LA VACA DE ALEXANDER HAMILTON
¿EL PRIMER REPORTE DE MUTILACIÓN DE GANADO?
Una de las historias más sensacionales de encuentros cercanos y mutilación de ganado se urdió en el siglo diecinueve. Se trata de la vaca de Alexander Hamilton, que se dice fue raptada por los extraterrestres. La historia ha sido reproducida por muchos ufólogos como Jacques Vallée quien le concede espacio en su Anatomy of a Phenomenon y su Pasaporte a Magonia. La historia de Hamilton ha gozado de cierto renombre entre los ufólogos, quienes durante mucho tiempo la han incluido en sus crónicas. Pero fue Frank Edwards quien la hizo realmente famosa.
Durante la oleada de avistamientos de la «Nave Aérea» en el medio oeste americano, un próspero ganadero de Le Roy, Kansas (el ya citado Alexander Hamilton) vio en compañía de su hijo y de uno de sus empleados, cómo una extraña nave en forma de puro lazaba una de sus terneras y huía en el aire. La versión de Edwards dice así:
«¦Un informe mucho más reciente, el de un granjero próspero y prominente, Alexander Hamilton, de LeRoy, Kansas.
Éste dice en una declaración jurada, con fecha del 21 de abril de 1897.
«El lunes pasado fuimos despertados alrededor de las 10:30 de la noche, por un ruido entre el ganado. Me levanté, pensando que quizá mi perro dogo estaba haciendo sus travesuras; pero al salir a la puerta vi, para mi asombro total, que una nave aérea descendía lentamente sobre mi corral, aproximadamente a cuarenta varas (200 metros) de la casa.
«Llamé a mi empleado Gid Heslip y a mi hijo Wall, tomamos unas hachas y corrimos al corral. Mientras tanto, la nave había estado descendiendo poco a poco, hasta que no estuvo a más de diez metros del suelo y nos aproximamos a menos de cincuenta de ella.
«Constaba de una gran porción en forma de puro, posiblemente de noventa metros de longitud, con un compartimiento de transporte abajo. Este se encontraba hecho de cristal o alguna otra sustancia transparente, alternada con una cinta angosta de algún material. Se hallaba iluminado brillantemente en su interior y todo era visible con claridad»¦ se encontraba ocupado por seis de los seres más extraños que he visto en mi vida. Se hallaban parloteando unos con otros, pero no pudimos comprender una palabra de lo que decían.
«Toda parte de la nave que no era transparente, tenía un color rojizo oscuro. Permanecimos mudos por el asombro y el miedo. Entonces, algún ruido atrajo su atención y proyectaron una luz sobre nosotros. Al vernos, hicieron funcionar de inmediato alguna energía desconocida y una turbina enorme, de alrededor de nueve metros de diámetro, que estaba girando con lentitud debajo de la nave, comenzó a rezumbar y la nave se elevó con la ligereza de un ave. Cuando se encontraba alrededor de noventa metros arriba de nosotros, pareció detenerse y flotar directamente encima de una novilla de dos años, que estaba bramando y saltando, al parecer atada a la cerca. Fuimos hasta ella y descubrimos un cable de poco más de un centímetro de grueso, atado con un nudo corredizo en torno a su cuello y que subía hasta la nave desde la ternera, enredado en la cerca de alambre. Intentamos soltarlo pero no pudimos, así que cortamos el alambre, para ver que la nave se elevaba lentamente, con novilla y todo, desapareciendo hacia el noreste.
«Regresamos a casa, mas estaba tan asustado que no pude dormir. El martes me levanté temprano y salí a caballo, esperando encontrar algún rastro de mi vaca. No pude conseguirlo, pero al volver, por la noche, hallé que Link Thomas había encontrado ese día el cuero, las patas y la cabeza en su campo, más o menos a cinco o seis kilómetros al oeste de LeRoy. Pensando que alguien hubiera sacrificado una bestia robada, había traído el pellejo al pueblo, para su identificación; estaba muy intrigado al no haber podido hallar ninguna huella en el suelo suave. Después de identificar el cuero por mi hierro, volví a casa. Sin embargo, cada vez que me acostaba a dormir veía esa maldita cosa, con sus grandes luces y su gente horrible. No sé si son demonios o ángeles o qué son; pero los vimos y toda mi familia vio la nave y no quiero tener ninguna relación más con ellos.».
