se han dado reportes de cilindros de más de 100 metros de largo.
Las centellas en forma de lágrima son por lo general de menos de 20 centímetros.
Según los datos de W. Brand (2), H. Norinder (3), J. R. McNally (4) y W. D. Rayle (5), quienes estudiaron colecciones de informes de centellas (37, 156, 447 y 98 casos respectivamente), se encuentra que el diámetro promedio de estas es de: 15, 25, 35 y 55 centímetros respectivamente. Sus datos están graficados en la figura 1.
Parece ser que mientras más recientes son los estudios en este sentido, mayor es el diámetro promedio reportado, lo cual resulta sintomático. Si efectuamos un promedio ponderado con estos resultados obtenemos un diámetro promedio de 35 centímetros (de 30 a 40 centímetros para darlo en términos de un intervalo de confianza al 95%).
Por su parte Singer da un intervalo de 10 a 100 centímetros, aclarando que existen reportes de esferas de medio centímetro y otros de más de 10 metros. Ion Hobana y Julien Weverbergh (6), por ejemplo, reportan esferas de 2.7 metros de diámetro.
Siguiendo a James Barry Dale (7) existen tres tipos de estructura:
Sólida.
Rotante.
De flama.
La estructura sólida posee una superficie mate o reflectora, o un núcleo sólido con envoltura traslúcida. Tiene un color verde o violeta y un diámetro entre 30 y 50 centímetros.
La estructura rotante posee una combinación de colores. Generalmente presenta un color interno brillante con polos de un color más oscuro o una envoltura traslúcida.
Estructura en flama. Se presenta más frecuentemente con las formas esférica y oval. Tiene un diámetro menor de 40 centímetros y un diámetro mayor de más de un metro. Sus colores son el rojo o rojo-amarillo.
COLOR
Los investigadores no se han puesto de acuerdo en cuanto a los colores predominantes, pues mientras unos afirman que el rojo y el naranja son los más frecuentes, otros, dicen que lo son el amarillo, blanco, verde, rojo y violeta.
Los colores púrpura y violeta se asocian generalmente a la forma cilíndrica.
Para Barry (7) el 60% de los casos son rojo o rojo-amarillo, el 15% amarillos, y menos del 2% azules, en contradicción con lo reportado por Brand en 1923 y E. Mathias en 1934 (8-10).
Sólo el 1% de los observadores reportaron un cambio de color, y este cambio fue de tres tipos: de rojo a blanco; de violeta a blanco; y de amarillo a blanco.
Parece ser que el color está relacionado con trazas de algún elemento o compuesto en la atmósfera, tal como lo apunta Barry (11), J. R. Powell y D. Finkelstein (12) y Paul A. Silberg (13).
OLOR
Los olores reportados son de lo más variado, pero siempre, desagradables; lo que probablemente haya contribuido a relacionar las centellas con los fenómenos diabólicos.
Los olores más frecuentes reportados son: ozono, azufre encendido, óxido nítrico, dióxido de nitrógeno, a «huevos podridos» y ácido sulfúrico.
Rayle calcula que sólo el 25% de los observadores ha reportado olores asociados a las centellas, pero, considerando que sólo el 50% de los observadores han estado a menos de 15 metros concluye que todas las centellas van acompañadas de olor.
CALOR
De acuerdo con Barry sólo un pequeño porcentaje de los observadores reportan emisión de calor, fuego y otros daños resultantes de la proximidad de la centella. Esto también podría deberse a la lejanía del observador respecto a la centella. Sin embargo, Singer afirma que las centellas que desaparecen sin explosión irradian intenso calor.
Mientras los investigadores rusos estiman que una centella amarilla posee una temperatura de 14,000 °K, otros dicen que es de 4,000 °K. De la ley de Wein se infieren temperaturas de 4,000 a 5,000 °K. Aún más, se han considerado temperaturas de sólo 200 °C.
Relacionando la radiación emitida por un cuerpo negro con el color observado en las centellas tenemos que la temperatura de estas puede obtenerse de la ecuación de Planck.
dIÏ… = 2Ï€h _____Ï…3dÏ…____
………..c2……exp (hÏ…/kT) «“ 1
donde:
Ï…, es la frecuencia en Hz
h, la constante de Planck (6.625 x 10-34 J/seg)
c, la velocidad de la luz en el vacío (2.99793 x 1010 cm/seg)
k, la constante de Boltzman (1,38 x 10-23 J/°K)
T, la temperatura absoluta en °K
La longitud de onda a la cual el cuerpo negro emite la máxima potencia por unidad de longitud de onda está dada por:
λmaxT = 2898 x 10-4 cm °K
Para una centella azul (λmax = 4,700 Š= 4.7 x 10-5 cm):
T = 2898 x 10-4 = 6,166 °K
…….4700
Para una centella amarilla λmax = 5,800 Å
T = 4,997 °K
Para una centella roja λmax = 6,300 Å
T = 4,600 °K
Para una centella blanca T = 10,000 °K
Sin embargo, esto no es necesariamente cierto ya que pueden existir otros mecanismos como la bioluminiscencia o la quimiluminiscencia que pueden producir cierta luz con determinada longitud de onda y sin embargo no seguir la ley de Planck.
