ESCRUTINIO
Este gran disco que llamamos Tierra[1]
Juan José Morales
Si es usted de los que creen que la Tierra es redonda, se equivoca por completo. Es plana, tiene forma de un gran disco de 40 mil kilómetros de diámetro, cuyo centro es lo que el común de los mortales llamamos erróneamente Polo Norte, y por todo su borde se extiende un muro de hielo de 45 metros de altura: la Antártida.
Al menos eso es lo que sostienen los miembros de cierto pequeño grupo llamado Sociedad de la Tierra Plana (The Flat Earth Society), que es en realidad uno de esos negocios con los cuales alguien obtiene modestos ingresos además de divertirse un poco.
Así conciben a nuestro planeta los miembros de la Sociedad de la Tierra Plana. En el centro se encuentra lo que los ignorantes llamamos Polo Norte, y lo que conocemos como Antártida no es el polo opuesto, sino un muro de hielo de 45 metros de altura que bordea a nuestro disco planetario y evita que las aguas del océano se precipiten por la orilla hacia la inmensidad del vacío.
La existencia de esta sociedad la recordé al leer el pasado viernes, que a la sede de las Naciones Unidas en Nueva York llegó un paquete con varios kilos de cocaína, enviado desde México, en el cual no se había anotado nombre ni dirección de algún destinatario. Pero como tenía un logotipo parecido al de la ONU, los empleados de la empresa de mensajería decidieron entregarlo en las oficinas de la organización mundial.
Pues bien, la relación entre este asunto y la Sociedad de la Tierra Plana, estriba en que uno de los argumentos que esgrimen los miembros de esta agrupación en favor de sus ideas, es precisamente que en el logotipo de la ONU la Tierra aparece como un disco plano, y esto demuestra que «los máximos dirigentes mundiales sí conocen la verdad».
Desde sus inicios, la tal sociedad ha tenido un sello religioso. Fue fundada en el siglo XIX por cierto inglés de nombre Samuel Rowbotham, quien se basaba en la interpretación literal de varios pasajes de la Biblia para probar que la Tierra no es redonda como se cree, sino plana.
Tras la muerte de Rowbotham, sus ideas fueron adoptadas por la Iglesia Cristiana Católica Apostólica, fundada por un escocés, predicador y sanador mediante la fe, llamado Alexander Dowie, quien llegó a tener bastante éxito. Incluso fundó una pequeña ciudad llamada Zion, a orillas del lago Michigan, cerca de Chicago en Estados Unidos, en la cual reunió a buen número de sus seguidores. Pero finalmente la comunidad entró en decadencia y se disolvió a principios del siglo XX.
Lo que no se disolvió, sin embargo, fueron las ideas sobre la Tierra plana. En 1956 las retomó «”nuevamente en la Gran Bretaña»” un tal Samuel Shenton, miembro de la Royal Astronomical Society y la Royal Geographic Society.
Muerto Shenton, tomó las riendas de la sociedad el norteamericano Charles K. Johnson, quien le infundió aliento y llegó a incrementar su membresía hasta tres mil afiliados, aunque se quejaba de que muy pocos pagaban sus cuotas. Johnson, también fervoroso creyente, sostenía que eso de la Tierra redonda era sólo una conspiración de los científicos para desacreditar a la Biblia, pues de ser esférico el planeta, no podría haber arriba ni abajo, y por lo tanto tampoco habría lugar para Dios, que «”como se sabe, o se dice»” está allá arriba.
Johnson también sostenía que la Luna y el Sol miden sólo 50 kilómetros de diámetro y están situados a 4 800 kilómetros sobre la Tierra, y que la fuerza de gravedad se debe a que el disco terrestre se mueve hacia arriba, impulsado por una energía oscura. Y su esposa, nacida en Australia, decía muy seriamente que la Tierra no podía ser redonda porque cuando vivió en aquel país, nunca sintió que estuviera cabeza abajo.
Actualmente la Sociedad de la Tierra Plana funciona mitad en serio mitad en broma. Quien desee ser miembro benefactor de ella, debe enviar cierta cantidad de dinero a cambio de un bonito diploma y «”si las hay en existencia»” algunas chucherías relativas a la sociedad, que también vende camisetas estampadas y cada año realiza una colecta benéfica para «”dice»” ayudar a un centro de atención a perros callejeros en Tailandia.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 2 de febrero de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales.