¿Quién Enseñó a Dios a Pilotar? Los orígenes del Mito de los Dioses Astronautas
17 DE MAYO DE 2011
Artículo de Gareth Medway, publicado en Magonia 57, septiembre de 1996
Traducción gentilmente autorizada, colaboración de Lisángelo Berti
El libro God Drives a Flying Saucer («Dios Pilota un disco volador») de R. L. Dione (Corgi, 1973, 1a ed. 1969) suena a la metafísica tradicional:
«… ningún supuesto sistema de lógica puede resolver las inconsistencias y paradojas inherentes a la creencia de que el hombre es habitado por algo místico, sobrenatural e inmortal llamado alma».
Volviendo a la Biblia, ¿qué se dice de los milagros allí registrados? Dione no encuentra razón para dudar de la corrección de la Biblia: «… si no fuera por las referencias a milagros, la Biblia permanecería incontestable como una proeza monumental en relatos históricos».
Él juzga la posibilidad de poderes sobrenaturales absurdos, por lo que la única explicación es que la tecnología de los discos voladores estaba en acción. Al admitir esto, todo se vuelve simple: Adán y Eva fueron creados por ingenieros genéticos trabajando bajo la dirección de Dios, que es el «líder de los maestros tecnólogos»; los ángeles eran astronautas; la visión de Ezequiel fue de discos voladores; así como para la Inmaculada Concepción, es «lógico suponer» que Gabriel era un «experto en biología» que artificialmente inseminó a María con una aguja hipodérmica; y «el esperma utilizado puede muy bien haber sido de Dios haciendo Jesús el Hijo de Dios como la Biblia enseña».
Al final, el Dios super tecnológico de Dione mal puede ser diferenciado de aquel sobrenatural de los católicos. No tenemos almas, pero la tecnología puede hacer inmortales nuestras mentes, que son electromagnéticas por naturaleza: «Dios elegirá cuál de nosotros sobrevivirá como ángeles en los cielos … por el análisis de las anotaciones de nuestros ángeles de la guardia y por el estudio de las cintas de monitoreo que ahora están registrando nuestras vidas».
Dione fue evidentemente influenciado por la iglesia Romana, ya que dedicó todo un capítulo a Fátima y citó la Biblia a través de una versión revisada de la traducción Douay. En el libro Flying Saucers of the Lord («Discos Voladores del Señor» Economy Printing Company, Miami, Florida, 1969) usó la traducción del Rey James (siendo así que se supone que es protestante), pero sus interpretaciones son muy similares a las de Dione:
«Exodo 13:21 Y el Señor iba delante de ellos de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego, para iluminarlos, para proseguir de día y de noche. Este era un caso de disco o discos voladores del Señor dirigiendo a los hijos de Israel por las vastedades del Mar Rojo …. Salmo 97:3 delante de él va un fuego que abrasa a sus enemigos alrededor. Los discos voladores del Señor con los ángeles van delante del Señor y queman a sus enemigos».
Una cuestión de fe
Hasta cerca de 1950, la religión parecía estar en declive por todas partes, mientras que la ciencia y el materialismo avanzaban, aparentemente hacia el ateísmo universal. Una de las objeciones estándar a la religión era que la Biblia está llena de milagros, algo que el progreso de la ciencia había indicado ser imposible. El Libro de Josué registra que Dios, a petición de Josué, paró el sol en su movimiento durante todo un día. En tiempos antiguos, esto no parecía extraño; después de Newton, era difícil de creer.
1950 vio la publicación de Mundos en Colisión de Immanuel Velikovsky. A pesar de que su autor no pudo percibir conscientemente, la intención de este libro parece haber sido la reconciliación de la ciencia con la religión.
Como era judío, para Velikovsky la religión significaba el Antiguo Testamento. Él sugirió que muchas de las maravillas de la Biblia podrían ser explicadas en términos totalmente científicos como catástrofes como consecuencia de los desplazamientos de los planetas Venus y Marte. Él consideraba que Venus habría surgido sólo unos pocos milenios, cuando fue expulsado de Júpiter. En cerca de 1,500 AC él se acercó a la Tierra, causando varios efectos gravitacionales dramáticos como la separación del Mar Rojo y la interrupción del movimiento del Sol mencionada arriba. Por fin él alcanzó su presente órbita que era entonces ocupada por Marte. Venus se estableció en la órbita de Marte, y Marte fue alejado del Sol, pasando por la Tierra en medio del período relatado en el Libro de los Reyes bíblicos, causando posteriormente varios aparentes milagros.