SONIDO
También existen contradicciones con este parámetro, pues mientras algunos autores (Singer) afirman que la mayoría de ellas desaparecen con explosión, otros dicen que son silentes.
Nuevamente Rayle calcula que sólo el 25% de los observadores reportan sonido, pero su explicación «“nuevamente- es la lejanía de las centellas.
Al parecer producen un sonido característico parecido al zumbido de las abejas.
MOVIMIENTOS
Existen diferentes tipos de movimientos:
- Nube a nube.
- Nube a tierra.
- Tierra a nube.
- Trayectoria horizontal cerca o sobre la tierra.
- Trayectoria espiral y al azar sobre la tierra.
- Sin movimiento, estacionario sobre la tierra.
Algunos autores han supuesto que estos movimientos se deben a efectos del viento, sin embargo G. H. Brown (14) reportó una esfera que se mantuvo sin moverse en una región con viento, mientras que T. Browne (15) informó de una centella que se movía lentamente contra una suave brisa.
Silberg (16) reporta una rápida rotación de las esferas sobre su eje, lo que contrasta con su velocidad de traslación de unos 2 metros por segundo o menos. Poseen una velocidad de 1 o 2 metros por segundo cuando se mueven horizontalmente sobre la superficie del terreno, pero esta velocidad aumenta cuando caen desde las nubes. Según Habana y Weverberg se pueden mover a varios cientos de kilómetros por hora. R. A. Leonor (17) afirma que pueden alcanzar una velocidad de 100 kilómetros por hora.
DURACIÓN
En promedio su tiempo de vida es de 5 a 10 segundos, aunque existen reportes de centellas que han durado 80 segundos (18-20), 9 minutos (21-27) y 15 minutos reportados por Brand.
Las centellas cuyo tiempo de vida es mayor, al parecer, están relacionadas con los fenómenos sin movimiento y son de color azul o azul-blanco.
DECAIMIENTO
Existen dos modos de decaimiento o desaparición: explosiva y silente.
De acuerdo con Powell y Finkelstein la desaparición explosiva es la más frecuente. Cerca del 80% de las rojas y el 90% de las amarillas decaen en forma explosiva. Algunos testigos reportan un repentino cambio de color antes de la explosión. No obstante, en la mayor parte de las veces, los alrededores no se ven dañados por la explosión, por lo que se cree que en realidad implotan.
El modo silente está asociado con un decremento en la brillantez y diámetro de la centella.
Sólo un pequeño porcentaje de los observadores menciona un residuo encontrado después de la explosión. Algunas centellas, al desaparecer, dejan estelas de humo. G. Winchester (28) menciona un residuo parecido a la niebla o al humo. G. I. Kogan-Beletskii (29) informa de un alquitrán como residuo, y B. V. Davidov (30) menciona residuos de hollín.
Se han encontrado otros residuos similares a los «hilos de la virgen», que desaparecen rápidamente.
DENSIDAD
Aunque no existe una medida exacta ni precisa de las centellas, los movimientos descendentes sugieren una mayor densidad que la del aire (1.29 x 10-3 g/cc) y las ascendentes una mayor densidad. Esto no significa que tengan la misma composición que el aire.
RADIACIÓN
Como veremos posteriormente, algunos autores han propuesto una explicación de naturaleza nuclear (M. D. Altschuler, L. L. House & E. Hildner -31-). Se han supuesto varias reacciones que involucran a los núcleos O16, O15, N14 y F17, mas la producción de p+, e– y rayos gamma de una energía de aproximadamente 0.5 MeV, por lo que, como dicen E. R. Hill y F. D. Sowby (32), pueden producir unos 325 rad/seg a una distancia de unos 2 metros y, por lo tanto, la muerte de un ser humano que se encuentre a esa distancia.
Otro aspecto es la radiación luminosa. Un parámetro crítico para cualquier teoría que trate de explicar las características de las centellas, es la eficiencia luminosa del modelo o la entrada de potencia por lumen de salida de luz visible. Para una esfera de gas caliente cuya radiación sea de origen térmico, se requiere una entrada de miles de watts para poder explicar la apariencia brillante de la esfera a la luz del día. Se han efectuado experimentos con oxígeno y nitrógeno que permiten descargas de una eficiencia luminosa anormalmente grande y un resplandor electroluminiscente persistente. Estos experimentos son posteriores a los estadios de Rayleigh del «Nitrógeno activo». A partir de estos experimentos se concluye que la sustancia más probable en la composición de las centellas es el aire electroluminiscente y que una potencia de entrada de varios cientos de watts mantendría el brillo a niveles observables más allá de una vida media normal de 0.5 a 1 segundos.
¿De dónde proviene esta potencia? Se cree que es suficiente un campo crítico de entre 1 y 2 KV/cm para reaprovisionar el decaimiento de la excitación metaestable. Cuando el campo atmosférico decae, las fuerzas electrodinámicas en la esfera son tales que podrían explicar su comportamiento dinámico que se le ha observado.
Los pie de foto en las ilustraciones del clip son:
Una de las primeras representaciones gráficas de una centella.
El caso de una centella que entró por la chimenea, reportado por Camilo Flammarion en Les victimes de la foudre et ses caprices, Boll. Soc. Astron. Fr., Vol. 13, 1899, Pág. 145.
Una de las ilustraciones más famosas de centellas. Un caso ocurrido dentro de un granero en Salagnac, Francia. Grabado de W. de Fonvielle. De Camilo Flammarion, La atmósfera, Tomo Segundo, Montaner y Simón, Editores, Barcelona, 1902.
Grabado sobre madera «Globe of fire descending in to a room». De G. Hartwig, The Aerial World, London, 1886, Pág. 267.
Grabado sobre madera de Pojet ilustrando el caso de la irrupción de una centella al interior de una casa.
La muerte de Richmann. En 1753, en San Petersburg, mientras probaba un aparato para medir la electrificación de las nubes de tormenta, el Dr. Richmann y su ayudante fueron alcanzados por una centella. El primero murió. De Figuier L., Les grandes inventions, Paris, 1870.
Gráfica de los caprichosos movimientos de una centella. Del cielo cayó al suelo y se dividió en dos: cada una de ellas entró por un polo de la chimenea. La primera bajó hasta el primer piso y explotó. La segunda salió en la recámara en donde se encontraba un niño y su padre. Hizo un hoyo en el piso para pasar a un cuarto que se usaba para guardar borregos. Mató a cinco de ellos. Salió por la puerta sin dañar al hijo del pastor.
Dibujo de la centella vista en Oberbayern. De F. Geist, Eine Kugelblitzbeobachtung in Oberbayern, Umschau, Vol. 49, 1949, Pág. 255.
Dibujo del relámpago en forma de rosario que vio M. Toepler en Dresden en 1916. De Wolf F., Das Gewitter und seine Entlandungs-formen. II. Teil: Kugelblitz and Perlschnurblitz, Die Naturwissenschaften, Vol. 31, 1943, Pág. 215.
F. Scheminzky tomó esta fotografía de un relámpago en rosario, en 1933. Las flechas señalan el inicio y el término del relámpago. De Scheminzky F. & Wolf F., Photographie eines Perlschnurblitzes, Sitzung. Akad. Wiss. Wien, Math.-Maturwiss. Klasse, IIa, Vol. 156, No. 1-2, 1948, Pág. 1.
Dibujo de David Wolf de una observación de centella en 1979.
Dibujo de la observación de una centella en pleno vuelo por Gordon Berry, por Stephen Goodfellow.
Las centellas han llegado hasta nuestros días introduciéndose en los juegos de rol. Aquí una estampa ilustra los atributos de la centella.
Recreación de una centella para un programa de TV.
Esta foto y las siguientes tres provienen del programa Legend, producido por Gekko Film Corp. Y transmitido por la UPN TV del 18 de abril al 22 de agosto de 1995. John de Lancie actúa como Janos Cristoff Bartok, un científico del siglo XIX.
Dibujo de M. Toepler que representa la formación de un relámpago en rosario a partir del de caimiento de un canal anormal bajo una fuerza longitudinal. De M. Toepler, Zur Kenntnis der Gesetze der Bildung von Leuchtmassen (Perlen) bei Perlschnurblits, Meteorol. Zeit., vol. 34 1917, Pág. 225.
Relámpago en rosario que aparente se forma a partir de un relámpago lineal. Foto tomada por D. Roguet y A. Roguet en 1930. De E. Touchet, Éclair en Chapelet, Bull. Soc. Astron. Fr., Vol. 45, 1931, Pág. 84.
Parte de una película en donde aparece un relámpago en rosario. Esta estructura duró 0.3 segundos. De P. Hubert, Tentative pour Observer la Foudre en Boule dans la Voisinage d»™Eclairs Declenches Artificiellement, Raport DPH/EP/76/349, 5 Mai 1975, Commissariat á l»™Energie Atomique, Service d»™Electronique Physique, Centre d»™Etudes Nucléaires de Saclay, France.
