VON UFOS ENTFÜHRT (Secuestrados por los ovnis)

VON UFOS ENTFÜHRT

Unheimliche Begegnungen der vierten Art

Ulrich Magin

Beck»™sche Reihe, Alemania, 1991

159 páginas, numerosas notas al pie, abundante bibliografía. Se puede encontrar por 3 euros o menos.

Diego Zúñiga C.

En términos generales, la ufología alemana es una gran desconocida para los lectores de habla hispana. Salvo los contados casos de libros traducidos a nuestro idioma (entre ellos, varios de Erich von Däniken, alguno de Adolf Schneider y Johannes von Buttlar y poco más), en realidad la casuística generada en las regiones germanoparlantes, los análisis allí surgidos, las teorías y el mundillo que giraba en torno al tema ovni siempre nos fue más bien lejano. Un asunto idiomático, sin duda alguna, pero también una distancia cultural que nos hace más «natural» acercarnos a lo que sucede en Estados Unidos, de donde suelen beber los ufólogos para montar su espectáculo en nuestros países.

UlrichMaginValga este rodeo para justificar un comentario sobre un libro escrito hace 26 años y que, pese a ello, ha sabido sortear el paso del tiempo con la dignidad que no muchos textos ufológicos pueden lucir casi tres décadas después de haber sido publicados. Digamos que Ulrich Magin no es en estricto rigor un «ufólogo», sino más bien un autor interesado en diversos asuntos de la cultura. Ha escrito libros sobre ladrones estúpidos, historia, geomancia, criptozoología, además de novelas, textos infantiles y un largo etcétera. Estamos, ante todo, ante un tipo curioso y abarcador, pero no por ello superficial en el tratamiento de los temas.

Magin«Von Ufos entführt» (Secuestrados por los ovnis) es un libro cuyo título es una evidente exageración editorial, pues su contenido es, más bien, un repaso bastante informado sobre la historia de la ufología, algunos de sus hitos más relevantes y las hipótesis que intentan explicar el fenómeno. El tono de la obra es imparcial y crítico de las ideas más absurdas, haciendo énfasis desde un comienzo en la importancia del testigo como factor central de las historias que llegan hasta los catálogos.

En el primer capítulo se explica la clasificación que inventó Joseph Allen Hynek para los encuentros cercanos, y se destaca además que muchas veces los relatos no son más que errores de percepción o, incluso, relatos influenciados por los medios. «Un testigo ve un meteorito que se ha dividido en varias partes. Esto no es algo tan inusual, pero el testigo opta, quizás atendiendo a los reportes de la prensa que aseguran que en esa región se han visto ovnis, por asumir que el meteorito es en realidad algo fuera de lo común. Obviamente él no ha visto ninguna nave espacial, pero toma las luces disgregadas como las ventanillas y termina creando su propia nave espacial. Y en su reporte escribirá que lo que vio fue un objeto desconocido con forma de puro con una fila de ventanillas luminosas», escribe en la página 10, resumiendo cabalmente lo que muchas veces sucede en la ufología y el estudio de casos.

Posteriormente hace un repaso por la historia de la ufología desde sus comienzos, e incluso antes, con la famosa nave aérea de 1896 y el pánico marciano de 1938 para luego entrar de lleno en materia con el año en que comenzó todo y cuatro apartados para las décadas de los 40-50, 60, 70 y 80 que llama, respectivamente «El nacimiento de un mito», «Ovnis en el Congreso», «El boom de la pseudociencia» y «A la caza de los ovnis con hipnosis». Con los títulos refleja bastante bien qué fue exactamente lo que ocurrió en esas décadas, incluyendo aspectos importantes en el desarrollo del mito, como el triángulo de las Bermudas, la película «Encuentros cercanos del tercer tipo» y el creciente interés de la gente que llevó a la proliferación de agrupaciones ufológicas dispuestas a competir por obtener la atención de más seguidores.