El dr. Velikovsky era amigo tanto de Sigmund Freud como de Albert Einstein, y evidentemente esperaba que su nombre estaría un día al lado de ellos. Se quedó decepcionado: a pesar de que Mundos en Colisión fue publicado por la respetada editora académica Macmillan de Nueva York, no sólo escritores científicos lo denunciaron, sino universidades amenazaron con boicotear la lista entera de libros de Macmillan mientras el trabajo de Velikovsky permaneciera en ella. Ellos entonces transfirieron los derechos a Doubleday, que no trabaja con libros de enseñanza, ya pesar de todas las críticas el libro vendió bien por décadas. A pesar de haber existido objeciones perfectamente legítimas a las teorías de Velikovsky en el campo astronómico, esta reacción extrema llevó a la sospechosa de que sus oponentes estaban de alguna manera conscientes del propósito religioso oculto del libro, y era a eso que objetaban.
En cierto modo, Velikovsky estaba firmemente insertado en la tradición rabínica, en la cual toda y cualquier cosa puede encontrarse en la Torá (Ley de Dios). En el siglo 12, cuando la filosofía aristotélica se hizo popular entre los judíos, los rabinos proclamaban encontrarla en su totalidad en sus escrituras. Aristóteles enseñaba que existían tres partes del alma: el alma animal, el alma racional, y el alma divina. Porque la palabra bíblica hebrea para el alma es nephesh, pero también ruach o neshamah, ambas significando «viento» o «soplo» y son utilizadas en el sentido de «soplo de la vida». (Génesis 2:7: «Y formó el Señor Dios el hombre del polvo de la tierra y sopló en sus narices el neshamah de la vida, y el hombre fue hecho nephesh viviente»). Así fue explicado que nephesh era el alma animal, ruach el alma racional, y neshamah el alma divina. Teniendo de esta manera cubierto todo el sistema de Aristóteles insertado en sus libros sagrados, ellos declararon que Aristóteles debía haber viajado a Jerusalén y aprendido de los judíos.
Ya se jugaba con la idea de los Antiguos Astronautas desde 1919 con Charles Fort en El Libro de los Condenados. También se convirtió en un tema regular en la ciencia ficción. En noviembre de 1947, Fantastic Stories tuvo un cuento «Son of the Sun» (Hijo del Sol), en la forma de un mensaje de un extraterrestre que revela para la raza humana que la nave vista en los cielos (esto fue pocos meses después del inicio de la primera oleada de discos voladores) ha visitado la Tierra hace tiempo: sus ocupantes fueron anteriormente confundidos con dioses. «Dejaron atrás» ciertos puntos de referencia «en Egipto y en otros lugares». El autor de esta obra, «Alexander Blade», no era otro que Brinsley le Poer Trench, luego autor de una serie de libros sobre el tema, iniciando con The Sky People («El Pueblo Celestial», Neville Spearman, 160) de ahí en adelante.
El primer tratamiento importante sobre el tema fue el de Desmond Leslie en Flying Saucers Have Landed («»Los platillos voladores han aterrizado»), el cual apareció tres años después de Mundos en Colisión. Después de algunas narrativas de ovnis modernos, Leslie súbitamente volvió miles de años atrás a la Atlántida. En aquellos días la gente volaba en máquinas llamadas vimanas, sobre las cuales se escribió: «… su superficie exterior era aparentemente sin enmiendas y perfectamente lisa, y brillaban en la oscuridad como si estuvieran cubiertas con una pintura luminosa». (FSHL, p.88, citando a W. Scott Elliott, The Story of Atlantis («La historia de la Atlántida»).
Estos no fueron los primeros discos voladores: de hecho, la vida humana fue traída primero a la Tierra desde Venus por los Señores de la Llama, de quien Leslie citó a las Stanzas of Dzyan («Estancias de Dzyan»):
«Los Señores de la Llama se erigieron y se preparan … el Gran Señor de la Cuarta Esfera (la Tierra) aguardaba su llegada. La inferior (Tierra) estaba preparado. La superior (Venus) estaba conformado «¦». Su llegada fue descrita así: «Cuando con el poderoso rugido de un rápido descenso de incalculables alturas, rodeada por las masas incandescentes de fuego que llenaban el cielo disparando lenguas llameantes, la nave de los Señores de la Llama irrumpió a través de los espacios aéreos. Ella se detuvo sobre la Isla Blanca que reposaba en el Mar de Gobi, verde ella era, y radiante con las primeras flores, como si la Tierra ofreciera su mejor y más bello para recibir a su Rey». (FSHL, p. 166, citando Besant y Leadbeater, Man: How, Whence and Whither («Hombre: Cómo, De dónde y para dónde»)
Leslie comentó: «En este fragmento tenemos la primera narrativa del aterrizaje de una gran nave espacial o disco volador … Por increíble que parezca, no puede haber otro significado para este pasaje».