CERTIFICACIÓN
«Hamilton ha residido en Kansas por mucho tiempo y es conocido por todos en los condados de Woodson, Allen, Coffey y Anderson. Fue miembro de la Cámara de Diputados. Juró por su honor sagrado la veracidad de su relato.
«Como hay, siempre ha habido y siempre habrá escépticos e incrédulos cuando se presenta la verdad de cualquier cosa que linde con lo improbable, y sabiendo que algunas personas ignorantes o suspicaces dudarán de la veracidad de la declaración anterior, los suscritos damos fe de lo siguiente:
«Que hemos conocido a Alexander Hamilton por entre uno y treinta años y que nunca hemos oído poner en duda su palabra en el sentido de la sinceridad o la veracidad y que creemos verdaderamente que su declaración es cierta y correcta.
«Firmado: E. W. Wharton, Inspector Estatal de Petróleo
M. E. Hunt, Sheriff
W. Laubert, Comisario del Sheriff
H. H. Winter, banquero
H. S. Jonson, Farmacéutico
J. H. Stitcher, Abogado
Alexander Stewart, Juez de Paz
F. W. Butler, Droguero
James W. Martin, Escribano
y H. C. Rollins, Administrador de Correos
Suscrito y jurado ante mí, hoy, a los 21 días de abril de 1897.
Como las declaraciones juradas son consideradas material de evidencia ante las cortes más altas de la tierra, estamos justificados al dar más peso del acostumbrado a la historia anterior, en los anales de estas naves extrañas»¦ y de su «gente horrible», como los llamó el señor Hamilton.
ALEXANDER HAMILTON
La historia de Hamilton fue impresa originalmente en The Farmers Advocate, de Yates Center, el 23 de abril de 1897. Posteriormente sería reimpresa en varios periódicos de los Estados Unidos, como The St. Louis Globe-Democrat, del 28 de abril, haciéndole varios cambios y añadiendo diversos adornos. Finalmente llegó a publicarse en países tan lejanos como Inglaterra o Francia.
Pero, ¿quién era este Alexander Hamilton?
Parece ser que el señor Hamilton nació en el condado de Gallatin, Kentucky, el 12 de septiembre de 1832. Su padre fue John O. Hamilton, quien también había nacido en ese estado. Su madre, Hannah Gregg, también era natural de Kentucky.
John y Hannah tuvieron diez hijos. Alexander fue el segundo.
Alexander asistió a la primaria y secundaria locales y al cumplir 16 años se inscribió en la Universidad de Covington, en donde comenzaría sus estudios de preparatoria, pero posteriormente se cambiaría al Western Collegiate Institute en Patriot, Indiana. Finalmente se graduaría en una universidad de negocios en Marietta, Ohio, y más tarde en una universidad de leyes en Louisville.
Al cumplir dieciocho años de edad comenzó a hacer sus estudios universitarios en docencia, en una universidad de Tennessee. Sólo estuvo dos años en esta universidad después de lo cual regresó a Kentucky para estudiar una carrera de leyes. En 1854, al graduarse, fue admitido en la barra de abogados de Kentucky.
Al año siguiente se mudó a Kansas, instalándose primero en Leavenworth, posteriormente en Council Bluffs, Iowa., luego en el condado de Clinton, Missouri. En ese lugar se enroló en el ejército para pelear contra México. Alcanzó el grado de capitán. Con su compañía regresó a Kansas, en donde se unió al grupo de colaboradores del gobernador Geary, quien lo nombró general de los Kansas Home Guards.
Luego sería nombrado maestro de vagones, en los ferrocarriles, y tasador encargado de comprar ganado a los indios. En varias ocasiones logró escapar que le cortaran el cuero cabelludo. Finalmente renunció y se estableció en LeRoy, condado de Coffey, comenzando a trabajar como abogado. Atendió la legislatura de 1857, tuvo éxito en hacer establecer el condado y fue designado por la asamblea a la Oficinas de Ventas y Registro de Hechos del condado.
También fue el primer director del correo de Vernon, Juez de Paz y por dos años fue sheriff del condado de Woodson. Con el dinero ganado compró una gran porción de tierra en la vecindad de LeRoy, y al mismo tiempo comenzó a dirigir un gran almacén mercantil.
En el 22 de febrero de 1858, se caso con Anna Davis, de Nueva York, la boda fue en Bloomington, Illinois. Anna murió en 1873, y Alexander continuó viviendo en el condado de Coffey hasta 1875, cuando vendió su tierra y se mudó al condado de Woodson, en donde compró seiscientos cuarenta acres en Cherry Creek en el municipio de Everett.
En Everett se dedicó a comprar y vender ganado.
Se casó por segunda ocasión. Su nueva esposa era la hija del general John B. Scott, natural de Virginia, Jane Scott. La señora Scott era miembro de la Asociación de Colonos de los condados de Coffey, Allen y Woodson. Murió en 1880.
Alexander Hamilton tuvo catorce hijos: T. W. Plummer y Fred Pearl, ambos de Yates Center; Alice; los gemelos John O., de Vernon y Charles C.; Stanley; la señora Ed Vetito, de Yates Center; Alex. O.; Gus H., que sirvió en el vigésimo regimiento de Kansas en las Filipinas; Herbert, peluquero en Yates Center; Clarence P., que también fue miembro del vigésimo regimiento de Kansas; Grace, esposa de Eber Holiday; S. Wallace, que fue el hijo que se menciona en el relato.
Hamilton era, por lo que se ve, un prominente miembro de la sociedad de Kansas. Un «testigo de elite», dirían los ufólogos actuales. Sólo habría que descontar que en el otoño de 1858 fue acusado de matar a John Haney, en un duelo a tiros en Le Roy. Hamilton fue juzgado en la Corte de Justicia y fue absuelto.
Tenemos un caso de una historia increíble contada por una persona creíble. ¿O no?
EL CLUB DE MENTIROSOS
En 1976 el editor de la revista Fortean Times, Robert Rickard, solicitó la colaboración del escritor de ciencia y periodista escéptico Robert Schadewald, para verificar la historia de la desaparición de David Lang y de la vaca raptada a Alexander Hamilton. Schadewald, quien posteriormente sería colaborador del Skeptical Inquirer, hizo una brillante investigación de ambos casos y publicó los resultados del cuento de Lang en la revista Fate de diciembre de 1977, mientras que su manuscrito de 35 páginas sobre el caso de Hamilton fue acaparado por editor asociado de Fate, Jerome Clark.
Schadewald descubrió un artículo que apareció en la edición del 28 de enero de 1943 de un pequeño periódico de Kansas: The Buffalo Enterprise. Este artículo fue publicado cuarenta y seis años más tarde que la nota del Advocate. El Buffalo había reimpreso el cuento original de Hamilton, y uno de sus lectores, Edward Hudson, respondió con una carta que decía que él había sido el editor del Farmer Advocate de Yates Center.
Hudson volvió a publicar su relato el 20 de septiembre de 1946 en el Yates Center News. El reportero contó las circunstancias que rodearon el cuento de Alexander Hamilton de Le Roy y Vernon. Hudson escribió:
«Acababa de comprar e instalar un pequeño motor de gasolina, creo que era el primero en venir a Yates Center, y lo use para hacer funcionar mi maquinaria»¦ la vieja prensa Country Campbell y darle una patada a los prensistas. Invité a muchos de mis amigos a la tienda trasera a que vieran trabajar el motor. Hamilton era uno de ellos. Él exclamó, «Ahora puede volar, la historia del dirigible que inventamos»¦»
La historia de la vaca se había creado una tarde mientras los miembros del club de mentirosos bromeaban alrededor en la oficina del periódico.
Con esta información, Jerome Clark colocó un anuncio en la edición del 16 de septiembre de 1976 del Yates Center News, solicitando información adicional de cualquiera que tuviera alguna noticia:
«En 1976 conduje una investigación de la historia y hablé con el redactor del periódico de Kansas, Yates Center, que entonces publicó un artículo corto que pedía a cualquier persona que supiera cualquier cosa sobre la historia que entrara en contacto conmigo. Supe de una mujer cuya madre había estado en la casa de Hamilton en abril de 1897, cuando Alex le contó a su esposa sobre el cuento que él y sus amigos (miembros de un club local de mentirosos) habían inventado. Uno de los amigos era el redactor del periódico local. En 1943 éste redactor, haciendo un recuento de su carrera, recordó la broma y las circunstancias de su creación.
«Mi exposición apareció primero en el número de febrero de 1977 de Fate. (También escribo sobre ella en la página 17 de mi libro High Strangeness (UFO Encyclopedia #3). Posteriormente, Eddie Bullard encontró una carta de Hamilton en un periódico de Missouri, el Atchison County Mail (del 7 de mayo de 1897), en la cual Hamilton reconoció alegremente que él había inventado el cuento».
