LAS FALSAS ARQUEOLOGÃAS[1]
Mario Méndez Acosta
La pseudociencia y la charlatanería aparecen en todos los ámbitos del conocimiento humano. Parasitan a las instituciones que difunden la ciencia, engañan a medios de comunicación y al público en general. Un campo en donde los charlatanes han florecido, sobre todo con el apoyo de la Internet, es el de la arqueología, y sobre todo la egiptología.
El problema ha crecido y la desinformación que se imbuye a los jóvenes empieza a preocupar a la comunidad arqueológica y antropológica serias, ya que más y más jóvenes llegan a las aulas de instituciones de enseñanza en esa disciplina convencidos de la veracidad de una serie de patrañas y leyendas absurdas que difunden algunos negociantes, quienes gozan de mucha aceptación en canales culturales de televisión de los Estados Unidos, los que deberían estar mejor informados. Ahora la revista Archaeology se ha hecho eco de esta preocupación, y en un número reciente describe algunos esfuerzos para recuperar la Red y, sobre todo, para contrarrestar la labor enajenante de los falsos investigadores. Un grupo de arqueólogos aficionados y profesionales, que incluye a John Wall, Catherine Reece, Garret Fagan y otros, decidió crear una página de Internet dedicada a combatir la pseudoarquología; su portal se llama www.thehallofmaat.comen; es decir, el recinto de Ma»™at, que es el antiguo principio egipcio de justicia y equidad.
Existen dos creencias falsas fundamentales que impulsan la mayor parte de las doctrinas pseudocientíficas en este ámbito: una es que la civilización egipcia es mucho más antigua de lo que proponen los historiadores serios. Aseguran así que la Esfinge fue construida 10 mil años antes de Cristo, que las pirámides contienen información cosmológica «“por haber sido edificadas con instrucciones de seres extraterrestres-, ya que esa región fue colonizada por fugitivos de la Atlántida recién destruida. En numerosos documentales de televisión se ha presentado, como si fuera algo comprobado, que la civilización egipcia ya estaba avanzada en los siglos V y VI antes de nuestra era; destaca entre ellos El Misterio de la Esfinge, de los pseudoarqueólogos John Anthony West y Robert Schoch. El hecho es que no hay ninguna evidencia geológica, arqueológica o radiológica de que así ocurriera.
La otra creencia que impulsan los charlatanes de la historia es que existe un contacto constante y un gran intercambio entre todas las civilizaciones de la Antigüedad, incluyendo las de América. Así, por ejemplo, está el pseudo arqueólogo Iván Van Sertima, que afirma «“sin evidencia alguna- que los olmecas recibieron gran influencia de Ãfrica ecuatorial.
Gracias a la acción del grupo Ma»™at, se desenmascaró hace poco uno de los alegatos fraudulentos de Eric von Däniken, quien señala que existe un monolito en Massachussets con misteriosos jeroglíficos indescifrables; sin embargo, una breve revisión del experto Don Holleman mostró que se trataba de un monumento portugués de la época de Juan Sebastián Cabot.
Abundan así las páginas de Internet donde se asegura la existencia de viajes espaciales de la Antigüedad, basándose sobre todo en la supuesta imposibilidad de los antiguos de mover y levantar grandes trozos de rocas, o bien de trazar líneas rectas o círculos en el terreno. Desde luego que varios ingenieros e investigadores han demostrado que existen muchas formas de lograr esos objetivos con una tecnología muy elemental.
Según Paul Heinrich, sus colegas «necesitan tomarse el tiempo para contestar, de manera cortés y comprensible, a lo que afirman las páginas de Internet más populares y persistentes, y otros medios de información que promueven historias alternas, en lugar de simplemente hacerlas a un lado y no hacerles caso; las respuestas que presenten deben incluir las fallas lógicas o materiales que presentan en los argumentos de historiadores o arqueólogos alternativos».
Entre los charlatanes más exitosos en los Estados Unidos están los que aseguran que han detectado los restos del Arca de Noé en las faldas del monte Ararat, en Turquí. El problema con estas personas es que no aceptan el hecho, bien demostrado por medios geológicos y arqueológicos, que no hubo diluvio universal algunos en los últimos diez mil años y que, por lo tanto, la búsqueda de restos materiales de algo legendario como el Arca en cuestión, resulta de entrada tan anticientífico como buscar las alas de Ãcaro. El monte Ararat, en sus faldas, nunca ha estado sumergido bajo el agua; pero para el estadounidense medio esto resulta artículo de fe, ya que lo oye constantemente en la Iglesia.
Hay quienes aseguran que hubo civilizaciones tecnológicas muy antiguas, tal vez de más de veinte mil años, como lo hacen Peter Kolosimo y J. J. Benítez. Una vez más la respuesta de la arqueología es que no hay la menor evidencia material de que hubiera objetos de metal manufacturado anteriores a 10 mil años. Si los homo habilis dejaron en sus asentamientos de hace dos millones de años, restos detectables como herramientas de piedra y gran cantidad de basura, no es posible que civilizaciones industriales no hayan dejado el menor vestigio de hace tan sólo veinte o treinta mil años.
REFERENCIA
Revista Archaeology Vol 56, No. 3, May/June 2003.
[1] Se publicó originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 171, México, Jul-agosto 2003, Págs. 50-51.
Hola Mario, menudo articulo! que si charlatanes, que si pseudoarqueologia…. y los buenos academicos siempre dispuestos a darnos la verdad! cuando en tu mismo articulo ya dices una mentira: acusas a Robert Schoch de pseudoarqueologo, me he mirado el misterio de la esfinge un par de veces y el solo asegura ser geologo. También dices que no aportan pruebas, eso no es verdad del todo, comparan varias muestras de erosion de la esfige, con la erosión corriente y moliente que causa el agua… y eso solo pudo haber pasado alrededor 9.000 años atrás…
que conste que hay mucha charlatanería y muchos vendemotos, tales como von danicken, pero esto no debería ensombrecer los auténticos misterios sin respuesta.
como siempre los escépticos, académicos y expertos, se llenan la boca de charlatanes y pseudocosas, pero cuando topan con una evidencia solida, apartan la mirada rápidamente. Chapó por tu articulo.