El fechó con este aterrizaje en el año 18.617.841 AC …
En vista de estas sensacionales conclusiones, alguien podría preguntar, ¿cuán confiables son esas fuentes? Esta cuestión parece no haber ocurrido a Leslie. Sus principales fuentes citadas son Las Estancias de Dzyan, junto con los escritos de Annie Besant, Charles Leadbeater, W. Scott Elliott y Alice Bailey. Las Estancias de Dzyan fueron publicadas primero en el libro La Doctrina Secreta de Madame Blavatsky, presentada con la descripción: «Un manuscrito arcaico – una colección en hojas de palma hechas impermeables al agua, al fuego y al aire, por algún proceso específico y desconocido – que está ante los ojos de quien escribe. Desafortunadamente, este libro parece no haber estado ante los ojos de nadie más, y la propia Madame Blavastsky probablemente sólo lo vio en clarividencia. Por lo tanto, es razonable objetar que es una cuestión de fe, en lugar de un registro histórico, aceptar su narrativa de los Señores de la Llama. Además, la información proporcionada por Besant, Leadbeater, Scott Elliot y Bailey también fue obtenida por la investigación psiquíca, (La fecha 18.617.841 estaba «de acuerdo con las Tablas de Brahmin»).
«Así que abandonamos nuestra propia razón y estamos dispuestos a confiar en la autoridad, no hay fin para nuestros problemas. ¿Autoridad de quién? ¿Del Antiguo Testamento? ¿Del Nuevo Testamento? ¿El Corán? En la práctica, las personas escogen el libro considerado sagrado por la comunidad en la que nacieron, y destacan de ese libro las partes que les gusta, ignorando las otras … Ningún católico, por ejemplo, tomará en serio el texto que dice que un obispo debería ser el marido de una mujer». (Bertrand Russell, Unpopular Essays («Ensayos Impopulares», 1950, 108).
Así, las principales fuentes de Leslie fueron escritores teosóficos, y aunque la Sociedad Teosófica quiera negar, la Teosofía es de hecho una religión, con los escritos de Blavatsky, Besant y cia. siendo sus escrituras. Desmond Leslie era evidentemente un teosofista, y él estaba apenas actualizando su religión victoriana para incorporar el nuevo fenómeno de los discos voladores.
Para ser justo, él también fue capaz de citar algunos libros incuestionablemente antiguos, principalmente el Mahabharata, que menciona naves voladoras y armamentos letales como el «Arma de Brahma» descrita en términos comparables a una bomba nuclear. Aunque el propio Mahabharata es un libro sagrado para los hindúes. Hace algunos años encontré a un gurú indio que estaba en camino a California. Él dijo que su primer hogar fue una cueva en el Himalaya, la cual estaba equipada con su propio aparato de televisión. Él explicó que tuvo que conseguir uno para ver la dramatización del Mahabharata, ya que era un deber religioso verla.
Para muchos occidentales, por supuesto, la religión significa cristianismo y escritura, la Biblia. El surgimiento en 1956 de UFO and the Bible («Ovnis y la Biblia» de Morris K. Jessup, Citadel Press, Nueva York) ya no fue novedad. Él inició diciendo: «Difícilmente una semana se pasa sin que un lector atento me envíe sugerencias de que debería exponer las referencias bíblicas a los ovnis y fenómenos relacionados considerados por así decir milagrosos».
Jessup comenzó con un posicionamiento: «Creo que es hora de la Iglesia y de la Ciencia entierren sus respectivos palos de guerra y dejar que la pipa de la paz intelectual ilumine mientras ambas partes maduran alrededor de la hoguera de la tolerancia y de la investigación objetiva». Como un ejemplo de la reconciliación de estos dos lados, elige a Reyes II 2:11: «Y sucedió que, andando y hablando, he aquí un carruaje de fuego, y caballos de fuego, los separó uno del otro; y Elías subió al cielo en un remolino». Jessup citó a un «calificado y profundo estudioso de la Biblia» un Sr. H. Lawrence Crowell, como afirmando que «las palabras en arameo ruach cearah deberían ser traducidas como «˜explosión de energía»™ en lugar de «˜remolino»™. Él podría así ofrecer una nueva versión:»
«Yendo ellos andando y hablando, he aquí que apareció un ovni, emitiendo chispas y explosiones, que los separó el uno del otro; y Elías fue arrebatado al cielo con una explosión de energía».