El capítulo dedicado a los encuentros cercanos del cuarto tipo incluye relatos clásicos como el de Betty y Barney Hill, Betty Andreasson, el caso Pascagoula y otros, todos abordados desde una mirada bastante crítica y dispuesta a exponer explicaciones alternativas a la visita alienígena. El apartado final de dicho capítulo se dedica a secuestros ocurridos en Alemania, en total media docena de casos poco divulgados fuera de las fronteras de ese país, básicamente porque carecen de espectacularidad y extrañeza. Dos de ellos son casos de contactados, incluido uno que «como muchos secuestrados, tras su encuentro inicial vio ovnis en reiteradas ocasiones y sufrió de trastornos mentales» (página 83).

El último caso que relata es el de Andreas Schneider, quien supuestamente fue raptado por extraterrestres en Tenerife (España) el 18 de noviembre de 1982. Los seres del espacio dijeron venir del planeta «HUMO» (sí, HUMO). Para Magin, un fraude basado en los relatos de los «ummitas», un famoso invento apoyado contra viento y marea por Antonio Ribera y otros popes de la ufología española.

En el capítulo 4 el autor hace un recorrido por las hipótesis que, en general, es bastante correcto. Sin embargo, en el apartado sobre el escepticismo cae en el error de suponer que, para los escépticos, todo relato es un fraude, e incluso acusa de Philip Klass, uno de los pocos ufólogos que explicaba casos, de ser un cerrado de mente que no aceptaba opciones alternativas al fraude. Esto es derechamente falso y puede probarse precisamente leyendo los libros del mayor ufólogo escéptico de los Estados Unidos. Interesante, en tanto, es el espacio que dedica a la Hipótesis Psicosocial, generalmente obviada por la literatura ufológica generalista.

El libro cierra con una reflexión sobre el significado de los encuentros con extraterrestres no desde la perspectiva de considerarlos reales, sino analizándolos como experiencias que explican la psicología del testigo y equiparándolas con las apariciones religiosas. Magin añade datos para contactar a diversos grupos ufológicos y una bibliografía muy interesante que demuestra que es un interesado en el tema, un estudioso y un conocedor de los aspectos que aborda, más allá de los pequeños deslices que pudimos detectar.

A veces es una tragedia ver que libros como éste quedan sin traducir al español mientras los escaparates de las librerías se llenaban con obras de Erich von Däniken. La ufología alemana tiene muchos secretos escondidos que valdría la pena revisar, porque de entre los muchos libros que se publicaron en ese idioma sobre el tema que nos convoca hay verdaderas joyas, las que nos permitirían conocer casos y explicaciones que nos han sido vedados por el desinterés de las editoriales y por la casi imperiosa necesidad de mirar más hacia el norte que hacia Europa en todos los aspectos, también en la ufología.

Las fotografías Rhodes (9)

Fotografías de Rhodes

Por Don Ecsedy

Esta página cataloga las reproducciones de fotografías de Rhodes que parecen haber sido hechas de impresiones. Para referencia, comenzaré con lo que fue publicado en The Analysis of Flying Object Incidents in the US por la Fuerza Aérea y la Inteligencia Marina en 1948 y 1949.

Rhodes-photos-AF-AnalysisAnálisis de incidentes de objetos voladores en los Estados Unidos 1949

arizona-republic-front-page-I-1947-07-09imageThe Arizona Republic

Tomado de la revista Fate, primavera de 1948

Rhodes-Exhibit-IRhodes-Exhibit-IIProyecto Libro Azul. NARA Roll 94

Arnold-IimageKenneth Arnold. De The Flying Saucer As I Saw It, 1950

http://www.foreshadower.net/rhodes-photographs/

Los extraterrestres podrían estar durmiendo

Una nueva teoría sobre por qué no hemos encontrado a los extraterrestres

Están durmiendo.

Por Robert Hart

Tal vez hay vida inteligente por ahí, pero está durmiendo en este momento.

Después de décadas de búsqueda, todavía no hemos descubierto un solo signo de inteligencia extraterrestre. La probabilidad nos dice que la vida debería estar ahí afuera, así que ¿por qué no la hemos encontrado todavía?

