Cáncer y bicarbonato

CÁNCER Y BICARBONATO[1]

 

Mario Méndez Acosta

candidaUna tendencia muy común en la formación de las creencias y consejas populares, en el ámbito de la salud y la enfermedad, reside en concluir que existe una conspiración en la medicina científica para ocultar la existencia de remedios y explicaciones maravillosas sobre curas eficaces hasta para las más graves enfermedades.

Así, se afirmaba que, a principios del siglo XX, existía una o varias curas para la tuberculosis, pero la medicina institucionalizada u ortodoxa las ocultaba para ganar mucho dinero explotando a los pacientes, a pesar de que, supuestamente, bastaba un tratamiento naturista muy sencillo, aunque riguroso, para curar la tuberculosis.

Lo cierto es que todos los pacientes que los naturistas afirmaban haber curado, acababan muriendo al poco tiempo, de alguna enfermedad sólo curable mediante antibióticos.

Ahora ha resurgido una curiosa conseja en el sentido de que existe una explicación muy sencilla y una cura muy accesible para el cáncer de todo tipo. Se afirma así que el mal es resultado de la presencia del hongo infeccioso Candida albicans, el cual ocasiona un desequilibrio en los niveles de acidez en el organismo.

TullioSimonciniEsta afirmación hace caso omiso al hecho de que no existe un solo tipo de cáncer, sino muchas manifestaciones de este mal que se presenta por causas muy diversas. El promotor principal de esta idea es un médico italiano llamado Tullio Simoncini, quien llegó a la conclusión de que bastaba consumir dosis masivas de bicarbonato de sodio para evitar el cáncer, y que este hecho es ocultado por el «establecimiento médico»; es decir, el aparato administrativo y empresarial dedicado a la salud, para explotar a los enfermos en todos los sistemas públicos de salud. Por cierto, en México, este peligroso charlatán ha sido promovido por Jaime Maussán.

Simoncini se autocalifica como especialista en diabetes y enfermedades metabólicas, pero en 2003, su licencia para practicar medicina fue revocada por el gobierno italiano y, en 2006, las autoridades italianas lo condenaron por homicidio y fraude, lo que no le ha impedido seguir estafando a muchos pacientes tanto en su país como en Holanda.1

Simoncini administra el bicarbonato de sodio oralmente o inyectado con catéteres intraarteriales directamente al tumor mismo, tratamiento que, según afirma, reduce y elimina los tumores en la mitad de sus pacientes. Por supuesto, no ha ofrecido pruebas de ello y nunca ha publicado datos que respalden su dicho en ninguna revista médica.

En octubre de 2007 se levantaron cargos contra una clínica de medicina preventiva especializada en medicinas alternativas en la ciudad de Bilthoven, Holanda; la causa: Sylvia Trachsler, una paciente de 58 años de edad, con cáncer de mama, tratada en esa clínica, posteriormente, fue ingresada en el departamento de emergencias del Centro Médico de la Universidad Libre de Ámsterdam, donde falleció a los pocos días «“el 8 de octubre de ese año»“. El médico que ahí la trató se negó a firmar el certificado de defunción, por considerar que no murió a causa de la enfermedad, sino por causas no naturales.

SylviaTrachslerOcurre que Simoncini la había tratado en esa clínica médica alternativa con inyecciones e infusiones de bicarbonato de sodio; ante los resultados, por supuesto, la dirección de la clínica negó haber tenido algo que ver con eso, pero, gracias a dos reporteros tenaces del periódico holandés De Volkskrant, se logró descubrir qué había pasado. El Ministerio Público y la Inspección de Cuidado de la Salud de Holanda abrieron una investigación del caso,2 y concluyeron que la administración de bicarbonato de sodio a pacientes de cáncer es peligrosa.3


[1] Publicado originalmente como: Méndez Acosta Mario, Cáncer y bicarbonato, Ciencia y Desarrollo, Vol. , No. , México, mayo-junio 2012. Págs. .

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