IMPACTO AMBIENTAL
El cambio que llegó para quedarse[1]
Juan José Morales
Aunque la aplastante mayoría de los científicos consideran que el calentamiento global y el cambio climático son reales, hay una minoría «”y un buen número de políticos»” que todavía lo ponen en duda. Y uno de los argumentos que esgrimen es que resulta contradictorio que en un planeta del cual se dice que se está calentando, ocurran fenómenos como los crudos inviernos que han azotado al este de Estados Unidos y Europa y han sido de los más fríos en los últimos 100 años, y las gélidas temperaturas registradas el año pasado en el norte de México. Por ejemplo en Tecate y Tijuana en Baja California, donde hubo copiosas nevadas y el termómetro descendió a 9 grados bajo cero cuando normalmente la temperatura en esa zona no es inferior a 2 grados sobre cero.
El mapa muestra las regiones del mundo en las cuales se considera que ocurrirán eventos extremos como huracanes, sequías y marejadas e inundación de zonas costeras bajas y pequeñas islas. En México se esperan sequías y huracanes más intensos que lo normal tanto en el Pacífico como en el Caribe y el sureste.
Pero en realidad el calentamiento global es sólo un aspecto del cambio climático, y éste comprende anomalías en la precipitación pluvial y la temperatura. Puede haber intensas ondas cálidas «”como la que azotó a Europa en 2003 y causó entre 30 mil y 70 mil muertos, según las diversas estimaciones»” y también oleadas de extremo frío, de las que un ejemplo fue la que afectó a Inglaterra en diciembre de 2010, durante la cual la temperatura media cayó al nivel más bajo registrado en un siglo. Esos fenómenos son lo que los científicos denominan eventos climáticos extremos, e incluyen también cambios en el régimen de lluvias, como temporadas mucho más lluviosas que lo habitual, precipitaciones torrenciales en un corto lapso o largos períodos de sequía.
México está sufriendo ya eventos climáticos extremos, señalan en un artículo publicado en la revista ¿Cómo Ves?, de la UNAM, los investigadores Guillermo Murray Tortarolo y Guillermo Murray Prisant.
Un ejemplo «”dicen»” es el huracán Wilma, durante el cual ocurrió en Isla Mujeres la mayor precipitación pluvial jamás registrada en el hemisferio occidental: en menos de 48 horas, del 21 al 22 de octubre, cayeron 1 633 milímetros de lluvia. Para tener una idea de lo que eso significa, basta señalar que en esa zona la precipitación media anual oscila entre mil y 1 200 milímetros. Es decir, en dos días cayó más lluvia que en todo un año. Eventos extremos fueron también las fuertes heladas de 2011, que causaron grandes pérdidas a los cultivos de hortalizas en Sinaloa, o la aguda sequía de ese mismo año en el norte del país, considerada la peor de los últimos 70 años.
En cuanto a la probabilidad de que se incremente el impacto de los eventos extremos, los autores del artículo mencionan varios estudios sobre el particular, todos los cuales coinciden en que debemos esperar que sean más frecuentes y severos. Por ejemplo, huracanes más violentos. No mayor número de ellos, pero sí más fuertes. Sobre todo en las categorías 4 y 5, que son extremadamente destructivos.
Lo mejor que puede hacerse ante esa situación «”o más bien lo único que puede hacerse»”, entonces, es tomar medidas para adaptarnos a ella. Por ejemplo «”dicen los autores»” «crear áreas verdes adicionales en las ciudades como mecanismos para evitar inundaciones y temperaturas extremas, desarrollar nuevas normas de construcción, modificar el manejo de los ecosistemas y la planificación del uso de la tierra y mejorar los sistemas de drenaje y saneamiento, así como la vigilancia sanitaria».
En el caso de los huracanes, habrá que hacer lo mismo que se hizo en la ciudad de México después del terremoto de 1985: modificar las normas de construcción para hacer las ciudades costeras más resistentes a esos fenómenos.
El cambio climático ya está aquí. Es irreversible. Y, como se diría en el lenguaje popular, no hay de otra. O nos adaptamos a él, o nos ganará la partida.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Viernes 14 de diciembre de 2012.