EL MISTERIO DE LOS OVNIS EN MÉXICO[1]
Por: Oscar García
Iniciaremos este recorrido histórico desde el año en que los platillos voladores fueron descubiertos y se habló de la posibilidad de la visita extraterrestre, la que se sustentó en los muchos avistamientos que la gente realizaba y las otras numerosas fotografías qua se obtenían donde aparecían presuntos objetos no convencionales: el año 1947
Para los más aventurados o especuladores, hablar del fenómeno ovni en México es remontarse automáticamente a la mismísima época prehispánica recordando, de este modo, la construcción de las pirámides; algo que, como en múltiples ocasiones lo ha dicho y escrito el suizo Erich Von Daniken, era para nuestros ancestros imposible de realizar por ellos mismos. También podríamos decir, por no ir más lejos, que el calendario azteca (que no es tal; sino la piedra del sol) es la representación de una nave espacial como, en más de una ocasión, también lo ha asegurado la astroarqueóloga Guadalupe Rivera de Iturbe… Pero no lo haremos, porque creemos que siguiendo este camino absurdo, podríamos llegar hasta el delirio de afirmar que la tortilla es, al inflarse en un comal por el calor, una muestra evidente de la visita extraterrestre en la antigüedad, pues en ella se podría observar claramente la forma representativa de un platillo volador[2] y más si contamos que el maíz fue un regalo de «los dioses» los que, además, para muchos -valga decirlo- siempre han sido extraterrestres.
Así que para evitar nadar en un mar de especulaciones infinitas que nos perderían en una injustificable ignorancia y que sólo lograría dar una visión errónea de lo que, el día de hoy, es la Ufología Científica[3], o el estudio objetivo de los objetos que vuelan y no sabemos lo que son; evitaremos este tipo de argumentos sutiles para cumplir con la difícil finalidad de este artículo: ser objetivos.
EL PRIMER «BOOM»
Hablar del primer avistamiento «oficial» (casualmente «Made in U.S.A.») sería tanto para quienes conocen de ufología como para los que no, ciertamente redundante. Por lo que en beneficio de los no familiarizados a este tipo de temas, sólo mencionaremos, sin profundizar en exceso, que el bautizo de los «platillos voladores» ocurrió el 24 de junio de 1947, mientras un hombre respetable, dedicado a los negocios, volaba sobre el monte Rainier, en Washington, y pudo observar nueve objetos extraños que describió, al ser entrevistado por el periodista Bill Bequette de la United Press cuando se le preguntó su forma, como objetos que «volaban de una manera caprichosa, como cuando usted lanza un platillo sobre el agua, que va rebotando sobre ella».
Debido a la confusión, por parte del periodista, del desplazamiento con la forma, éste bautizó lo avistado con el popular nombre de «Platillos Voladores» para que, al día siguiente, los diarios de Norteamérica y al poco rato del mundo, se hicieran eco de estos extraños objetos, publicando regularmente en páginas privilegiadas las escuetas noticias que sobre éstos se tenían.
Así pues, la ola expansionista de los platillos llegó a Europa casi casi, y como diría el ufólogo[4] Luis Ruiz Noguez, «como parte del Plan Marshall, junto con los chicles, la coca cola y el rock»™n roll».
Pero también en México nuestro vecino del norte, como lo hizo en el Viejo Continente, comenzó a introducir rápidamente y quizás sin saberlo, a la prensa y por consiguiente al pensamiento del hombre de la calle el entonces muy atractivo pensamiento de «alguna nueva y desconocida aeronave sin alas» porque en aquel tiempo, en plena «guerra fría», nadie hablaba de extraterrestres e incluso había quienes escribían artículos en periódicos asegurando que Estados Unidos no tardaría en mostrar su nuevo modelo de avión a control remoto.
Todo era expectativa de una respuesta rápida a un fenómeno que se había desarrollado de igual manera; de un día para otro. Sin embargo, los años pasaron y la respuesta efectiva nunca llegó. Y fue cuando comenzaron a surgir, lógicamente, las suposiciones.
Así, la influencia que la ciencia ficción ejercía en la sociedad (que además escuchaba a diario proyectos de lanzar un hombre al espacio y que aún resentía notablemente los efectos de la segunda gran guerra) logró que la fantasía de ese hombre, psicológicamente dañado, influyera en una respuesta al enigma, para entonces llevar la mirada hacia las estrellas; ¡debían ser extraterrestres!
Así las cosas, los endebles países iberoamericanos fueron registrando poco a poco el número de reportes de los, hasta años después, denominados ovnis.
Pero el asunto no se limitó únicamente al avistamiento de discos diurnos, sino que con el tiempo, se fueron aumentando o encontrando más adornos que alimentaran la necesidad del ser humano hacia lo más espectacular anexando en los cincuentas a los contactados (quienes decían hablar con los tripulantes extraterrestres, entonces de planetas cercanos como Venus) y México no quedaría excluido de este fenómeno, porque también en esa década comenzó a dar los primeros «casos asombrosos», presentando a personas que aseguraban tener contacto con extraterrestres de Venus. Como era el caso del taxista mexicano Salvador Villanueva[5].
