¿MÃS GLOBOS?
En Iguala, Guerrero, el 16 de marzo se vieron tres objetos; uno de ellos permaneció inmóvil, durante dos horas, en el cenit; los otros dos efectuaban evoluciones concéntricas.
Los profesores de una escuela local, Gregorio González, Roque Román y el ingeniero José Luis Domínguez, sacaron a los alumnos de los salones para que pudieran observar el fenómeno.
El objeto estático era tan incandescente que semejaba una rodela de magnesio. Fueron muchos los testigos, entre los que se encuentran los regidores del ayuntamiento, Florencio Villalobos y Andrés Mendiola, y los pilotos aviadores Emilio Pérez, Teófilo Molina, y Murillo.
Uno de los objetos se perdió hacia el Sureste.
El 17 de marzo, a las 13:00 horas apareció en Zitácuaro, Michoacán, un objeto luminoso que flotaba a gran altura en el cielo. Visto a través de teodolito parecía un gigantesco hongo metálico[1].
En San José Purúa, a unos 15 kilómetros de Zitácuaro, la señorita Belén H. C., tomó una fotografía del fenómeno. La fotografía nunca fue publicada. Al parecer mostraba un globo meteorológico. Los periódicos informaban:
«Zitácuaro Michoacán. Ayer a las 13:00 hizo su aparición un extraño objeto luminoso que flotaba a gran altura en el espacio y que fue visto por medio de un teodolito. Semejaba un gigantesco hongo metálico. El objeto fue fotografiado por Belen H. C, en San José Purúa».
Lo mismo ocurrió en el Estado de Guerrero, en algún lugar no indicado de la costa. La descripción de «trompos» u «hongos metálicos» nos remite a la imagen de globos sonda.
En la ciudad de México, Luis Struck, el fotógrafo que había captado las imágenes de los platillos del 12 de marzo, aseguraba que se trataban de verdaderos platillos. Al medio día del 17 de marzo, varios testigos en el centro de la capital vieron un objeto brillante en el cielo. Pronto se supo que se trataba del planeta Venus.
Otros, entre los que se encontraba Struck vieron nuevos objetos. La descripción que apareció en los periódicos es la siguiente:
«Visto a través de un poderoso aparato se le aprecia la figura de un globo común de aire caliente, por la existencia, real o aparente, de gajos o cuerdas que descienden de la parte esférica superior a la parte alargada hasta formar cauda en la parte inferior».
«No se trata de ninguna manera de un globo o sonda, que son completamente esféricos y en todo semejantes a los llenos de hidrógeno usados para ascensiones, ya que en vez de canastilla llevan una pequeña cajita con los aparatos registradores y de radio»[2].
Un objeto de color aluminio que giraba sobre Ciudad del Carmen, Campeche, fue visto por espacio de tres minutos a medio día del 18 de marzo. Tenía forma de «copa» y estaba a unos 1,000 metros de altura. Se alejó al Sureste[3].
Se vio otro «trompo luminoso» a unos 8,000 metros de altura, en Toluca, estado de México, entre las 11:00 y las 13:00 horas del 18 de marzo[4].
El teniente coronel de la Fuerza Aérea Mexicana, Téllez Salas, subjefe del Estado mayor, dijo que la FAM no tenía noticias de los platívolos.
«El alto mando está al pendiente de todos los adelantos y descubrimientos que se logran en materia de aviación pero hasta la fecha no he tenido noticias serias de los platívolos.
«Los aviones militares, a pesar de que continuamente están volando, no han visto todavía ninguno de esos aparatos».
Fue hasta el 21 de marzo que las autoridades militares, en voz del general Gilberto R. Limón, Secretario de la Defensa Nacional, declararon que:
«No hay platos voladores sobre el cielo de México. Incluso yo he hecho algunas observaciones con algunos aparatos científicos, tratando de localizar los platos voladores, pero sólo he visto a Venus»[5].
Con esa declaración se interrumpiría abruptamente los reportes de platos voladores. No he encontrado más referencias en los periódicos, y los nuevos casos se darían hasta 1952, si exceptuamos el, supuesto, plato volador «estrellado» en Apizaco, Tlaxcala, y el fraude con el que intentó renacer la oleada el periódico La Prensa, y que se conoció con el nombre de:
«LA LUNAVE Y LA MOSCA DORADA».
