Héctor Chavarría Liu (Mérida, 1950) es indescriptible y es único.
Tal vez el autor más conocido de la ciencia ficción mexicana. Ya en los setentas comenzaría a escribir cuentos y amagos de novela, pero sería hasta 1985, al ganar el Premio Nacional de Ciencia Ficción Puebla, que se dedicaría con más ahínco a su pasión. El cuento Crónica del Gran Reformador, ganador del premio, imagina la conquista de Europa por los Aztecas.
Héctor es multifacético. Lo mismo publica libros de artes marciales, manuales de supervivencia, novelas de ciencia ficción, que dirige programas de radio o edita revistas de OVNIs y de naturismo.
Una de sus más grandes pasiones es el montañismo y en algún momento perteneció a los cuerpos de socorro de la montaña.
Chavarría dirigió, en su mejor etapa, la revista ufológica Contactos Extraterrestres. Héctor, al contrario que su antecesor, comenzó a cuestionar la hipótesis extraterrestre. Encontró los restos del OVNI de Puebla y ayudó a su identificación. Publicó libros sobre el fenómeno OVNI utilizando seudónimos y dio cabida a las voces escépticas en la revista Contactos.
Como periodista trabajó como subdirector de Revista de Revistas. En dos ocasiones fue galardonado con el premio nacional de periodismo.
Miembro fundador de la Sociedad Mexicana para la Investigación Escéptica (SOMIE) y coeditor de la desaparecida Perspectivas Ufológicas.
Entre sus mejores obras podemos recordar El mito del espejo negro (1997) y Adamas (1996).
Entre los más recientes trabajos de Chavarría están los cuentos de la serie Invasiones jubilosas. Aquí se ve toda la ironía y la mala leche del «chino». Uno no puede dejar de reflexionar con cada una de las historias y personajes. Los cuentos de Invasiones jubilosas son autobiográficos y los personajes no son de «otro mundo». Ahí encontramos a Maussán, a Carlos Ortiz de la Huerta, Ariel Rosales, en el lado de los crédulos, y a Luis Ruiz Noguez, en el de los escépticos.
Héctor Chavarría retrata muy bien la vida del México en la era de los platillos voladores y a él le debemos este
DECÃLOGO ESCÉPTICO
1.- La incidencia en casuística ovni, crece proporcionalmente a la ignorancia del testigo.
2.- La ignorancia acerca de fenómenos aéreos se cura con estudio y conocimientos, con investigación y escepticismo.
3.- No hay «objetos voladores no identificados«, sólo personas incapaces de identificar lo que ven.
4.- El mensaje de un «contactado» jamás ha excedido, ni excederá, el nivel de sus propios conocimientos.
5.- En «ovnilogía» una imagen no vale por mil palabras.
6.- La investigación ovni y en especial lo relacionado con ETs se torna imposible ante la falta invariable de evidencias reales.
7.- Ovni y «nave extraterrestre» no son sinónimos.
8.- La única prueba válida de la existencia de «una nave extraterrestre» sería la «nave» misma. Y su estudio correspondería a la ciencia y a los métodos científicos.
9.- Todos los conceptos dados hasta hoy por «contactados», «secuestrados» y demás fauna, han sido sacados de la ciencia ficción popular.
10.- La «ovnilogía», como la practican sus seguidores es «ovnilatría» esto es, un sistema de creencias, sin método alguno.
Héctor Chavarría (SoMIE / AMCyF) Decálogo / OVNIs Copyright 1992 (D.R.)