El problema se refiere a menudo como la paradoja de Fermi, por el físico ganador del Premio Nobel Enrico Fermi, que una vez hizo a sus colegas esta pregunta en el almuerzo. Muchas teorías han sido propuestas a lo largo de los años. Podría ser que estamos simplemente solos en el universo o que hay algún gran filtro que impide que la vida inteligente avance más allá de una cierta etapa. Tal vez la vida alienígena está ahí fuera, pero somos demasiado primitivos para comunicarnos con ella, o estamos colocados dentro de un zoológico cósmico, observados pero abandonados para desarrollarnos sin interferencias externas. Ahora, tres investigadores piensan que pueden tener otra respuesta potencial a la pregunta de Fermi: Los extraterrestres existen; sólo están dormidos.

Según un nuevo artículo de investigación aceptado para su publicación en el Journal of the British Interplanetary Society, los extraterrestres están durmiendo mientras esperan. En el documento, los autores del Oxford’s Future of Humanity Institute y el Observatorio Astronómico de Belgrado Anders Sandberg, Stuart Armstrong y Milan Cirkovic argumentan que el universo está demasiado caliente ahora mismo para que las civilizaciones avanzadas digitales hagan el uso más eficiente de sus recursos. La solución: Dormir y esperar a que el universo se enfríe, un proceso conocido como aestivating (como la hibernación, pero durmiendo hasta que sea más frío).

Comprender la nueva hipótesis primero requiere envolver su cabeza alrededor de la idea de que la vida más sofisticada del universo puede elegir dejar atrás la biología y vivir digitalmente. Habiendo esencialmente subido sus mentes a computadoras poderosas, las civilizaciones que eligen hacer esto podrían aumentar sus capacidades intelectuales o habitar algunos de los ambientes más ásperos en el universo con facilidad.

La idea de que la vida podría transitar hacia una forma post-biologica de existencia está ganando terreno entre los expertos. «No es algo que sea necesariamente inevitable, pero es muy probable», me dijo Cirkovic en una entrevista.

Una vez que usted está viviendo digitalmente, explicó Cirkovic, es importante procesar la información de manera eficiente. Cada cálculo tiene un cierto costo asociado a él, y este costo está fuertemente acoplado con la temperatura. Cuanto más frío se pone, menor es el costo, lo que significa que puede hacer más con la misma cantidad de recursos. Esta es una de las razones por las que enfriamos computadoras de gran alcance. Aunque los seres humanos pueden encontrar el universo para ser un lugar bastante frígido (la radiación de fondo se cierne sobre 3 kelvins por encima del cero absoluto, el límite inferior de la escala de temperatura), las mentes digitales pueden encontrarlo demasiado caliente.

El hecho de que los alienígenas estén dormidos no significa que no podamos encontrar signos de ellos.

Pero, ¿por qué aestivar? Seguramente cualquier extraterrestre que desee un procesamiento más eficiente podría enfriar sus sistemas manualmente, al igual que lo hacemos con las computadoras. En el documento, los autores reconocen que esta es una posibilidad. «Si bien es posible que una civilización enfríe partes de sí misma a cualquier temperatura baja», escriben los autores, eso también requiere trabajo. Así que no tendría sentido para una civilización buscando maximizar su capacidad computacional desperdiciar energía en el proceso. Como Sandberg y Cirkovic elaboran en un blog post, es más probable que esa vida artificial esté en un modo de sueño protegido hoy, listo para despertar en futuros más fríos.

Si existen tales extraterrestres, tienen suerte. El universo parece estar enfriándose por sí solo. Durante los próximos billones de años, a medida que continúa expandiéndose y la formación de nuevas estrellas se ralentiza, la radiación de fondo se reducirá a prácticamente a cero. Bajo esas condiciones, Sandberg y Cirkovic explican que este tipo de vida artificial sería «tremendamente más hecho». Tremendamente tampoco es un eufemismo. Los investigadores calculan que mediante el empleo de tal estrategia, podrían alcanzar hasta 1030 veces más que si se hace hoy. Eso es un 1 con 30 ceros después.

Pero sólo porque los alienígenas están dormidos no significa que no podemos encontrar signos de ellos. Cualquier civilización en aestivación tiene que preservar los recursos que pretende utilizar en el futuro. Por consiguiente, los procesos que desperdician o amenazan estos recursos deben estar claramente ausentes, gracias a la interferencia de los asistentes. Esto incluye galaxias colisionando, vientos galácticos que ventilan la materia en el espacio intergaláctico y las estrellas que se convierten en agujeros negros, lo que puede empujar los recursos más allá del alcance de la civilización dormida o cambiarlas en formas menos útiles.