Habiendo alcanzado este principio de interpretación otros milagros son fácilmente explicados. Considerando los pasajes tales como: «… y vio; y he aquí que el monte estaba lleno de caballos y carruajes de fuego, alrededor de Eliseo». (Reyes II 6:17); «Cabalgaba un querubín y voló; sí, llevado velozmente en las alas del viento». (Salmos 18:10), Jessup comentó: «No podemos darnos el lujo de reír de estas referencias como meramente «˜pintorescas»™ y alegóricas, pues ellas empiezan a sonar cada vez más como descripciones precisas de ovnis».
Más allá de la Creencia
Pertinente aquí es el furor creado por Honest To God («Honesto para con Dios» SCM Press, 1963), escrito por el Obispo de Woolwich, John A. T. Robinson, quien propuso una pequeña revolución en la teología. Él empezó preguntando si tenía sentido hablar de Dios «allá arriba» en un universo copernicano. Aunque su argumento no se ha demostrado claramente, él presentó una propuesta de sustituir la religión «supranaturalista» por una «naturalista». Esto significaba deshacerse de los milagros que la científica había convertido en un obstáculo para la fe, a pesar de que estaba inseguro por lo que debían ser cambiados.
La edición original de Honesto Para Con Dios fue de 6,000 copias, pero antes de fin de año, más de 350,000 habían sido vendidas, mostrando que las cuestiones planteadas ya habían incomodado a muchas personas. Inevitablemente hubo controversia y pedidos por la renuncia del obispo, pero lo más significativo es que los críticos no concordaban entre ellos. Un hombre escribió para él «Yo tengo, y miles tienen, una imagen de Dios en el cielo. Los predicadores siempre hablaron de un Dios allá arriba, pero ahora los predicadores están contradiciendo todo lo que habían dicho … Estas nuevas creencias arrasarán a los cristianos que creen que existe un Dios y puede muy bien ser que la Iglesia en general se divida. Las palabras de fe no significan más. Es como de repente decir a un joven que cree de todo corazón en Santa Claus, «˜no existe Santa Claus, es tu padre»™. Sería el fin del mundo para ellos». (Esta cita, y los otros comentarios del debate sobre Honesto Para Con Dios, SCM, 1963). C. S. Lewis, por el contrario, consideró que el obispo estaba haciendo mucho ruido por nada: «Hace mucho que abandonamos la creencia en un Dios que está sentado en un trono, en un paraíso que pueda ser situado».
Las voces de alabanza eran mucho más comunes: la esposa de un vicario dijo que el obispo había «hecho que la Iglesia pareciera más viva de nuevo, cuando por años pareció tan inestablemente muerta». Las cartas expresando concordancia vinieron de sacerdotes, teólogos, médicos, directores de escuela y empresarios. «Un político bien conocido» escribió: «Leer el libro, y oír lo que se habla, ha hecho más para validar el mensaje básico cristiano y hacer que sea relevante para mí que todos los sermones y servicios de los que he oído hablar o comparecer».
Hasta la llegada del debate sobre la ordenación de mujeres esta cuestión fue la mayor controversia religiosa que la Iglesia de Inglaterra había visto en este siglo. Lo que sugiere, hablando en general, que el británico se sentía incapaz de creer en un reconfortante Dios Padre «allá arriba», así como no podía creer en Santa Claus. Aunque no se convirtieran simplemente al ateísmo (como la mayoría de los materialistas esperaba que hicieran) ellos sin embargo sentían la necesidad de algún tipo nuevo de religión o creencia, algo para sustituir al viejo Dios sobrenatural. El obispo Robinson subrayó que nunca experimentó haber «renacido» (Honesto Para Con Dios, página 27). De ese entonces, el más notable desarrollo dentro de la Iglesia había sido el aumento de la cristiandad «renacida». Un antiguo «renacido», me cuenta que es perfectamente justo afirmar que los cristianos renacidos se les enseña a no pensar. En vez de eso, se les instruye a guiar por la autoridad de la Biblia y por la inspiración del Espíritu Santo. Para esta parte en crecimiento de la Iglesia, no puede haber conflicto entre ciencia y religión, ya que ellos simplemente no piensan sobre esta cuestión.
Pero para el resto del «Cuerpo de Cristo» el problema sigue siendo, y las iglesias convencionales, no renacidas, siguen en declive. Así, los Dioses Espaciales han sido capaces de ofrecer su ayuda para llenar el vacío dejado por la partida del Dios Padre de su trono en el cielo.
Retorno de los Dioses
Pocos años después apareció el más exitoso libro sobre Antiguos Astronautas, ¿Eran los Dioses Astronautas? de Erich Von Daniken 1969 (1ª ed. como Erinnerungen an die Zukunst, Econ-Verlag, 1968. El título original significaba «Recuerdos del Futuro»). Lo que parecía gritar a cualquiera familiarizado con la literatura sería la falta de originalidad del libro. A pesar de sus continuas referencias a «mis teorías» (etc.), casi todo en su libro ya había sido percibido por Desmond Leslie, Robert Charroux, Pauwels y Bergier, W. Raymond Drake y otros. De hecho, las citas de von Daniken del Ramayana y Mahabharata fueron simplemente pinzadas de «Los Discos Voladores han aterrizado» (tradujo las versiones inglesas del siglo 19 al alemán, de donde Michael Heron las convirtió de nuevo al inglés, así las versiones en ¿Eran los Dioses Astronautas? Fueron traducidas triplemente. Del mismo modo cuando von Daniken escribió: «Vista desde lo alto, la clara impresión que la Llanura de Nazca con 60 km de extensión provocó en mí fue la de un aeropuerto» (Eran …, 32), él estaba probablemente más influenciado en esta impresión por el «Retornos de los brujos» de Louis Pauwels y Jacques Bergier (Mayflower, 1971, p. 117; 1a ed. París, Editions Gallimard, 1960): «Las fotografías tomadas de la llanura de Nazca invariablemente recuerdan las luces de iluminación de un aeropuerto». Sería tedioso analizar todo el libro de esta forma, pero casi todo en él se había dicho antes.
Entonces, ¿por qué este libro vendió mucho más que sus predecesores? La parte del motivo sin duda es que von Daniken escribe en un estilo fluido y accesible (por encima de la media de los autores ufológicos), aparentó (aunque superficialmente) ser científico, y de hecho se dispuso a visitar muchos de los lugares sobre los que escribió.
A diferencia de Desmond Leslie y muchos otros, su tratamiento fue simple y desprovisto de misticismo. Los lectores de The Sky People «El Pueblo Celestial» de Brinsley le Poet Trench, por ejemplo, pudieron trabar conocimiento con el Jardín del Edén (un experimento galáctico de cruce de especies realizado en Marte), Atlántida, Osiris e Isis, Abraham, folclore de los los indios piel-roja, Sodoma (destruida por armas nucleares), tectitas, Jericó, la explosión siberiana en 1908, y la Estrella de Belém, pero tal vez todo se ha vuelto muy confuso cuando agregó Madame Blavatsky, Kundalini, Gnosticismo, naturaleza etérea, mediumnidad , el significado de la cruz, poderes telepáticos y la «jornada de vuelta a la Bondad».
Tal vez el motivo principal haya sido simplemente el hecho de haber sido publicado en la hora y lugar adecuados para influenciar a aquellos que, como los descontentos lectores de Honesto Para Con Dios, buscaban un Dios no sobrenatural «allá arriba». Por ejemplo, Darwin dejó a los cristianos poco a gusto con el Génesis, y el obispo Robinson poco se preocupó en defenderlo:
«Cien años atrás la Iglesia fue forzada a esclarecer si aceptaba la narración de Adán como historia o mito. Hasta entonces, existieron muchos teólogos (San Pablo probablemente entre ellos) que, si se preguntaron al respecto, no habrían imaginado que la veracidad de la historia dependiera de Adán de ser un personaje histórico. Pero la cuestión es que ellos no fueron presionados a tal. No había una necesidad que llevara a la distinción entre las categorías de historia y mito. Pero con la controversia darwiniana sobre la evolución la necesidad se ha vuelto vital. Era imperativo para la apologética cristiana dejar claro que el Génesis no era una narrativa rival de la antropología primitiva. Si la distinción no se hubiera hecho, sería virtualmente imposible continuar predicando la fe bíblica al hombre científico moderno».