EL AÑO DE LA GRAN OLEADA
Durante la década siguiente, Estados Unidos siguió aportando estereotipos que seguir por otros países, pues como allí se había generado todo el asunto, si algo debía ocurrir tenía que ser en Norteamérica, creando los contactos psíquicos en los sesentas y las abducciones (o raptos) a mediados de los setentas.
Sin embargo, en México las cosas se desarrollaban con mayor lentitud al igual que en Argentina, España, Francia o Italia, pero no por eso con menor importancia, pues en el año de 1965 nuestro país viviría una de las oleadas de avistamientos más importantes y que sólo hasta hoy ha podido ser igualada.
Durante ese año fue que los medios de comunicación comenzarían a lanzar, a diestra y siniestra, muchas noticias del tema. Los periódicos publicaban, por lo menos, una nota diaria y la televisión hablaba constantemente de las ya indudables naves extraterrestres, lo que provocaría en la sociedad un estado de alerta general (o, si lo prefiere, de psicosis colectiva), que llegaría a un punto clave el 16 de septiembre de ese año, cuando fue anunciado «un desfile de ovnis» que iría del Ãngel de la Independencia a la Basílica de Guadalupe. La noticia logró, por todo Paseo de la Reforma y Calzada de Guadalupe, aglutinar a miles de personas que, mirando el cielo, esperaban inocentemente lo que se había anunciado en televisión.
Pero este año, aun con las muchas noticias que generó, sólo fue la pauta que dio pie a todos los sucesos venideros.
LA EVIDENCIA FOTOGRAFICA
México puede decir ser privilegiado en obtener la primera fotografía conocida de lo que parece ser un «platillo». Esta fue obtenida en Zacatecas, por el astrónomo José Bonilla, allá por el año de 1887[6]. Sin embargo, el documento fotográfico que indudablemente causó, en su momento, mayor revuelo, fue el obtenido en Cocoyoc, Morelos, el domingo 3 de noviembre de 1973, que muestra una secuencia de tres fotografías, por demás asombrosas. La imagen presenta un objeto sólido con tres aparentes «patas de aterrizaje», las que le ganaron el nombre de «ovni tentacular»[7].
Otra prueba que los ufólogos suelen mostrar para comprobar la realidad del fenómeno en nuestro país es la obtenida el 29 de febrero de 1976, por la familia Arredondo, cerca de la población de El Chico, en el estado de Hidalgo. La secuencia está constituida por tres gráficas, las que fueron logradas mientras la familia se encontraba de día de campo y que muestran a un objeto sólido volando sobre unos árboles inclinadamente. Por desgracia, una de las gráficas era muy poco clara, y sólo se pudieron rescatar dos de éstas. En cuanto a los análisis al negativo, nunca pudieron realizarse, pues la familia no los aportó. Las fotografías fueron obtenidas por Jorge Reichert y Carlos Guzmán, este primero fundador del CIFEEEAC (Centro Investigador de Fenómenos Extraterrestres, Espaciales y Extraordinarios, A.C.).
El 6 de marzo de 1978 el joven Humberto González Novela se encontraba realizando ejercicios boxísticos en el jardín de su casa, ubicada en la colonia Vista Bella en Ciudad Satélite, Estado de México, cuando a las 16:00 hrs., de repente alcanzó a ver un objeto metálico que se movía en el aire; así que corrió a buscar su cámara Kodak Instamatic y alcanzó a tomar una fotografía, pero al bajar la máquina, para correr el rollo y disparar nuevamente, el ovni desapareció.
El testigo afirmó que el disco viajaba «en posición inclinada y emitiendo un ligero ruido como zumbido». El caso fue estudiado por el ufólogo Pablo Latapí Ortega, quien no encontró truco alguno a pesar de las objeciones de los escépticos, quienes sólo vieron una mancha de líquido revelador en la imagen.
Desde entonces, regularmente, aparecieron fotografías obtenidas, prácticamente, en todo el país. Tanto en Zacatecas, San Luis Potosí, Chihuahua, Coahuila, Monterrey, Morelos o Hidalgo; o como las más recientes, obtenidas en Atlixco o en la capital.
Sin embargo, el uso de la fotografía actualmente, por lo menos en México, para registrar el paso de un ovni se ha colocado en segundo plano, puesto que una filmación en video logra tener más impacto en la población. Y prueba de ello son las casi mil filmaciones recabadas, desde julio de 1991, por el periodista Jaime Maussán de las que sobresale la obtenida en Tepoztlán, Morelos, por Felipe González a últimas fechas.
EL DESCENSO DE LOS HUMAOIDES
México tampoco escapa a los casos de encuentros cercanos del tercer tipo, aunque éstos hayan entrado en escena más tarde que en otros países. El jueves 16 de febrero en la carretera rumbo a la pequeña localidad de Agua Caliente, cercana a Cocula, en el estado de Jalisco, los profesores Daniel Aguilar Moreno, Aristeo Camacho Aguilar y Manuel Rodríguez Coronado, dijeron haber sido testigos del aterrizaje de un objeto y del descenso de su ocupante.