Otra estrategia para encontrar a los extraterrestres que duermen, dijo Cirkovic, podría ser intentar e interferir con las posesiones y el territorio de los aestivatores, en el que podemos ya residir adentro. Una forma de hacerlo sería enviar sondas auto-replicantes al universo que robaran las cosas de los aestivatores. Cualquier especie competente debería tener medidas para responder a este tipo de amenazas. «Podría ser una prueba excepcionalmente peligrosa», advirtió, «pero si realmente hay civilizaciones muy antiguas y muy avanzadas por ahí, podemos asumir que existe un potencial peligro en cualquier cosa que hagamos».

Curiosamente, ni Sandberg ni Cirkovic dijeron que tienen mucha fe en encontrar nada. Sandberg, escribiendo en su blog, afirma que no cree que la hipótesis sea probable: «Yo personalmente pienso que la razón más probable que no estamos viendo extraterrestres no es que estén aestivando». Escribe que cree que es más probable que «No existen o están muy lejos».

Cirkovic estuvo de acuerdo. «No lo encuentro muy probable, tampoco», dijo en nuestra entrevista. «Prefiero muchas hipótesis que no se basen en asumir decisiones intencionales tomadas por sociedades extraterrestres. Cualquier hipótesis es extremadamente especulativa». Podría haber formas de energía que ni siquiera podemos concebir ahora, dijo, produciendo antimateria a granel, sacando agujeros negros de evaporación, usando materia oscura. Cualquiera de esto podría cambiar lo que podríamos esperar ver de una avanzada civilización técnica.

Sin embargo, dijo, la teoría tiene un lugar. Es importante cubrir tanto terreno como sea posible. Usted necesita probar un amplio conjunto de hipótesis, una por una, falsearlas, podarlas, para acercarse a la verdad. «Así es como funciona la ciencia. Necesitamos tener tantas hipótesis y explicaciones para la paradoja de Fermi como sea posible», dijo.

Además, hay una probabilidad modesta de que su idea de los alienígenas sea parte de la respuesta, dijo Cirkovic. No debemos esperar que una sola hipótesis dé cuenta de la paradoja de Fermi. Será más una especie de «colcha de retazos», dijo.

Y es importante seguir explorando soluciones. La paradoja de Fermi es mucho más que un ejercicio intelectual. Se trata de tratar de entender lo que podría estar ahí fuera y cómo esto podría explicar nuestro pasado y guiar nuestro futuro.

Este artículo es parte de Future Tense, una colaboración entre Arizona State University, New America y Slate. Future Tense explora las formas en que las tecnologías emergentes afectan a la sociedad, las políticas y la cultura.

http://www.slate.com/articles/technology/future_tense/2017/07/maybe_we_haven_t_found_alien_life_because_it_s_sleeping.html

Cómo un controvertido astrónomo de Chicago influyó en “Encuentros cercanos”

Cómo un controvertido astrónomo de Chicago influyó en «Encuentros cercanos»

Marc Vitali

17 de julio de 2017

Un hombre de Chicago que se convirtió en profesor de astronomía en la Northwestern University acuñó el término «encuentros cercanos».

El Dr. J. Allen Hynek fue un científico altamente respetado por décadas antes de que recibiera un crédito como consejero técnico en la película de 1977 de Steven Spielberg «Encuentros Cercanos del Tercer Tipo». Hynek murió en 1986, pero su vida y legado se exploran en un Nueva biografía de Mark O’Connell llamada «The Close Encounters Man: How One Man Made the World Believe in UFOs«.

Ch008_001_9780062484178(Cortesía Dey Street Books, una impresión de William Morrow)

O’Connell, que enseña guión en la Universidad de DePaul, escribió varios episodios de «Star Trek: The Next Generation» y «Star Trek: Deep Space Nine» (incluyendo el favorito de los fans «Who Mourns for Morn?»).

A continuación, una Q & A editada con el autor.

Chicago Tonight: ¿Ha sido un interés de toda la vida para usted?

