¿Un agujero en la teoría?
6 de julio de 2024
Nigel Watson
Brian J. Allan. The Hole in the Sky, Flying Disk Press, 2024.
Este libro presenta una mezcla embriagadora de ovnis, los incidentes de Filadelfia y Rendlesham, la capilla de Rosslyn, la radiestesia, los rayos de luz, la magia, las hadas, los ángeles, la mediumnidad, el chamanismo, los trances inducidos por drogas, las coincidencias, el Triángulo de las Bermudas, el rancho Skinwalker, los poltergeists, los códigos bíblicos… Todo el material paranormal, más los nueve metros, que fácilmente podría llenar cualquier agujero en el cielo.
Allan sostiene que las drogas, la meditación, los rituales chamánicos y mágicos o la exposición a campos electromagnéticos pueden inducir estados alterados de conciencia que nos ponen en contacto con entidades a través de estas “puertas”. Estas entidades han sido bautizadas como ángeles, fantasmas, demonios, extraterrestres o ultraterrestres, dependiendo del contexto y de las interpretaciones que hagan los que las experimentan y los investigadores.
Como ejemplo histórico, señala que en 1581 John Dee recibió una piedra de cristal de manos de un ángel llamado Uriel. Dee no pudo hacer mucho uso de ella, pero su cómplice, Edward Kelley, pudo usarla como una ventana para ver a “seres espirituales” que le enseñaron el idioma enoquiano.
Como ejemplo actual, se citan las experiencias de John Martin. En los años 90, Martin empezó a ver naves espaciales de distintos tamaños y pequeños humanoides de tipo gris. Percibió que vivían en un dominio gobernado por un rey de tipo humano, muy similar a la estructura de los reinos de las hadas, y sus naves espaciales plateadas eran seres sensibles por derecho propio. Sólo vio estos durante un período en el que sufría de falta de sueño y tomaba anfetaminas.
Las áreas con ventanas como Skinwalker Ranch, las líneas ley, los sitios prehistóricos como Cairnpapple Hill cerca de Bathgate, Escocia, los círculos de piedra y otros similares permiten que la energía electromagnética se amplifique y modifique para formar una red de comunicación mundial. Allan cree que en el pasado antiguo esta tecnología era conocida por unos pocos elegidos y que fue utilizada por Sir William Sinclair en la construcción de la capilla de Rosslyn.
Continúa especulando que un sacerdote o chamán podría haber estado en el centro de un círculo de piedras y haber permitido que su propio campo eléctrico se fusionara con la energía pulsante de las piedras que transmitirían sus pensamientos y sentimientos a uno o más receptores humanos. Dichos sitios también podrían ser agujeros de gusano que son utilizados por tipos ultraterrestres y todo tipo de otros fenómenos paranormales para ingresar a nuestro mundo/dimensión.
Allan, que fue editor de la revista online Phenomena Magazine, hace un trabajo brillante al reunir material tan diverso para demostrar que estamos recibiendo vislumbres y visitas de más allá de nuestra propia realidad consensuada. Cuán “reales” son estos vislumbres es otra cuestión que Allan nos deja abierta para que nos preguntemos.
Se ofrece una breve lista de fuentes y referencias y Allan reconoce su deuda con las obras de John Keel, Ted Holiday, el autor de The Goblin Universe, y Alfred Watkins. Yo añadiría que The Dark Gods, de Anthony Roberts y Geoff Gilbertson, contenía ideas similares sobre los ultraterrestres en 1980, y, al igual que en ese libro, The Hole in the Sky hace muchas suposiciones basadas en pruebas endebles (¿necesito mencionar Skinwalker Ranch?).
Si este libro te estimula a investigar más, te recomiendo Visions. Apparitions. Alien Visitors. A Comparative Study of the Entity Enigma de Hilary Evans, publicado en 1984, reseñado por Kevin McClure en:
https://mrobsr.blogspot.com/2009/10/visions-and-apparitions.html#more
https://pelicanist.blogspot.com/2024/07/a-hole-in-theory.html