La mejor descripción de este fraude la proporciona Héctor Escobar[6]–[7], quien es el mayor experto en las oleadas mexicanas. Esto fue lo que escribió en el número 6 de Perspectivas Ufológicas:
«Luego de la gran cantidad de informes correspondientes al mes de marzo, los platos voladores desaparecen y no vuelven a entrar en escena sino hasta el mes de agosto, como producto de una broma lanzada por el periódico La Prensa: «Las Lunaves». Afortunadamente para el público y desafortunadamente para La Prensa, los demás periódicos no siguieron el juego y el asunto pronto dejó de tener interés».
«La historia de las Lunaves se inicia con una serie de noticias publicadas por La Prensa haciendo referencia a una supuesta explosión detectada en la Luna a principios de agosto. -¿Una guerra nuclear en la Luna?-. La cosa es que el mismo periódico informó que el 7 y el 8 de agosto se observaron en la Ciudad de México unos objetos que emitían señales luminosas. La Prensa llegó incluso a publicar una fotografía de la Lunave, sin proporcionar el nombre del autor de la misma (evidentemente un truco). Días después, el 12 de agosto se informa que una Lunave cruzó el cielo del Distrito Federal a gran velocidad; se dice, además, que a través de las ventanas, se pudo ver al tripulante vestido de color dorado y con el cuerpo envuelto por una caja de vidrio. Finalmente, el 15 de agosto a las 21:00 se informa que una Lunave aterrizó en el lecho del lago de Texcoco y que vecinos de los alrededores vieron bajar al tripulante de la misma, el cual describen como grande, brillante, hermoso y con alas. El ser vestía de color dorado y tenía el cuerpo en una caja de vidrio, se alejó a gran velocidad y la Lunave desapareció».
La historia recuerda el famoso caso de H. G. Wells y su Guerra de los Mundos, que pondría en «escena» Orson Welles.
En la fotografía de la Lunave (nave de la Luna) se puede ver parte de la Alameda Central (la avenida Juárez) de la Ciudad de México. También se publicó un dibujo de la «Mosca Dorada».
Si descontamos este caso, evidentemente fraudulento, la oleada mexicana de 1950 se limita a los primeros 20 días del mes de marzo, poco más o menos. Son 50 casos sin repetir (60 casos según Héctor Escobar). La oleada mexicana del 50, ¿Se debió todo a una psicosis producida por globos sonda? De ser así, ¿de qué tipo de globos se trataba? ¿Acaso se probaron en México los globos Skyhook? ¿Se tuvieron más observaciones el resto de la década de los cincuenta?
Este, como dijimos, es sólo un trabajo preliminar. Las siguientes etapas de esta investigación serán:
Nueva revisión de los periódicos capitalinos de la época.
Revisión de las revistas semanales o mensuales, del tipo Siempre, Plural, Revista de Revistas y otras similares.
Revisión de periódicos del interior del país.
Re-encuesta de los casos más relevantes.
Entrevistas a los miembros de la FAM.
Como se ve, el trabajo apenas comienza.
Deuda de agradecimiento
Este trabajo no hubiese sido posible sin la investigación hemerográfica que realizó mi amigo Héctor Escobar en sus días de juventud. Desde aquí mi reconocimiento a esa labor titánica.
Continuará…
[1] Anónimo,
Platos voladores sobre Michoacán,
La Prensa, México, 18 de marzo de 1950.
[2] Anónimo, Fue visto con telescopios en esta capital, Ultimas Noticias, México, 18 de marzo de 1950.
[3] Anónimo, ¿?, Excelsior, México, 19 de marzo de 1950.
[4] Anónimo, ¿?, Excelsior, México, 19 de marzo de 1950.
[5] Anónimo, La Defensa niega que haya platos voladores, Ultimas Noticias, México, 22 de marzo de 1950.
[6] Escobar Sotomayor Héctor, La oleada de 1950, Perspectivas Ufológicas, Año 2, No. 6, pag. 15-22, México, septiembre de 1995.
[7] Escobar Sotomayor Héctor, Los fraudes OVNI en México, Perspectivas Ufológicas, Año 1, No. 2, México, abril de 1994, pags. 20-26.