El mismo obispo se contentó con el mito, atribuyendo a Adán y Eva el papel de metáforas para todo hombre y toda mujer, que siempre están sujetos a la tentación (la Serpiente). «Retroceda cuanto quiera, la naturaleza humana habrá sido siempre así. Este es el porqué de que en el mito ellos se pusieron al principio». (John A. T. Robinson, But that I can»™t believe! «Pero en eso no puedo creerlo», Fontana, 1967).
¡Cómo son felices aquellos que pueden aceptar un mito como la verdad absoluta! Los renacidos, como siempre, permanecen con la Biblia en esta cuestión. Muchos de ellos suponen que el mundo fue creado en 4,000 AC, por lo que la datación radioactiva está todo equivocada, los dinosaurios y el hombre de Neanderthal nunca existieron y Darwin está condenado al infierno. Algunos incluso sugieren que Dios creó los fósiles, de la forma en que fueron encontrados, con la intención de engañar («Y por eso Dios les enviará la operación del error, para que crean la mentira», Tes II 2:11) con el objetivo de «probar la fe de los cristianos en las Escrituras».
De regreso a las estrellas ofreció de nuevo una reconciliación entre las escrituras y la ciencia: él toma el Jardín del Edén con un registro exacto, no de los hechos de un Señor Dios sobrenatural, sino de la manipulación genética por la cual desconocidos cosmonautas crearon el homo sapiens a partir del hombre-mono. Incluso los versos extraños pueden ser creíbles:
«Entonces el Señor Dios hizo caer un sueño pesado sobre Adán, y éste se durmió; y tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar; Y de la costilla que el Señor Dios tomó del hombre, formó una mujer, y la trajo a Adán. Eva debe haber sido producida en un matraz de ensayo. Así una cantidad de dibujos en cuevas presentando objetos similares a tubos de ensayo cercanos a un hombre primitivo fueron preservados. ¿Podrían inteligencias alienígenas con ciencia y conocimiento altamente desarrollados sobre las reacciones de inmunidad biológicas de los huesos haber usado la médula de Adán como cultura celular, y llevado el esperma a desarrollarse en ella?».
Así está escrito en la Biblia
Milagros aparte, la exactitud de la Biblia ha sido asunto de disputa desde el siglo 18: hasta entonces, aparentemente no había ocurrido a nadie dudar de ella. Thomas Paine, autor de La Era de la Razón, se opuso a la Biblia por el hecho de que casi siempre retratar a Dios como un loco tirano. Se basa en argumentos críticos contra la supuesta perfección textual de la Biblia: el Libro de Reyes («poco más que una historia de asesinatos, traición, y guerras») que en verdad se contradice a sí mismo: cuando dice que los Reyes de Judá e Israel eran ambos llamados Joram, un capítulo (Reyes II 1:17) dice que Joram de Judá comenzó a reinar en el segundo año de Joram de Israel; y otro capítulo (8:16) dice que Joram de Israel comenzó a reinar en el quinto de año de Joram de Judá. Tales errores son suficientes para refutar la vieja afirmación de que es la palabra de Dios, dictada por el Espíritu Santo a escribas incapaces incluso de un simple error clerical. Los cristianos renacidos responden que no es posible comprender la Biblia apropiadamente a menos que usted nazca de nuevo en Jesús; cualquiera que plantee objeciones como la citada arriba todavía está bajo la influencia de Satán.
Los escritores ufológicos se dividen en esta cuestión. Algunos, como Dione, la consideran precisa en su totalidad, meramente necesitando una interpretación científica. A diferencia de los Gods and Spacemen in the Ancient East («Dioses y Astronautas en el Antiguo Oriente», Neville Spearman, 1968, Sphere, 1993) de W. Raymond Drake, aunque contento con La Doctrina Secreta, Romances Sánscritos, Oahspe (producido a través del libro de los muertos Egipcio y el Tibetano, las revelaciones de Aetherius a través del Dr. George King, tenía dudas en relación al valor histórico de la Biblia: «Egiptólogos, asiriólogos, arqueólogos de renombre, hombres de la ciencia, que deben conocer los hechos, no encuentran ninguna evidencia del Éxodo … ningún texto egipcio se refiere a la milagrosa liberación mencionada en la Biblia … el Libro del Éxodo no es un registro verídico, crítico de eventos, historia como escribimos hoy … Con el debido respeto al erudito Moisés, esta confusa narrativa religiosa en estilo hinchado no hace honor a su gran sabiduría; es dudoso que por su mérito literario atraiga a alguna editora para publicarlo hoy en día». (Ed. Mayflower, págs. 157-8).
