EL VERDADERO CHUPACABRAS
Por Juan José Morales
Es un voraz animal de hábiÂtos nocturnos y crepusculaÂres, enorme boca y grandes ojos que en la oscuridad a veces parecen refulgir con siniestros toÂnos de un rojo brillante.
Es muy difícil verlo, pues el día lo pasa agazapado entre los matoÂrrales o en lo alto del ramaje, silenÂcioso y casi sin moverse, confunÂdido con la vegetación por los coÂlores de su cuerpo.
Sólo al caer la oscuridad se lanÂza a sus correrías, volando ágil y siÂlenciosamente a baja altura en busÂca de víctimas. Pero aunque pocas veces se deja ver, es común escuchar sus gritos, que se antojan soÂbrecogedores, fuertes, profundos y resonantes como una voz de ulÂtratumba, que repite con insistenÂcia una y otra vez, en ocasiones por cientos de veces sin interrupción.
Se alimenta con seres vivos y aunÂque habita casi exclusivamente en el campo, en los últimos tiempos ha comenzado a aparecer también en las ciudades.
Se le conoce desde tiempos de los antiguos griegos y durante siÂglos ha causado temor a hombres de todas las culturas por sus hábiÂtos nocturnos. Sus brillantes ojos rojos y su extraño canto. Se le enÂcuentra en todo el mundo, excepÂto en las regiones polares, pero no pertenece a una sola especie sino a varias, todas muy parecidas entre sí y de hábitos similares.
Estos animales son ciertas aves que los ornitólogos engloban en la familia de los caprimúlgidos, una palabra que viene de las voces laÂtinas capri mulgus y significa «ordeñador de cabras», pero que tamÂbién podría traducirse como chupacabras. En español se les llama chotacabras y tapacaminos, y en inglés goat suckers o chupacabras.
VIEJA LEYENDA
El nombre de esa familia, y el del orden de los caprimulgiformes, al cual pertenecen, viene de la idea, muy extendida en la antigüedad -el propio Aristóteles la comparÂtía- de que la amplia boca de los chotacabras les servía para succioÂnar leche a las cabras. Pero en reaÂlidad la casi totalidad de ellos coÂmen insectos voladores, que atraÂpan en el aire volando con la amplia boca abierta. Pero como las cabras muchas veces atraen granÂdes cantidades de insectos, en torÂno a ellas se congregan chotacaÂbras, y de ahí surgió la leyenda, que les acarreó mala fama entre los pastores y campesinos, pues creían que les robaban leche. Sobre todo porque, siendo aves nocturnas, se suponía que cometían sus fechoÂrías al amparo de la oscuridad.
En todo el mundo se conocen 69 especies de chotacabras o chupaÂcabras, de las cuales una docena existen en México, casi todas amÂpliamente distribuidas por todo el país. Una de ellas, el chotacabras de Nuttall, Phalaenoptilus nuttalli, que habita en el norte, tiene la cuÂriosa característica -única entre las aves- de que en lugares de inviernos muy fríos entra en un letargo e hiberna como los osos y otros mamíferos.
En toda la mitad norte del país, habita el tapacaminos cuerporruin, llamado científicamente CapriÂmulgus vociferus por la increíble insistencia con que emite su canto o llamado. Se le ha escuchado reÂpetido más de 1,000 veces seguiÂdas a intervalos de un segundo.
«El grito tembloroso del pájaro Jujuy» que el mítico Caminante del Mayab escucha en la famosa canción yucateca de este nombre, se refiere al peculiar canto del taÂpacaminos Nyctidromus albicollis; llamado pujuy en maya y pucuyo o pochocuate en otros lugares de México. Este chotacabras es notaÂble por el intenso brillo rojo de sus ojos al reflejar las luces de los auÂtomóviles. Se le encuentra en casi todo México, al igual que el tapaÂcaminos halcón, cuyo suave y exÂtraño llamado se antoja una mezcla de maullido de gato y croar de raÂnas. También es abundante y omÂnipresente el chotacabra zumbón, así bautizado por el zumbido que produce con las alas durante el corÂtejo nupcial, cuando se lanza en piÂcada hacia el suelo y se desvía en el último momento aleteando vioÂlentamente.
En todas las tierras bajas tropiÂcales habita el papavientos, mienÂtras que el tapacaminos prío sólo se encuentra en el occidente del país, y el tapacaminos yucateco es exÂclusivo de la península de YucaÂtán, Belice y el norte de GuatemaÂla. Hay también especies migratoÂrias, que pasan los meses fríos en México y los cálidos en Estados Unidos y Canadá. No faltan, pues, chupacabras en México.
En general no son muy grandes, pero parecen mayores debido a sus largas plumas y su amplia cola. Están emparentados con los búÂhos, con los que guardan cierta semejanza, pero sus hábitos aliÂmenticios originaron marcadas diferencias. Los búhos son esenÂcialmente carnívoros, y por tanto poseen fuertes picos y poderosas garras para atrapar y destrozar pequeños animales.
Los chotacabras se alimentan principalmente con insectos volaÂdores y tienen patas y picos pequeÂños y débiles. Pero en cambio la boca es desmesuradamente grande y se extiende hasta detrás del ánguÂlo del ojo. El chotacabras simpleÂmente la abre en vuelo y va «baÂrriendo» el aire con ella. Además, como una adaptación adicional, en casi todas las especies las comisuras de la boca tienen largas vibrisas o «bigotes», que actúan como reÂdes y amplían el área de captura.
UTILIDAD
Y si la boca de los chotacabras se antoja descomunal, hay que ver la de sus primos los nictibios, granÂdes aves parecidas a búhos, de las cuales una especie sudamericana la tiene de tal tamaño que puede abarcar una pelota de tenis. En México hay una especie: el nictiÂbio norteño o jojú Nyctibius griÂseus, que habita gran parte del país.
Los chotacabras no construyen nidos. Depositan sus huevos direcÂtamente en el suelo y ni siquiera en una depresión para evitar que rueÂden. Habitan sobre todo terrenos abiertos y a menudo perchan en rocas o ramas, con las que se miÂmetizan perfectamente. De modo que parecen ser la punta de ellas.
Sus hábitos nocturnos, su capaÂcidad para adaptarse a la vegetaÂción alterada y su mimetismo, han ayudado a los chotacabras a sobreÂvivir. Incluso, al parecer se han beneficiado con la actividad huÂmana. En algunas ciudades se ha visto que se instalan en azoteas, donde ponen huevos a salvo de depredado res tales como serpienÂtes y otros animales silvestres, y se dan verdaderos festines con los insectos que atraen las lámparas de las calles.
Y para el hombre, la abundanÂcia de auténticos chupacabras es buena, ya que se alimentan con insectos que muy pocas aves coÂmen y su voracidad es increíble. En el estómago de uno se enconÂtraron más de 500 mosquitos, y en el de otro, 1,800 hormigas voladoÂras. Así pues, en materia de chupaÂcabras no acepte imitaciones: o caprimúlgidos o nada.
Antes de navidad aparecio en el techo del baño de mi casa ( es el 2do baño y muy rustico por cierto) un Chotacabras , lo que desearia saber es como se que esta anidando o no? es que permanece quieto de dia , asi como usted dice y en la noche se va, pero mi padre me a dicho que a visto otro serca de el solo que de color mas oscuro asi que desearia saber si el que esta en el techo es hembra o no ,tambien
le e puesto un bebedero porque ultimamente hace calor .Bueno te agradeceria tu pronta respuesta ,gracias.
que tipo de cuidados y que tipo de avitat nesesitan para sobrevivir