Parte de una película tomada en los Estados Unidos por el Smithsonian Astrophysical Observatory. A la derecha se puede ver una formación de relámpago en rosario. De R. E. McCrosky, Phenomenology of Bead (?) Loghtining Event, reporte para el Smithsonian Institution Astrophysical Observatory, nov. 1971.
Otro relámpago en rosario filmado por el Smithsonian Astrophysical Observatory. De D. R. Tompkins & P. F. Rodney, Photographic Evidence of Ball Lightning, Terrene Corp., Refugio, Texas, Oct. 1977.
Fotografía tomada en 1965 para el Prairie Meteorite Network del Smithsonian Astrophysical Observatory, por la Universidad de Wyoming. Un rayo de diámetro entre 2 y 4 metros, con una velocidad de 60 a 120 metros por segundo formó un relámpago en rosario. De D. R. Tompkins & P. F. Rodney, Photographic Evidence of Ball Lightning, Terrene Corp., Refugio, Texas, Oct. 1977.
El punto en la parte inferior izquierda es una centella formada durante una tormenta. De O. Merhaut, Eine Bermerkenswerte Blitzaufnahme, Naturwiss., Vol. 32, 1944, Pág. 212.
Relámpago en rosario. De A. Riggenbach-Burckhardt, Perlschnurblitz, Meteorol. Zeit., Vol. 14, 1897, Pág. 62.
El pequeño punto en la parte inferior izquierda de este rayo, se desarrolló como una centella. De G. Bauman, Photographische Aufnahme einer Blitzkugel in Riga, Meteorol. Zeit., Vol. 54, 1937, Pág. 192.
En 1908 R. J. Spickerman fotografió este relámpago en rosario. La mayor parte de los movimientos se deben a la cámara. De Smithsonian Institution Press from Smithsonian Miscellaneous Collections, Vol. 92, No. 12, Hodgkins Fund, Remarkable Lightning Photographs, C. G. Abbot, Smithsonian Institution, Washington, D. C., 1934.
Movimiento de una centella. La duplicidad de trazas se debe a los movimientos de la cámara. De D. Muller-Hildebrand, Zur Frage des Kugelblitzes, Elektrie, Vol. 17, No. 7, 1963, Pág. 211.
Relámpago en rosario. De A. Riggenbusch-Buckhardt, Perlschunrblitz, Meteorol. Zeit., Vol. 14, 1897, Pág. 62.
Relámpago en rosario. De R. Seigner, Perlschnurblitz, Wetter und Leben, Vol. 18, 1966, Pág. 54.
Relámpago en rosario dejando una traza sinusoidal. De O. Prochnow, Zur Blitsforschung, Physik. Zeit., Vol. 31, 1930, Pág. 335.
Relámpago en rosario. De A. Schmauss, Perlschnurblitz, Meteorol. Zeit., Vol. 10, 1909, Pág. 968.
Traza dejada por una centella fotografiada por M. Bird. La mayor parte de los movimientos se deben a que la cámara no estaba fija. De H. Petersen, Ball Lightning, Weather, Vol. 9, 1954, Pág. 73.
Foto de la traza de una centella que no fue observada a simple vista. Se encontraron residuos de hollín en la ventana donde terminó la trayectoria de la centella. De B. Davidov, Redkaia Fotografiia Sharovi Molnii, Priroda, Vol. 47, No. 1, 1958. Pág. 96.
Trayectoria horizontal de una centella. De B. W. Cartwright, Lightning, en Life Magazine, Vol. 3, 1938, Pág. 77.
Este artículo apareció publicado originalmente en Cuadernos de Ufología, No. 7, Segunda Época, Santander, España, enero de 1990, Págs. 4-18. Forma parte de la tesis de maestría para optar por el título en Especialista en Estadística por parte del Instituto de Investigación en Matemáticas Aplicadas y Sistemas, UNAM: Análisis discriminante para una población de fenómenos aéreos anómalos.
Este es el término correcto en español, aunque no es el de mayor uso en la jerga científica internacional. Se conoce también con los nombres de globular lightning, fire ball, ball of fire, lightning ball, ball lightning, electric meteor, foo-fighter, UFO, flying saucer, clipeus ardentes, telum igneum fulmineum, Ignis fulmineus, kugelblitz, blitzkugel, krauts fireballs, klotblixtar, kugelynet, boules de feu, globulaire de feu, foudre spherique, globes de feu, tonnerre en boule, coup de foudre en boule, foudre globulaire, éclair en boule, éclair fulgurant, fulmini globulaire, soucoupe volante, sharovoyi molnii, relámpago globular, globo de fuego, bolas relámpago, relámpago esférico, relámpago en bola, rayo fulgurante, meteoros eléctricos, cazas de fuego, bola de fuego, salamandras, actinios, platillos volantes, OVNIs»¦