O’Connell: Absolutamente. Mi primer recuerdo consciente es de cuando tenía unos 3 años, 1963, y por alguna razón mi mamá sintonizó este nuevo programa de televisión llamado «The Outer Limits» y recuerdo haber sido asustado por los alienígenas espaciales en el episodio de estreno, y eso fijó el tema para mi vida entera.

Además, mi mamá era una bibliotecaria en nuestra biblioteca del pueblo (en Big Bend, Wisconsin) y me llevaría con ella muchas veces. Cuando ella trabajaba, yo siempre gravitaba hacia la estantería de ovnis.

Ch008_002_9780062484178(Cortesía Dey Street Books, una impresión de William Morrow)

¿La pelea de Hynek con Carl Sagan llevó a Hynek a crear el Center for UFO Studies (CUFOS)?

Es difícil trazar una línea directa entre los dos, pero creo que fue definitivamente un factor, porque el primer anuncio público del Dr. Hynek sobre la formación del CUFOS tuvo lugar en la televisión nacional en «The Dick Cavett Show» justo después de que Carl Sagan acababa de terminar de ridiculizar a todos los testigos ovni en el panel, y él (Hynek) básicamente esperaba un momento tranquilo hacia el final del programa y dijo: «Bueno, estoy empezando una fundación de investigación», lo que probablemente no significó nada para la gente que miraba el programa de Cavett, pero significaba mucho para Sagan, porque indicaba que Hynek tenía apoyo científico para su trabajo.

Ch013_001_9780062484178(Cortesía Dey Street Books, una impresión de William Morrow)

CUFOS ya no está en una tienda en Peterson Avenue en Chicago. ¿Dónde está la investigación de Hynek actualmente?

La carrera de Hynek como investigador de ovnis está en un montón de antiguos archivadores distribuidos entre dos sótanos y un ático en Chicago y Skokie. Así que es una especie de triste estado de cosas. Las personas que se ocupan de los archivos son personas muy dedicadas y sinceras, pero no hay mucho que puedan hacer, porque no hay dinero.

Ch015_001_9780062484178(Cortesía Dey Street Books, una impresión de William Morrow)

¿Sus indagaciones sobre la investigación ovni se encontraron con controversia en los círculos académicos de la Universidad Northwestern y en otros lugares?

Él era un profesor superestrella en Northwestern porque en su apogeo, sobre todo en los años 70 especialmente, él aparecía en la TV constantemente – él estaba en «Tomorrow Show», de Tom Snyder, «The Tonight Show», de Dick Cavett. Así que Northwestern amaba la atención que traía a la universidad, pero no siempre les encantaba estar apegados a la idea de los ovnis. Era una relación complicada.

Ch019_001_9780062484178(Cortesía Dey Street Books, una impresión de William Morrow)

A continuación, un extracto de «The Close Encounters Man».

La mezcla intoxicante de miedo y fascinación Y FASCINACIÓN que definió el enamoramiento del público con la ciencia y con los vecinos celestiales de la Tierra alcanzó un crescendo con la aproximación del Cometa Halley en la primavera de 1910. Aquí estaba un fenómeno científico que casi todos los seres humanos podían ver con sus propios ojos en el cielo nocturno – la última experiencia compartida – y que muchos seres humanos temían. Pues mientras que el tiempo exacto y la localización exacta de la aparición de un cometa, antes de 1910, se podía predecir con exactitud por ciencia, su naturaleza y propósito reales todavía era nublado en mito y superstición.

CloseEncountersMan PBSe estableció que el Cometa de Halley aparecía en nuestros cielos cada sesenta y seis años y se estableció que su aparición – la aparición de cualquier cometa, por cierto – provocaba cierta calamidad y sufrimiento. En 1066, el más famoso, el cometa de Halley predijo la batalla de Hastings y la lucha violenta para el trono británico que siguió, y después incluso Shakespeare sostuvo que el cometa era una mala muestra para un monarca que se establecía. Esto resultó ser el caso nuevamente en mayo de 1910, cuando el rey Eduardo VII sucumbió a la salud deficiente y falleció pocos días antes del acercamiento del cometa.