Daniel Aguilar, uno de los testigos, explicaría después que mientras viajaban en su automóvil por el solitario camino a San Nicolás, tras celebrar el onomástico de otro maestro, pudieron observar aproximadamente a las 02:00 hrs… «Un enorme reflejo que se encontraba en una lomita muy cercana a nosotros -cuenta Daniel Aguilar– y que emitía luces de color rojo, verde y blanco». Con gran curiosidad los profesores decidieron, no sin dudarlo antes, bajar a observar de cerca; ganando poco a poco los trescientos metros que los separaba de «aquello» atravesando así un terreno de cultivo.
«Cuando nos encontrábamos como a 50 metros del objeto -continúa el profesor- su luminosidad había disminuido tanto que era opacada por la luz de la luna, que nos deslumbraba y no nos permitía apreciar claramente qué era aquello».
Conforme se iban acercando al objeto, al principio una luz, observaron que éste tenía una forma «como de huevo», también calcularon que medía aproximadamente 15 metros de diámetro y notaron que tenía tres pequeñas antenas en su parte superior.
«De pronto, el profesor Rodríguez, que se había separado unos metros de nosotros, quedó paralizado señalando algo en el suelo, muy cerca de él; Camacho y yo no comprendimos qué le sucedía hasta que nos acercamos y observamos el sitio que nos indicaba nuestro compañero.
«En una fosa que parecía recién hecha y cuyos bordes se veían claramente definidos, un pequeño hombrecito como «˜robot»™ realizaba movimientos como si estuviera escarbando… lo observamos durante unos instantes y nuestra reacción inmediata fue la de abandonar lo antes posible el lugar; yo pensé que el «˜robot»™ cavaba una fosa para enterramos vivos».
Aterrorizados, los tres profesores corrieron a su automóvil para alejarse rápidamente. Al día siguiente, más calmados, decidieron regresar al lugar, encontrándose con la zanja vista la noche anterior. Este caso sería así uno de los más representativos de un encuentro inesperado con humanoides en nuestro país; mas sin embargo, averiguaciones posteriores no permitieron establecer la veracidad del relato.
EL BOOM ACTUAL Y LA PANTALLA MAGICA
Es incuestionable la carga y la fuerza que el día de hoy, a un paso del año dos mil, en todos está teniendo el fenómeno de los no identificados.
Resulta sorprendente notar cómo la atención actual, en México, por la ufología, nació de un día para otro; el día que los medios masivos de comunicación se comenzaron a ocupar.
El hecho de que programas televisivos de mucha audiencia como ¿Usted… qué Opina?, Cristina, Cámara In Fraganti, Siempre en Domingo o el mismo 24 Horas, de Jacobo Zabludovski, hayan dado espacio para notificar del asunto, sería lo que más contribuiría en esta expectativa, pues para muchos conocer por primera vez el fenómeno mediante la proyección de evidencias aparentemente concluyentes, como los videos, sería lo que influiría mayormente en el interés de todos. Y fue entonces cuando se pensó que estas serían pruebas más irrefutables, como veremos, no ocurriría así.
El día de hoy ya se cuenta con una colección de casi mil filmaciones en video las que, increíblemente, se han logrado en el transcurso de sólo dos años. Sin embargo, ahora éstas ya resultan redundantes e intrascendentes, como también ahora lo son las fotos, que existen por cientos, o las experiencias personales que sólo caen en lo anecdótico o, por más, en lo reporteril, porque aunque lo filmado o fotografiado fuese en efecto una nave extraterrestre, esto nunca se podría comprobar definitivamente de ese modo.
Durante los casi 50 años que la ufología lleva con vida, a diferencia de lo que constantemente se afirma, hemos aprendido muchas cosas y podemos afirmar que ahora tenemos algo en nuestras manos.
[1] Publicado originalmente en Contacto Ovni, No. 14, México, 1996. Págs. 11-12, 14-20.
[2] Algo como esto le contó Héctor Chavarría al astroarqueólogo suizo, quien en un principio se estaba creyendo el cuento y seguramente ya estaba pensando cómo incluirlo en alguno de sus bestsellers. (Nota de LRN)
[3] ¿Qué es eso? (Nota de LRN)
[4] En el original de Oscar dice eso, y lo respeto, pero está equivocado, no soy ni nunca he sido ufólogo. (Nota de LRN)
[5] Ver: https://marcianitosverdes.haaan.com/2010/04/viaje-a-venus-en-un-plato-volador-la-increble-historia-de-salvador-villanueva-1/
(Nota de LRN)
[6] Ver: http://www.anomalia.org/perspectivas/in/ovnisbonilla.htm
http://www.anomalia.org/perspectivas/in/ovnisbonilla2.htm
(Nota de LRN)
[7] Se trató de un fraude como lo veremos en un próximo artículo. (Nota de LRN)