Pronto el Yates Center News recibió una carta de la señora Donna Shaw, cuya madre, Ethel Shaw, de 93 años de edad, afirmaba haber estado presente en la casa del rancho de Hamilton cuando el señor Hamilton llegó a casa y contó la historia que había inventado a su esposa. Aquí está el relato de la señora Shaw:
«Recuerdo muy bien esa tarde hermosa como si fuera ayer. Yo, era una joven muchacha de cerca de catorce años, que visitaba el hogar de Hamilton con la señora Hamilton y su hija, Nell, cuando el señor Hamilton vino a casa de la ciudad, se quitó su equipo, y entró al cuarto en donde estábamos. Hamilton se sentó en una silla y comenzó casi inmediatamente a contar esta historia diciendo, «Ma, inventé una historia y se la conté a los muchachos en el pueblo y se publicará en el Advocate este fin de semana.
«Él parecía bastante exaltado sobre lo que había hecho pero la señora Hamilton fue sacudida por lo que él le había dicho y ocasionalmente decía, «Oh, Alex,» o «¿Porqué, Alex?» Pero no nos trastornó a las muchachas ya que sentíamos que era solo una historia fabricada, con todo reflexioné un poco en ello mientras regresaba a mi casa aquella tarde. Les dije a mis padres sobre eso pero no parecieron preocuparse, «No prestes ninguna atención a ella pues es sólo otras de sus historias».
La señora Shaw también reveló que todos los firmantes de la declaración jurada eran miembros del club local de mentirosos, que acostumbraban contarse entre si cuentos inventados. El grupo se deshizo poco después de la broma de Hamilton. La historia del dirigible de Hamilton fue un intento exitoso de ganar la competencia del club de mentirosos de crear el cuento más extraño. Era tan buena que fue puesta en el periódico como broma. Los miembros del club no tenían ninguna idea en ese entonces de qué tan eficaz era esta mentira que llegaría a engañar a miles de personas alrededor del mundo, y que continúa engañado a los ufólogos hasta nuestros días.
Hamilton se basó en el dirigible Campbell para su descripción de la «aeronave», el cual tenía una forma ovoide y estaba confeccionado en seda china y medía unos 48 metros de largo. Contaba con una gran hélice horizontal con varias paletas en la parte interior, y un timón rectangular en la parte trasera.
Ocho años antes del incidente había aparecido un artículo de prensa ilustrado con el dirigible de Campbell.
Los clubes de mentirosos de los pueblos pequeños eran toda una institución en los Estados Unidos de finales del siglo diecinueve. Eran muy comunes en aquella época como una forma de diversión popular, de la cual pocos de nosotros estamos hoy en día enterados. Se trataba de grupos que, ante el tedio de la vida rural, se divertían ideando bromas pesadas, cuentos e historias ficticias para burlarse de sus vecinos.
Este tipo de diversión fue llevado a la literatura por autores de la talla de Edgar Allan Poe y Ambrose Bierce. Incluso varios de los cuentos de este último son considerados como historias verdaderas en la moderna literatura magufa, como el caso de David Lang.
Poco más tarde, el historiador, ufólogo y especialista en el tema de las aeronaves de 1897, Eddie Bullard, localizó en el Atchison County Mail, del 7 de mayo de 1897, una confesión en toda regla del señor Hamilton, donde admitía que la historia era una broma inventada en función de su calidad de miembro del «Club de Mentirosos» de LeRoy, Kansas: Todo fue una broma.
REFERENCIAS
D»™Aigure Josiane y D»™Aigure Jan, La «Nave Aérea» de 1897 era terrestre, Contactos Extraterrestres, No. 118, México, 8 de julio de 1981, Págs. 18.
Daniel Cohen, The Great Airship Mystery: A UFO of the 1890’s, Dodd, Mead & Co., New York, 1981, Pags. 92-102.
Edwards Frank, Platillos voladores, Editorial Diana, México, 1967, Págs. 18-20.
Jerome Clark, The UFO Book: Encyclopedia of the Extraterrestrials, Visible Ink, 1998.
Neeley G. Robert, Jr., UFOs of 1896-1897: The Airship Wave, Fund for UFO Research, 1988.
Rickard Bob, Fortean Corrigenda: Disappearance of David Lang, Fortean Times, London, October 1976.
Schadewald Robert, David Lang Vanishes…Forever, Fate, December, 1977, Pags. 54-56 y 58.
Vallée Jacques, Anatomy of a Phenomenon, Ace Books, 1965.
Vallée Jacques, Pasaporte a Magonia, Plaza & Janes, Barcelona, 1972.