Esta actitud es comprensible: cualquiera intentando una revolución en el pensamiento tendería a desafiar los estándares aceptados y quién los estableció. Si eso incluyó «La Biblia es cierta», el libre pensador sería llevado a cuestionarla. Literatura del Antiguo Oriente y obras de inspiración moderna, no habiendo sido mencionadas en la infancia, no debería haber motivos para dudar de ellas.
En cualquier caso, los textos en que se basó eran en su mayor parte obras religiosas de un tipo u otro. Lo mismo es cierto para Robert Charroux. La portada para la edición original francesa de su Le libres des Secrets Trahis (Robert Laffont, 1965) promete haber sido hecha «a partir de documentos más antiguos que la Biblia». Estos son principalmente el Libro de Enoc y el Popol Vuh. Enoc trata de los «ángeles caídos», los cuales bajaron a la Tierra, se casaron con hembras humanas y enseñaron varias artes y ciencias: eso indica «una colonización de nuestro mundo por cosmonautas» (127); el conocimiento convencional, sin embargo, coloca el libro en el período intertestamental. El Popol Vuh relata que una mujer llamada Orejona descendió a la Tierra de Venus, y dio a luz a la raza humana apareándose con un tapir. Charroux aparentemente aceptó el hecho de que esto estaba en un libro que él suponía «más viejo que la Biblia».
La Verdad del Evangelio
Sobre el tema de la Inmaculada Concepción, el obispo Robinson resumió así la posición de los escépticos modernos: «¿No puedes creer tanto así, o sí? Las estrellas que rodean sobre los pesebres, coros angélicos iluminando los cielos, Dios venido a la Tierra en la forma de un hombre – ¿como un visitante del espacio exterior? Usted no puede incluso creer en todo eso hoy en día». (But that I can»™t believe! «Pero en eso no puedo creerlo», p.27).
La respuesta del obispo fue vaga, sugiriendo que la estrella y los ángeles y la madre Virgen eran «poesía», un modo de decir «Dios está en todas partes». Él inconscientemente sugirió la nueva solución de «un visitante del espacio exterior», que sería tan entusiastamente adoptada por algunos. «El único objeto celestial que aparece súbitamente lo suficiente cerca de la Tierra para ser visible dentro de un pequeño ángulo, que se mueva orientando seguidores, que permanezca parado, es una nave controlada por una inteligencia». (…) La llegada del Cristo niño a la Tierra a través de una nave espacial es menos fantástica, más creíble, lógica y aceptable, que el dogma etéreo enseñado por la Iglesia Cristiana. (Robin Collyns, Did Spacemen Colonise the Earth? «¿Los hombres del espacio colonizaron la Tierra?», Mayflower, 1975: 163). En 1976 W. Raymond Drake podía declarar: «Hoy las únicas personas preparadas para aceptar estas maravillas del Nuevo Testamento como literalmente verdad parecen ser nosotros los que creemos en los Discos Voladores», (Gods and Spacemen in Anciente Israel «Dioses y Hombres del Espacio en el Antiguo Israel», Sphere, página 11).
La cuestión de la resurrección era complicada incluso para los ufólogos escritores, pero no intimidó a Paul Thomas (Flying Saucers Through the Ages «Discos Voladores a través de las Eras», Neville Spearman, 1965, ed. Francesa, 1962, Thomas era en realidad Paul Misraki, un conocido músico popular francés) que era católico (tal como Dione él concedió un capítulo a Fátima), así como su traductor para el inglés Gavin Gibbons. Sin embargo, su interpretación para el retorno de Jesús de los muertos no le recomendaría junto a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Él sugirió que Jesucristo era una «mutación biológica» producida por experimentación genética alienígena. En realidad, el interés de los ángeles astronautas por los niños de Israel desde el tiempo de Abraham era por un grupo genético el cual daría origen al primer espécimen de la nueva fase de la evolución: humanos que podrían morir y entonces naturalmente volver a la vida, como fue demostrada a través de la crucifixión.
Si eso fuera verdad, alguien podría esperar que Jesús se hubiera alentado a tener tantos hijos como sea posible: pero, como admite Thomas/Misraki, dejó el mundo sin niños (la Sangre Sagrada y el Santo Grial lo contradice); entonces parece que por alguna razón los alienígenas decidieron hacer una pausa antes de hacer los beneficios de la inmortalidad disponibles para todos.