Peor aún, los científicos descubrieron que toda la humanidad estaba en riesgo de seguir a Edward a su destino. No sólo se determinó que la Tierra estaría pasando directamente a través de la cola del cometa durante un período de seis horas en la noche del 18 al 19 de mayo, sino los astrónomos en el Observatorio de Yerkes en Williams Bay, Wisconsin, utilizando la nueva técnica de espectroscopia para determinar la temperatura y la composición química de un cuerpo luminoso mediante el análisis del espectro de luz que emite o refleja, encontraron que la cola contenía una sustancia mortal: el gas venenoso cianógeno. El astrónomo francés Camille Flammarion estaba lo suficientemente angustiado por los hallazgos de Yerkes para declarar que «el gas cianógeno impregnaría la atmósfera y posiblemente apagaría toda la vida del planeta».

Mark O'Connell ap1Mark O’Connell (Crédito: Lori Compas)

Al encontrarse atrapados en un ferrocarril celestial que cruzaba con un flete expreso que se precipitaba hacia ellos, la gente de la Tierra dio paso al miedo y se preparó para el final. «Algunas personas tomaron precauciones sellando las chimeneas, las ventanas y las puertas de sus casas. Otros confesaron haber cometido crímenes porque no esperaban sobrevivir la noche, y unas pocas personas en pánico se suicidaron», informaron los autores de ciencias Gunter Faure y Teresa Mensing.

Los más crédulos compraron «píldoras de cometas», «sombrillas de cometas» y máscaras de gas, mientras que los más fieles se reunían nerviosamente en las casas de culto, preparados para reunirse con su creador. Algunos, con la intención de ir en contra del grano, estaban atrapados por una inexplicable euforia del fin del mundo: «Un humor extrañamente frívolo hizo que miles de personas se reunieran en restaurantes, cafés, parques y en los tejados de los edificios de apartamentos para esperar su perdición en la compañía de sus compañeros humanos».

Uno de esos tejados estaba en Chicago, Illinois, aunque su fiesta de la visión ocurrió casi dos semanas antes del reloj de la muerte global del décimo octavo, y la lista de huéspedes era bastante pequeña. En la noche del 5 de mayo, Joseph y Bertha Hynek llevaron a su hijo de cinco días, Josef, al techo de su casa de West Side para tomar el sol a la luz del cometa. Uno puede apenas adivinar qué estado de ánimo estaba en esa azotea, pero debe haber venido como cierto alivio a Joseph ya Bertha que ellos y su hijo recién nacido sobrevivieron a la caída de la cola del cometa trece noches más tarde. Sin embargo, el pequeño Josef, que iba a ser su único hijo, pudo haber conseguido una rociada de polvo de cometas esa noche, porque para el resto de su vida, su camino estaría marcado y a veces definido por la aparición y movimientos de cuerpos celestiales inusuales.

Destinado a convertirse en un portavoz de confianza para la carrera espacial, un pionero en el cambio de paradigma en la imagen astronómica, una autoridad en el estudio de ovnis, alabado y vilipendiado, y una piedra de toque cultural inesperada en el mundo de la ciencia ficción, Josef Allen Hynek no podía ayudar pero pasó gran parte de su vida y carrera fuera del limbo, alcanzando las luces en el cielo nocturno. Nacido en un mundo en el que los marcianos astutos e inteligentes construyeron canales de miles de kilómetros y nos espiaron a través de ojos gigantes, donde la destrucción científica podría caer sobre nosotros desde el cielo sin advertencia, donde las naves voladoras imposibles podrían cruzar los cielos con impunidad y donde un hombre del espacio fue puesto a descansar en un pequeño cementerio en el norte de Texas después de estrellar su nave voladora en un molino de viento, Hynek, adecuadamente, creció para encarnar la naturaleza contradictoria de la investigación científica en el siglo XX, con su dependencia y rechazo simultáneos de imaginación y asombro.

No fue sólo un niño que nació el 1 de mayo de 1910, para Joseph y Bertha Hynek. Era un astronauta.

Extracto reimpreso con permiso. Dey Street Books, una imprenta de William Morrow.

http://chicagotonight.wttw.com/2017/07/17/how-controversial-chicago-astronomer-influenced-close-encounters