La vida en el porvenir
El otro concepto clave de una religión es la enseñanza sobre el futuro, en el cual casi siempre, los errores del presente serán corregidos de alguna forma. O existe una vida después de la muerte en la que se concederán recompensas y castigos, o vidas futuras serán concedidas con base en el comportamiento pasado, o si existirá una segunda venida, en la cual el reino divino será traído a la Tierra, y (después de que los perversos sean jugados en el pozo ardiente que se quemará por siempre) la paz universal y la felicidad reinaran por la eternidad. Una de las profecías más conocidas en relación a esta última afirmación es Marcos 13:26-27: «Y entonces verá venir al Hijo del hombre en las nubes, con gran poder y gloria. Y él enviará sus ángeles, y juntará a sus escogidos, desde los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo».
Morris K. Jessup produjo su propia versión:
«¿Podemos parafrasearla un poco? (tal como combinar los versículos 26 y 27) La luminosa y poderosa nave madre aparecerá entre las nubes y el Maestro enviará a sus asistentes en naves menores, y reunirán de todas las partes de la tierra a aquellos que sobrevivieron al impacto del cataclismo y que alcanzaron temporalmente lugares a salvo, y particularmente aquellos que la Raza Pastora consideró más adecuados para la propagación y resurgimiento de la humanidad en una nueva generación racial, y éstos serán llevados a vivir por un tiempo en las regiones celestiales que son el hogar de los ovnis en el espacio».
«¿No queda mucho más que decir?»
Algunas personas concluyen a partir de todo esto que no hay motivos para creer en Dioses o Astronautas. En realidad, todo eso demuestra que las personas tienen una fuerte necesidad de algún tipo de religión, y si una les es tomada ellos pronto buscan por otra. Incluso los más fervientes secularistas admiten que la creencia en Dioses Astronautas es inofensiva como religión: de estos creyentes no se espera que obedezcan a todo comando de una clase sacerdotal, o que quemen heréticos en la hoguera. La Ciencia podrá un día ser capaz de proporcionar una explicación concreta para el impulso religioso: hasta entonces, la frontera entre ciencia y religión permanecerá territorio incierto y litigioso.
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Del Púlpito
Barry H. Downing, un pastor presbiteriano en Endwell, Nueva York, fue un clérigo (que probablemente hablaba por muchos) que vino a favor de tales interpretaciones con The Bible and Flying Saucers («La Biblia y los Discos Voladores» Sphere, 1973; 1ª ed., 1968). Downing fue capaz de salvar a un Dios más tradicional del trabajo de los Ãngeles Espaciales por medio del siguiente argumento: «Supongamos que, en quinientos años, los humanos en la Tierra debieron haber avanzado tecnológicamente para la era espacial, a punto de ser capaces de viajar a un país otro mundo en una nave espacial y descubrir seres inteligentes que son científicamente primitivos. Supongamos que los misioneros cristianos viajan por el espacio hasta este planeta para intentar convertir a este pueblo primitivo al cristianismo. ¿Como hablan estas personas sobre nuestros misioneros? La Biblia parece sugerir que los ángeles son muy similares a misioneros de otro mundo».
Dioses extraños
El punto inicial de The Sirius Mystery «El misterio de Sirio» de Robert Temple eran los Dogons, una tribu sudanesa, de quien antropólogos franceses aprendieron tradiciones relatando ser visitados por criaturas venidas de Sirius.
Temple reprodujo sus opiniones, y entonces intentó probar que la misma información era conocida por los antiguos sacerdotes egipcios como una tradición secreta, y más tarde por varios filósofos griegos que habrían sido iniciados en sus misterios. Claro que estas tradiciones nunca fueron escritas, y Temple tuvo que adivinarlas a partir de pistas escasas. The Gods of the Egyptians «Los dioses de los egipcios» de Wallis Budge, los épicos de la Mesopotamia, los Libros Herméticos, The Greek Myths «Los Mitos Griegos», Plutarch On Isis and Osiris «Plutarco sobre Isis y Osiris», y los neo-platónicos. Todos estos son escritos sagrados de los paganos, o modernos resúmenes de los mismos. En una conjetura, alguien podría suponer que Robert Temple sería él mismo un pagano, particularmente por el hecho de ignorar completamente la Biblia, y su única referencia al cristianismo sea: «Las perversiones del cristianismo siempre me parecían personificar una perversión de la noción del pecado, por el modo en que ese «˜pecado»™ sería explotado como un chantaje mundano a los demás seres humanos».